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Hablemos de los Suicidas

Es importante empezar el análisis de este tema, entendiendo que no solamente aquellos que deciden quitarse la vida de una manera violenta en un momento de turbación, son
suicidas.

Suicidas son también aquellos que van terminado con su vida lentamente a causa de un vicio; o aquellos que en lugar de vivir en paz y armonía con el resto de los mortales deciden trasgredir las leyes provocando la violencia a su paso; suicidas son también los que teniendo los medios no cuidan la salud de su cuerpo, o aquellos que en la búsqueda de emociones fuertes exponen su vida constantemente al peligro.

Son suicidas aquellos que sin respeto rompen las leyes de la Naturaleza, o los que promueven las guerras y las armas. Aquellos que disfrutan de los excesos y los que envueltos en un torbellino de materialidad, se dejan arrastrar por las tensiones, las prisas y problemas, también son suicidas.

En el Tercer Testamento, en un párrafo correspondiente al Álbum de la Sabiduría, nuestro Padre nos ha dicho:

«No sólo reclamaré por lo que los hombres hayan hecho de las vidas ajenas; también les reclamaré de lo que hayan hecho de su propia vida, de su cuerpo.

¿Quién puede decir que ha llegado en espíritu a Mí, en el preciso instante en que el reloj de la eternidad le hizo el llamado? Nadie, porque muchas veces abreviáis vuestra existencia envejeciendo prematuramente, consumidos a veces por causas que no son dignas de una de vuestras lágrimas o de una sola de vuestras canas». Enseñanza 52:41

Mas, ¿de dónde viene ese afán del hombre de vivir en el peligro constante? ¿Qué es lo que hace que algunos no se dén cuenta de la maravillosa oportunidad que es la vida? ¿Qué lleva a algunos seres a perpetrar en sí mismos el fin de su existencia?.

Los que atentan contra su propia vida, o contra la vida de los demás, son aquellos que no viven en la espiritualidad, aquellos que carecen de fe verdadera, del reconocimiento de las Leyes divinas, aquellos que no han penetrado en la justicia que encierra la Ley de restitución y el amor que motiva a la maravillosa Ley de reencarnación.

El desconocimiento de todas estas verdades, hace que a veces los hombres no se percaten del vació de su existencia.

Dice nuestro Padre Celestial:

«A veces pensáis y decís que para qué sirve esta existencia ya que nada bueno os da y ningún provecho obtenéis de ella.

Cuando alguien llega a pensar así, es porque está evitando que la luz brille en su espíritu.
Cree que es inútil la vida porque no ha logrado obtener que en ella se realizaran todos sus deseos, porque quisiera haber obtenido todo conforme a sus pensamientos.
Cree que también él es inútil, y eso se debe a que no ha conocido el sentido de Mi palabra, porque no la ha analizado» Enseñanza 166:37

«¡Cuántos hacen insufrible su vida por falta de fe espiritual, porque piensan que el mundo físico es el único que existe y dudan de que haya espíritu, porque para ellos nada puede comprobarlo! Estas y otras tristes reflexiones los llevan a la desesperación y aun a la muerte». Enseñanza 186:42

«Nunca os sintáis solos ni atentéis contra vuestra vida, porque vuestros días también están contados por el Padre». Enseñanza 147:18

¿Qué sucede con aquellos que deciden cortar el hilo de su existencia? Hace ya varios años, siendo aun adolescente, viví una experiencia muy dolorosa que me llevó a querer
saber más a cerca de todo esto.

A los diecisiete años, mi amigo Miguel Angel se quitó la vida sin que pudiera comprender en aquél momento lo que había sucedido. Lo único que sabía es que estaba pasando por un momento difícil: Su padre había descubierto que había reprobado varias materias, a su mamá le habían hablado para avisarle que él junto con otros amigos se habían robado una grabadora de una tienda de aparatos eléctricos, y en esos mismos días había terminado con Laura, su novia desde la secundaria. Ese día, cuando vi que había faltado a la escuela, terminando las clases fui a su casa para saber por qué no había asistido; cuando llegué vi patrullas y mucha gente que entraba y salía; en el jardín estaba el cuerpo sin vida de Miguel Angel tapado con una sábana. Se había pegado un tiro en la sien con la pistola de su papá. De pronto se acercó a mí Andy, su hermano mayor y llorando me dijo: «Si hubiera estado alguien con él, no se hubiera suicidado».

Esto no me sirvió de ningún consuelo, sino que por el contrario, me hizo percatarme de la terrible soledad y del vacío interior que debe haber sentido en ese momento, en que seguramente buscó respuestas sin encontrarlas. Desde entonces una de las cosas que más desee en mi vida fue encontrar las respuestas por él; cuando de pronto apareció ante mis ojos esta maravillosa verdad que es la palabra divina.

A través de ella he encontrado todas las respuestas que buscaba, y muchas veces, al principio, mientras analizaba e iba comprendiendo cosas, recordaba a Miguel Angel, y pensaba: «Si él hubiera conocido toda esta luz, no se hubiera suicidado» Después, conforme han ido pasando los años y este conocimiento se ha hecho más grande y claro en mí, he comprendido que aquella verdad que no encontró en ese momento ya es suya, porque el espíritu no muere y la vida sigue, y las experiencias son infinitas y las oportunidades también, y el amor de nuestro Padre es absoluto.

Son tantas las cosas que pueden atravesar la mente de un suicida en el momento crucial: El miedo a enfrentar los problemas, el cansancio para seguir adelante, el no entender el por qué de las pruebas, el sentirse decepcionado de uno mismo, el no encontrar soluciones, la falta de fe, el no estar consciente de la existencia de algo más; en fin, puede haber tantas razones, pero creo que una de las razones más importantes que encuentra el suicida para quitarse la existencia, es que piensa que en el momento en que corte «el hilo de la vida», dejará de sentir dolor, las pruebas se acabarán o simplemente será el final.

Triste equivocación; porque el espíritu no muere, el espíritu al igual que nuestro creador es inmortal. ¿Qué sucede entonces con aquellos que se han quitado la vida? Nuestro Padre nos explica:

«Si supiesen que la soledad del espíritu es más tremenda que la soledad de este mundo, esperarían con paciencia y fortaleza hasta el día postrero de su existencia». Enseñanza 165:74

«El espíritu que retorna de la Tierra al valle espiritual, trayendo impresa en sí mismo la fatiga de la carne y llega buscando el Más Allá como un lecho dónde reposar, dónde hundirse en el olvido para borrar las huellas de la lucha, ese tendrá que llegar a sentirse el ser más desdichado, y no encontrará paz ni felicidad hasta que despierte de su letargo, hasta que salga de su error y se levante a la vida espiritual que es, como ya os he dicho antes, el amor, el trabajo, la continua lucha en el sendero que conduce a la perfección». Tercer Testamento. Enseñanza 317:14

«Todos vosotros habéis venido a una nueva encarnación, y es tan grande el dolor que apuráis, que me pedís ponga fin a vuestra existencia, mas Yo os pregunto: ¿No sabéis que no podéis dejar de existir, y que si hoy padecéis en la Tierra, al pasar vuestro espíritu al valle espiritual, seguirá viviendo bajo la misma prueba hasta saldar sus deudas y aprender la lección?». Enseñanza 103:15

«Muchos de vosotros queréis morir porque os encontráis cansados y sin ideales en la Tierra. Ciertamente que la muerte del cuerpo es el renacimiento para el espíritu, pero el cuerpo que ocupáis os sirve para purificaros». Enseñanza 146:32

¿De qué purificación nos habla nuestro Padre? De aquella que en absoluta justicia nos toca vivir, para reparar y restituir todos aquellos errores que el espíritu ha ido acumulando en sus diferentes reencarnaciones, las cuales son la oportunidad perfecta que en su infinito amor, Dios le ha dado a los hombres para poder aprender, evolucionar y restituir sus faltas.

Es por eso, que cada existencia del espíritu en una materia, es una oportunidad única para saldar cuentas, la cual no debe ser desprdiciada. Cuando el hombre desconoce estas cosas se acobarda, se ofusca y pierde la calma; no se siente con fuerzas para apura el dolor. Mas cuando el espíritu está consciente de esa nueva oportunidad, encuentra en el amor a su Señor la fuerza y la fe que necesita para pasar la prueba.

«Cuando se corta un árbol, queda aun la esperanza de que retoñe y de que jamás le falte renuevos. Aunque ya esté vieja la raíz y el tronco se esté pudriendo en el suelo, al sentir la frescura del agua reverdecerá, echará ramas como una planta tierna» Job 14:7-9

«…El hombre muere sin remedio; y al morir, ¿a dónde va? Si un hombre muere, ¿volverá a vivir? Yo esperaría todo el tiempo que durara mi servicio hasta que viniera el alivio de mis penas. Job 14:10-14

«Cumplid vuestro destino; no queráis retornar a Mí sin antes haber recorrido el camino que os señalé, porque tendríais el dolor de contemplar manchas en vuestro espíritu que él no alcanzó a lavar, porque no llegó hasta el fin de su restitución.

Las reencarnaciones han pasado sobre vosotros y muchos no habéis estimado la gracia infinita y el amor que en ellas os ha concedido el Padre. Mirad que mientras mayor sea el número de oportunidades, mayor será vuestra responsabilidad y si estas oportunidades no son aprovechadas, ese es el fardo cuyo peso insoportable muchos seres no se explican y sólo mi Doctrina os puede Revelar». Enseñanza 67:46

«Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros. Los sacó de las tinieblas y de las sombras de muerte, y rompió sus prisiones». Salmo 107:10,14

Mucho se ha creído que aquellos que atentan contra su propia vida no tienen perdón divino. ¿Será verdad que no tienen derecho a una nueva oportunidad? Si el amor divino no tiene límites, ¿habrá alguien que no pueda ser salvado? Como siempre, llega a nosotros para aclarar nuestras dudas, la palabra divina:

«Sólo mi amor y mi justicia pueden amparar ahora a los que tienen hambre y sed de ellas. Sólo Yo sé recibir en mi justicia perfecta a quién atenta contra su propia existencia». Enseñanza 165:73

«En este Tercer Tiempo, he salido de la tumba del olvido en que la humanidad me ha tenido para resucitarla, porque Yo soy la vida. Nadie puede morir, aun aquél que se arranca la existencia por su propia mano, escuchará que su conciencia le reclamará su falta de fe». Enseñanza 52:63

Hermanos: El conocimiento que día a día la palabra divina imprime en nosotros, debe ayudarnos a sensibilizar nuestro espíritu, a estar alerta y velando, para poder ayudar a aquellos que necesitan de nosotros, de una palabra de consuelo, o de un consejo que logre quitar de su mente aquellas ideas que en un momento de desesperación y de confusión profunda, pueden convertir a un ser humano en un suicida.

Cuidemos también nuestra propia existencia, y demos tanto a nuestro espíritu como a nuestra materia el alimento que necesitan y los medios apropiados para lograr llegar al término de esta existencia, cuando la voluntad de nuestro Padre Celestial haya marcado la hora.

«El amor es el principio y la razón de vuestra existencia, oh humanidad, ¿Cómo podríais vivir sin ese don? Creedme, hay muchos que llevan en sí la muerte, y otros que están
enfermos tan sólo por no amar a nadie.

El bálsamo que a muchos ha salvado, ha sido el amor y el don divino que resucita a la vida verdadera, que redime y que salva, es también el amor». Enseñanza 166:41

«Cuando esta revelación divina sea debidamente interpretada por todos, dejará de haber suicidios y homicidios, nadie se quitará la vida y menos lo hará con la de su semejante, el hombre tendrá amplio conocimiento de todos sus actos». Tercer Testamento. Enseñanza 316:23