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Damiana Oviedo. La primera cátedra del Divino Maestro en el Tercer Tiempo

DOMINGO 11 DE MAYO DE 1884

¡La paz sea con vosotros!


Heme aquí entre vosotros, irradiando mi Verbo y mi luz, a través del entendimiento de Damiana Oviedo, en cumplimiento a mi palabra entregada en los tiempos pasados.


Os anuncié mi llegada, la cual sería como un relámpago que surge del Oriente para llegar al Occidente, en un tiempo en que las grandes guerras fraticidas se desatarían y en el que la perversidad de los hombres llegaría a su mayor altura.

Por ello, a través de esta manifestación, estoy preparando la simiente que habéis de llevar, ¡oh, pueblo amado!, a los hogares destruídos y en donde la virtud será pisoteada y la Ley en su totalidad adulterada.


De nuevo he venido entre los humildes y mansos de corazón, entre los pobres e ignorantes, y contemplo que la humanidad duerme en su letargo.

Al igual que ayer, vuestro Padre no será comprendido por todos: los exégetas y los teólogos, a pesar de que vean el cumplimiento de cada una de mis señales reveladas, no querrán reconocerme, se habrán olvidado que el ayer les anuncié que cuando volviera para entregar mi Verbo al mundo, no sería en la forma de hombre para enseñaros nuevamente el camino, sino intangible, semejante al relámpago que ilumina los cielos.

Así ahora, el Verbo ilumina los cielos y la Tierra, y la vida espiritual que para vos era un misterio, el mañana ya no lo será, mas ante todo os digo: ¡Oh, humanidad amada! Volved a Mí.


Empezad por orar como el ayer os enseñé, para que sintáis la paz de mi Espíritu. Orad delante del Padre, sintiendo aquellas palabras que os enseñé en el tiempo pasado y que os dicen: ¡Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino y hágase tu voluntad! Hasta hoy no sabíais su significado verdadero: eran una invocación de mi presencia en este Tercer Tiempo.


¡Oh, mi nuevo pueblo de Israel! Os confío esta Obra iniciada por Elías a través de Roque Rojas, como si fuese un árbol, que hoy es tierno pero mañana será corpulento y dará sombra y fruto al peregrino fatigado, al enfermo, al caído y al menesteroso.


Grandes multitudes se acercarán a escuchar mi palabra, que como rocío de gracia llegará a sus corazones, pero serán pocos los discípulos que me comprendan, como ha acontecido con Elías, que ha recibido los dardos de la duda, la indiferencia y la mofa.


Elías, a través de Roque Rojas, preparó a mis primeros labriegos que habrían de recibirme en este tiempo, mas sus lecciones no fueron comprendidas y cada uno concibió la Doctrina de acuerdo con su manera de pensar y han tratado de crear una religión en dónde buscar a su Señor.

Por eso contempláis tanta confusión en las interpretaciones que se han dado a las enseñanzas dejadas por Elías.

No se ha querido reconocer el significado de cada símbolo, que Roque Rojas forjó para que la humanidad empezara a concebir el verdadero sentido de las enseñanzas espirituales, mas no para que los adorase como cosas sagradas ni se postrase ante ellos. ¿Hasta cuándo, humanidad amada, comprenderéis las revelaciones que a través de los tiempos el Espíritu Divino os ha entregado?


Ahora os digo que aquellos símbolos que os dejó Roque Rojas, cuando hayan sido estudiados y comprendidos por vosotros, tendrán que desaparecer, tendrán que ser ocultados a los hombres para que este pueblo de Israel no caiga en idolatría;, pero el sentido o esencia de aquellas enseñanzas, quedarán escritos en la conciencia del discípulo.


Así como en el Segundo Tiempo, después de consumado el sacrificio de vuestro Maestro, hice desaparecer el símbolo más grande del cristianismo: la cruz, y todo cuanto podía haber sido objeto de fanática adoración por parte del hombre.


Hoy he venido a manifestarme dentro del Tabérnaculo de vuestro espíritu, para depositar en el Arca de la conciencia mis nuevas revelaciones.


Elías, al estar vibrando a través del entendimiento de Roque Rojas, escogió a siete doncellas vírgenes, que habían de ser el tabernáculo en donde Yo habría de manifestarme para doctrinar a las multitudes. De éstas siete doncellas solamente una conservó la flama encendida en espera de la llegada del Esposo amado.

Ella es Damiana Oviedo, por quien inspiro, transmito y manifiesto mi palabra divina.

En verdad os digo que en este lugar os arrullaré por un tiempo en mis brazos de Padre, manifestándome a través del entendimiento humano, mas llegará el momento en que esta simiente se esparza por todos los pueblos y comarcas.

Grandes portavoces se prepararán el mañana y brindarán bellos conciertos celestiales a las multitudes. Mientras llega ese tiempo, lavad vuestro espíritu en esta cascada de luz que hoy se desborda sobre vosotros y así quedaréis limpios y preparados para penetrar en lo que antes os parecía un misterio.


Díscipulos amados: Sed fuertes para que podáis resistir la incredulidad, la calumnia o los ataques verbales de los hombres.


En verdad os digo que mi palabra hará estremecer al espíritu de la humanidad.

El teólogo consultará sus libros, el filósofo escudriñará a sus más grandes maestros y toda secta o religión se conmoverá hasta sus cimientos ante mis nuevas revelaciones. Y aun dentro de mi Obra, a mediados del siglo venidero, surgirá la batalla de ideas, porque mientras unos despierten a la verdad, otros querrán permanecer en su fanatismo y se aferrarán a sus tradiciones y combatirán unos contra otros.

En medio de esa lucha, se escuchará mi Voz previniendo a las multitudes: No convirtáis el fruto de la vida que con tanto amor os he entregado, en manzana de discordias.


Ahora os sentís pequeños y débiles, pero estáis conmigo, mas mirad a los labriegos y congregantes que Elías reunió en torno a mi Obra: se han dispersado, me han dejado solo en mi mesa, y el pueblo, en su ingratitud ha caído en desunión y muchos han negado a su Padre; mas hoy he venido a devolverles su heredad, a alimentarlos con el pan de vida eterna.


Yo os entrego fortaleza, para que vayáis en busca de los que se han perdido y los traigáis ante mi presencia, mas si os desconocieren, si os dijeren que sois magos o hechiceros, estad en paz, porque de cierto os digo que ya habréis cumplido. Dejadme la causa a Mí.


Roque Rojas, en sus enseñanzas que recibió de Elías, os dijo que este tiempo sería llamado también del Sexto Sello, una etapa en que se manifestará el juicio de Dios y la penitencia entre los hombres.

Vengo a abrir el Libro de la Justicia divina que es mi Obra; en ella están los conocimientos de la más alta sabiduría, con los cuales edificaréis mi santuario en este Tercer Tiempo en vuestro corazón y espíritu, tal y como Elías os los anunció.


Estudiad cada una de las enseñanzas dejadas por Roque Rojas, discernidlas, comprendedlas y analizadlas, para que lleguéis a ser los más fervientes discípulos de mi Obra.


Os dejo mi paz, mi amor y mi perdón.


¡La paz sea con vosotros!


Cátedra transcrita por María Arellano González.  Damiana Oviedo recibía la inspiración divina con los ojos abiertos y estando de pie…hasta años después, y debido a su edad, comenzó a entregar las inspiraciones sentada. Ella jamás entró en estado de trance mediúmnico exterior, su elevación y éxtasis eran interiores y profundamente espirituales.