Por Orden del Emperador: Un Dilema para el Cristianismo Parte 1

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Los Caprichos de una Emperatriz

En el cristianismo actual, es oficialmente rechazada como herejía la Ley divina de la reencarnación del espíritu.

Mas esto no siempre fue así.

De hecho, en el tiempo de Jesús y los apóstoles, esta noción era ampliamente aceptada en el seno del pueblo de Israel.

¿De dónde salió entonces ese rechazo hacia esa ley divina de amor?

Documentos históricos nos muestran cómo el poder y la codicia del emperador romano Justiniano, atendiendo los caprichos de la frívola emperatriz Teodora de dudosa moralidad -no confundirla con la santa católica del mismo nombre que vivió 2 siglos después- metieron en un auténtico dilema a los cristianos de buena fe.

¿Es la Reencarnación una Doctrina Oriental?

Aunque mucha gente así lo cree, en realidad se trata de una ley universal emanada de Dios y ese concepto está en el corazón y espíritu de la Humanidad desde el principio.

En la parte 2 de esta serie de videos, se explica y demuestra cómo desde los documentos más ancestrales recogidos en la Biblia como hoy la conocemos, se entregó desde antaño este conocimiento sublime y espiritual, solo que en forma de metáforas, porque los conceptos más elevados sólo así pudieron ser entregados en tiempos anteriores, como hiciera Jesús con Sus discípulos y aún así, no fue comprendido enteramente por ellos, porque la evolución del espíritu y la mente del hombre todavía no lo permitía.

En la siguiente entrega de este boletín, viene la parte 2 de este interesantísimo documental: «La Reencarnación y la Biblia», a la que seguirá la parte 3, «La Reecarnación, Hoy», que incluye testimonios de casos de reencarnaciones en la época moderna realmente sorprendentes, que son imposibles de refutar y que han sido estudiados por científicos y expertos..

Enseñanza del Apocalipsis

NOTA INICIAL: La siguiente Enseñanza explicando el Apocalipsis fue entregada por el Padre antes de 1950 e incluye los párrafos iniciales de la primera Cátedra encontrada en el Tomo I del Libro de la Vida Verdadera.

Desde el principio de los tiempos, Yo, como Padre, inspiré al hombre la práctica del bien. Mas los hombres se apartaban de los mandatos divinos cayendo en idolatría y en actos abominables ante Mí. Vencían los fuertes, caían los débiles y el varón tomaba a la mujer como esclava. Fue necesario entregar a Moisés en el Monte Sinaí los mandamientos de la Ley divina. En esa Ley estaban las normas y preceptos que deberían regir al pueblo de Israel. A esos mandamientos divinos Moisés añadió las ordenanzas y reglas que juzgó necesarias para apartar a Israel de los malos hábitos y pecados adquiridos en el tiempo de su esclavitud en Egipto, y en esas ordenanzas se les decía: El que diere muerte, lleve sobre sí la misma sentencia. El que hurtare, restituya a su hermano. El que hiciere mal, ojo por ojo y diente por diente pagará.

Moisés sabía que los malvados y disolutos de ese Primer Tiempo no hubieran entendido de otra manera la importancia de la obediencia a los mandatos y preceptos divinos.

Llegó el Segundo Tiempo y vine como Cristo en Jesús a morar con vosotros y en mi palabra os dije: «Aquel a quien hirieren en la mejilla derecha, muestre la izquierda. Perdonad a vuestros enemigos y amaos los unos a los otros».

Y en el Tercer Tiempo, en el que os encontráis, he venido a deciros: Si el asesino de vuestro padre perseguido por la justicia humana, llamare a vuestra puerta implorando ayuda, ¿qué haríais? Protegerle. Si así lo hiciereis, demostraréis haber alcanzado la evolución espiritual, que os permite cumplir con la Ley Divina de vuestro Padre Celestial que os manda: Amaos los unos a los otros; resucitad a los espíritus que han muerto a la vida de la gracia, porque todo espíritu será salvo.

Hoy vengo a hablar a vuestro espíritu y a revelaros el contenido de los Siete Sellos, el Libro de vuestra historia, de la Profecía, de la Revelación y la Justicia.

Soy Yo quien ha venido a deciros que hoy vivís en el tiempo perteneciente al Sexto Sello.

El año 1866 marca el principio de este tiempo de luz. Yo envié a Elías para que descorriese el velo del misterio e iniciase el tiempo de mi comunicación como Espíritu Santo entre la Humanidad.

Elías iluminó a un varón destinado por Mí para que fuese el precursor. Aquel escogido, llamado Roque Rojas, fue quien escuchó de Espíritu a espíritu la voz del Profeta que le ordenaba en mi nombre llamar y reunir a sus hermanos, porque una revelación divina estaba a punto de iluminar los destinos de la Humanidad. Roque Rojas, manso y humilde como un cordero, obedeció la voz espiritual, respondiendo: «Hágase en mí la voluntad de mi Señor».

Roque Rojas reunió a un grupo de hombres y mujeres de fe y buena voluntad, y allí, en el seno de sus primeras reuniones, Elías se manifestó a través del entendimiento del Enviado, diciendo: -Yo soy Elías el Profeta, el de la transfiguración en el Monte Tabor-, y dio las primeras instrucciones a los primeros discípulos, al mismo tiempo que les anunciaba la Era de la Espiritualidad y les profetizaba que pronto llegaría el Rayo del Divino Maestro a comunicarse con Su pueblo.

Un día en que el humilde recinto de Roque Rojas se encontraba pletórico de adeptos que confiaban en la palabra de aquel varón, descendió Elías a iluminar la mente de su portavoz, e inspirado por Mí, ungió a siete de aquellos creyentes a quienes les dio la representación o el simbolismo de los Siete Sellos.

Más tarde, cuando llegó el instante prometido de mi comunicación, encontré que de aquellos siete escogidos, sólo uno velaba en espera de la llegada del Casto Esposo y ese corazón era el de Damiana Oviedo, la doncella cuyo entendimiento fue el primero en recibir la luz del Rayo divino como premio a su perseverancia y a su preparación.

Damiana Oviedo representaba el Sexto Sello. Fue una prueba más de que la luz del Sexto Sello es la que ilumina esta Era.

En el Segundo Tiempo encontré regazo de mujer, regazo materno, y en este tiempo también descansé en el corazón limpio y puro de Damiana Oviedo. Su regazo de doncella fue maternal para el pueblo de Israel, y por su conducto preparé a los guías, a los portavoces y a los labriegos. La dejé llegar a los umbrales de la ancianidad y le dije: «Vos, que os habéis levantado como fuente de amor y habéis dejado encendida en los corazones una antorcha de fe, descansad». Ella me pidió venir en espíritu a trabajar porque fue celosa de mi Ley, y no quiso que ésta fuese mancillada, y Yo se lo concedí.

Lo que en los tiempos pasados conocisteis solamente a través de símbolos, hoy lo conoceréis profundamente con la claridad del dia.
Yo os hablé como Maestro en sentido figurado; tomé para mis parábolas las cosas familiares, las cosas que diariamente vuestros ojos contemplan, pues como todas las cosas llevan en sí esencia y significan cosas espirituales, me era fácil tomarlas para hablaros de lo eterno.

Tomando las cosas pasajeras os hablaba de lo que nunca muere; tomando como ejemplo lo material os hablaba de las cosas del espíritu.

Si en un principio no fui bien comprendido, si solamente algunos de los que muy cerca de Mí se encontraban podían interpretar mis palabras y mis enseñanzas, después la Humanidad, cuando despertó para mi enseñanza, cuando abrazó mi Doctrina, llena de fe supo leer, supo comprender y sentir las enseñanzas de Cristo a través de Jesús.

Pero algunas cosas se encontraban veladas por un misterio, siendo que Yo no soy un secreto para nadie; el secreto y el misterio son hijos de vuestra ignorancia. Ni los mismos teólogos, ni los grandes filósofos acertaban a penetrar hasta la profunda verdad de aquellas cosas, mas los tiempos pasaron, y es llegado para vosotros el tiempo del esclarecimiento, el tiempo en que los velos se descorren y los misterios se aclaran, en que el sentido figurado se torna en real y comprensible.

De cierto os digo que muchas cosas que dije a través de mis profetas y de mis apóstoles, ni ellos mismos conocieron su sentido, porque no era su boca la que hablaba sino el Verbo divino.

Los profetas vieron tronos semejantes a los de los reyes de la Tierra, libros, seres con forma humana; palacios con cortinajes, candelabros, el cordero y muchas figuras más. Pero ahora debéis comprender que todo ello sólo encerraba un significado, un símbolo, un sentido figurado de lo divino, una revelación que tuvo que ser expresada a vosotros bajo una forma alegórica, ya que no os encontrabais capacitados para comprender otra más elevada.

Todo cuanto os enseño en este tiempo y cuanto acontece en el mundo, es la explicación y el cumplimiento de la revelación que por conducto de mi apóstol Juan hice a la Humanidad, cuando habitando mi discípulo en la Isla de Patmos le llevé en espíritu a las alturas, al plano divino, a lo insondable, para mostrarle por medio de símbolos el principio y el final, el Alfa y la Omega, y vio los acontecimientos que fueron, los que eran y los que habrían de ser.

Para que Juan pudiese revelar la existencia de tales cosas a los hombres, fue menester que el Padre hiciese el llamado al espíritu del profeta hacia el Más Allá para manifestar delante de aquellos ojos atónitos, absortos, el contenido del libro misterioso, del Gran Libro de la Vida.

Fue necesario también que el Padre limitase las profundas cosas espirituales, las grandes cosas de la Divinidad en figura simbólicas, en figuras alegóricas de gran contenido, de profunda significación, para que el profeta, volviendo de su éxtasis a la Tierra, escribiese y diese testimonio a los hombres de lo que había visto y oído en el Más Allá, y Juan, como discípulo obediente, así lo hizo y así testificó entre la Humanidad.

Nada comprendió por el momento, mas mi voz le dijo: «Lo que vieres y oyeres, escríbelo» y él escribió, y su testimonio no ha sido interpretado bien por los hombres: la esencia de su contenido no ha sido encontrada todavía por la Humanidad, y en verdad el Padre os dice: Los hombres no han descubierto el significado de aquella profecía y, sin embargo, su sentido real lo están viviendo día a día.

Aquella revelación que le confié a Juan, mi apóstol, vidente del Segundo Tiempo, no le habéis dado toda la importancia que tiene. La Humanidad ha posado sus ojos sobre aquel testimonio y de él nada ha entendido.

Cierto es que la Humanidad conoce aquella profecía mas no la siente en su espíritu. Hay quienes solamente aciertan a sentir temor sin alcanzar a comprender todo el contenido de la gran revelación concedida por Dios al profeta, y aquella gran revelación es una gracia que el Padre quiso que los hijos alcanzaran por el infinito amor que les tiene, para que las cosas que eran solamente del conocimiento de Dios, pasaran a ser también del conocimiento de los hombres.

Por eso, a través de aquel profeta os revelé la existencia del Libro de los Siete Sellos, libro que no fue desatado en esta nación mexicana como muchos de vosotros creéis, porque ese libro no pertenece a una nación ni a determinado número de escogidos, ni está sujeto a un tiempo. Es la misma eternidad, es el destino de todos los espíritus encarnados en humanos, es la historia, el trayecto del espíritu del hombre de principio a fin, con su lucha, sus goces, sus pruebas y sufrimientos, sus aciertos y sus yerros, su pecado y su arrepentimiento, su tiniebla y su luz y su redención final.

Vuestro espíritu ha escrito su historia y su jornada en ese libro de los Siete Sellos, ahí están anotados por Mí todos vuestros actos, cada uno de vuestros pasos, pensamientos y palabras. Los grandes hechos de vuestro espíritu, las grandes vicisitudes y jornadas, sus grandes pruebas, sus cálices de amargura, todo está escrito ahí en verdad.

Mucho ha vivido vuestro espíritu, pero vuestra carne no lo sabe. Si vuestra materia ha olvidado los primeros pasos de vuestra infancia, ¿cómo ha de conocer la evolución de vuestro espíritu a través de su larga jornada? ¡Cuán poco ha podido revelar el espíritu a su materia! y no os lo he concedido por vuestra falta de evolución.

Hoy de lleno el hombre está viviendo la profecía de aquella revelación que vosotros conocéis por Apocalipsis o Revelación de Juan; en verdad, tiempos vendrán en que la Humanidad, interesada en las grandes revelaciones, analice, comprenda y sienta en verdad todo cuanto Yo allí os revelo, os descubro y os digo.

Por eso Juan contempló, a similitud de Daniel mi profeta en Babilonia, a un hombre con aspecto de anciano sentado en un trono, que no era otra cosa que vuestro propio Señor y Su poder, lo cual fue una alegoría porque Dios no es un anciano porque está fuera del tiempo, ni tiene forma de hombre, ni está en un trono como los reyes de la Tierra.

Juan contempló enfrente de Él siete espíritus, y no os confundáis si os digo que significaban siete esencias inmanentes de Dios, porque Dios es el Increado, la fuente suprema e infinita de virtudes y atributos; toda virtud, toda potencia y atributo del Señor es vida y es espíritu y con esas potencias, atributos o virtudes le he dado vida a todo. De ello todo lo he infundido y saturado de mi propia vida, y llenos de mi propio Espíritu el Universo y toda la Creación están.

Y esos siete espíritus son siete de las grandes virtudes con que he revestido y engalanado a todos los espíritus, para que en el trayecto de su vida se comportasen como seres semejantes al que les creó.

Mi profeta vio también siete lámparas con la flama que alumbra en verdad los Siete Sellos del gran Libro, porque son también la alegoría de esos mismos siete espíritus simbólicos de Dios, las siete virtudes que han iluminado la senda de todos los espíritus al través del tiempo.

Juan, en su retiro solitario penetró espiritualmente en el Más Allá, y al contemplar los grandes misterios del Señor encerrados en símbolos, allí contempló también la figura de María.

En esa gran revelación confiada por el Padre a Juan para los hombres de las eras venideras, él, después de una gran señal, contempló a una mujer vestida de sol y la luna debajo de sus pies, y una corona formada sobre su sien por doce estrellas.

Aquella mujer sentía dolores de parto y cuando aquel dolor era más intenso, vio Juan a la maldad en forma de dragón acechándola, esperando solamente el nacimiento del hijo para devorarlo.

Y el Maestro os dice: Si esa revelación, dada por el Padre a Juan, hablaba de los tiempos venideros, Yo os digo: Mi profeta vio a María en el Tercer Tiempo, próxima a dar a luz al pueblo mariano y a la maldad acechando al pueblo del Señor.

Juan contempló también que en el instante del nacimiento, se entablaba una gran batalla de ángeles contra el dragón, el que simbolizaba la fuerza del mal, una batalla que es la que ahora tenéis, porque el pueblo mariano ha nacido, ya ha surgido sobre el haz de la Tierra y hoy se encuentra recibiendo su escudo y su espada de amor para penetrar en la gran batalla final, mas es necesario que veáis que el enemigo más poderoso lo lleváis en vosotros mismos. Cuando lo hayáis vencido, triunfando sobre la fuerza de la maldad que os inspira el egoísmo, veréis bajo vuestros pies al dragón de siete cabezas del que os habló Juan. Eso significa esta revelación, ¡oh pueblo amado!

Y el profeta contempló además, en verdad os digo, que después de ser atada y arrojada al fuego la fuerza del mal, surgía el espíritu de tentación en forma de bestia y el Padre os dice: ¿Cuál es la morada de la bestia? Es el abismo de donde surge para apartar de mi senda a mis hijos, para empañar las virtudes que son las luces con que Yo he iluminado a vuestro propio espíritu y atraerlo hacia él y retardar vuestra llegada; pero ese abismo, os digo, no está en la Tierra ni está en el Más Allá: ese abismo está en el corazón de los hombres; allí ha encontrado su propio abismo la bestia del mal, allí ha encontrado su antro; desde lo profundo del corazón de los hombres surge, se manifesta para hacer que los unos se devoren a los otros, para despertar sed de sangre y de odio entre los hermanos, para hacer que pueblos devoren pueblos. Es, como el dragón de maldad que le dio origen, bestia insaciable de vidas, de sangre, de paz, de armonía, de fraternidad y de espíritualidad y es quien ha inspirado a los hombres siete armas que se oponen a las siete virtudes, siete pecados que son los que han hecho caer a los hombres en los profundos abismos de la degeneración.

Comprended entonces que el dragón de la revelación simboliza la fuerza del mal colectivo, creado por el mal de siglos y siglos de faltas y desobediencias a la Ley divina de todas las generaciones humanas.

La bestia de la parábola simboliza el mal individual, ese egoísmo que se esconde en el corazón de cada ser humano. Y el poder de ambos, del dragón y la bestia, esas fuerzas del mal que invisibles flotan sobre la Humanidad, será vencido cuando os améis los unos a los otros.

Desde el principio de los tiempos de la Humanidad así ha sido hasta vuestros días, pero mi presencia nunca le ha faltado a ningún espíritu; la luz de Mi espada le ha iluminado y le ha libertado. Nunca he permitido que el último átomo de conciencia se pierda en ninguna criatura, para que por ese átomo pugne por su salvación, y en este tiempo de pasiones desencadenadas, de perversidad, de materialidad, de lujuria, de egoísmo y desenfreno de todos los pecados, la bestia, en verdad os digo, se ha enseñoreado y ha hecho trono en el corazón de los hombres.

La ciudad de Sodoma y la ciudad de Gomorra, las primeras grandes ciudades pecadoras entre la Humanidad, hoy resurgen, hoy las contemplan mis ojos justicieros nuevamente asentadas entre los hombres y su civilización materialista, y contemplo a todos los placeres y a todos los vicios rindiéndoles culto como solo puede rendírsele culto a un dios. Sí, el fuego, en verdad, fue el que exterminó a aquellas ciudades paganas y pecadoras. Ahora será nuevamente el fuego, mas ese fuego lo encenderá la propia mano del hombre, guiada por mi justicia perfecta. De estas nuevas Sodoma y Gomorra no quedará ni ceniza, os dice el Maestro, no quedarán vestigios.

Yo estoy penetrando por medio de los espíritus enviados por Mí entre los hombres, portadores de mis virtudes y mi protestad, de mi luz, hasta lo más profundo de las consciencias para que la Humanidad despierte.

Los unos, los seguidores de mi Doctrina, despertarán antes de la gran batalla y lucharán en su propio interior contra sí mismos, expulsando de su propio corazón a la bestia que duerme, la que se ha enseñoreado porque ya no necesita estar despierta para gobernar a los hombres, porque éstos son sus súbditos; pero ahí el espíritu humano de mis discípulos despertará para expulsarle, para levantarse y entonces decir: «¿En dónde están mis armas, en dónde mis potencias y virtudes con las cuales poder regenerarme, volver al camino y restituirme a la vida de la gracia?»

Y entonces, la conciencia iluminada por el Espíritu Divino le dirá a aquel que ha despertado: «Las armas están en tu mano, las virtudes están contigo, porque tu propio espíritu es virtud de Dios, es milagro, es parte de Él mismo.»

Vendrá la grande lucha contra el pecado, porque el fuego que ha de envolver en este tiempo a Sodoma y Gomorra, exterminándolo todo, una sola cosa dejará latente: La conciencia en el hombre; esa no podrá perecer, no morirá, y por esa conciencia los espíritus se levantarán, los espíritus despertarán a la verdad y comprenderán mi justicia.

Es menester que ese cáliz de amargura sea bebido hasta las heces, porque así se lo ha preparado para sí mismo el hombre al debilitar, al doblegarse delante de la tentación, al ceder su fuerza y su puesto a aquella otra fuerza maligna que le ha envenenado, a aquella que le ha seducido y engañado.

¿Por qué ha permitido todo eso el Padre? Para que vuestro espíritu tuviese desarrollo, tuviese evolución y me comprendiese por sí mismo, para que nunca pudiera reclamar al Padre la falta del libre albedrío, para que nunca se sintiera como un ser sujeto siempre a Su voluntad superior, incapaz de moverse por sí mismo, de pensar libremente, de moverse por sí solo o de crear.

Largo ha sido el tiempo de la caída del hombre, largo ha sido el tiempo enmedio de la eternidad, de las tinieblas que han envuelto a muchos espíritus. Mas ¿qué significa este que os parece largo tiempo comparado con la eternidad que no termina jamás?

Cuando este tiempo de luchas, de pasiones, de pecado, de incomprensión, de desobediencia y alejamiento del espíritu de las leyes divinas haya pasado, cuando distante quede, entonces todos elevaréis vuestra mirada al Padre dándole gracias por el don bendito de la libertad verdadera que el Padre os confió y que, si por un momento, por el mismo albedrío, llegasteis a ofender al Padre y hacer cosas ilícitas, por ese mismo libre albedrío pudisteis comprender y arrepentiros de vuestras faltas, regeneraros y hacer grandes obras meritorias para agradar al Padre y retornar al fin hacia Él, con el espíritu limpio y acrisolado por la virtud.

Mas si aquel vidente del Segundo Tiempo vio vuestras luchas, vuestras caídas, vuestras tribulaciones, vuestras ofensas, si él contempló en sentido figurado vuestras guerras, las grandes señales del espacio, las caídas de las grandes religiones, también él contempló el triunfo del bien, de las virtudes, el triunfo de Dios y de todos los espíritus.

Sabed que Juan testificó de los ancianos que en espíritu rodeaban al Padre y ¿quiénes son y qué representan esos ancianos? Son grandes espíritus, son siervos del Señor, son aquellos por quienes el Padre, desde el principio de los tiempos, lo gobierna, lo rige y lo mueve todo.

Si vosotros por las noches eleváis vuestra mirada cuando el cielo está limpio, descubrís en el firmamento millares y millares de astros que sumisamente, ordenadamente, ocupan su lugar. Si os profundizáis verdaderamente en esa ciencia, descubriréis que todos y cada uno de esos astros giran en torno de uno superior, de uno que lo rige todo con su fuerza, con su atracción, con su calor y su vida, y comprenderéis que después de ése hay, a su vez, unos más grandes y otros más pequeños pero todos tienen vida y todos tienen luz, y unos dan vida y dan orden a otros, porque en la creación divina no existe el vacío, y así como es en el orden material es también en el orden espíritual.

Las grandes legiones blancas de aquella profecía de Juan son los ejércitos de espíritus diseminados en todos los orbes para llevar a cabo las obras y mandatos del Señor. Unos son instrumentos de mi amor, otros son instrumentos de mi justicia, otros son mis siervos por quienes pruebo a los hombres; todos ellos son siervos celosos y obedientes a mi causa.

La Segunda Jerusalén que Juan contemplara simbolizada por la blanca ciudad, es en verdad, el Padre os dice, la redención del pueblo escogido del Señor, este pueblo que estoy reuniendo, este pueblo que estoy puliendo, que estoy regenerando con mi palabra a través del entendimiento humano en el Tercer Tiempo,

Este mi pueblo, el verdadero Israel, a pesar de su letargo me esperaba y esperaba, porque en su espíritu conservaba la impresión, el recuerdo de mi promesa, no porque existiesen en el mundo hombres que os estuviesen despertando de tiempo en tiempo, porque aquella profecía, en vez de ser puesta delante de los ojos de la Humanidad día tras día para que los hombres no cayesen en el profundo sueño, fue ocultada en el confin de la tierra, fue apartada del corazón del hombre y solamente vuestra intuición fue, Israel, la que os hizo esperar por su cumplimiento.

Este jirón de tierra, esta nación mexicana, tiene grande misión espíritual que cumplir entre la Humanidad, mas no por lo que ella es en sí, sino por lo que alberga en sus moradores, en quienes he depositado espíritus de luz que forman parte de aquella legión de los 144,000 marcados, porque en su seno habitan espíritus de Israel, del pueblo espiritul que en tres tiempos me ha sabido recibir y sentir y que ahora, en este Tercer Tiempo, sabrá levantarse para reconocer a sus hermanos, para borrar fronteras con su amor, para no mirar linajes ni castas, porque sus ojos mirarán con el amor universal con que Yo os estoy amando y os estoy doctrinando.

Sus doce puertas no serán puertas materiales como las de la primera Jerusalén; serán las puertas del mismo espíritu israelita, serán las puertas de las doce tribus que ahora me encuentro congregando para la redención de la Humanidad: esas puertas son las que Yo abro y son puertas de amor, puertas de paz.

La hospitalidad de vosotros, Israel, será espiritual y también material, y la buena voluntad de mi pueblo hará que la naturaleza sea pródiga y responda con abundancia y con bendiciones; y por un momento los hombres de los distintos pueblos de la Tierra, proscritos los unos de sus pueblos, los otros menesterosos, huérfanos muchos, otros sin esperanza ya, escucharán el nombre de este suelo como se escucha algo de fantasía; escucharán este nombre y la existencia de sus moradores como algo inalcanzable, y se levantarán con paso vacilante, pero con el corazón y el espíritu llenos de firmeza y de confianza en pos de los discípulos del Espiritu Santo, como cuando vosotros salisteis de Egipto en aquel Primer Tiempo, llenos de esperanza en la Tierra de Promisión.
Así muchos se levantarán, pero cuando el Maestro os dice: Si váis a estar preparados vosotros como moradores, ¿cúando váis a hacer que vuestra morada se encuentre engalanada y dispuesta para ese gran destino que Yo os he confiado?

¿Cuándo váis a hacer vosotros que vuestras puertas de paz y de amor se abran plenamente, sin que vuestro corazón juzgue ni distinga entre nacionalidades, ni doctrinas, ni religiones, ni clases o razas? ¿Cúando vosotros váis a aprender a compartir de vuestro pan, de vuestros dones, de vuestra luz?

Y os digo aún más: ¿Quién de vosotros conoce su hora? ¿Quién de vosotros sabe el momento en que le he de llamar? ¿Existe acaso determinada edad o determinado momento conocido por el hombre para que la muerte de él llegue? No existen edades para ello, lo mismo puede ser un instante que otro.

Por eso, vivid en paz con Dios y con el mundo, vivid en paz con vuestra carne y con vuestro espíritu. Tened siempre ordenadas todas vuestras cosas, para que cuando Yo os llame no dejéis nada pendiente en este mundo, no llevéis arrepentimiento ni llevéis congojas hacia el Más Allá. Que vuestra partida sea plácida, que vuestros ultimos instantes sean una bendición para los vuestros y una entrega espiritual hacia vuestro Padre.

Mas no porque os aconseje esto quiero que vayáis por la vida llevando la idea de la muerte. ¡Vivid la vida, vividla intensamente, no fríamente! ¡Sabed vivir sus goces y entregaos también a vuestros deberes, cumplid con vuestras obligaciones! Vivid en armonía con vuestras fuerzas materiales y espirituales, haced que exista el balance y el equilibrio en vuestra vida. ¡Amaos los unos a los otros!

Os dice el Maestro: Dad al César lo que es del César cumpliendo con vuestros gobernantes, respetando a vuestros mayores, honrando a vuestros padres, dando buen ejemplo a vuestros hijos y amándose los hermanos por la sangre y hermanos por el espíritu, respetando y amando a los demás pueblos de la Tierra, impartiendo la caridad en lo material y en lo espiritual, ayudándoos y siendo báculo de los unos para los otros en las distintas vicisitudes y dificultades de vuestra vida terrestre, multiplicando vuestra especie, pero multiplicándola también en amor, en buenos hábitos y en buen cumplimiento de todos vuestros deberes.

Habéis descubierto que no hay mejor bálsamo que el del arrepentimiento. ¿Qué es lo que ese bálsamo cura? El dolor, la enfermedad.
¿Qué origina la enfermedad? La falta de cumplimiento de las leyes. La falta de cumplimiento quiere decir desobediencia, y la consecuencia lógica de esa desobediencia es el dolor, pero entonces viene el arrepentimiento que lava la desobediencia, que impide nuevamente faltar y entonces la regeneración por el arrepentimiento trae consigo de nuevo la salud.

Sed médicos de vosotros mismos y de los demás, y estas cosas espirituales enseñadlas a todos, porque vosotros no sois más que nadie; todos tenéis los mismos dones, todos podéis escalar por la misma escala de perfección hacia Mí.

¡Velad y orad, pueblo! Abrid vuestros ojos para que plenamente os deis cuenta del tiempo y del sitio en que moráis. Mirad que sois también moradores de la Sodoma y la Gomorra, de esas ciudades pecadoras que han invadido a todo el orbe; pero en medio de tanto pecado y de tanta prostitución, elevad vuestro espíritu sobre tanta miseria, y perdonaos los unos a los otros.

No dejéis que el pecado os contamine, luchad contra él incesantemente.

Sed vosotros, si queréis, de los primeros que expulséis o rechacéis a la bestia que ha invadido al corazón de toda la Humanidad, de esa bestia del mal, devoradora de hombres, de paz, de virtudes y de bien. Rechazadla, dadle fin, en verdad, os dice el Padre, para que así vuestra simiente vaya penetrando de corazón en corazón, para que este pueblo se vaya multiplicando en la paz y en el bien y después, como ejemplo, se levante entre los demás pueblos de la Tierra para que se levanten a la regeneración, a la paz y a la restauración y ellos, descubriendo que poseen armas con qué luchar, con qué combatir y derrotar a la bestia, se levanten contra ella y la venzan al fin, como contemplara el profeta en la videncia, que la bestia era simbólicamente primero atada y era muerta y arrojada en su propio abismo, en espíritu y en verdad.

Y entonces escucharéis el himno universal, el himno del amor y de la armonía, el himno que recreó el espíritu, el corazón y el oído de aquel buen profeta, de Juan, mi apósotol del Segundo Tiempo.

Cuando estéis vosotros cantando y oyendo ese gran himno, todos vosotros formaréis parte de las grandes legiones de espíritus limpios como el ampo de la nieve, seréis los moradores de la verdadera Jerusalén, símbolo de aquella ciudad que vio morir al Maestro en cuanto hombre, pero que después, por su virtud, por su regeneración le atrajo a sí misma, para que ese Maestro viniese a vivir en el corazón de Sus hijos por toda una eternidad.

Si pensáis que os he hablado de cosas extrañas, de cosas grandes, de cosas incomprensibles para vosotros, Yo os digo: Yo no soy un ser extraño, y si así erróneamente he sido visto por la Humanidad, quiero dejar de serlo para el hombre. Lo divino y lo espiritual no son cosas extrañas para el hombre, puesto que el hombre alberga un espíritu que ha sido antes morador del Más Allá.

Quiero que las cosas divinas y espirituales dejen también de ser cosas extrañas para los hombres, no para que os familiarecéis con ellas, no para que las profanéis ni la toméis como cosas triviales, sino para que las miréis con naturalidad, como cosas que existen, que han sido siempre y que os esperan para convivir con ellas en la vida eterna.

El ejemplo de los Patriarcas

Los patriarcas fueron hombres ejemplares que actuaban guiados por la fuerza de su amor a Dios y a sus semejantes; fueron hombres fuertes y saludables que acataban la Ley aun cuando ésta no había sido promulgada ni labrada en piedra; fueron seres que se esforzaron por permanecer en el sendero de la luz gracias a que se ajustaron a la verdad, respetando siempre la Ley, y a que vivieron en el bien, su voluntad nunca llegó a debilitarse.

Los patriarcas y los justos os enseñaron con su ejemplo a vivir felices en la Tierra gozando de los bienes naturales y cumpliendo también con la ley espiritual. Imitadlos y volveréis a ser sanos y fuertes, quiero un pueblo fuerte entre vosotros que se levante luchando y defendiendo la verdad; si Yo os enseñase a apartaros de la naturaleza, entonces ésta vendría en contra vuestra.

¿De qué nos habla el ejemplo de los patriarcas y de los grandes iluminados de los tiempos pasados? Nos habla de fe, de fidelidad, de obediencia a los mandatos divinos, de apego al pacto, de fortaleza, de perseverancia en la Ley, del amor de los unos a los otros; nos habla de rectitud, de paciencia, de bondad; nos habla de virtudes, de armonía entre espíritu y materia; nos habla de congruencia, de humildad, del verdadero concepto de familia y fraternidad, de respeto, de perdón, de tolerancia y aceptación.

Recordad a Abraham, que fue capaz de llegar al sacrificio de lo que más amaba, con tal de obedecer a su Señor (Génesis 22:1-18); recordad a Isaac, quien fue padre amantísimo, esposo tierno y dulce, amo gentil y generoso; amigo fiel y siervo cumplido (Génesis 26:24-30). Recordad a Jacob, quien os mostrara que es la lucha aquello que os elevará a ser verdaderamente fuertes, para que vuestra simiente sea infinita e incontable como las arenas de la mar (Génesis 28:13-15). Recordad en fin, a todos aquellos ejemplos que siempre he sembrado para que sean como antorchas que iluminen la oscuridad, faros que os libren del naufragio, aves que os enseñen a remontaros sobre las alturas.

La humanidad en su ignorancia e incomprensión los ha llamado primitivos y atrasados, cuando en verdad eran seres con tal grado de adelanto y evolución que ya practicaban la comunicación de espíritu a Espíritu.

No juzguéis a aquellos seres cuando no los comprendáis; simplemente, admitid vuestra ignorancia. Abraham, Isaac y Jacob, son la semilla purísima de la cual vosotros brotasteis como pueblo espiritual; mal hace el hombre al creerles primitivos o atrasados, cuando en verdad, eran adelantados y evolucionados.

De entre todos estos iluminados, el Padre nos habla con especial ahínco de Abraham, el gran patriarca del Primer Tiempo al que el mismo Padre llamaba Su amigo, al que en varias ocasiones el Divino Maestro nombró como “el justo Abraham”. Uno de los grandes ejemplos que nos dio Abraham con su vida intachable, fue que vivió siempre bajo la luz de la Ley divina siguiendo la guía de su conciencia, la que consultaba aun para las cosas más pequeñas y cotidianas, porque él comprendía que en todo está la presencia divina; otro de sus grandes ejemplos fue su fe absoluta y su obediencia, al ofrendar al Padre el hijo que tanto amaba. Uno de los más hermosos ejemplos que nos dejó Abraham y que como dice el Mundo Espiritual lo hizo avanzar tanto en su tiempo, fue su hospitalidad; una hospitalidad que se manifestaba en todos los ámbitos de su vida: en su mesa, en su familia, en su comunidad y en su corazón.

Es importante comprender que cuando el Padre nos habla de vivir bajo el ejemplo de los patriarcas, no nos pide que renunciemos a nuestra vida humana, si así fuera no nos hubiera dado un cuerpo, ni nos hubiera construido un Universo material para aprender en él; el Padre se refiere a que vivamos como ellos, pero en la justa dimensión de los tiempos actuales. No se trata de irnos a vivir al desierto o que tengamos que vivir en tiendas o transportarnos en camellos; lo que nos pide nuestro Padre es que espiritualicemos nuestra vida, que logremos armonizar espíritu y materia dándole a cada uno el lugar que le corresponde, que sigamos el ejemplo de los patriarcas en su solidaridad, en su compasión, en su entrega, en su amor al prójimo, es su búsqueda de una comunicación constante con Él, aplicando a nuestra vida la Ley, desarrollando los dones que puso en nosotros y haciendo uso de las virtudes que nos dio como herencia del espíritu. ¡Ésa es nuestra responsabilidad!

Citas tomadas de El Tercer Testamento

La Ley es eterna

La Ley es el camino trazado por nuestro Padre para guiar a cada una de sus criaturas.

El camino recto es el más corto, está trazado con luz, con amor y virtud: es el camino de la Ley (E 72: 35).

Sin embargo, en estos días, no es raro escuchar decir que los Mandamientos entregados a Moisés son cosa del pasado, es decir, que dichos mandamientos no se ajustan a los tiempos que vivimos y que, por tanto, no es posible normar nuestra vida de acuerdo a ellos.

¿Es esto así? Veamos. Los Mandamientos entregados en el Primer Tiempo conforman la Ley y esta Ley es universal, infinita, inmutable y atemporal, esto es, la Ley es la misma para todos los espíritus –encarnados y desencarnados-, en cualquier tiempo y bajo cualquier circunstancia.

Por otra parte, también se piensa que la Ley es ajena a nuestra naturaleza, tan ajena que parecería imposible cumplirla, cuando, en realidad, la Ley es nuestra verdadera naturaleza. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que la Ley es nuestro retrato hablado, describe lo que somos verdaderamente, como fuimos creados, por lo tanto, la Ley no puede ser borrada, ni discutida, ni olvidada de nuestro corazón.

Sin embargo, debido al aletargamiento en el que nos hemos sumergido, hemos hecho oídos sordos a lo que somos, hemos desconocido nuestra verdadera naturaleza. Sí, así como si un león se olvidara de rugir, o un gato no supiera cómo maullar; como si el sol dejara de iluminar, así de absurdo, así de insólito, nosotros nos olvidamos de amar e hicimos necesario que esa naturaleza relegada al olvido se nos tuviera que dar en piedra como un recordatorio de lo que somos.

La Ley es una ley de amor, una ley que es nuestra esencia, la esencia que hemos hecho a un lado, de la que nos hemos apartado hasta desconocerla, hasta desconocernos. No obstante, hoy, la Ley, todavía, nos guía porque es brújula, mapa y camino de retorno al seno de nuestro Padre.

Mi Ley es el amor universal y se manifiesta en el aire que respiráis, en los mundos que giran en torno a vosotros y en toda la creación (E 195:16).

El mundo se transformará cuando escuche a su Redentor y conozca y cumpla sus leyes (E 215:55).

Por lo tanto, amarse los unos a los otros no es una frase imposible de cumplir, al contrario, amar es en nosotros lo natural porque es nuestra esencia. Como hijos de Dios, somos hijos de la luz, somos hijos del amor; nuestro origen y nuestro destino es el amor, es decir, fuimos creados por amor y fuimos creados para amar, siendo así, amar es nuestra verdadera naturaleza.

Amar fue el fin para el que fuisteis creados. Amar a vuestro Padre y en Él a todos vuestros hermanos, he ahí la Ley (E 37:52).

Habla el Espíritu de Verdad: El Culto Verdadero

Por Orden del Emperador: La Evidencia Científica. Casos Documentados. Parte 3

Este artículo pertenece al tema de Por Orden del Emperador: Un Dilema para el Cristianismo. Parte 3 de 3

La Reencarnación, la Ciencia y los Niños

«….sirviéndome de los niños, les hablaré.»

El Tercer Testamento

Ciertamente, los niños están hablando… de la reencarnación, y con ello, desconcertando a sus padres, a los ministros de las religiones y a los científicos.
Esto es algo que no podía ser ignorado por la ciencia humana.

 

Ian Stevenson, de la Universidad de Virginia

Bajo la dirección del catedrático y doctor en psiquiatría Ian Stevenson, la División de Estudios de la Personalidad inició, hace más de 50 años, la investigación de los reportes que desde entonces llegaban de todo el mundo, investigación que duró más de 40 años…

Con la más rigurosa metodología, el Dr. Steveson registró, interrogó, investigó, grabó y analizó a niños que afirmaban recordar eventos de alguna vida pasada, y después de sopesar cuidadosamente los datos, llegó a la conclusión de que existían patrones muy definidos en todos esos casos.

Stevenson publicó los casos más significativos en su ya célebre libro al que cautelosamente llamó «Veinte Casos que Hacen Pensar en la Reencarnación».

La amplia y prolija documentación contenida en ese libro cimbró al ámbito científico, e interesó a más y más investigadores, los que han llevado esos estudios más allá, como sucediera con el famoso Arthur C. Clarke, el descubridor de la que es conocida como la órbita de Clarke, por medio de la cual los satélites de comunicación pudieron ser colocados en órbitas estacionarias en el espacio que circunda al planeta.

 

La Reencarnación Investigada por un Verdadero Escéptico

Clarke, escritor y divulgador científico (autor de «El Centinela- 2001, Odisea del Espacio»), librepensador escéptico y extremadamente analítico, después de conocer y examinar de cerca los datos de Inglaterra- su país de origen- y de Sri Lanka, país donde puso su residencia, finalmente se rindió ante la evidencia y fue uno de los primeros escritores científicos que aseveró que el negarse a aceptar la posibilidad de la reencarnación es algo irracional, y desafió a quienes se rehusaban a aceptar sus conclusiones, a que dieran una mejor y más fundamentada explicación.

Obviamente, esta nunca se dió.

 

 

Los Testimonios de Rencarnación de los Niños, Hoy.

En la actualidad, es tal la cantidad de niños pequeños que comienzan a recordar eventos precisos de sus vidas anteriores, que ya existen varios libros que contienen la información acerca de esos numerosos casos, como son el de Carol Bowman -Return From Heaven-, Thomas Shroder -Old Souls: Compelling Evidence from Children Who Remember Past Lives-, Dr. Brian Weiss -Same Soul, Many Bodies-, etc.

Y este número de niños sigue creciendo.

 

La Reencarnación: Lo que el Cristianismo Ha Omitido

Incluso se están dando estos casos dentro de las comunidades cristianas, muchas de las que, sin saberlo, obedecen ciegamente los dictados del emperador Justiniano impuestos en el Concilio de Constantinopla, y continúan negando, basándose en falsas suposiciones, que pueda existir la reencarnación.

Algunos de los casos de estos niños se encuentran dentro de las familias de los mismos ministros y pastores de las diversas sectas y religiones, lo cual, como es natural, les conmociona y desconcierta ante la evidencia en boca de sus propios hijos, y por lo mismo, ocultan en la medida de lo posible estos hechos.

Hasta hoy han podido hacer que estos casos no tengan gran exposición ante los medios masivos de comunicación, mas son tantos y tan contundentes esos casos que la información ha comienzado a filtrarse, y es cuestión de cierto tiempo para que se haga de amplio conocimiento público, el hecho incontrovertible de que hay muchos niños que afirman -y demuestran- que son espíritus que han nacido de nuevo.

«Os es necesario
nacer de nuevo…»
Jesús de Nazaret

 


 

PROFECÍAS PARA LA NACIÓN MEXICANA Y EL PUEBLO DE ISRAEL ESPIRITUAL, recibidas a través de la comunicación de Espíritu a espíritu.

Profecías recibidas el 3 de Septiembre de 1986:

El destino de la nación mexicana.

Profecía:

«La iluminación y el conocimiento, son el destino que tiene esta nación y el pueblo espiritual que en ella se encuentra; por mucha que sea su lucha, saldrá de la oscuridad, saldrá de la corrupción, derrotando al mal, y se remontará a las alturas, que es donde las águilas deben estar. Ese es el lugar que le corresponde».

«En unos cuantos años, comenzando la siguiente década, la gran nación rusa será conmovida hasta sus cimientos y su poderío material parecerá derrumbarse, mas será solamente el inicio de una nueva vida con más luz y menos materialismo al iniciar sus gobernantes a aceptar el la esencia del principio cristiano, tal y como el Señor les predijera al finalizar la guerra fraticida que se iniciara en el año 1939.»

Profecía recibida en Diciembre de 1990:

Las pruebas para las naciones.

Profecía:

«Toda nación que no sea demolida por la guerra, será tocada por la contienda civil; en medio de ellas, de todas esas naciones, se levantará como valuarte de paz esta humilde nación».

Profecía:

«Veréis cómo acuden a esta humilde nación caravanas de seres buscando la paz. El progreso será en todos los órdenes, porque lo espiritual eleva lo material. No por eso penséis que vuestra nación va a tener más abundantes riquezas, porque esas riquezas fueron derramadas en lo espiritual. Tendréis, sí, gran prosperidad material como no habíais conocido, cuando volváis a gozar de la paz que ha sido mi voluntad conceder a esta nación, pero no porque la ame más».

«Vendrán de todos los rincones del planeta a escudriñar el por qué de las comunicaciones, el sentido de mis palabras».

Profecía recibida el 4 de Julio de 1992:

Llegarán caravanas.

Profecía:

«En breve tiempo, iniciado el siglo venidero veréis que comienzan a llegar las caravanas de aquellos que llamáis «extranjeros», al pueblo en el que habéis encarnado, atraídos aparentemente por una bonanza material; mas os decimos que la verdadera bonanza estará en el espíritu».

«Esta nación bendita recibirá tantos bienes de orden material, que en el futuro provocará admiración, y de ser pequeña e ignorada, estará en los labios de todos. Esto así lo tiene el Padre dispuesto, porque es menester que el mundo voltee a ver el lugar donde se manifestó el Maestro, los hechos y testimonios que rodearon su venida en este tiempo».

«Mas estad alerta pues una vez más, la Humanidad intentará hacer sagrado lo humano y profanará lo divino».

Profecía recibida el 24 de Mayo de 1993:

Guerra de religiones.

Profecía:

«La guerra de religiones que se acerca, será terrible; veréis destrucción como nunca habéis imaginado; una vez más, las naciones se cubrirán de llanto y de luto y la sangre fluirá a mares, mas vuestra nación permanecerá impoluta, intacta, indivisible, porque ha sido bendecida por el Padre como un remanso de paz, como una isla de amor».

Profecía recibida en Enero del año 2000:

La caída de la torre de Babel.

Profecía:

«Inmensas caravanas comenzarán a llegar pronto a vuestra nación; vosotros no sabéis los frutos que está dejando ya la pequeña difusión que se ha hecho de la Doctrina, mas esto es únicamente el comienzo. Viene todavía la lucha de religiones contra vosotros, de la ciencia humana contra vosotros, de los institutos educativos en contra de vosotros; de todo aquello que el hombre ha construído en su soberbia como moderna torre de Babel; mas, la habréis de ver caer a vuestros pies, no porque vosotros la ataquéis, porque el Padre jamás ha puesto en manos de Sus labriegos el arma homicida, no; esa torre de soberbia quedará derruida ante su propia e inocultable torpeza, ante su propia pequeñez y su egoísmo».

Profecía recibida el 20 de Febrero del año 2000:

Las pruebas sacudirán a la nación mexicana.

Profecía:

«Grandes son las pruebas que habéis atravesado, porque grandes serán también las dolorosas pruebas que pronto, muy pronto, sacudirán a vuestra nación hundiéndola en sangre. Ese parto del pueblo de Israel descrito en la profecía de Juan no ha llegado a su final; pero presto está ese momento en que surja a la luz ese pueblo que hasta ahora ha permanecido oculto bajo el amoroso mando del Padre. Y cuando la tentación contemple que ese pueblo de Dios se encuentra en el mundo con toda la esencia, presencia y potencia que el Padre depositó en él, intentará arrebatarle para destruirlo; mas en las alas de la espiritualidad, como águila de mirada perspicáz que remonta el vuelo, vosotros habréis de elevaros por encima de la tentación y os podréis a buen recaudo, amparados por la Ley divina y por vuestra total obediencia a ella».

«Los grandes seres de luz, en enorme e infinitas legiones, preparados se encuentran ya para unirse a vosotros y presentar la batalla final que habrá de resultar como el Padre lo profetizara, no en vencedores ni vencidos, sino en los hijos amados del Señor regresando al redil divino, conducidos por Elías y por vosotros, quienes habréis de ayudar en su sagrada misión».

«La Obra del Padre triunfará, de eso no os quepa la menor duda; posad vuestra mirada en el futuro y ahí veréis, en lontananza, la metafórica ciudad blanca, la ciudad sagrada, la simbólica Nueva Jerusalén del espíritu que desciende hacia vosotros».

Profecías recibidas el 5 de Noviembre del año 2000:

Un importante cambio.

Profecía:

Recordad que os avisoramos que el poder de vuestro país iba a ser sacudido; recordad que os dijimos que vendría un cambio y de esto os hablamos mucho tiempo atrás, mas, el cambio verdadero todavía no lo habéis concretado, ni siquiera lo habéis comprendido».

Llegarán multitudes a la nación mexicana.

Profecía:

A vuestra nación llegará al cabo de unos años, una bonanza que irá en aumento poco a poco, y al cabo de unos cuantos años, vendrán multitudes a esta nación en busca de cobijo y en busca de trabajo material; pero muchos vendrán también tratando de averiguar todo lo que se refiera al origen de esta manifestación, que por ser tan humilde, pasó desapercibida ante los ojos de los poderosos».

«Y veréis que cuando el mundo entre en gran turbación, cuando nadie sepa dónde está su izquierda y su derecha, vuestra voz sonará como una potente trompeta, vuestra lámpara brillará como un enorme faro que iluminará a las multitudes. Seréis buscados por los sabios, por los gobernantes y los hombres de ciencia, y para todos tendréis ya sea la buena palabra, el buen análisis o el buen consejo». 

Profecías recibidas el 1° de Marzo del año 2006:

Los tiempos se acaban.

Profecía:

«Aprovechad los tiempos hermanos, porque estos prontos están a acabarse».

«Vienen cambios inminentes en la Humanidad que coincidirán con que éste país (México) cesado un periodo de gran oscuridad, se convierta, según lo profetizado, en un lugar bendito, en un edén para los pueblos de la Tierra».

«No os turbe saber que la población de vuestro país crecerá de forma importante e inusitada en los próximos años. Vendrán muchas caravanas, unos en busca de refugio y de trabajo, y muchos más, en busca de confort; porque la palabra del Padre se cumple, y aunque ahora sois ignorados y hay muchos falsos espiritualismos y muchos engaños en torno a lo espiritual, la verdad prevalecerá como siempre lo ha sido».

Profecía recibida el 12 de Noviembre del año 2006:

El año 2010 para México.

Profecía:

«Ciertamente, la intuición en algunos de vosotros es muy fuerte, y se os ha dicho que el año 2010 es muy importante para esta nación. Comenzará a través de ello un período de ajuste que durará 11 años, hasta el año 2021, preparando la llegada de aquello que será la propagación del trabajo fundamental para fundir los Tres Testamentos, cuyo trabajo final será llevado a cabo en otra nación».

«Ese es el período de tiempo que tenéis para cumplir lo que debéis cumplir; ved como todo obedece a un plan perfecto de la Divinidad».

«No os perdáis en los números de años; vedlo como períodos simbólicos aunque sí, ciertamente, veréis que se cumple en los plazos de que hemos hablado. 1510-1521, 1910-1921, 1810-1821; cada uno de esos años trajo grandes lecciones a ésta nación. ¿Cuáles os deparará el periodo 2010-2021? Sólo el Señor lo sabe».

 

PROFECÍAS QUE ESTÁN POR CUMPLIRSE, recibidas a través de la comunicación de Espíritu a espíritu.

PROFECÍA RECIBIDA EL 16 DE ABRIL DE 1997:

Grandes cambios para la humanidad.

Profecía:

Se aproximan grandes cambios para la Humanidad tanto en el orden espiritual, como en el orden material; es el fin de una etapa la cual se presenta preñada de pruebas y dolores; daréis paso entonces a un nuevo amanecer, mas antes, la tiniebla habrá de cubrir al planeta y grandes ayes se levantarán de entre los hombres».

«Todo aquello que el hombre ha construido y que ha sido motivo de soberbia, será destruido hasta su raíz, y veréis cómo el espíritu de Elías, aposentándose en todas las naciones, toca a rebato las campanas para congregar al verdadero pueblo de Israel».

PROFECÍA RECIBIDA EL DÍA 16 DE ABRIL DEL AÑO 2000:

La nueva torre de Babel.

Profecía:

«Inmensas caravanas comenzarán a llegar pronto a vuestra nación; vosotros no sabéis los frutos que está dejando ya la difusión que se ha hecho de mi Doctrina, mas esto es unicamente el comienzo; viene todavía la lucha de religiones contra vosotros, de la ciencia humana contra vosotros, de los institutos educativos, militares y judiciales en contra de vosotros, de todo aquello que el hombre ha construído en su soberbia como moderna torre de Babel, mas a esta la habréis de ver caer a vuestros pies, no porque vosotros la ataquéis, porque el Padre jamás ha puesto en manos de sus labriegos el arma homicida, no; esa torre de soberbia quedará derruida ante su propia e inocultable torpeza, ante su propia pequeñez espiritual y su desmedido egoísmo materialista».

PROFECÍAS RECIBIDAS EN DICIEMBRE DE 1990:

La civilización será cimbrada.

Profecías:

«Lo que vosotros llamáis civilización, pronto será cimbrada hasta las mismas raíces».

El peso de la justicia divina.

«Vuestras instituciones humanas que han comenzado a ser tocadas, una a una se abatirán al peso de mi justicia».

Os negarán llamaros Israel.

«Se levantará un pueblo negándoos el derecho de llamaros Israel, pero también lo someteré a prueba».

Las llamadas Ciudades Santas.

«De las llamadas «Ciudades Santas» por los hombres, no quedará ni piedra sobre piedra. Los mismos lugares que las diversas religiones consideran sagrados, serán demolidos hasta sus raíces».

PROFECÍAS RECIBIDAS EN ENERO DE 1999:

Las religiones preparándose para las más crueles batallas.

Profecía:

«Las religiones han estado preparando sus grandes armas, listos están sus teólogos, listas están las fuerzas que han de acompañarles en la gran batalla que se ha iniciado».

La batalla del mundo.

Profecía:

«Hoy el mundo libra una batalla contra sus propias instituciones, y una a una éstas han de desplomarse, pues falsos son sus cimientos, y esas murallas que creéis tan fuertes se desmoronarán al influjo de los tiempos. Recordad que os dije antes que no quedaría piedra sobre piedra, y no hablaba sólo para aquella época; mi justicia tampoco tiene límites».

Los ídolos de oro.

Profecía:

«Las religiones y los ritos se han querido hacer eternos en la Humanidad, pero ved si acaso ellos han brindado a sus seguidores la paz y la enseñanza que mi Obra espiritual os ha dado a vosotros. Tarde o temprano han de derribar sus ídolos y sus becerros de oro, y entonces se levantará un ¡ay! de dolor de la Humanidad que se sentirá abandonada y agotada por las pruebas, abrumada por las grandes mentiras».

Tiempo de justicia divina.

Profecía:

«Será entonces cuando vos, pueblo bendito, haréis escuchar la voz de la obediencia, la humildad y la fe, y cuando todo se derrumbe, permaneceréis vosotros firmes como rocas dando ejemplo de fortaleza, y le enseñaréis al mundo que nunca ha estado solo, que llegado es el día de la justicia y que cada cual tomará la cruz que se ha labrado».

«He dejado un tiempo para vuestra justicia humana y ésta no ha llegado; mas se acerca el tiempo en que os hable la voz de la justicia divina, porque es llegado el tiempo del Espíritu de Verdad».

Tres cuartas partes del mundo desaparecerán.

Profecía:

«En un breve tiempo, todas las instituciones humanas comenzarán a caer, desde los falsos cimientos de todo lo que llamáis civilizaciones desaparecerán; tres cuartas partes de vuestro mundo serán azotadas y borradas de la faz de la Tierra por los elementos, y cuando ese ¡ay! lastimero llegue a las regiones espirituales, vuestros hermanos superiores sabrán que es el grito de libertad del espíritu que a través de un intenso dolor, logrará liberarse finalmente de las cadenas del materialismo y del egoísmo que le han atado a un mundo que no es su verdadera morada».

La derrota del dragón.

Profecía:

Ese dragón del que os habla la profecía de Juan, esa fuerza maligna que ha enseñoreado tanto tiempo en vosotros, habrá de conocer la derrota, y se hundirá en el propio abismo que creó con su soberbia, su vanidad, su desamor, sus odios y su desconocimiento de la Ley divina».

El momento de la victoria.

Profecía:

Cuando llegue ese momento final de vuestra victoria, no seré Yo quien detenga al mal; ya no seré Yo el Único que os ayude a derrotar las tinieblas, porque en mucho será vuestro interés y en mucho será vuestro cumplimiento».

El mal no encontrará cabida.

Profecía:

«El mal, en verdad, en esos días que vendrán no encontrará rincón por dónde entrar, no encontrará ningún corazón dispuesto a escucharle, ni ninguna mente dispuesta a recibirle».

Los días felices volverán.

Profecía:

«Esos benditos días volverán, en que la familia era el consuelo y la felicidad del varón y la varona; esos días volverán, en que la presencia del Señor era en cada instante, en cada momento de la vida de aquellos que os antecedieron en el camino y que tan bellos ejemplos os dieron».

 

 

PROFECÍAS QUE ESTÁN POR CUMPLIRSE, entregadas a través de la comunicación de Espíritu a espíritu.

PROFECÍAS RECIBIDAS EL 30 DE JULIO DEL AÑO 2007:

La comunicación de Espíritu a espíritu en el futuro de la humanidad.

Profecía:

«Todavía están por darse sucesos extraordinarios que desconcertarán a vuestros hombres poderosos y a vuestros hombres de ciencia, y estos recurrirán a mis discípulos, a mi pueblo al que he llamado Espiritualista Trinitario Mariano para distinguirle entre muchos espiritualismos que surgirán, en busca de respuesta a sus interrogantes y en busca de lecciones que no han logrado comprender; veréis así al pobre y al humilde convertirse en vocero de mi Divinidad, derramando a través de sus labios la profunda sabiduría que llega por la comunicación de mi Espíritu a su espíritu, la cual gradualmente habrá de regresar a ser algo natural, en algo maravilloso pero sencillo y que está destinado a ser la forma en que la Humanidad me rinda culto en el futuro».

Las nuevas Babilonia y Sodoma.

Profecía:

«La nueva Babilonia y la nueva Sodoma, más pronto de lo que cree el hombre serán abatidas y derrumbadas desde sus cimientos; no quedará ni piedra sobre piedra de ellas, de esas ciudades pecadoras que su gran materialismo y egoísmo no supieron de la hermandad, que despreciaron la caridad y han hecho mofa y burla de la espiritualidad».

Las nuevas plagas.

Profecía:

«Las plagas que azotaron a Egipto, serán vistas como algo benéfico comparadas con las plagas que azotarán a un mundo hundido en la cima de la perversidad y el abismo de la iniquidad, al cual lo condujo su falta de fe y su falta de amor».

La gran prueba que cerrará el Sexto Sello.

Profecía:

«Mirad pueblo, mirad lo que viene para vuestra hermana Humanidad y conmoveos hasta lo más íntimo de vuestras fibras, para que permanezcáis velando y orando, porque ni siquiera vosotros sabréis en qué momento llegará la gran prueba que cerrará el Sexto Sello y abrirá el Séptimo».

La llegada del Séptimo Sello.

Profecía:

«Sé que muchos de vosotros anheláis la llegada del Séptimo Sello, mas confiad y esperad, porque en el perfecto plan divino todo tiene su tiempo y todo tiene su lugar, y donde otros verán caos y muerte, vosotros veréis un orden restaurado y un renacimiento; el inicio de una nueva vida plena de cumplimiento espiritual y obediencia a las leyes tanto divinas como de la Naturaleza, la marcha ascendente de la Humanidad libre ya de pecados y derrotada la maldad, para convertir a este mundo de nuevo en el paraíso en el que vuestros primeros padres vivieron».

«Dejaréis de solamente añorar los tiempos patriarcales ya que viviréis de nuevo en íntima comunión con vuestro Señor, porque estaréis conmigo como Yo estaré con vosotros; nada podrá disturbar nuestra comunicación, y una vez limpio el mundo de su lepra y de enfermedades que vuestra pobre ciencia humana creía derrotadas, limpios los cielos del velo de muerte que ahora lo cubre, libres ya de guerras aniquiladoras y fratricidas, regresando la virtud a los hogares y a los corazones, bendeciréis a cada momento el amor de vuestro Padre y caerá sobre la Humanidad el manto celestial y amoroso de vuestra Madre. Desterradas quedarán las rencillas y las disputas en un mundo sin fronteras, sin otro lenguaje más que el de la fraternidad y la comprensión entre hermanos».

 

PROFECÍAS QUE ESTÁN POR CUMPLIRSE, recibidas a través de la comunicación de Espíritu a espíritu.

PROFECÍAS RECIBIDAS EL 12 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO 2005 Y EL 9 DE JULIO DEL AÑO 2006:

Catástrofes afectarán Estados Unidos y sus fronteras con México.

Profecía:

«Escuchad con atención, hermanos, porque gran responsabilidad pesa sobre vosotros, lo crea o no lo crea el mundo: Una gran área del territorio que conocéis como Estados Unidos quedará bajo las aguas; será un desastre de magnitud tal, que es difícil imaginarlo. No sabéis cuándo exactamente sucederá pero debéis estar alertas».

«Os hemos advertido también que se acercan acontecimientos que sumirán a parte de esa nación tan poderosa, debido a que la tierra va a reclamarle los abusos que sobre ella se han cometido: Los crímenes, las bajas pasiones y el afán desmesurado por las cosas materiales».

«Se darán dos eventos, uno primero y otro después y veréis cómo el mapa del mundo cambiará. Esto también tocará a vuestra nación mexicana, habiendo de llegar también a la parte que colinda con el borde de aquella otra nación. Vuestra oración logrará mucho».

«¿Por qué tienen que llegar los desastres naturales? ¿Por qué tienen que llegar los elementos desatados para detener al hombre en su loca carrera hacia el abismo?  Recordad que en el Segundo Tiempo llegó el Señor de toda luz, el Maestro de toda perfección, y sin embargo, fue rechazado y no fué escuchado, ¿por qué entonces habríais de ser escuchados vosotros ahora? Ved que Él vino a preparar la porción de la humanidad que habría de servir como puente para abrir la puerta de la salvación, del rescate y la redención de los espíritus que perdidos se encuentran, y esa porción es el verdadero Israel, que no es un pueblo o raza material sino que representa la esencia de quienes son fieles y perseverantes en el cumplimiento de los mandatos divinos».

«No os turbe el ver tanto dolor, porque es el mal de siglos que llegará a cobrar su cuota de muerte y destrucción. No queremos decir con esto que seáis fatalistas, o que sobrecogidos por el temor creáis que nada podéis hacer, porque en verdad, mucho podéis hacer. ¿Podréis impedir o detenerlo todo? No, no podréis, pero mucho lograréis. Dejad eso a la justicia divina, justicia que es amor y es perdón, justicia que es precisa y es sabia».

Profecía: «Lo que habéis visto no es nada comparado con lo que viene,* y os decimos más: el nombre de lo que será el centro de uno de estos eventos y que es la zona llamada Nueva Madrid; buscadlo en los mapas. Ya la nación estadounidense había sido advertida de esto».

* Nota: En parte de este mensaje, el Mundo Espiritual de Luz hizo referencia a la inundación provocada por el huracán Katrina en la ciudad de Nueva Orleans el 29 de Agosto del año 2005, y aclaran al pueblo espiritualista que el evento sucedido en Nueva Orleans unos días antes de que se recibiera esta profecía, NO es al que se refiere en el mensaje, sino a otros eventos que sucederán, como ellos indican,  uno de ellos en la zona de Nueva Madrid y la frontera de Estados Unidos con México en un futuro no lejano. Previamente, desde antes de 1950, el Padre avisó que antes de la Gran Prueba, muchas regiones quedarían sumergidas bajo las aguas mientras otras, por el contrario, surgirían de las profundidades oceánicas para asombro de muchos.

PROFECÍAS RECIBIDAS EL 9 DE JULIO DEL AÑO 2009:

Tiempos advertidos.

Profecía:

«Se acercan a vosotros tiempos que han sido largamente advertidos; sin embargo, muchos de aquellos que aun conociendo las enseñanzas divinas de todos los tiempos, serán sorprendidos por los acontecimientos».

«Unos pensaban que al principio de este milenio que en que ahora vivís se iban a dar esos acontecimientos, y cuando no sucedió como ellos creían, pensaron entonces que vendrían para tiempos muy lejanos; otros, totalmente mareados por el espejismo de esta vida material, ni siquiera alcanzan a comprender lo cercano que se encuentra ese tiempo de grandes pruebas y del dolor más grande como nunca ha vivido la Humanidad».

PROFECÍAS RECIBIDAS EL 31 DE OCTUBRE DEL AÑO 2006:

Las pruebas que esperan a la Humanidad.

Profecía:

«Creíais ya haber llegado al fondo del abismo de la perversidad, y ved cómo todavía falta para que lleguéis al hartazgo humanidad; que lleguéis a la completa saciedad de todo aquello que habéis acumulado durante siglos y de lo cual, únicamente el Poder Divino, que es poder sobrehumano y superior podrá rescataros».

 «Vuestros líderes, confundidos unos por interpretaciones erróneas a las enseñanzas espirituales de todos los tiempos, y otros enloquecidos por su vanidad y su soberbia, van encaminando a la Humanidad toda a un desastre tal como nunca lo ha visto el hombre; a un caos inimaginable, a una destrucción total de aquello que habéis llamado: «civilización».

Importantes escritos saldrán a la luz.

Profecía:

«Grandes sorpresas vendrán en un futuro que no es nada lejano; profecías que habían permanecido ocultas e ignoradas saldrán a la luz. Los escritos conteniendo grandes cátedras que entregara Yo, vuestro Padre, a través de Elías en el Primer Tiempo, también verán la luz y sabréis por qué os preparé, por qué os he llamado pueblo elegido y por qué os he nombrado mis emisarios».

PROFECÍA RECIBIDA EL 19 DE MAYO DEL AÑO 2007:

Tranformaciones asombrosas.

Profecía:

«Pronto surgirá desde lo profundo de la Tierra un pueblo, donde veréis manifestaciones en las que el espíritu transforma a la materia de manera que os parecerá en principio asombrosa, pues podréis ver cómo el espíritu puede modelar la materia a su antojo».