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Enseñanza del Apocalipsis
NOTA INICIAL: La siguiente Enseñanza explicando el Apocalipsis fue entregada por el Padre antes de 1950 e incluye los párrafos iniciales de la primera Cátedra encontrada en el Tomo I del Libro de la Vida Verdadera.
Desde el principio de los tiempos, Yo, como Padre, inspiré al hombre la práctica del bien. Mas los hombres se apartaban de los mandatos divinos cayendo en idolatría y en actos abominables ante Mí. Vencían los fuertes, caían los débiles y el varón tomaba a la mujer como esclava. Fue necesario entregar a Moisés en el Monte Sinaí los mandamientos de la Ley divina. En esa Ley estaban las normas y preceptos que deberían regir al pueblo de Israel. A esos mandamientos divinos Moisés añadió las ordenanzas y reglas que juzgó necesarias para apartar a Israel de los malos hábitos y pecados adquiridos en el tiempo de su esclavitud en Egipto, y en esas ordenanzas se les decía: El que diere muerte, lleve sobre sí la misma sentencia. El que hurtare, restituya a su hermano. El que hiciere mal, ojo por ojo y diente por diente pagará.
Moisés sabía que los malvados y disolutos de ese Primer Tiempo no hubieran entendido de otra manera la importancia de la obediencia a los mandatos y preceptos divinos.
Llegó el Segundo Tiempo y vine como Cristo en Jesús a morar con vosotros y en mi palabra os dije: «Aquel a quien hirieren en la mejilla derecha, muestre la izquierda. Perdonad a vuestros enemigos y amaos los unos a los otros».
Y en el Tercer Tiempo, en el que os encontráis, he venido a deciros: Si el asesino de vuestro padre perseguido por la justicia humana, llamare a vuestra puerta implorando ayuda, ¿qué haríais? Protegerle. Si así lo hiciereis, demostraréis haber alcanzado la evolución espiritual, que os permite cumplir con la Ley Divina de vuestro Padre Celestial que os manda: Amaos los unos a los otros; resucitad a los espíritus que han muerto a la vida de la gracia, porque todo espíritu será salvo.
Hoy vengo a hablar a vuestro espíritu y a revelaros el contenido de los Siete Sellos, el Libro de vuestra historia, de la Profecía, de la Revelación y la Justicia.
Soy Yo quien ha venido a deciros que hoy vivís en el tiempo perteneciente al Sexto Sello.
El año 1866 marca el principio de este tiempo de luz. Yo envié a Elías para que descorriese el velo del misterio e iniciase el tiempo de mi comunicación como Espíritu Santo entre la Humanidad.
Elías iluminó a un varón destinado por Mí para que fuese el precursor. Aquel escogido, llamado Roque Rojas, fue quien escuchó de Espíritu a espíritu la voz del Profeta que le ordenaba en mi nombre llamar y reunir a sus hermanos, porque una revelación divina estaba a punto de iluminar los destinos de la Humanidad. Roque Rojas, manso y humilde como un cordero, obedeció la voz espiritual, respondiendo: «Hágase en mí la voluntad de mi Señor».
Roque Rojas reunió a un grupo de hombres y mujeres de fe y buena voluntad, y allí, en el seno de sus primeras reuniones, Elías se manifestó a través del entendimiento del Enviado, diciendo: -Yo soy Elías el Profeta, el de la transfiguración en el Monte Tabor-, y dio las primeras instrucciones a los primeros discípulos, al mismo tiempo que les anunciaba la Era de la Espiritualidad y les profetizaba que pronto llegaría el Rayo del Divino Maestro a comunicarse con Su pueblo.
Un día en que el humilde recinto de Roque Rojas se encontraba pletórico de adeptos que confiaban en la palabra de aquel varón, descendió Elías a iluminar la mente de su portavoz, e inspirado por Mí, ungió a siete de aquellos creyentes a quienes les dio la representación o el simbolismo de los Siete Sellos.
Más tarde, cuando llegó el instante prometido de mi comunicación, encontré que de aquellos siete escogidos, sólo uno velaba en espera de la llegada del Casto Esposo y ese corazón era el de Damiana Oviedo, la doncella cuyo entendimiento fue el primero en recibir la luz del Rayo divino como premio a su perseverancia y a su preparación.
Damiana Oviedo representaba el Sexto Sello. Fue una prueba más de que la luz del Sexto Sello es la que ilumina esta Era.
En el Segundo Tiempo encontré regazo de mujer, regazo materno, y en este tiempo también descansé en el corazón limpio y puro de Damiana Oviedo. Su regazo de doncella fue maternal para el pueblo de Israel, y por su conducto preparé a los guías, a los portavoces y a los labriegos. La dejé llegar a los umbrales de la ancianidad y le dije: «Vos, que os habéis levantado como fuente de amor y habéis dejado encendida en los corazones una antorcha de fe, descansad». Ella me pidió venir en espíritu a trabajar porque fue celosa de mi Ley, y no quiso que ésta fuese mancillada, y Yo se lo concedí.
Lo que en los tiempos pasados conocisteis solamente a través de símbolos, hoy lo conoceréis profundamente con la claridad del dia.
Yo os hablé como Maestro en sentido figurado; tomé para mis parábolas las cosas familiares, las cosas que diariamente vuestros ojos contemplan, pues como todas las cosas llevan en sí esencia y significan cosas espirituales, me era fácil tomarlas para hablaros de lo eterno.
Tomando las cosas pasajeras os hablaba de lo que nunca muere; tomando como ejemplo lo material os hablaba de las cosas del espíritu.
Si en un principio no fui bien comprendido, si solamente algunos de los que muy cerca de Mí se encontraban podían interpretar mis palabras y mis enseñanzas, después la Humanidad, cuando despertó para mi enseñanza, cuando abrazó mi Doctrina, llena de fe supo leer, supo comprender y sentir las enseñanzas de Cristo a través de Jesús.
Pero algunas cosas se encontraban veladas por un misterio, siendo que Yo no soy un secreto para nadie; el secreto y el misterio son hijos de vuestra ignorancia. Ni los mismos teólogos, ni los grandes filósofos acertaban a penetrar hasta la profunda verdad de aquellas cosas, mas los tiempos pasaron, y es llegado para vosotros el tiempo del esclarecimiento, el tiempo en que los velos se descorren y los misterios se aclaran, en que el sentido figurado se torna en real y comprensible.
De cierto os digo que muchas cosas que dije a través de mis profetas y de mis apóstoles, ni ellos mismos conocieron su sentido, porque no era su boca la que hablaba sino el Verbo divino.
Los profetas vieron tronos semejantes a los de los reyes de la Tierra, libros, seres con forma humana; palacios con cortinajes, candelabros, el cordero y muchas figuras más. Pero ahora debéis comprender que todo ello sólo encerraba un significado, un símbolo, un sentido figurado de lo divino, una revelación que tuvo que ser expresada a vosotros bajo una forma alegórica, ya que no os encontrabais capacitados para comprender otra más elevada.
Todo cuanto os enseño en este tiempo y cuanto acontece en el mundo, es la explicación y el cumplimiento de la revelación que por conducto de mi apóstol Juan hice a la Humanidad, cuando habitando mi discípulo en la Isla de Patmos le llevé en espíritu a las alturas, al plano divino, a lo insondable, para mostrarle por medio de símbolos el principio y el final, el Alfa y la Omega, y vio los acontecimientos que fueron, los que eran y los que habrían de ser.
Para que Juan pudiese revelar la existencia de tales cosas a los hombres, fue menester que el Padre hiciese el llamado al espíritu del profeta hacia el Más Allá para manifestar delante de aquellos ojos atónitos, absortos, el contenido del libro misterioso, del Gran Libro de la Vida.
Fue necesario también que el Padre limitase las profundas cosas espirituales, las grandes cosas de la Divinidad en figura simbólicas, en figuras alegóricas de gran contenido, de profunda significación, para que el profeta, volviendo de su éxtasis a la Tierra, escribiese y diese testimonio a los hombres de lo que había visto y oído en el Más Allá, y Juan, como discípulo obediente, así lo hizo y así testificó entre la Humanidad.
Nada comprendió por el momento, mas mi voz le dijo: «Lo que vieres y oyeres, escríbelo» y él escribió, y su testimonio no ha sido interpretado bien por los hombres: la esencia de su contenido no ha sido encontrada todavía por la Humanidad, y en verdad el Padre os dice: Los hombres no han descubierto el significado de aquella profecía y, sin embargo, su sentido real lo están viviendo día a día.
Aquella revelación que le confié a Juan, mi apóstol, vidente del Segundo Tiempo, no le habéis dado toda la importancia que tiene. La Humanidad ha posado sus ojos sobre aquel testimonio y de él nada ha entendido.
Cierto es que la Humanidad conoce aquella profecía mas no la siente en su espíritu. Hay quienes solamente aciertan a sentir temor sin alcanzar a comprender todo el contenido de la gran revelación concedida por Dios al profeta, y aquella gran revelación es una gracia que el Padre quiso que los hijos alcanzaran por el infinito amor que les tiene, para que las cosas que eran solamente del conocimiento de Dios, pasaran a ser también del conocimiento de los hombres.
Por eso, a través de aquel profeta os revelé la existencia del Libro de los Siete Sellos, libro que no fue desatado en esta nación mexicana como muchos de vosotros creéis, porque ese libro no pertenece a una nación ni a determinado número de escogidos, ni está sujeto a un tiempo. Es la misma eternidad, es el destino de todos los espíritus encarnados en humanos, es la historia, el trayecto del espíritu del hombre de principio a fin, con su lucha, sus goces, sus pruebas y sufrimientos, sus aciertos y sus yerros, su pecado y su arrepentimiento, su tiniebla y su luz y su redención final.
Vuestro espíritu ha escrito su historia y su jornada en ese libro de los Siete Sellos, ahí están anotados por Mí todos vuestros actos, cada uno de vuestros pasos, pensamientos y palabras. Los grandes hechos de vuestro espíritu, las grandes vicisitudes y jornadas, sus grandes pruebas, sus cálices de amargura, todo está escrito ahí en verdad.
Mucho ha vivido vuestro espíritu, pero vuestra carne no lo sabe. Si vuestra materia ha olvidado los primeros pasos de vuestra infancia, ¿cómo ha de conocer la evolución de vuestro espíritu a través de su larga jornada? ¡Cuán poco ha podido revelar el espíritu a su materia! y no os lo he concedido por vuestra falta de evolución.
Hoy de lleno el hombre está viviendo la profecía de aquella revelación que vosotros conocéis por Apocalipsis o Revelación de Juan; en verdad, tiempos vendrán en que la Humanidad, interesada en las grandes revelaciones, analice, comprenda y sienta en verdad todo cuanto Yo allí os revelo, os descubro y os digo.
Por eso Juan contempló, a similitud de Daniel mi profeta en Babilonia, a un hombre con aspecto de anciano sentado en un trono, que no era otra cosa que vuestro propio Señor y Su poder, lo cual fue una alegoría porque Dios no es un anciano porque está fuera del tiempo, ni tiene forma de hombre, ni está en un trono como los reyes de la Tierra.
Juan contempló enfrente de Él siete espíritus, y no os confundáis si os digo que significaban siete esencias inmanentes de Dios, porque Dios es el Increado, la fuente suprema e infinita de virtudes y atributos; toda virtud, toda potencia y atributo del Señor es vida y es espíritu y con esas potencias, atributos o virtudes le he dado vida a todo. De ello todo lo he infundido y saturado de mi propia vida, y llenos de mi propio Espíritu el Universo y toda la Creación están.
Y esos siete espíritus son siete de las grandes virtudes con que he revestido y engalanado a todos los espíritus, para que en el trayecto de su vida se comportasen como seres semejantes al que les creó.
Mi profeta vio también siete lámparas con la flama que alumbra en verdad los Siete Sellos del gran Libro, porque son también la alegoría de esos mismos siete espíritus simbólicos de Dios, las siete virtudes que han iluminado la senda de todos los espíritus al través del tiempo.
Juan, en su retiro solitario penetró espiritualmente en el Más Allá, y al contemplar los grandes misterios del Señor encerrados en símbolos, allí contempló también la figura de María.
En esa gran revelación confiada por el Padre a Juan para los hombres de las eras venideras, él, después de una gran señal, contempló a una mujer vestida de sol y la luna debajo de sus pies, y una corona formada sobre su sien por doce estrellas.
Aquella mujer sentía dolores de parto y cuando aquel dolor era más intenso, vio Juan a la maldad en forma de dragón acechándola, esperando solamente el nacimiento del hijo para devorarlo.
Y el Maestro os dice: Si esa revelación, dada por el Padre a Juan, hablaba de los tiempos venideros, Yo os digo: Mi profeta vio a María en el Tercer Tiempo, próxima a dar a luz al pueblo mariano y a la maldad acechando al pueblo del Señor.
Juan contempló también que en el instante del nacimiento, se entablaba una gran batalla de ángeles contra el dragón, el que simbolizaba la fuerza del mal, una batalla que es la que ahora tenéis, porque el pueblo mariano ha nacido, ya ha surgido sobre el haz de la Tierra y hoy se encuentra recibiendo su escudo y su espada de amor para penetrar en la gran batalla final, mas es necesario que veáis que el enemigo más poderoso lo lleváis en vosotros mismos. Cuando lo hayáis vencido, triunfando sobre la fuerza de la maldad que os inspira el egoísmo, veréis bajo vuestros pies al dragón de siete cabezas del que os habló Juan. Eso significa esta revelación, ¡oh pueblo amado!
Y el profeta contempló además, en verdad os digo, que después de ser atada y arrojada al fuego la fuerza del mal, surgía el espíritu de tentación en forma de bestia y el Padre os dice: ¿Cuál es la morada de la bestia? Es el abismo de donde surge para apartar de mi senda a mis hijos, para empañar las virtudes que son las luces con que Yo he iluminado a vuestro propio espíritu y atraerlo hacia él y retardar vuestra llegada; pero ese abismo, os digo, no está en la Tierra ni está en el Más Allá: ese abismo está en el corazón de los hombres; allí ha encontrado su propio abismo la bestia del mal, allí ha encontrado su antro; desde lo profundo del corazón de los hombres surge, se manifesta para hacer que los unos se devoren a los otros, para despertar sed de sangre y de odio entre los hermanos, para hacer que pueblos devoren pueblos. Es, como el dragón de maldad que le dio origen, bestia insaciable de vidas, de sangre, de paz, de armonía, de fraternidad y de espíritualidad y es quien ha inspirado a los hombres siete armas que se oponen a las siete virtudes, siete pecados que son los que han hecho caer a los hombres en los profundos abismos de la degeneración.
Comprended entonces que el dragón de la revelación simboliza la fuerza del mal colectivo, creado por el mal de siglos y siglos de faltas y desobediencias a la Ley divina de todas las generaciones humanas.
La bestia de la parábola simboliza el mal individual, ese egoísmo que se esconde en el corazón de cada ser humano. Y el poder de ambos, del dragón y la bestia, esas fuerzas del mal que invisibles flotan sobre la Humanidad, será vencido cuando os améis los unos a los otros.
Desde el principio de los tiempos de la Humanidad así ha sido hasta vuestros días, pero mi presencia nunca le ha faltado a ningún espíritu; la luz de Mi espada le ha iluminado y le ha libertado. Nunca he permitido que el último átomo de conciencia se pierda en ninguna criatura, para que por ese átomo pugne por su salvación, y en este tiempo de pasiones desencadenadas, de perversidad, de materialidad, de lujuria, de egoísmo y desenfreno de todos los pecados, la bestia, en verdad os digo, se ha enseñoreado y ha hecho trono en el corazón de los hombres.
La ciudad de Sodoma y la ciudad de Gomorra, las primeras grandes ciudades pecadoras entre la Humanidad, hoy resurgen, hoy las contemplan mis ojos justicieros nuevamente asentadas entre los hombres y su civilización materialista, y contemplo a todos los placeres y a todos los vicios rindiéndoles culto como solo puede rendírsele culto a un dios. Sí, el fuego, en verdad, fue el que exterminó a aquellas ciudades paganas y pecadoras. Ahora será nuevamente el fuego, mas ese fuego lo encenderá la propia mano del hombre, guiada por mi justicia perfecta. De estas nuevas Sodoma y Gomorra no quedará ni ceniza, os dice el Maestro, no quedarán vestigios.
Yo estoy penetrando por medio de los espíritus enviados por Mí entre los hombres, portadores de mis virtudes y mi protestad, de mi luz, hasta lo más profundo de las consciencias para que la Humanidad despierte.
Los unos, los seguidores de mi Doctrina, despertarán antes de la gran batalla y lucharán en su propio interior contra sí mismos, expulsando de su propio corazón a la bestia que duerme, la que se ha enseñoreado porque ya no necesita estar despierta para gobernar a los hombres, porque éstos son sus súbditos; pero ahí el espíritu humano de mis discípulos despertará para expulsarle, para levantarse y entonces decir: «¿En dónde están mis armas, en dónde mis potencias y virtudes con las cuales poder regenerarme, volver al camino y restituirme a la vida de la gracia?»
Y entonces, la conciencia iluminada por el Espíritu Divino le dirá a aquel que ha despertado: «Las armas están en tu mano, las virtudes están contigo, porque tu propio espíritu es virtud de Dios, es milagro, es parte de Él mismo.»
Vendrá la grande lucha contra el pecado, porque el fuego que ha de envolver en este tiempo a Sodoma y Gomorra, exterminándolo todo, una sola cosa dejará latente: La conciencia en el hombre; esa no podrá perecer, no morirá, y por esa conciencia los espíritus se levantarán, los espíritus despertarán a la verdad y comprenderán mi justicia.
Es menester que ese cáliz de amargura sea bebido hasta las heces, porque así se lo ha preparado para sí mismo el hombre al debilitar, al doblegarse delante de la tentación, al ceder su fuerza y su puesto a aquella otra fuerza maligna que le ha envenenado, a aquella que le ha seducido y engañado.
¿Por qué ha permitido todo eso el Padre? Para que vuestro espíritu tuviese desarrollo, tuviese evolución y me comprendiese por sí mismo, para que nunca pudiera reclamar al Padre la falta del libre albedrío, para que nunca se sintiera como un ser sujeto siempre a Su voluntad superior, incapaz de moverse por sí mismo, de pensar libremente, de moverse por sí solo o de crear.
Largo ha sido el tiempo de la caída del hombre, largo ha sido el tiempo enmedio de la eternidad, de las tinieblas que han envuelto a muchos espíritus. Mas ¿qué significa este que os parece largo tiempo comparado con la eternidad que no termina jamás?
Cuando este tiempo de luchas, de pasiones, de pecado, de incomprensión, de desobediencia y alejamiento del espíritu de las leyes divinas haya pasado, cuando distante quede, entonces todos elevaréis vuestra mirada al Padre dándole gracias por el don bendito de la libertad verdadera que el Padre os confió y que, si por un momento, por el mismo albedrío, llegasteis a ofender al Padre y hacer cosas ilícitas, por ese mismo libre albedrío pudisteis comprender y arrepentiros de vuestras faltas, regeneraros y hacer grandes obras meritorias para agradar al Padre y retornar al fin hacia Él, con el espíritu limpio y acrisolado por la virtud.
Mas si aquel vidente del Segundo Tiempo vio vuestras luchas, vuestras caídas, vuestras tribulaciones, vuestras ofensas, si él contempló en sentido figurado vuestras guerras, las grandes señales del espacio, las caídas de las grandes religiones, también él contempló el triunfo del bien, de las virtudes, el triunfo de Dios y de todos los espíritus.
Sabed que Juan testificó de los ancianos que en espíritu rodeaban al Padre y ¿quiénes son y qué representan esos ancianos? Son grandes espíritus, son siervos del Señor, son aquellos por quienes el Padre, desde el principio de los tiempos, lo gobierna, lo rige y lo mueve todo.
Si vosotros por las noches eleváis vuestra mirada cuando el cielo está limpio, descubrís en el firmamento millares y millares de astros que sumisamente, ordenadamente, ocupan su lugar. Si os profundizáis verdaderamente en esa ciencia, descubriréis que todos y cada uno de esos astros giran en torno de uno superior, de uno que lo rige todo con su fuerza, con su atracción, con su calor y su vida, y comprenderéis que después de ése hay, a su vez, unos más grandes y otros más pequeños pero todos tienen vida y todos tienen luz, y unos dan vida y dan orden a otros, porque en la creación divina no existe el vacío, y así como es en el orden material es también en el orden espíritual.
Las grandes legiones blancas de aquella profecía de Juan son los ejércitos de espíritus diseminados en todos los orbes para llevar a cabo las obras y mandatos del Señor. Unos son instrumentos de mi amor, otros son instrumentos de mi justicia, otros son mis siervos por quienes pruebo a los hombres; todos ellos son siervos celosos y obedientes a mi causa.
La Segunda Jerusalén que Juan contemplara simbolizada por la blanca ciudad, es en verdad, el Padre os dice, la redención del pueblo escogido del Señor, este pueblo que estoy reuniendo, este pueblo que estoy puliendo, que estoy regenerando con mi palabra a través del entendimiento humano en el Tercer Tiempo,
Este mi pueblo, el verdadero Israel, a pesar de su letargo me esperaba y esperaba, porque en su espíritu conservaba la impresión, el recuerdo de mi promesa, no porque existiesen en el mundo hombres que os estuviesen despertando de tiempo en tiempo, porque aquella profecía, en vez de ser puesta delante de los ojos de la Humanidad día tras día para que los hombres no cayesen en el profundo sueño, fue ocultada en el confin de la tierra, fue apartada del corazón del hombre y solamente vuestra intuición fue, Israel, la que os hizo esperar por su cumplimiento.
Este jirón de tierra, esta nación mexicana, tiene grande misión espíritual que cumplir entre la Humanidad, mas no por lo que ella es en sí, sino por lo que alberga en sus moradores, en quienes he depositado espíritus de luz que forman parte de aquella legión de los 144,000 marcados, porque en su seno habitan espíritus de Israel, del pueblo espiritul que en tres tiempos me ha sabido recibir y sentir y que ahora, en este Tercer Tiempo, sabrá levantarse para reconocer a sus hermanos, para borrar fronteras con su amor, para no mirar linajes ni castas, porque sus ojos mirarán con el amor universal con que Yo os estoy amando y os estoy doctrinando.
Sus doce puertas no serán puertas materiales como las de la primera Jerusalén; serán las puertas del mismo espíritu israelita, serán las puertas de las doce tribus que ahora me encuentro congregando para la redención de la Humanidad: esas puertas son las que Yo abro y son puertas de amor, puertas de paz.
La hospitalidad de vosotros, Israel, será espiritual y también material, y la buena voluntad de mi pueblo hará que la naturaleza sea pródiga y responda con abundancia y con bendiciones; y por un momento los hombres de los distintos pueblos de la Tierra, proscritos los unos de sus pueblos, los otros menesterosos, huérfanos muchos, otros sin esperanza ya, escucharán el nombre de este suelo como se escucha algo de fantasía; escucharán este nombre y la existencia de sus moradores como algo inalcanzable, y se levantarán con paso vacilante, pero con el corazón y el espíritu llenos de firmeza y de confianza en pos de los discípulos del Espiritu Santo, como cuando vosotros salisteis de Egipto en aquel Primer Tiempo, llenos de esperanza en la Tierra de Promisión.
Así muchos se levantarán, pero cuando el Maestro os dice: Si váis a estar preparados vosotros como moradores, ¿cúando váis a hacer que vuestra morada se encuentre engalanada y dispuesta para ese gran destino que Yo os he confiado?
¿Cuándo váis a hacer vosotros que vuestras puertas de paz y de amor se abran plenamente, sin que vuestro corazón juzgue ni distinga entre nacionalidades, ni doctrinas, ni religiones, ni clases o razas? ¿Cúando vosotros váis a aprender a compartir de vuestro pan, de vuestros dones, de vuestra luz?
Y os digo aún más: ¿Quién de vosotros conoce su hora? ¿Quién de vosotros sabe el momento en que le he de llamar? ¿Existe acaso determinada edad o determinado momento conocido por el hombre para que la muerte de él llegue? No existen edades para ello, lo mismo puede ser un instante que otro.
Por eso, vivid en paz con Dios y con el mundo, vivid en paz con vuestra carne y con vuestro espíritu. Tened siempre ordenadas todas vuestras cosas, para que cuando Yo os llame no dejéis nada pendiente en este mundo, no llevéis arrepentimiento ni llevéis congojas hacia el Más Allá. Que vuestra partida sea plácida, que vuestros ultimos instantes sean una bendición para los vuestros y una entrega espiritual hacia vuestro Padre.
Mas no porque os aconseje esto quiero que vayáis por la vida llevando la idea de la muerte. ¡Vivid la vida, vividla intensamente, no fríamente! ¡Sabed vivir sus goces y entregaos también a vuestros deberes, cumplid con vuestras obligaciones! Vivid en armonía con vuestras fuerzas materiales y espirituales, haced que exista el balance y el equilibrio en vuestra vida. ¡Amaos los unos a los otros!
Os dice el Maestro: Dad al César lo que es del César cumpliendo con vuestros gobernantes, respetando a vuestros mayores, honrando a vuestros padres, dando buen ejemplo a vuestros hijos y amándose los hermanos por la sangre y hermanos por el espíritu, respetando y amando a los demás pueblos de la Tierra, impartiendo la caridad en lo material y en lo espiritual, ayudándoos y siendo báculo de los unos para los otros en las distintas vicisitudes y dificultades de vuestra vida terrestre, multiplicando vuestra especie, pero multiplicándola también en amor, en buenos hábitos y en buen cumplimiento de todos vuestros deberes.
Habéis descubierto que no hay mejor bálsamo que el del arrepentimiento. ¿Qué es lo que ese bálsamo cura? El dolor, la enfermedad.
¿Qué origina la enfermedad? La falta de cumplimiento de las leyes. La falta de cumplimiento quiere decir desobediencia, y la consecuencia lógica de esa desobediencia es el dolor, pero entonces viene el arrepentimiento que lava la desobediencia, que impide nuevamente faltar y entonces la regeneración por el arrepentimiento trae consigo de nuevo la salud.
Sed médicos de vosotros mismos y de los demás, y estas cosas espirituales enseñadlas a todos, porque vosotros no sois más que nadie; todos tenéis los mismos dones, todos podéis escalar por la misma escala de perfección hacia Mí.
¡Velad y orad, pueblo! Abrid vuestros ojos para que plenamente os deis cuenta del tiempo y del sitio en que moráis. Mirad que sois también moradores de la Sodoma y la Gomorra, de esas ciudades pecadoras que han invadido a todo el orbe; pero en medio de tanto pecado y de tanta prostitución, elevad vuestro espíritu sobre tanta miseria, y perdonaos los unos a los otros.
No dejéis que el pecado os contamine, luchad contra él incesantemente.
Sed vosotros, si queréis, de los primeros que expulséis o rechacéis a la bestia que ha invadido al corazón de toda la Humanidad, de esa bestia del mal, devoradora de hombres, de paz, de virtudes y de bien. Rechazadla, dadle fin, en verdad, os dice el Padre, para que así vuestra simiente vaya penetrando de corazón en corazón, para que este pueblo se vaya multiplicando en la paz y en el bien y después, como ejemplo, se levante entre los demás pueblos de la Tierra para que se levanten a la regeneración, a la paz y a la restauración y ellos, descubriendo que poseen armas con qué luchar, con qué combatir y derrotar a la bestia, se levanten contra ella y la venzan al fin, como contemplara el profeta en la videncia, que la bestia era simbólicamente primero atada y era muerta y arrojada en su propio abismo, en espíritu y en verdad.
Y entonces escucharéis el himno universal, el himno del amor y de la armonía, el himno que recreó el espíritu, el corazón y el oído de aquel buen profeta, de Juan, mi apósotol del Segundo Tiempo.
Cuando estéis vosotros cantando y oyendo ese gran himno, todos vosotros formaréis parte de las grandes legiones de espíritus limpios como el ampo de la nieve, seréis los moradores de la verdadera Jerusalén, símbolo de aquella ciudad que vio morir al Maestro en cuanto hombre, pero que después, por su virtud, por su regeneración le atrajo a sí misma, para que ese Maestro viniese a vivir en el corazón de Sus hijos por toda una eternidad.
Si pensáis que os he hablado de cosas extrañas, de cosas grandes, de cosas incomprensibles para vosotros, Yo os digo: Yo no soy un ser extraño, y si así erróneamente he sido visto por la Humanidad, quiero dejar de serlo para el hombre. Lo divino y lo espiritual no son cosas extrañas para el hombre, puesto que el hombre alberga un espíritu que ha sido antes morador del Más Allá.
Quiero que las cosas divinas y espirituales dejen también de ser cosas extrañas para los hombres, no para que os familiarecéis con ellas, no para que las profanéis ni la toméis como cosas triviales, sino para que las miréis con naturalidad, como cosas que existen, que han sido siempre y que os esperan para convivir con ellas en la vida eterna.
Explicación de los Protectores – Julio 3 del 2004
Las voces de la naturaleza dan una alerta para la humanidad, el clima de vuestro planeta cambia de una manera tal que desconcierta a los hombres de ciencia, y aún falta mucho más por llegar a vosotros.
Es la queja de los elementos ante la insensibilidad humana y el comportamiento carente de amor y de respeto de los hombres hacia toda la Naturaleza que amorosa envuelve a la Humanidad.
Vuestros malos jueces, vuestros malos líderes religiosos y vuestros equivocados gobernantes han acercado a la Humanidad a un abismo en el cual está próximo a despeñarse.
Israel debe velar y cuidar la esencia de la semilla que en sus manos se ha depositado, la semilla pura de la palabra divina, que debe ser ya vivida por vosotros, no solamente leída en libros y hojas de papel.
Se abre para todos vosotros, ya con plenitud y con fuerza, la comunicación de espirítu a espíritu que se manifiesta, no sólo a través de la palabra inspirada vertida por labios humanos, sino en sueños, intuiciones, escritos y tantas manifestaciones más que son maneras diversas de comunicar aquello que, viniendo de lo alto, devela misterios, disipa las tinieblas y os concede la paz.
Ved cómo han comenzado a levantarse las falsas voces de la impostura; y ved cómo muchos espiritualismos ocurren hoy en la tierra, cumpliéndose con ello la profecía que el Señor os diera años atrás; es por esto que, en esta etapa se vuelve importante que debáis enfatizar el hecho de que el Padre os llamó Espiritualistas Trinitarios Marianos, porque es por medio de ello que definiréis cuál es vuestro credo, cuál es vuestro origen y a quién seguís.
No seguís guías humanos ni tenéis ministros entre vosotros, no levantáis templos ni observáis rito alguno.
Los falsos espiritualismos confunden y atrasan a la Humanidad, porque en vez de dar el pan verdadero, le brindan sólo aquello que es paja y tamo, e incluso muchas veces llegan a entregar cizaña.
Someted todo cuanto recibáis por inspiración o intuición a vuestro más riguroso análisis espiritual, y mirad que éste sea mesurado, profundo y cuidadoso y os aconsejamos que no decidáis nada en vuestra vida sin antes someterlo a ese análisis, que no es de la mente humana sino que viene del espíritu.
Muchos dioses pareciera tener la Humanidad, cuando vosotros bien sabéis que Dios sólo hay uno, un sólo pastor y un sólo rebaño; la división que cunde entre vosotros ha de quedar atrás y se reunirán, ante el llamado de Elías y en una sola magna congregación espiritual, todos aquéllos que son perseverantes y fieles.
Los que duermen en el camino pronto han de ver las consecuencias de la desidia, de la pereza y la apatía con la que tomaron las enseñanzas divinas, convirtiéndolas en algo inerte, en algo rutinario y que, en vez de permanecer a libros empolvados, debieron haber permanecido vivas en todos aquellos que seguís la voz del Señor, sin dogmas, sin anatemas y sin condenaciones de los unos a los otros.
Una y otra vez se os advirtió que veláseis y oráseis.
Una y otra vez se os dijo tambien que debéis estudiar y analizar, mas ¡cuán pocos fueron los que obedecieron y siguieron estos mandatos! Y ahi tenéis las consecuencias de esa indolencia.
Muchos que sintiéndose parte del pueblo escogido por el Padre, por esa misma negligencia y pereza han creado su propia doctrina y han acabado por convertir sus prácticas en una religión más.
Vosotros debéis estar encima de todo ello.
Alejaos de la tentación de lo fácil, porque el labriego se hace en la lucha y en el trabajo, no en la comodidad y en el descanso. Recordad que para el espíritu, el descanso equivale a la muerte.
No os conforméis con lo que sois y con lo que tenéis en lo espiritual, id siempre en busca de algo mejor, tocad con limpidez, respeto y veneración a las puertas de la sabiduría y veréis que éstas se abren de par en par.
Grandes misterios os han sido revelados de una manera tan sencilla que os asombra y os conmueve.
Aún mayores y más grandes lecciones vendrán en un futuro cercano, los pequeños darán testimonio de ello, por esto os encarecemos de que no descuidéis su educación espiritual.
¿Y qué mejor preparación y educación podéis entregar a vuestros hijos que vuestra vida límpida, vuestro ejemplo de caridad y de amor hacia toda la Humanidad? Que no os sorprenda el manto de la noche sin haber dedicado al menos unos instantes a la oración por aquellos que tristes, desconsolados y enfermos pululan en vuestro planeta.
¡Esa es vuestra misión, Israel! Traer la paz a las naciones, mas ¿cómo habéis de traer esa paz si rehuís una batalla que debe librarse frente a frente contra los errores y el pecado tanto vuestros como de la Humanidad, contra el engaño y la simulación?
Desterrad prontamente de vosotros prácticas materializadas, no toleréis más aquello que os atrasa, y mucho menos os embarquéis en controversias con quienes insisten en seguir en el error, que bien sabéis que estas disputas son estériles, porque el que iluminado por el Padre se encuentra, escucha la misma voz.
¿Cómo pensáis que podéis uniros con los que oyen otra voz y siguen otros dioses, como lo son la materialidad, el afán de los bienes fugaces del mundo o el egoísmo?
Perseverad, caminad con confianza, porque nosotros invisiblemente os acompañamos, obedientes al llamado del Padre y del Pastor espiritual Elías que cuida a su rebaño, y que protege los piececitos de todas sus ovejitas amadas; María la Madre vela por las doncellas y por las familias.
No atribuléis vuestro corazón, doncellas, con las tentaciones de la época porque en verdad son pasajeras y engañosas; levantad vuestra faz con sencillez y una entrega de pureza hacia la Obra divina.
Delicado cargo se os ha ofrecido a vosotras, varonas de Israel. En ese cargo lleváis también la fortaleza, la presencia espiritual de la ternura divina, que debiendo anidar en el corazón de la mujer, ha terminado por escapar ante la frialdad de las varonas, dejando huérfana a toda la Humanidad…
Las madres, esposas e hijas de Israel deben ser ejemplo iluminador, porque es a través de vosotras que entrará la regeneración a este planeta, entendiendo la regeneración como el volver a generar y dar vida a todo aquello que habéis perdido.
Amad a todos aquellos que os rodean.
Serán el hombre y la mujer del futuro, seres libres en el pensamiento la acción y la obra, seres libres de prejuicios y la ignorancia, varones y varonas de amplio criterio y de gran virtud en la Ley.
Descubrid ese tesoro que se os ha confiado, ese tesoro que está en vuestro corazón. Llevad adelante vuestra misión que el Padre y la Madre os bendecirán.
Vosotros, varones, tomad con presteza la guía que os corresponde, no una guía mantenida mediante la violencia y el abuso físico, sino por la fortaleza moral que da la razón, sed reflexivos y pacientes, atentos y cuidadosos con la compañera que se os confió, pues es vuestro tesoro.
Y asi como debéis saber enjugar una lágrima, sabed también prodigar una sonrisa.
Que el rostro severo del padre, cuando contemple al hijo caer en un error, se convierta después en la dulzura del amigo y del maestro que guía, enseña y conduce.
Revestíos de paciencia, porque dura será la lucha de vosotros en un mundo que ha cambiado sus valores, y se ha entregado al cultivo del materialismo y al culto de otros dioses, dioses falsos, que ofrecen riqueza y tranquilidad, y a cambio dejan miseria, desolación.
No temáis cuando escaseen las pequeñas monedas, porque el Padre os prodigará todo aquello que os es necesario y aún mas; no desesperéis.
Caminad también con confianza y sed el apoyo y el báculo en que se finque la armonía de la familia y el bienestar de los hogares.
Comprended,varones, que también delicada es vuestra misión, y el varón israelita tuvo ya grandes ejemplos que debeis seguir, y que se encuentran en Abraham, Isaac y Jacob así como en los hechos en la vida de ese Maestro dulce, revestido de fuerza y de virtud que fuera Jesús, ¡he ahí los modelos a seguir!
Sed justos pero también sed astutos; sed virtuosos pero también sed valerosos.
Fin de la comunicación por el entendimiento humano
Ya son más de 50 años desde que el Padre levantó su Palabra por medio del entendimiento humano, y sigue habiendo confusión acerca de esto.
A continuación se dan respuesta a las mayores interrogantes acerca de este tema.
¿Qué es la comunicación por medio del entendimiento humano?
Es el nombre que lleva el tipo de comunicación que se da cuando alguien se prepara y por medio de meditación abre su cerebro para que este sea tomado por un ser espiritual.
Por este tipo de comunicación el Padre y los hermanos espirituales de luz se comunicarón de 1884 a 1950 en los llamados templos.
¿A qué se refiere el Padre cuándo dice que su Palabra será levantada en 1950?
Desde la primera Cátedra que entregó el Padre en 1884 avisaba que en 1950 su comunicación por medio del entendimiento humano y la razón de ser de los recintos acabaría. Ejemplo de estos avisos son los siguientes:
Precursor 2 45 Contemplad cuánto será su dolor cuando comprendan que no volverá a escucharse la palabra divina por el entendimiento humano después de 1950, y sollozarán por no haber gozado de esta dicha que vosotros poseéis.
Enseñanza 260
Enseñanza 126
Enseñanza 129
Enseñanza 204
Enseñanza 246
Enseñanza 250
Enseñanza 53 |
Y el hecho es que el Padre cumplió con su Palabra en Diciembre de 1950 dió su última cátedra por medio del entendimiento humano, y desde el 1o de Enero de 1951 este tipo de comunicación es ílicita.
Pero yo voy a los recintos y dan enseñanzas maravillosas. ¿Qué pasa con eso?
Hoy en día hay cientos de recintos que se rehúsan a aceptar este mandato divino diciendo que el Padre se sigue comunicando por medio del entendimiento humano, pero NO es cierto.
Lo que sucede es que el Padre sabiendo que habría muchos hermanos que no aceptarían lo dicho, en su misericordia dejo que se repitieran las mismas Cátedras en los recintos, NO es nueva palabra y NO es el Padre comunicandose, simplemente es la repetición de las Cátedras entregadas antes de 1950.
Y los seres espirituales que se comunican ahí ¿no son de luz?
No. Cualquier ser espiritual que se comunique por medio del entendimiento humano esta en desobediencia del Mandato Divino por consecuencia no podría ser un espíritu de luz, mucho menos alguna manifestación de Dios.
Me han dicho que el Padre por amor decidió no levantar este tipo de comunicación en 1950 ¿Es esto cierto?
No. ¿Qué tipo de Dios sería ese que nos dice que va a suceder algo y de repente cambia de opinión? ¿Acaso no es Dios perfecto? ¿Acaso Dios no planea bien sus decisiones?
Más bien Dios en su infinita perfección nos aviso de que acabaría su comunicación por medio del entendimiento humano en 1950, y no sólo eso, sino que nos avisó que habría muchisimos hermanos que no aceptarían esto, y por fanatismo, seguirían con prácticas no aptas para los espiritualistas.
Muchos dicen que el Padre cambio de parecer por su imenso amor, esto NO es cierto. Otros dicen que cambio porque no estabamos preparados, esto TAMPOCO es cierto.
El Padre cumplió con Su Mandato perfecto y Su comunicación por medio del entendimiento acabó en 1950 como Él lo había ordenado.
Bueno. ¿Entonces cómo se comunica ahora el Padre?
La manera que se comunica ahora el Padre es por la comunicación de espíritu a Espíritu.
Esta comunicación es la verdadera, es la que todo espiritualista debe de realizar, en ella uno eleva su espíiritu y abre su corazón dispuesto a escuhar lo que el Padre tiene que decir.
Muchos cometen el error de pensar que esta comunicación sólo se da por medio del Don de la Palabra, pero esto significa limitar al Padre.
Nuestro Señor se puede comunicar de un sin fin de maneras con nosotros, por ejemplo: muchos reciben sueños con mensajes maravillos los cuales provienen de lo alto, otros tienen fuertes intuiciones, algunos escuhan al Padre como si escucharán una pequeña vocecita en la mente, otros reciben visiones en fin, la lista es interminable.
Estos son algunos ejemplo de como es la verdadera comunicación con el Padre, también cuando nos inspiramos y escribimos, hablamos, componemos, etc. esto viene de lo alto.
Vemos como el Padre se comunica de muchas maneras con nosotros, de hecho todo el tiempo el Padre intenta hablar con nosotros, pero es debido a nuestra falta de evolución y de disposición que no lo escuchamos, y escucharlo NO es virtud de algunos cuantos, sino que todos nosotros lo podemos hacer.
Para poder escuhar a Dios todo lo que tenemos que hacer es verdadera oración, abrir nuestro corazón y escuhar lo que el Padre tiene que decir ¿sencillo no? Tan sencillo que no podemos creer que podamos comunicarnos de esa manera con el Padre.
A través de milenios nos han hecho pensar que sólo unos cuantos pueden hablar con el Padre, y que es algo realmente complicado, cuando el Padre siempre nos ha dicho que TODOS podemos elevarnos a Él, TODOS podemos hablar con Él y escucharlo.
Pero debemos de hacerlo con el espíritu, debemos de dejar atrás prácticas que sólo atrasan a nuestro espíritu y que NO son aptas de los espiritualistas. Debemos de abrir nuestros corazones y escuchar a nuestro Padre que en todo momento nos esta hablando.
Hablemos de los Suicidas
Es importante empezar el análisis de este tema, entendiendo que no solamente aquellos que deciden quitarse la vida de una manera violenta en un momento de turbación, son
suicidas.
Suicidas son también aquellos que van terminado con su vida lentamente a causa de un vicio; o aquellos que en lugar de vivir en paz y armonía con el resto de los mortales deciden trasgredir las leyes provocando la violencia a su paso; suicidas son también los que teniendo los medios no cuidan la salud de su cuerpo, o aquellos que en la búsqueda de emociones fuertes exponen su vida constantemente al peligro.
Son suicidas aquellos que sin respeto rompen las leyes de la Naturaleza, o los que promueven las guerras y las armas. Aquellos que disfrutan de los excesos y los que envueltos en un torbellino de materialidad, se dejan arrastrar por las tensiones, las prisas y problemas, también son suicidas.
En el Tercer Testamento, en un párrafo correspondiente al Álbum de la Sabiduría, nuestro Padre nos ha dicho:
¿Quién puede decir que ha llegado en espíritu a Mí, en el preciso instante en que el reloj de la eternidad le hizo el llamado? Nadie, porque muchas veces abreviáis vuestra existencia envejeciendo prematuramente, consumidos a veces por causas que no son dignas de una de vuestras lágrimas o de una sola de vuestras canas». Enseñanza 52:41
Mas, ¿de dónde viene ese afán del hombre de vivir en el peligro constante? ¿Qué es lo que hace que algunos no se dén cuenta de la maravillosa oportunidad que es la vida? ¿Qué lleva a algunos seres a perpetrar en sí mismos el fin de su existencia?.
Los que atentan contra su propia vida, o contra la vida de los demás, son aquellos que no viven en la espiritualidad, aquellos que carecen de fe verdadera, del reconocimiento de las Leyes divinas, aquellos que no han penetrado en la justicia que encierra la Ley de restitución y el amor que motiva a la maravillosa Ley de reencarnación.
El desconocimiento de todas estas verdades, hace que a veces los hombres no se percaten del vació de su existencia.
Dice nuestro Padre Celestial:
Cuando alguien llega a pensar así, es porque está evitando que la luz brille en su espíritu.
Cree que es inútil la vida porque no ha logrado obtener que en ella se realizaran todos sus deseos, porque quisiera haber obtenido todo conforme a sus pensamientos.
Cree que también él es inútil, y eso se debe a que no ha conocido el sentido de Mi palabra, porque no la ha analizado» Enseñanza 166:37
«¡Cuántos hacen insufrible su vida por falta de fe espiritual, porque piensan que el mundo físico es el único que existe y dudan de que haya espíritu, porque para ellos nada puede comprobarlo! Estas y otras tristes reflexiones los llevan a la desesperación y aun a la muerte». Enseñanza 186:42
«Nunca os sintáis solos ni atentéis contra vuestra vida, porque vuestros días también están contados por el Padre». Enseñanza 147:18
¿Qué sucede con aquellos que deciden cortar el hilo de su existencia? Hace ya varios años, siendo aun adolescente, viví una experiencia muy dolorosa que me llevó a querer
saber más a cerca de todo esto.
A los diecisiete años, mi amigo Miguel Angel se quitó la vida sin que pudiera comprender en aquél momento lo que había sucedido. Lo único que sabía es que estaba pasando por un momento difícil: Su padre había descubierto que había reprobado varias materias, a su mamá le habían hablado para avisarle que él junto con otros amigos se habían robado una grabadora de una tienda de aparatos eléctricos, y en esos mismos días había terminado con Laura, su novia desde la secundaria. Ese día, cuando vi que había faltado a la escuela, terminando las clases fui a su casa para saber por qué no había asistido; cuando llegué vi patrullas y mucha gente que entraba y salía; en el jardín estaba el cuerpo sin vida de Miguel Angel tapado con una sábana. Se había pegado un tiro en la sien con la pistola de su papá. De pronto se acercó a mí Andy, su hermano mayor y llorando me dijo: «Si hubiera estado alguien con él, no se hubiera suicidado».
Esto no me sirvió de ningún consuelo, sino que por el contrario, me hizo percatarme de la terrible soledad y del vacío interior que debe haber sentido en ese momento, en que seguramente buscó respuestas sin encontrarlas. Desde entonces una de las cosas que más desee en mi vida fue encontrar las respuestas por él; cuando de pronto apareció ante mis ojos esta maravillosa verdad que es la palabra divina.
A través de ella he encontrado todas las respuestas que buscaba, y muchas veces, al principio, mientras analizaba e iba comprendiendo cosas, recordaba a Miguel Angel, y pensaba: «Si él hubiera conocido toda esta luz, no se hubiera suicidado» Después, conforme han ido pasando los años y este conocimiento se ha hecho más grande y claro en mí, he comprendido que aquella verdad que no encontró en ese momento ya es suya, porque el espíritu no muere y la vida sigue, y las experiencias son infinitas y las oportunidades también, y el amor de nuestro Padre es absoluto.
Son tantas las cosas que pueden atravesar la mente de un suicida en el momento crucial: El miedo a enfrentar los problemas, el cansancio para seguir adelante, el no entender el por qué de las pruebas, el sentirse decepcionado de uno mismo, el no encontrar soluciones, la falta de fe, el no estar consciente de la existencia de algo más; en fin, puede haber tantas razones, pero creo que una de las razones más importantes que encuentra el suicida para quitarse la existencia, es que piensa que en el momento en que corte «el hilo de la vida», dejará de sentir dolor, las pruebas se acabarán o simplemente será el final.
Triste equivocación; porque el espíritu no muere, el espíritu al igual que nuestro creador es inmortal. ¿Qué sucede entonces con aquellos que se han quitado la vida? Nuestro Padre nos explica:
«El espíritu que retorna de la Tierra al valle espiritual, trayendo impresa en sí mismo la fatiga de la carne y llega buscando el Más Allá como un lecho dónde reposar, dónde hundirse en el olvido para borrar las huellas de la lucha, ese tendrá que llegar a sentirse el ser más desdichado, y no encontrará paz ni felicidad hasta que despierte de su letargo, hasta que salga de su error y se levante a la vida espiritual que es, como ya os he dicho antes, el amor, el trabajo, la continua lucha en el sendero que conduce a la perfección». Tercer Testamento. Enseñanza 317:14
«Todos vosotros habéis venido a una nueva encarnación, y es tan grande el dolor que apuráis, que me pedís ponga fin a vuestra existencia, mas Yo os pregunto: ¿No sabéis que no podéis dejar de existir, y que si hoy padecéis en la Tierra, al pasar vuestro espíritu al valle espiritual, seguirá viviendo bajo la misma prueba hasta saldar sus deudas y aprender la lección?». Enseñanza 103:15
«Muchos de vosotros queréis morir porque os encontráis cansados y sin ideales en la Tierra. Ciertamente que la muerte del cuerpo es el renacimiento para el espíritu, pero el cuerpo que ocupáis os sirve para purificaros». Enseñanza 146:32
¿De qué purificación nos habla nuestro Padre? De aquella que en absoluta justicia nos toca vivir, para reparar y restituir todos aquellos errores que el espíritu ha ido acumulando en sus diferentes reencarnaciones, las cuales son la oportunidad perfecta que en su infinito amor, Dios le ha dado a los hombres para poder aprender, evolucionar y restituir sus faltas.
Es por eso, que cada existencia del espíritu en una materia, es una oportunidad única para saldar cuentas, la cual no debe ser desprdiciada. Cuando el hombre desconoce estas cosas se acobarda, se ofusca y pierde la calma; no se siente con fuerzas para apura el dolor. Mas cuando el espíritu está consciente de esa nueva oportunidad, encuentra en el amor a su Señor la fuerza y la fe que necesita para pasar la prueba.
«…El hombre muere sin remedio; y al morir, ¿a dónde va? Si un hombre muere, ¿volverá a vivir? Yo esperaría todo el tiempo que durara mi servicio hasta que viniera el alivio de mis penas. Job 14:10-14
«Cumplid vuestro destino; no queráis retornar a Mí sin antes haber recorrido el camino que os señalé, porque tendríais el dolor de contemplar manchas en vuestro espíritu que él no alcanzó a lavar, porque no llegó hasta el fin de su restitución.
Las reencarnaciones han pasado sobre vosotros y muchos no habéis estimado la gracia infinita y el amor que en ellas os ha concedido el Padre. Mirad que mientras mayor sea el número de oportunidades, mayor será vuestra responsabilidad y si estas oportunidades no son aprovechadas, ese es el fardo cuyo peso insoportable muchos seres no se explican y sólo mi Doctrina os puede Revelar». Enseñanza 67:46
«Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros. Los sacó de las tinieblas y de las sombras de muerte, y rompió sus prisiones». Salmo 107:10,14
Mucho se ha creído que aquellos que atentan contra su propia vida no tienen perdón divino. ¿Será verdad que no tienen derecho a una nueva oportunidad? Si el amor divino no tiene límites, ¿habrá alguien que no pueda ser salvado? Como siempre, llega a nosotros para aclarar nuestras dudas, la palabra divina:
«En este Tercer Tiempo, he salido de la tumba del olvido en que la humanidad me ha tenido para resucitarla, porque Yo soy la vida. Nadie puede morir, aun aquél que se arranca la existencia por su propia mano, escuchará que su conciencia le reclamará su falta de fe». Enseñanza 52:63
Hermanos: El conocimiento que día a día la palabra divina imprime en nosotros, debe ayudarnos a sensibilizar nuestro espíritu, a estar alerta y velando, para poder ayudar a aquellos que necesitan de nosotros, de una palabra de consuelo, o de un consejo que logre quitar de su mente aquellas ideas que en un momento de desesperación y de confusión profunda, pueden convertir a un ser humano en un suicida.
Cuidemos también nuestra propia existencia, y demos tanto a nuestro espíritu como a nuestra materia el alimento que necesitan y los medios apropiados para lograr llegar al término de esta existencia, cuando la voluntad de nuestro Padre Celestial haya marcado la hora.
enfermos tan sólo por no amar a nadie.
El bálsamo que a muchos ha salvado, ha sido el amor y el don divino que resucita a la vida verdadera, que redime y que salva, es también el amor». Enseñanza 166:41
«Cuando esta revelación divina sea debidamente interpretada por todos, dejará de haber suicidios y homicidios, nadie se quitará la vida y menos lo hará con la de su semejante, el hombre tendrá amplio conocimiento de todos sus actos». Tercer Testamento. Enseñanza 316:23
La Búsqueda de la Bestia Apocalíptica Parte 1
Identificando al Enemigo
La palabra ‘ego’ es definida por el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como:
1: m. Psicol. En el psicoanálisis de Freud, instancia psíquica que se reconoce como yo, parcialmente consciente, que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superyó y la realidad del mundo exterior.
2: m. coloq. Exceso de autoestima.
La primera acepción es el significado generalmente aceptado de la palabra «ego» y es precisamente lo que define el mayor problema con este concepto: Nos separa a los unos de los otros.
Al confundir la individualidad con el ego, y al seguir la errónea idea psicológica tradicional (actualmente refutada por los psicólogos más avanzados) de que es el ego el que nos otorga nuestra identidad, ha habido un enorme lavado de cerebro por parte de los medios masivos, dándole una desmesurada importancia a la personalidad egoísta, opuesta al altruismo, el cual es un prerrequisito para manifestar la maravillosa virtud espiritual de la caridad.
El caos presente es resultado de ese lavado de cerebro masivo… como fuera profetizado por nuestro Señor desde los primeros profetas de Israel hasta Juan con su visión, como se halla narrada en el Libro del Apocalípsis, también conocido como el Libro de la Revelación.
Fueron principalmente dos profetas quienes anticiparon el surgimiento del ego como el mayor enemigo de la Humanidad. El primero fue Daniel, en la antigua Babilonia, y el segundo, Juan, en la isla de Patmos.
Y ambos identificaron a tan mortal enemigo como la bestia.
Claro, esa descripción es una metáfora, pero ¡cuán precisa y autoexplicadora es esa metáfora!
La Gota de Agua y el Océano
Entonces, ¿cómo hemos de entender nuestra propia existencia, nuestra propia identidad?
Pues bien: Tomemos por ejemplo, una humilde gotita de agua del océano. Claro, posee la mayoría de los atributos del océano, aunque no todos: Una sola gota de agua es incapaz de crear una marea por sí misma ¿no?
Esa sencilla gota de agua es, por sí misma, un individuo, y tiene una identidad por la cual la distinguimos de otra muy similar a ella, porque ocupa un espacio y una posición diferente en ese océano.
Ahora, supongamos que esa gota de agua tuviera una mente, y descubriera que existe; en otras palabras, que tomara consciencia de sí misma.
¿Es eso un ego?
De ninguna mnaera, porque junto con su propia autoconsciencia, llega la noción de pertenecer a algo mayor a sí misma, comenzando con las vecinas gotas de agua.
Y cuando esa consciencia se expande y se convierte en una consciencia completa, ésta le dice a la humilde gota de agua que ella no es «Yo» sino «Nosotros» y más aún, es «el Océano», dándole a esa gotita de agua el sentido de pertenencia, de ser parte de algo mucho más grande que ella.
La Búsqueda de la Bestia Apocalíptica Parte 2
¿Un Ego Saludable?
No existe tal cosa… Tu ego es esa personalidad, esa máscara que has llegado a creer es el «tú» verdadero.
Y lo peor: Estás en realidad entrelazado con esa cosa, con esa falsa noción de quién tú verdaderamente eres.
Y por supuesto, quien tú eres en verdad es el espíritu dentro de tu cuerpo humano.
Y hay gran cantidad de diferentes apariencias que el ego usa con el fin de engañarnos: La falsa modestia y la timidez no son otra cosa que el ego mismo, solo que funcionando en reversa, porque ¿sabes? la timidez así como la vergüenza -ninguna de las dos es de origen divino-, provienen de la preocupación por lo que los demás puedan pensar de «tí».
Dicho de otro modo: Cuando te mortifica la proyección de la imagen de tu «yo» o de la percepción que otros pudiera tener acerca de esa imagen creada por el ego para esconderse, en realidad lo que haces es reflejar la angustia de ese ego de encontrar la manera más eficaz de engañar a todos… incluyéndote a tí mismo.
Pero la buena noticia es que, aun cuando el ego crea tener total control sobre de tí, el hecho es que tú -el espíritu- eres el que tiene el poder verdadero.
Cualquiera de nosotros puede extinguir su ego completamente, tal y como Jesús nos enseñara a hacer. Cuando menos, podrías comenzar por disminuirlo ahorita mismo.
Todo lo que tienes que hacer es velar y estar consciente de que la bestia está lista y al acecho para escapar de su jaula apenas bajes la guardia.
Esa Voz en tu Cerebro: ¿La Conciencia o el Ego?
¡Cuidado! Lo que muchos creen que es la voz de la conciencia es, en realidad, la voz del impostor: el ego.
Si estás creyendo que tú posees una conciencia propia ¡has sido engañado!
La auto-percepción o consciencia (así, con ese y ce) es una cosa, y la más de las veces es estrictamente personal, y como humanos, tendemos a creer que es nuestra nada más; pero la Conciencia es algo diferente.
Dado que el ego usa otro poderoso truco que consiste en convertir cualquier pensamiento tuyo instantáneamente en una creencia, la defensa de esa creencia se vuelve para tí en la tarea más importante.
No importa si ese pensamiento/creencia es bueno o malo, falso o verdadero, certero o erróneo… Lo único que importa es que sea «tuyo», así que automáticamente e irreflexivamente lo defiendes.
Pero la Conciencia es un asunto muy diferente.
Para comenzar, todos compartimos una Conciencia común, omnipresente, universal, no una que es particular y local, atada a tiempo y circunstancia y por tanto limitada.
Esa Conciencia que es en su naturaleza generosa, altruista, sabia y perfecta, nos enlaza a todos. Por ello, no hay manera en que tengas una conciencia peculiar, distinta a la de los demás.
Así que por un lado tienes una voz que viene del ego y otra, que proviene de la Conciencia.
¿Cómo distinguir la una de la otra? Fácil. La Conciencia siempre habla de la Ley divina… sin cortapisas, sin palabras vanas ni falsos oropeles.
No hay modo de entablar negociación alguna con la Conciencia Verdadera. Es implacable, inmutable, ineroxable… es perfecta ¿recuerdas? y por lo mismo, no la puedes acomodar a tu agenda o intereses personales.
¿Y la otra voz, la voz del ego? Bueno, ésta comienza por arrojar a la mesa todo tipo de ideas, pensamientos, esquemas y estratagemas egoístas, interpretando y acomodando la cosas para que se amolden convenientemente al falso sistema de creencias que tu ego ha desarrollado, negociando hasta conseguir sus egoístas fines, cambiando el sentido de todo sin importar el costo ni detenerse ante nada.
Así que la próxima vez que choques con el sistema de creencias o intereses de alguien más, y esa persona insiste en que está escuchando y obedeciendo la voz en su interior que contradice y se opone a la voz de la Conciencia en tí, asegúrate de que no estés atrapado en una batalla de egos: el de esa persona y el tuyo.
La Receta Anti-Ego
1. Al terminar el día, antes de dormir, repasa todos los eventos y sucesos que has vivido y revisa todas las decisiones que hayas tomado en ese día, sean pequeñas o grandes, aceptando y reconociendo tanto las buenas como las malas, pero enfocándote mayormente en aquellas donde tu ego haya interferido con tu buena naturaleza.
Perdona de todo corazón cualquier ofensa recibida, y entonces pide perdón por las ofensas que tu hayas hecho, y pon todos los eventos del día en su justa proporción, extrayendo de ellos todas las lecciones que te sea posible.
2. Toma la firme determinación de corregir las malas decisiones que hayas hecho, para que la próxima vez puedas hacerlas mejor. Perdónate y acéptate tal como eres, recordando que el perfeccionamiento es un proceso, no un lugar.
3 Tan pronto como abras los ojos al día siguiente, revisa tu determinación de la noche anterior y planea tu día de acuerdo con esa determinación, proponiéndote a tí mismo cumplirla con tu mejor esfuerzo.
4 Ora a Dios en petición de ayuda y guía… no sólo para tí sino para el universo entero. Y no olvides de sentir y expresar tu gratitud a nuestro Padre Celestial por todo, aún por aquellas cosas que aparentemente no te han sido buenas o convenientes… y sonríe. Recuerda: Todo encierra una lección, sea ésta dulce o amarga.
5 Manténte en vela todo el día.
Has esto por al menos 21 días seguidos, para que desarrolles el hábito de ser un «tú» bueno, amoroso y no egoísta.
Después, continúa tratando de ser esa amorosa, espléndida criatura por el resto de tu vida, tanto humana como espiritual… día tras día, uno a la vez
Resumiendo la receta:
«Vencéos a vosotros mismos y
el camino os será fácil; entonces podréis vencer a la bestia que Juan mi apóstol contempló en su revelación.»
El Tercer Testamento
De este modo, no permitirás que tu mente te siga jugando malas pasadas… por cuenta del ego.
La Controversia
Durante el periodo de 250 a 553 de la Era Cristiana una controversia se inflamó, al menos intermitentemente, alrededor del nombre de Orígenes, y es a partir de esta controversia cuando emergen las más importantes objeciones que el Cristianismo ortodoxo eleva en contra de la reencarnación.
Orígenes de Alejandría, uno de los más grandes y sistemáticos teólogos de la Cristiandad, creía en la reencarnación.
Orígenes fue un hombre creyente en la autoridad de las escrituras, un azote de los enemigos de la iglesia y un mártir de la fe.
Él fue el maestro espiritual de una gran y agradecida posteridad y aun así, sus enseñanzas fueron declaradas como herejías en 553. Los debates y controversias que se encendieron debido a sus enseñanzas son, de hecho, los que forman el precedente del tema de la reencarnación en la iglesia.
El juicio en contra de Orígenes fue creciendo a trancos y comienza aproximadamente por el año 300, cincuenta años después de su muerte, y llega hasta el año 553. Dentro de sus críticos se encuentran escritores de gran preeminencia así como algunos eclesiásticos más bien mediocres y oscuros. Dentro de aquéllos se incluyen Metodio de Olimpo, Epifamio de Salónica, Teófilo Obispo de Jerusalén y el mismo Emperador Justiniano.
El primero de ellos, Metodio de Olimpo, era un obispo en Grecia y murió como mártir en el año 311. Él y Pedro de Alejandría, cuyos trabajos están perdidos casi por completo, representan la primera oleada de anti-origenismo.
Su preocupación principal era la preexistencia de las «almas» y los conceptos de Origenes respecto a la resurreción de los muertos, piedra angular de las creencias actuales del Cristianismo. Otra corriente de pensamiento aún más poderosa en contra de Orígenes floreció casi un siglo después.
Y quienes fueron sus voceros principales fueron Epifanio de Salónica, Teófilo de Alejandría y Jerónimo. Desde el año 395 hasta el 403 Orígenes fue el centro de un encendido debate al interior de la Cristiandad. Estos tres eclesiásticos aplicaron mucha energía y pensamiento a buscar objeciones y cuestionamientos hacia la doctrina de Orígenes.
Y en 535, de nuevo la controversia se avivó y al calor de ella el Emperador Justiniano, por razones más polìticas que espirituales, publicó un folleto en contra de Orígenes en 543, proponiendo nueve anatemas en contra de ·De Los Primeros Principios», la mayor obra de Orígenes.
Orígenes fue finalmente condenado en el Segundo Concilio de Constantinopla en 553, cuando fueron levantados quince anatemas en contra de él.
Pero los críticos de Orígenes lo atacaron en puntos individuales, y así no llegaron a formular una teología sistemática en oposición a las ideas de éste, organizadas en un sistema de pensamiento totalmente coherente.
Sin embargo se pueden detectar cinco puntos capitales individuales que el Cristianimo ha elevado en contra de la reencarnación.
1. Parece minimizar el concepto de salvación tan caro a los cristianos.
2. Entra en conflicto con la resurrección del cuerpo.
3. Crea una separación no natural entre cuerpo y «alma».
4. Se apoya en un uso demasiado especulativo de las escrituras cristianas.
5. No hay recuerdos de vidas pasadas.
Cualquier discusión sobre estos puntos sería más clara si se da un vistazo preliminar al sistema de Orígenes para estudiar este concepto.
Aunque es imposible hacer justicia en unas cuantas páginas a un pensador tan sutil y profundo como Orígenes, algunos aspectos definitorios de su pensamiento pueden ser sumarizados.
La Creación – Explicación del Mundo Espiritual de Luz
Por la enseñanza del Maestro sabéis que antes de comenzar los tiempos, antes de que el Universo material existiera, los seres que habían brotado del seno de Dios circundaban al Padre en el Más Allá.
Muchos de esos espíritus, deslumbrados por las bellezas que el Señor puso en ellos, se dejaron dominar por la soberbia y el Señor, al contemplarlos débiles y escasos de elevación, en Su infinito amor hacia esas criaturas, creoles un Universo material donde aquellos hijos tuviesen la oportunidad, restituyendo y reconociendo sus faltas, de retornar limpios al seno de Dios.
He aquí el porqué de la creación del hombre.
Así, estos espíritus encarnaron en la Tierra y se deleitaron con toda la gracia y la belleza de la Naturaleza material.
Esta morada en que vivís, fue creada por nuestro Padre para dotar al hombre de un hogar y de todo lo necesario para la evolución y perfeccionamiento de su espíritu.
Se os ha dicho que la formación de los mundos y de todas las maravillas de la Creación, se desarrolló en siete grandes etapas, simbolizadas por siete días.
Esto, hermanos míos, es solamente una expresión, una metáfora para que comprendáis que lo que a vosotros os parece una eternidad, es tan sólo un instante para el Espíritu divino.
Todo estaba dispuesto y ordenado en una forma perfecta.
El hombre, dotado en su espíritu de inteligencia y voluntad, comenzó a dar sus primeros pasos en el camino de evolución, para alcanzar por esfuerzo propio su desenvolvimiento y elevación. En esta forma estaría capacitado para conocer y amar a su Señor, y retornar a Él con los méritos necesarios, después de una vida de lucha, para llamarse dignamente hijo de Dios, pues no es lo mismo un espíritu puro que un espíritu evolucionado.
Para el logro de esos fines divinos, dotó el Padre a la Creación material del hálito de vida, de ese impulso vital que llamáis alma.
El alma, hermanos míos, así como el espíritu y toda criatura en sus diferentes escalidades, precisa también de evolución para que, al final de los tiempos, el hombre pueda reinar plenamente sobre todo lo que el Padre ha creado para su beneficio y cumpla en esa forma sus mandatos divinos.
De ese hálito de vida que vibra en toda la Creación, formó Dios el alma humana.
Mas no confundáis al espíritu con el alma: el espíritu es esencia y el alma es sustancia.
El espíritu es parte del mismo Padre.
El alma es el elemento sutil por medio del cual el espíritu se manifiesta en el universo material.
Aun siendo tan etérea y diáfana el alma, ¿creéis que existía antes de la Creación material? No, hermanos. Es el espíritu el que ha existido desde antes de que fueran los mundos materiales y no necesita de más sustancia que el amor divino de donde brotó.
Y para que los hijos de Dios supieran valorizar sus propias obras, les concedió la conciencia, una chispa de Su Espíritu divino, que como guía y consejera les dictara lo que conviniese a su estado de desarrollo constante y en esa forma los encauzara al bien y les hiciera rechazar el mal.
El hombre, a través de los tiempos, ha tratado erróneamente de personificar al mal y lo ha designado con diferentes nombres, lo cual ha dado origen a mitos y cultos supersticiosos, que no están de acuerdo con la evolución espiritual que habéis alcanzado.
Vosotros sabéis, por la palabra del Padre, que no existe ningún ser creado por Dios cuya misión sea la de hacer el mal.
Así veréis, mis hermanos, que el Padre Creador dotó a Sus hijos de todo lo necesario para conocerlo, comprenderlo y amarlo, y en todo momento los iluminaba e instruía, para que estuvieran cerca de Él y no se sintieran extraños y ausentes, sino cercanos y amados con infinita ternura por su Señor.
En la parábola del Paraíso se os habla del fruto prohibido de la ciencia del mal, que el hombre nunca debió haber probado; de la serpiente, que es el símbolo de la tentación y de las bajas inclinaciones de la carne; y en esa parábola se os relata cómo la tentación se presentó con ese mal fruto ante el hombre, y éste, al probarlo, perdió ese paraíso que el Padre le había entregado para su recreo y evolución.
Sabéis, por las enseñanzas de este Tiempo, que «la carne reveló al hombre los secretos de la vida humana y el espíritu reveló a la carne la existencia del Padre Creador». Así principió el desarrollo y evolución del hombre.
Y para que aquellas criaturas, que vivían en un estado de inocencia, pudieran amar y comprender al Padre en toda Su grandeza, les permitió, en Su infinita sabiduría, que renunciaran por su libre albedrío a una vida de contemplación y de paz y principiara para ellos un mundo de lucha y de trabajo, pero al mismo tiempo de evolución y méritos.
En ésto podréis comprender que «el verdadero Paraíso no estaba fuera de aquellas criaturas, sino dentro de ellas mismas».
También debéis recordar, que la primitiva ley dada a Adán y Eva para la propagación de la especie humana fue: «Creced y multiplicaos y henchid la Tierra», y en el cumplimiento de ese mandato, no había maldad ni pecado. Ahora el Divino Maestro os ha dicho que debéis crecer en sabiduría y multiplicaros en obras de amor y caridad.
Y de la simiente de Adán y Eva brotaron Caín y Abel, simbolizando los dos caminos que desde el principio encontrara el espíritu: el camino del bien y el camino del mal.
El camino del bien, donde existen las virtudes, fue trazado por al amor de Dios y es simbolizado por Abel; el camino del mal, representado por Caín, es aquel que hacen los hombres al convertir las virtudes en pecado.
temas extraídos de las comunicaciones divinas de El Tercer Testamento
La creación material, ocasión para perfeccionar
Todo en mi Creación es movimiento, armonía y orden que conducen a la perfección.
Para que el hombre pueda despertar y la voz de su conciencia lo lleve a la realidad, no debe mirar la Creación sólo en su apariencia, desconociendo la esencia de ella.
El hombre sin fe en la vida espiritual caerá en materialismo, porque contemplará como única vida la de este mundo; mas si llegara a hastiarse de sus placeres o a desesperarse en sus amarguras, ¿Qué acontecerá con él? Unos perderán su equilibrio mental, otros atentarán contra su existencia.
El hombre todavía no conoce su morada, la Tierra, cuya naturaleza aún le reserva muchas sorpresas.
Y aún existen muchos mundos como el que os rodea. Pero si no es conocida la creación que es solamente parte de mi Obra,
¿cómo hay quien pretenda conocerme por medio de su ciencia?
Este es el tiempo en que debéis comprender que toda luz pertenece a mi Espíritu, todo lo que sea vida es de mi Divinidad, porque Yo soy el arcano, la fuente y el principio de toda la creación.
Esta vida es una hermosa oportunidad que se presenta a vuestro espíritu para progresar. Caminad, creced, evolucionad, mirad cómo todo en la Creación evoluciona y se transforma.
En la escala interminable de la Creación divina, existe un número infinito de espíritus que van evolucionando en cumplimiento a la Ley de Dios.
¿Cuándo seréis como príncipes en medio de esta creación y no esclavos como ahora lo sois?
Los cimientos de mi Doctrina son de amor, esa fuerza universal y superior que tiende a unir a todos los seres en una sola familia.
Esta cualidad divina debéis poseerla porque no podrá haber caridad donde no haya amor. Mas Yo os he llenado de amor para que siempre que se presente la oportunidad de practicar la caridad, lo hagáis, sabiendo que no se limita ni sujeta a determinada forma.
Para que desarrolléis esas facultades, os he dado una parte de Mí mismo, la que ha vivido en vosotros, es vuestro espíritu iluminado por la conciencia quien os hace comprender que procedéis de Mí.
Así lográis comprender que la fuerza divina se manifiesta en todo lo que es vida, porque vida es todo lo que os rodea.
Yo os he enseñado a no limitar a vuestro Dios en una forma. Puedo tener todas las formas o no tener ninguna, porque Yo soy el Creador.
Cuando vuestra inteligencia os lleve al principio de la vida y descubráis ahí como nacen y se transforman las criaturas, os maravillaréis al comprender la explicación dé muchas de mis lecciones.
Ahí descubriréis que Dios está manifestado en todo, desde los seres imperceptibles a vuestra mirada hasta los mundos y astros mayores.
De este modo comprenderéis que el hombre no es creador de vida ni de elementos, que él tan sólo usa y transforma lo ya creado; para eso he puesto al hombre en medio de la Creación y para desarrollar todos los dones y potencias de que le he revestido.
Nada existe en la creación material que sea mayor que vuestro espíritu; ni el astro rey con su luz, ni la Tierra con todas sus maravillas, ni ninguna otra criatura es mayor que el espíritu que os he dado, porque él es partícula divina, es flama que ha brotado del Espíritu Divino.
Mas os he dicho que no conocíais la fuerza del pensamiento. Hoy os digo que el pensamiento es voz y es oído, es arma y es escudo. Lo mismo crea que destruye.
temas extraídos de las comunicaciones divinas de El Tercer Testamento