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¡Curar! Un don que todos tenemos

«Venid todos a Mí y sanad de vuestros males, haced que vuestra fe obre el milagro de devolveros la salud y de alcanzar vuestra salvación. El milagro no está en Mí, sino en vosotros».

La salud es inmortal, porque es un bien que brota del Espíritu Divino.

Nosotros, toda la Humanidad, gozamos del don de curación, por medio del fluído que está en todo nuestro ser y que es nuestro principio vital: la fuerza de nuestro espíritu; con él podemos sanar a los enfermos; con las emanaciones de nuestro espíritu podemos levantar a los desahuciados y sanar las enfermedades extrañas e incurables para la ciencia humana.

Mas ese don no ha alcanzado en nosotros todavía su máximo desarrollo; nuestro don curativo espiritual ha encontrado muchos obstáculos debido a que no tenemos fe y confianza absoluta en él.

«Yo os doy un solo bálsamo para todas las dolencias, ya sean del espíritu o del cuerpo. Ese bálsamo, para que obre prodigios, necesita de la verdadera caridad que tiene por base la oración.»

El Mundo Espiritual nos dice que si nos entregamos con amor y espiritualidad al desarrollo de ese don, podremos contemplar como en breve tiempo, se realizarán ante nuestros ojos los verdaderos prodigios profetizados y prometidos por el Padre.

El desarrollo de los dones espirituales requiere de nosotros más esfuerzo, abnegación y sacrificio, mayor entrega, espiritualidad y preparación.

Para que el don curativo florezca, se desenvuelva y se manifieste ampliamente entre nosotros, tendremos que poner más espíritu, más corazón: en una palabra, más amor.

Debemos hacer que en el momento de nuestro trabajo espiritual, cuando vayamos a impartir bálsamo a los enfermos, nuestra consciencia sea clara, nuestra mente despejada y nuestro corazón limpio y lleno de buenos sentimientos, para que pueda sentir toda la ternura, caridad y preocupación por el semejante, por el hermano caído, por el hermano que sufre, sangra y llora.

«Los que habéis pedido el don de curación porque sabéis sentir el dolor ajeno, contemplaréis el desarrollo de esa facultad, y vuestra oración, vuestra palabra o mirada, llevará el bálsamo a los enfermos»

Si queremos que en nosotros se desarrolle el don de curación, es preciso que nuestro corazón sienta el dolor de los demás y que nuestro espíritu se despoje de todo egoísmo, consciente de que lleva un don precioso.

Al realizar nuestro trabajo de curación, debemos identificarnos con el Mundo Espiritual de Luz que llegará por nuestra inspiración, como emisarios del Doctor de los Doctores, para hacer sentir en los enfermos, la emanación sana, limpia y pura, llena de consuelo y luz, que brotando de ellos, al fundirse con nuestras propias emanaciones saludables y benéficas, obrarán el prodigio en los necesitados.

«Pensad que además de enseñaros a orar, os he dado el don de la palabra y os he enseñado a ungir, y en muchas ocasiones os he dicho que vuestra presencia puede obrar prodigios si verdaderamente estáis preparados.»

Analicemos que si el fluído benéfico brota del espíritu, él, entonces, se derramará en el espíritu, no en la materia del enfermo; ni siquiera es necesario que nuestras manos materiales toquen o unjan al enfermo.

El fluído espiritual bien puede darse en una mirada, en un pensamiento de amor, o en una palabra de consuelo; la forma más material de entregar la curación fluídica es tocando al enfermo, y la más espiritual, el usar la palabra, palabra que contenga esencia, ternura y bálsamo.

La Mente Humana: MÁS ALLÁ DEL CEREBRO

Algo Para Pensar

Los antiguos sabios hebreos creían que la mente residía en el corazón. Es por esto que cada vez que leas las escrituras bíblicas, cuando veas la palabra «corazón» la mayor parte de las veces se estará refiriendo a la mente.

Los griegos de la Antigüedad, estaban divididos respecto a los roles del corazón y de otras partes del cuerpo respecto a la mente. Muchos creían que ésta residía en el hígado, de ahí que sus guerreros devoraran los hígados de sus más hábiles enemigos caídos en batalla. Pero algunos filósofos, como Aristóteles, creían que el corazón era el asiento donde la inteligencia residía.

Esta idea prevaleció por muchos años. Tan tarde como en el siglo 17, Descartes sentía que el flujo del corazón hacia el cerebro servia para producir «espíritus animales» que animaban al cuerpo, y esto no era tan fuera de base dado que debido a las malas traducciones de la Biblia, muchos creían (y lo siguen creyendo) que el «espíritu» -nuestro ser esencial- y el «alma» -la que anima al cuerpo- son una misma cosa.

Fue hasta 1791, cuando Galvani demostró que la electricidad existía como una fuerza dentro del cuerpo, de hecho, lo hacía en las células del cerebro. Él mostró en una secuencia de experimentos de que era posible controlar los nervios motores de las ranas usando corrientes eléctricas. («Frankestein», la novela de María Shelley es prueba palpable del enorme interés popular que estos descubrimientos despertaron).

A partir de esto, el estudio de las tareas físicas del cerebro convencieron a científicos e investigadores de que era en este órgano donde la mente y la consciencia residían.

Pero los más recientes hallazgos científicos han demostrado que todos ellos se equivocaron: Verás, la mente no reside en el corazón, ni en el hígado ni en la sangre, como tampoco reside en el cerebro ni en ninguna otra parte del cuerpo físico.

 

Espíritu y la Mente: Más Allá del Cerebro
La mente reside en el espíritu. Y más aún: La mente es parte esencial del espíritu.

Es lo que podemos llamar «la mente humana» aquella que se interrelaciona con nuestra materia, sobre todo a través de nuestro cerebro y los nervios en nuestro cuerpo, aunque muchas otras partes de nuestra materia están también implicadas en los procesos de nuestra mente humana: todo tipo de energías y sustancias bioquímicas están constantemente fluyendo en nuestra materia.

 

Investigaciones Clínicas en Serio

El contínuo estudio científico en Holanda mencionado en el video de arriba, fue publicado originalmente en la revista británica «The Lancet», la cual está considerada como la más confiable y prestigiosa publicación científica en el mundo entero, y después, fue incluído en un serio documental de la BBC de Londres, que trata del asunto de ECM o Experiencias Cercanas a la Muerte.

El estudio fue iniciado en 1988, después de compilar datos de muchos pacientes con paro cardíaco que habían experimentado la muerte clínica para después, regresar de ella.

Después de analizar los sorprendentes hallazgos de ese estudio, y preocupado por las repercusiones que éstos podrían tener, sobre todo en los campos de la psicología y la psiquiatría, el Dr. Van Lommel, el jefe investigador, decidió efectuar el estudio de nueva cuenta, solo que ahora con auditores científicos independientes y con una metodología aún más estrica, y los resultados fueron exactamente iguales a los anteriores.

En cuanto fue publicado el estudio, los psicólogos tradicionales se lanzaron al ataque, y no era para menos: Muchas de sus teorías eran fuertemente desafiadas o refutadas por estos hallazgos científicos, y trataron de descalificar dicho estudio… con otras nuevas teorías. Recuerda que los psicólogos NO son médicos, aunque acaba de surgir una nueva rama que se llama psicología clínica con bases científicas mucho más sólidas.

Pero los neuropsiquiatras más avanzados, que tienen una formación clínica científica, están encontrando en este estudio respuesta a muchas interrogantes que han tenido desde hace décadas.

Bruce Greyson MD, un prominente investigador norteamericano y ex-estudiante del Dr. Ron Moody, así como Sam Parnia, MD, y Peter Fenwick, MD, ambos en el Reino Unido, reiteraron los hallazgos en el estudio prospectivo en pacientes de paro cardíaco.

Y esto definitivamente es algo para pensar.

 

La Creación – Explicación del Mundo Espiritual de Luz

Este artículo pertenece al tema de La Creación. Parte 6 de 6

Por la enseñanza del Maestro sabéis que antes de comenzar los tiempos, antes de que el Universo material existiera, los seres que habían brotado del seno de Dios circundaban al Padre en el Más Allá.

Muchos de esos espíritus, deslumbrados por las bellezas que el Señor puso en ellos, se dejaron dominar por la soberbia y el Señor, al contemplarlos débiles y escasos de elevación, en Su infinito amor hacia esas criaturas, creoles un Universo material donde aquellos hijos tuviesen la oportunidad, restituyendo y reconociendo sus faltas, de retornar limpios al seno de Dios.

He aquí el porqué de la creación del hombre.

Así, estos espíritus encarnaron en la Tierra y se deleitaron con toda la gracia y la belleza de la Naturaleza material.

Esta morada en que vivís, fue creada por nuestro Padre para dotar al hombre de un hogar y de todo lo necesario para la evolución y perfeccionamiento de su espíritu.

Se os ha dicho que la formación de los mundos y de todas las maravillas de la Creación, se desarrolló en siete grandes etapas, simbolizadas por siete días.

Esto, hermanos míos, es solamente una expresión, una metáfora para que comprendáis que lo que a vosotros os parece una eternidad, es tan sólo un instante para el Espíritu divino.

Todo estaba dispuesto y ordenado en una forma perfecta.

El hombre, dotado en su espíritu de inteligencia y voluntad, comenzó a dar sus primeros pasos en el camino de evolución, para alcanzar por esfuerzo propio su desenvolvimiento y elevación. En esta forma estaría capacitado para conocer y amar a su Señor, y retornar a Él con los méritos necesarios, después de una vida de lucha, para llamarse dignamente hijo de Dios, pues no es lo mismo un espíritu puro que un espíritu evolucionado.

Para el logro de esos fines divinos, dotó el Padre a la Creación material del hálito de vida, de ese impulso vital que llamáis alma.

El alma, hermanos míos, así como el espíritu y toda criatura en sus diferentes escalidades, precisa también de evolución para que, al final de los tiempos, el hombre pueda reinar plenamente sobre todo lo que el Padre ha creado para su beneficio y cumpla en esa forma sus mandatos divinos.

De ese hálito de vida que vibra en toda la Creación, formó Dios el alma humana.

Mas no confundáis al espíritu con el alma: el espíritu es esencia y el alma es sustancia.
El espíritu es parte del mismo Padre.

El alma es el elemento sutil por medio del cual el espíritu se manifiesta en el universo material.

Aun siendo tan etérea y diáfana el alma, ¿creéis que existía antes de la Creación material? No, hermanos. Es el espíritu el que ha existido desde antes de que fueran los mundos materiales y no necesita de más sustancia que el amor divino de donde brotó.

Y para que los hijos de Dios supieran valorizar sus propias obras, les concedió la conciencia, una chispa de Su Espíritu divino, que como guía y consejera les dictara lo que conviniese a su estado de desarrollo constante y en esa forma los encauzara al bien y les hiciera rechazar el mal.

El hombre, a través de los tiempos, ha tratado erróneamente de personificar al mal y lo ha designado con diferentes nombres, lo cual ha dado origen a mitos y cultos supersticiosos, que no están de acuerdo con la evolución espiritual que habéis alcanzado.

Vosotros sabéis, por la palabra del Padre, que no existe ningún ser creado por Dios cuya misión sea la de hacer el mal.

Así veréis, mis hermanos, que el Padre Creador dotó a Sus hijos de todo lo necesario para conocerlo, comprenderlo y amarlo, y en todo momento los iluminaba e instruía, para que estuvieran cerca de Él y no se sintieran extraños y ausentes, sino cercanos y amados con infinita ternura por su Señor.

En la parábola del Paraíso se os habla del fruto prohibido de la ciencia del mal, que el hombre nunca debió haber probado; de la serpiente, que es el símbolo de la tentación y de las bajas inclinaciones de la carne; y en esa parábola se os relata cómo la tentación se presentó con ese mal fruto ante el hombre, y éste, al probarlo, perdió ese paraíso que el Padre le había entregado para su recreo y evolución.

Sabéis, por las enseñanzas de este Tiempo, que «la carne reveló al hombre los secretos de la vida humana y el espíritu reveló a la carne la existencia del Padre Creador». Así principió el desarrollo y evolución del hombre.

Y para que aquellas criaturas, que vivían en un estado de inocencia, pudieran amar y comprender al Padre en toda Su grandeza, les permitió, en Su infinita sabiduría, que renunciaran por su libre albedrío a una vida de contemplación y de paz y principiara para ellos un mundo de lucha y de trabajo, pero al mismo tiempo de evolución y méritos.

En ésto podréis comprender que «el verdadero Paraíso no estaba fuera de aquellas criaturas, sino dentro de ellas mismas».

También debéis recordar, que la primitiva ley dada a Adán y Eva para la propagación de la especie humana fue: «Creced y multiplicaos y henchid la Tierra», y en el cumplimiento de ese mandato, no había maldad ni pecado. Ahora el Divino Maestro os ha dicho que debéis crecer en sabiduría y multiplicaros en obras de amor y caridad.

Y de la simiente de Adán y Eva brotaron Caín y Abel, simbolizando los dos caminos que desde el principio encontrara el espíritu: el camino del bien y el camino del mal.

El camino del bien, donde existen las virtudes, fue trazado por al amor de Dios y es simbolizado por Abel; el camino del mal, representado por Caín, es aquel que hacen los hombres al convertir las virtudes en pecado.

temas extraídos de las comunicaciones divinas de El Tercer Testamento

El Inicio de la Creación. De la Creación Espiritual

Este artículo pertenece al tema de La Creación. Parte 1 de 6

El Inicio de la Creación

Antes de que los mundos fuesen, antes de que toda criatura y lo que es materia surgiera a la vida, ya existía mi Espíritu Divino.

Nada había sido creado, nada había en torno al Ser Divino y, sin embargo, amaba y se sentía Padre.

De la Creación Espiritual

Encontrábase el Espíritu Divino lleno de amor, a pesar de existir sólo Él.

¿A quién amaba? ¿De quién se sentía Padre? De todos los seres y de todas las criaturas que habrían de brotar de Él y cuya fuerza estaba latente en su Espíritu.

En aquel Espíritu estaban todas las ciencias, todos los elementos, todas las naturalezas, todos los principios.

En Él estaban la eternidad y el tiempo.

En Él estaban el pasado, el presente y el futuro, aun antes de surgir a la vida los mundos y los seres.

Aquella inspiración divina se hizo realidad bajo la fuerza infinita del amor divino, y comenzó la vida.

El seno de Dios se llenó de seres, y en todos se manifestó el amor, el poder y la sabiduría del Padre.

La Creación tiene vida y manifiesta el poder y la fuerza de vuestro Señor.

Dios no es complicado, misterioso, ni confuso en Su Creación, porque lo perfecto es simple.

En mi Creación todo vive, crece y se perfecciona. Sois los espíritus que desde el principio de la Creación habéis recibido una misión.

Sois chispa de mi Espíritu y habéis sido dotados de razón, de voluntad e inteligencia.

Os he formado a imagen y semejanza mía, y por lo tanto, estáis preparados para pensar, sentir y amar.

Sí la Creación es alimentada por Mí y todos los espíritus viven como las ramas de un árbol, tomando la vida de él y alimentándose de su savia, ¿cómo podéis pensar que me encuentre distante o que sea indiferente a vuestros padecimientos, si soy vuestro Maestro, vuestro Doctor y vuestro Padre?

Vuestro espíritu fue creado con atributos adecuados para seguir por la escala de perfección y llegar a la meta determinada en los altos designios del Señor.

Fue creado para la lucha, para la elevación; no fue creado para la inercia, para la inmovilidad. He ahí por qué algunos espíritus han llegado a ser grandes, inspirados en el amor divino y en las bellezas creadas por Dios.

Dentro de esos espíritus, hubo los que, siendo grandes en sí pero pequeños ante lo infinito de Dios, quisieron, virtud a su libre albedrío, desafiar los designios del Padre, descendiendo por su propia voluntad a moradas y senderos creados por ellos, los cuales los apartaron del camino de perfección y de la casa del Padre; ese acto fue su primera caída, su primera desobediencia, su primer error.

Basta una sola imperfección para desarmonizar en el concierto del amor divino y sus resultados sólo pueden evitarse volviendo al camino, al arrepentimiento definitivo y a la obediencia.

Desde que se levantó el primer desobediente delante de mi Ley, ¡cuánta miseria y cuántas tinieblas dejó a su paso! desde entonces existe el mal como una fuerza invisible.

Yo permití que existiera esa fuerza sólo para someteros a prueba y por vosotros mismos quiero exterminarla.

Muchos espíritus volvieron arrepentidos y rendidos, llenos de dolor pero también de esperanza, a pedirle al Padre que les purificase de aquellas faltas.

Unos habían descendido movidos por la ambición, otros por la curiosidad.

El curioso es un intruso en el dominio ajeno, así como el desobediente es el más terrible enemigo de sí mismo; mas aquellos que pronto volvieron al Padre en busca de perdón, fueron recibidos por el Amor perfecto.

Sus vestiduras les fueron desmanchadas, sus amarguras borradas y su luz volvió a brillar.

temas extraídos de las comunicaciones divinas de El Tercer Testamento

Cátedra Divina – 2 de Abril de 1992

Este artículo pertenece al tema de Comunicaciones Divinas de espíritu a Espíritu. Parte 4 de 11

La materia, materia es.

No debéis atribuirle a ella las tendencias que vienen del espíritu, porque aun cuando éste fue creado con semilla de perfección, y esta semilla cuando es regada por las aguas de la fuente de la gracia, crece y puede rendir óptima cosecha, cuando el espíritu se halla en la carne olvida su origen y su verdadera naturaleza, sometiéndose a la débil materia, cuando es ésta la que debería ser regida por vuestro espíritu.

¿No os dije en Jesús que «el espíritu es fuerte, pero la carne es débil?»

Si fuera inexorable que el espíritu fuera quien se deba someter a la materia y las tendencias de ésta fueran más poderosas, entonces el reclamo de vuestro Padre no sería hacia vuestro espíritu, sino hacia vuestra materia, y eso, bien lo sabéis, no es así, puesto que vuestro espíritu, vuestro ser verdadero, es infinitamente más fuerte y poderoso que la misma Creación material toda.

Cuando vosotros unís vuestro libre albedrío a vuestra conciencia, conquistáis entonces la libertad; porque en la conciencia está la sabiduría y es ésta la que rompe las cadenas, cadenas que habéis creado con vuestro egoísmo y con vuestra soberbia; por eso el Maestro os dijo: «Conoced la verdad y esta os hará libres», ¿y de qué verdad hablaría Jesús sino de la que se encuentra en el fondo de todo espíritu, esa que llamáis conciencia y que es amor, amor y más amor?

No atribuyáis a pensamientos humanos lo que es divino; porque el amor del Padre por sus hijos es inexplicable para vosotros.

En vosotros, el amar es un deber porque fuisteis amados primero, y cuando ese amor se manifiesta en vuestros actos y rige vuestro libre albedrío, es en ese momento cuando sois verdaderamente libres, es entonces cuando vuestro espíritu despliega sus alas espirituales y no es más el reo de este mundo, porque en verdad os digo: sus alcances no conocen límite.

Pensad: Si brotasteis de mi Divinidad, algo tenéis de divino.

En este día os hago reflexionar sobre lo pequeña que en realidad es la tiniebla y lo escaso de los alcances de la tentación, aunque bien sé que en vuestro mundo veis las cosas de otro modo; os habéis acostumbrado tanto al mal, que llegáis a pensar que éste es eterno, y creéis que es parte de mi Creación; si así fuera, el mal sería eterno, indestructible, y ¿qué sentido tendrían entonces mi Obra y vuestra lucha si siempre fuera a existir el mal? Pero cuando os digo que os espera un futuro luminoso, quiero decir que finalmente destruiréis esas criaturas que habéis creado con vuestra soberbia y desobediencia, criaturas que son: el mal, la muerte y la enfermedad.
Comprended también que siendo éstas producto del hombre, necesariamente deben tener un límite y conocer un final.

En la escala de la eternidad el mal no tiene lugar, por tanto debéis comprender que todos vuestros afanes en esta vida humana, tienen un propósito elevado que es el de regresaros a la senda del amor del Padre.

Y si padecéis en materia, ved que esto es benéfico muchas veces para vuestro espíritu cuando eso está dentro de lo que Yo, el Padre, he puesto en vuestra vida; mas cuando habéis tomado por vuestra propia mano la justicia y habéis actuado como si no hubiera más Dios que vuestra razón, los frutos han tenido que ser muy amargos.

En vosotros existe la potestad de crear; esa potestad, cuando la orientáis al bien, es capaz de generar bendiciones y beneficios que os dejarían asombrados si comprendierais a qué grado las podéis llevar.

Elevad entonces vuestros pensamientos, limpiad vuestros propósitos, despojad vuestra vida de cuanto maligno se encuentre en ella, y estaréis regresando a ser como habéis sido cuando brotasteis de Mí.

¿No es mejor purificaros en las dulces aguas de la fuente de la gracia, que en las amargas aguas del arrepentimiento? ¿No es mejor un momento de dedicación que una vida de dolor? Mirad que no os exijo perfección, sólo os pido cumplimiento.

Ya no me verá el hombre descender a este planeta manifestándome en cuanto a lo humano, ya no me sentiréis en la tempestad como Moisés, ni oiréis mi voz en las montañas y explanadas como en el Segundo Tiempo; ni siquiera oiréis ya el arrullo que entregué a través de los portavoces humanos, sino que ahora es en lo más recóndito, en lo más íntimo de vuestro ser donde eternamente estaré hablando, como os he hablado desde un principio: en vuestra conciencia.

Comprended que si la Ley es amor, y que si os he amado desde antes de que existierais, entonces mi Ley ha sido también siempre en vosotros. Mi Ley os conducirá siempre hacia un puerto seguro y ese puerto seguro, es la perfección que a través de mi sabiduría os he venido a entregar.

Tomadla y llevadla en vuestros caminos, impartid caridad y perdonad a aquellos que os hayan ofendido, regocijaos con la risa de los niños y conmoveos con las lágrimas de los tristes. Así sabréis que debéis vivir para dar y no para recibir; recordad que antes os dije: «Es mucho más grande dar que recibir».

¡Mi paz sea con vosotros!

Alma y Espiritu. Una crucial diferencia

Prólogo

Desde las tempranas traducciones tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, ha prevalecido una confusión que ha desviado de su verdadero signicado a la noción o concepto de el ser interior dentro del ser humano, y ésto es debido al uso incorrecto de la palabra para denominar tal concepto.

Hablamos del espíritu.

La Septuaginta

El uso extendido de la palabra «alma» es totalmente inapropiada al referirse a la parte inmortal de nosotros la cual, de acuerdo con las religiones judeocristianas, sobrevive a la muerte y es eterna.

Y esta confusión tiene su origen en un error de siglos atrás, que data desde la misma primera versión traducida de los libros que componen la Biblia tal y como la conocemos ahora, es decir, la versión conocida como la Septuaginta.

Esta traducción hecha a partir de los textos originales del hebreo hacia el griego, fue ordenada por Tolomeo, gobernante de Egipto, unos tres siglos antes de Cristo.

La historia nos dice que, de acuerdo con su idea de la creación de lo que llegaría a ser la famosa Biblioteca de Alejandría, Tolomeo fue convencido por Demetrio de Falaro, su bibliotecario en jefe, de la necesidad de tener dentro de ella los libros sagrados de los israelitas debido a la relevancia e importancia de su contenido.

Y así, Tolomeo envió a Jerusalén algunos delegados, dentro de ellos Aristeo, un oficial de la guardia real, para solicitarle a Eleazar, el sumo sacerdote de los judíos, les proveyera una copia de la Ley así como a los sabios israelitas educados en el Templo de Jerusalén capaces de traducirla al griego.

La delegación fue exitosa: una copia ricamente ornamentada de la Ley fue enviada a Tolomeo junto con setenta y dos israelitas, seis de cada tribu, quienes fueron asignados para ir a Egipto y llevar a cabo el deseo del rey Tolomeo.

Fueron recibidos con grandes honores y durante siete dias asombraron a todos con la sabiduría que mostraron al responder setenta y dos preguntas que les fueron formuladas; después, fueron conducidos a la solitaria isla de Faros, donde comenzaron su trabajo de traducir la Ley, ayudándose mutuamente y comprando sus traducciones particulares conforme las iban completando.

Leyendas y mitos posteriores arguían que cada uno de ellos hizo su propia versión sin consultar a los demás y que cuando compararon los trabajos finales, éstos eran idénticos; esto, por supuesto, es falso.

De hecho, existen muchos testimonios históricos, incluyendo la carta de Aristeo a su hermano, Filócrato, que afirma lo contrario a esa leyenda. Y más aún, Jerónimo, el traductor de la Septuaginta a su versión latina (Vulgata), descartó esas leyendas como meras fábulas llenas de falsedad (Prefacio en Pentateuchum, Adv. Rufinum, II, XXV).

Como sea que hubiera sido, finalmente la traducción fue completada y el rey pareció muy satisfecho con el trabajo y lo colocó dentro de su nueva biblioteca.

Pero lo que verdaderamente sucedió es que, en ese entonces, las relaciones entre los sacerdotes judíos de Jerusalén y la comunidad judía en el exilio -que usaba cómunmente el griego como su idioma cotidiano- eran casi inexistentes y ahi surgió el primer problema: confiar la traducción a los sacerdotes judíos de Egipto, que aun cuando muy capaces de manejar las sutilezas del griego, estaban muy lejos de poseer la sabiduría de los ilustres sacerdotes educados a la sombra del Templo de Jerusalén, o depender de los expertos en la Ley hebrea residentes en Judea, cuya comprensión del griego era vaga.

Las Dificultades

Y para abundar, había otro problema adicional, como lo explica Brenton, el experto en versiones traducidas de la Septuaginta:

«Una dificultad que ellos tuvieron que sobrepasar fue la de introducir ideas teológicas, de las cuales ellos solo tenían los términos correctos en hebreo, al lenguage de los gentiles, el cual para ese entonces carecía de nociones religiosas más allá de las propias de los paganos. He ahí la necesidad de usar muchas palabras o frases tratando de darles un nuevo y apropiado sentido.»

«Estos señalamientos no tienen como intención quitarle valor a la versión Septuaginta; su objetivo es más bien el mostrar las dificultades que los traductores tuvieron que enfrentar y las razones por las cuales en algunos respectos fallaron; así como también el tratar de llegar al pensamiento que ocupaba la mente de algunos, que exaltaron esta versión como si poseyera algo que reflejara una autoridad alineada con el texto en hebreo mismo.»

Una Misma Palabra

Había dos palabras en hebreo que carecían de equivalente en griego (en aquella época, el Koinos era el dialecto en boga): rowah (espíritu y en género femenino) y nephesh (alma, masculino). Ambas fueron traducidas como psyche, la que asímismo fue usada para traducir del hebreo hacia el griego una tercera palabra, la palabra «mente», por lo cual psyche vinieron a significar, indistintamente, «mente», «espíritu» y «alma».

Rowah fue la palabra usada en los textos originales para describir algo que es inmortal y etéreo, contrariamente a nephesh que se refería a algo material, físico, que podía ser tocado, comido y ciertamente no inmortal.

En algunas versiones bíblicas modernas, muy debatidas dentro de sus respectivas comunidades, sus revisores han corregido a partir de 1960 estas discrepancias -cambiando el término alma por el de «persona» o «ser»- aunque han sobrevivido errores como sucede en las versiones revisadas de la traducción conocida como Casiodoro de Reyna y Cipriano de Valera, donde Pablo hace una cita bíblica (usando el término que venía en la Septuaginta) que si usted la sigue, no corresponde a la letra del versículo citado en esa misma Biblia.

Así, en las versiones revisadas posteriormente a 1960 en Corintios 1 15:45 Pablo afirma: «Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán, alma viviente»…

El texto citado (Génesis 2:7) dice: «…y fue el hombre un ser viviente»… Como puede apreciarse, este segundo texto fue ya corregido aun cuando el revisor tímidamente usa la palabra «ser» en lugar de la original del texto hebreo que es «espíritu». El texto de Pablo -no corregido aún probablemente por omisión o descuido- permanece apegado a la versión Septuaginta, con el uso inapropiado de la palabra «alma» en lugar del término «espíritu». Probablemente se percató Pablo de esto porque a continuación explica: «el postrer Adán, espíritu vivificante»; es decir, el que vivifica al cuerpo es el espíritu, no el alma.

Es por esto que muchos creyentes en las religiones cristianas acostumbran todavía hoy en día, seguir denominando al espíritu como alma.

Ejemplos

Abajo están algunos ejemplos de las discrepancias entre ambos conceptos que ilustran ésto:

DONDE EL «alma» ES MORTAL DONDE EL «alma» ES INMORTAL
Génesis 17:14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella alma será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto. Génesis 35:18 Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín.
Deuteronomio 12:20 Cuando Jehová tu Dios ensachare tu territorio, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás comer. Deuteronomio 6:5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Jueces 16:16 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. 1 Samuel 1:26 Y ella dijo: ¡Oh, Señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová
Job 33:20 Que le hace que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave Job 33:28 Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, y su vida se verá en luz.
Salmo 35:13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno. Salmo 16:10 Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción.

Damiana Oviedo. La primera cátedra del Divino Maestro en el Tercer Tiempo

DOMINGO 11 DE MAYO DE 1884

¡La paz sea con vosotros!


Heme aquí entre vosotros, irradiando mi Verbo y mi luz, a través del entendimiento de Damiana Oviedo, en cumplimiento a mi palabra entregada en los tiempos pasados.


Os anuncié mi llegada, la cual sería como un relámpago que surge del Oriente para llegar al Occidente, en un tiempo en que las grandes guerras fraticidas se desatarían y en el que la perversidad de los hombres llegaría a su mayor altura.

Por ello, a través de esta manifestación, estoy preparando la simiente que habéis de llevar, ¡oh, pueblo amado!, a los hogares destruídos y en donde la virtud será pisoteada y la Ley en su totalidad adulterada.


De nuevo he venido entre los humildes y mansos de corazón, entre los pobres e ignorantes, y contemplo que la humanidad duerme en su letargo.

Al igual que ayer, vuestro Padre no será comprendido por todos: los exégetas y los teólogos, a pesar de que vean el cumplimiento de cada una de mis señales reveladas, no querrán reconocerme, se habrán olvidado que el ayer les anuncié que cuando volviera para entregar mi Verbo al mundo, no sería en la forma de hombre para enseñaros nuevamente el camino, sino intangible, semejante al relámpago que ilumina los cielos.

Así ahora, el Verbo ilumina los cielos y la Tierra, y la vida espiritual que para vos era un misterio, el mañana ya no lo será, mas ante todo os digo: ¡Oh, humanidad amada! Volved a Mí.


Empezad por orar como el ayer os enseñé, para que sintáis la paz de mi Espíritu. Orad delante del Padre, sintiendo aquellas palabras que os enseñé en el tiempo pasado y que os dicen: ¡Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino y hágase tu voluntad! Hasta hoy no sabíais su significado verdadero: eran una invocación de mi presencia en este Tercer Tiempo.


¡Oh, mi nuevo pueblo de Israel! Os confío esta Obra iniciada por Elías a través de Roque Rojas, como si fuese un árbol, que hoy es tierno pero mañana será corpulento y dará sombra y fruto al peregrino fatigado, al enfermo, al caído y al menesteroso.


Grandes multitudes se acercarán a escuchar mi palabra, que como rocío de gracia llegará a sus corazones, pero serán pocos los discípulos que me comprendan, como ha acontecido con Elías, que ha recibido los dardos de la duda, la indiferencia y la mofa.


Elías, a través de Roque Rojas, preparó a mis primeros labriegos que habrían de recibirme en este tiempo, mas sus lecciones no fueron comprendidas y cada uno concibió la Doctrina de acuerdo con su manera de pensar y han tratado de crear una religión en dónde buscar a su Señor.

Por eso contempláis tanta confusión en las interpretaciones que se han dado a las enseñanzas dejadas por Elías.

No se ha querido reconocer el significado de cada símbolo, que Roque Rojas forjó para que la humanidad empezara a concebir el verdadero sentido de las enseñanzas espirituales, mas no para que los adorase como cosas sagradas ni se postrase ante ellos. ¿Hasta cuándo, humanidad amada, comprenderéis las revelaciones que a través de los tiempos el Espíritu Divino os ha entregado?


Ahora os digo que aquellos símbolos que os dejó Roque Rojas, cuando hayan sido estudiados y comprendidos por vosotros, tendrán que desaparecer, tendrán que ser ocultados a los hombres para que este pueblo de Israel no caiga en idolatría;, pero el sentido o esencia de aquellas enseñanzas, quedarán escritos en la conciencia del discípulo.


Así como en el Segundo Tiempo, después de consumado el sacrificio de vuestro Maestro, hice desaparecer el símbolo más grande del cristianismo: la cruz, y todo cuanto podía haber sido objeto de fanática adoración por parte del hombre.


Hoy he venido a manifestarme dentro del Tabérnaculo de vuestro espíritu, para depositar en el Arca de la conciencia mis nuevas revelaciones.


Elías, al estar vibrando a través del entendimiento de Roque Rojas, escogió a siete doncellas vírgenes, que habían de ser el tabernáculo en donde Yo habría de manifestarme para doctrinar a las multitudes. De éstas siete doncellas solamente una conservó la flama encendida en espera de la llegada del Esposo amado.

Ella es Damiana Oviedo, por quien inspiro, transmito y manifiesto mi palabra divina.

En verdad os digo que en este lugar os arrullaré por un tiempo en mis brazos de Padre, manifestándome a través del entendimiento humano, mas llegará el momento en que esta simiente se esparza por todos los pueblos y comarcas.

Grandes portavoces se prepararán el mañana y brindarán bellos conciertos celestiales a las multitudes. Mientras llega ese tiempo, lavad vuestro espíritu en esta cascada de luz que hoy se desborda sobre vosotros y así quedaréis limpios y preparados para penetrar en lo que antes os parecía un misterio.


Díscipulos amados: Sed fuertes para que podáis resistir la incredulidad, la calumnia o los ataques verbales de los hombres.


En verdad os digo que mi palabra hará estremecer al espíritu de la humanidad.

El teólogo consultará sus libros, el filósofo escudriñará a sus más grandes maestros y toda secta o religión se conmoverá hasta sus cimientos ante mis nuevas revelaciones. Y aun dentro de mi Obra, a mediados del siglo venidero, surgirá la batalla de ideas, porque mientras unos despierten a la verdad, otros querrán permanecer en su fanatismo y se aferrarán a sus tradiciones y combatirán unos contra otros.

En medio de esa lucha, se escuchará mi Voz previniendo a las multitudes: No convirtáis el fruto de la vida que con tanto amor os he entregado, en manzana de discordias.


Ahora os sentís pequeños y débiles, pero estáis conmigo, mas mirad a los labriegos y congregantes que Elías reunió en torno a mi Obra: se han dispersado, me han dejado solo en mi mesa, y el pueblo, en su ingratitud ha caído en desunión y muchos han negado a su Padre; mas hoy he venido a devolverles su heredad, a alimentarlos con el pan de vida eterna.


Yo os entrego fortaleza, para que vayáis en busca de los que se han perdido y los traigáis ante mi presencia, mas si os desconocieren, si os dijeren que sois magos o hechiceros, estad en paz, porque de cierto os digo que ya habréis cumplido. Dejadme la causa a Mí.


Roque Rojas, en sus enseñanzas que recibió de Elías, os dijo que este tiempo sería llamado también del Sexto Sello, una etapa en que se manifestará el juicio de Dios y la penitencia entre los hombres.

Vengo a abrir el Libro de la Justicia divina que es mi Obra; en ella están los conocimientos de la más alta sabiduría, con los cuales edificaréis mi santuario en este Tercer Tiempo en vuestro corazón y espíritu, tal y como Elías os los anunció.


Estudiad cada una de las enseñanzas dejadas por Roque Rojas, discernidlas, comprendedlas y analizadlas, para que lleguéis a ser los más fervientes discípulos de mi Obra.


Os dejo mi paz, mi amor y mi perdón.


¡La paz sea con vosotros!


Cátedra transcrita por María Arellano González.  Damiana Oviedo recibía la inspiración divina con los ojos abiertos y estando de pie…hasta años después, y debido a su edad, comenzó a entregar las inspiraciones sentada. Ella jamás entró en estado de trance mediúmnico exterior, su elevación y éxtasis eran interiores y profundamente espirituales.