Inicio » Artículos » Cátedra Divina – 11 de Enero de 1988

Cátedra Divina – 11 de Enero de 1988

Este artículo pertenece al tema de Comunicaciones Divinas de espíritu a Espíritu. Parte 8 de 11

Cuando me manifesté a través del entendimiento humano, no os pude revelar muchas lecciones con toda la luz que ellas contienen, porque vuestro espíritu todavía no estaba preparado para ello.

Mas como os prometí, os vengo a daros nuevas revelaciones, para que los tiempos que acechan a la humanidad no sorprendan a Mi pueblo.

Dentro de cierto tiempo, veréis cómo surge un falso profeta que vendrá de un país del oriente, diciendo que es el Cristo encarnado. Logrará congregar a su alrededor a muchos que por estar aún durmiendo, no han sabido velar esperándome; y por eso, la primera voz que logren escuchar habrán de seguir como si fuera la de su Maestro.

En medio de esas multitudes se entregarán una serie de maravillas y prodigios de tipo material, que harán que los hombres que no estén preparados sientan que verdaderamente ese es el Mesías que había prometido regresar.

Confundirá a muchos, mas no ha de confundir a Mi pueblo, porque ya éste ha sido advertido por Mí. Ese falso profeta, será, sin saberlo, instrumento de Mi divinidad, porque ninguno de Mis hijos es ajeno a Mi obra.

Unos, cumplen mi voluntad con su obediencia, y otros, con su rebeldía; unos, con su elevación, y otros, con su pecado, porque hasta ahí permito que el libre albedrío de vosotros se manifieste.

Pero, ¿creéis acaso que vuestro libre albedrío sea mayor que Mi voluntad? ¿Pensáis que cualquier acto de vuestra vida, o cualquier pensamiento que tengáis podrá tener más poder que el más pequeño de Mis mandatos?

Pues así os digo, que la hora de la tiniebla se ha acercado a esta humanidad y ese falso profeta que os pronostico cumplirá una misión muy importante, que es la de destruir el poder de algunas religiones; porque se alimentará de aquellos que no han velado y no han orado. Será su grey aquella que ha permanecido dispersa, y atará a aquellos que han sido esclavos.

Pero vosotros, pueblo, que os habéis cultivado en la libertad, en la responsabilidad de amaros los unos a los otros y en la obediencia a Mis mandatos y a Mis leyes, sabréis reconocer de inmediato que en esa voz no está la de vuestro Señor, que esos prodigios encierran simplemente un vacío espiritual, y que esas maravillas aparentes, sólo serán creídas por los profanos e idólatras.
Sabréis, pueblo, distinguir la verdad de la mentira, la falsa luz de la verdadera.

Faltan para esto todavía unos cuantos años.
El alerta que recibís ahora es con mucho mayor precisión que la de antaño, porque también ahora os encuentro más preparados.

En verdad os digo, que si os preparáis, ninguna prueba que ha de llegar a este planeta ha de sorprenderos dormidos, porque una voz ha resonado en vuestro corazón, y bien sabéis que esa voz es la de vuestro Padre.

¿Quién podrá imitarme? ¿Quién podrá engañar a aquél que ha oído la voz de su verdadero Dios? Yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a Mí; recordad que vosotros sois Míos, y no os dejaré perder.

Iréis luchando paso a paso en contra del nuevo fanatismo religioso que se ha de levantar, derrotaréis la ignorancia, porque ahora sabéis por la enseñanza que os he dado, que ya no sois los que antes fuisteis, y que mañana, no seréis los que ahora sois, porque vuestra senda es la evolución, vuestro camino el progreso y vuestro destino la perfección.

Os encontráis reunidos ante mi Espíritu una vez más, obedientes y fieles. Me place ver que vuestro anhelo se acerca al Mío, porque mucho deseáis estar con vuestro Padre; y es este anhelo el que os mueve, el que os lleva a elevaros para que, acercándoos a Mi divinidad, recibáis el influjo de Mis mensajes y Mi caricia.

Perseverad en vuestros esfuerzos, porque pronto está el que Yo os conceda la unificación que tanto tiempo me habéis pedido; y bien sabéis que cuando Israel esté unido, se conmoverá el Cosmos.

Perseverad, pueblo amado, velad y orad; no escatiméis esfuerzo ni instante alguno, porque el tiempo tantas veces profetizado, se ha acercado a vosotros.

¡Mi paz sea con vosotros!