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La Doctrina de Orígenes
Revisando la secuencia de la creación desde su comienzo hasta su conclusión, se puede sumarizar el sistema de Orígenes de la siguiente manera: Originalmente todos los seres existieron como mente pura en un nivel ideacional o de pensamiento. Los seres humanos, los ángeles y los cuerpos celestiales carecían de existencia encarnada y sus propios seres eran sólo ideas.
Este era un punto de vista natural para alguien como Orígenes, versado tanto en el pensamiento cristiano como en el platónico.
Al no haber descripción alguna en las escrituras acerca de lo que precedió a la creación, parecía a Orígenes perfectamente natural recurrir a Platón para sus respuestas.
Dios, para el pensamiento platónico, es inteligencia pura y todas las cosas eran en Dios antes de la creación, una suposición no contradecida por las escrituras.
Entonces, al principar el proceso de la caída, seres individuales (espíritus) se aburrieron de su unión con Dios y escogieron desertar al enfriarse su ardor por lo divino.
A medida que la mente de estos espíritus se tornó fría hacia Dios, dió ésta el primer paso en su caída convirtiéndose en alma. Y el alma, ya apartada de su estado original, continuó en su deserción y caída hasta llegar al punto de tomar un cuerpo. Éste, de acuerdo con las ideas platónicas, es una degradación, ya que la manifestación más alta se da en el nivel espiritual y mental y la más baja en el nivel físico o material.
Esta noción de la caída del hombre no significa que Orígenes rechazara el Génesis, tan sólo significa que él estaba en favor de una interpretación alegórica de éste no literal; de este modo, no era necesario buscar un lugar físico para el Edén, sino que éste es un suceso cósmico y metafísico en el cual una idea pura y desencarnada se limitó en una materia física.
Lo que era esencial para el Cristianismo, según la percepción de Orígenes, es que la caída fue voluntaria y resultara en un grado de distanciamiento con Dios.
Donde hay una caída debe continuar el drama de la reconciliación.
El amor es una de las cualidades divinas, como el mismo Orígenes reconocía basándose en el Evangelio de Juan, y por ello es lógico y natural que Dios tome interés por la redención de Sus criaturas.
Para Orígenes esto significaba que después del drama de la encarnación, el alma de nuevo asume su identidad como mente espiritual y recupera su celo por lo divino.
Y para acelerar este proceso de evolución fue que en el tiempo debido Dios envió a Su Cristo.
El Cristo de Orígenes, como el de Juan, era el Verbo Encarnado, pues fue el único ser que no se enfrió en su celo hacia Dios, y por ello llegó tanto como mediador así como la imagen encarnada de la bondad de Dios.
Al permitir que la sabiduría y luz de Dios brille en la vida del hombre a través de la inspiración de Jesús el Cristo, el alma individual es capaz de recobrar rápidamente su celo hacia Dios, dejando atrás la carga del cuerpo y conquistando la completa reconciliación con Dios.
De hecho, asegura Orígenes, para desmayo de sus detractores y críticos, el poder y alcance del amor de Dios es tan grande que eventualmente todas las cosas regresarán al seno divino, Satánas y sus legiones incluidos.
Tomando en cuenta que la tenencia de un cuerpo dado por el alma es tan sólo uno de muchos episodios en su jornada de regreso a Dios, la doctrina de la reencarnación está implícita en ello.
Y hablando de la resurreción del cuerpo, Orígenes desató una tormenta de controversia al insistir de que el cuerpo físico es desechado y regresa al polvo de donde salió, algo ya indiscutible en la actualidad a la vista de los conocimientos modernos, mientras que la resurrección se lleva a cabo en un cuerpo espiritual, ideal y metafísico.
Esto, por supuesto, es totalmente creíble para los reencarnacionistas, puesto que un cuerpo así puede ser, ya sea la suma y el clímax de todos los cuerpos físicos que vinieron antes o no guardar ningún parecido con los muchos cuerpos físicos.
Llegará el tiempo en que la gran deserción a Dios que dió inicio a la creación física toque a su fin.
Todas las cosas, espíritus, cuerpos celestiales y almas humanas, serán tan puras y ardientes en su amor a Dios que la existencia física no será necesaria ya más. La cohesión entera de la creación física se derrumbará, pues la materia será superflua.
Entonces, para citar uno de los pasajes favoritos de Pablo citado por Orígenes, todas las cosas serán sujetas a Dios y para que Dios sea «todo en todos» ( 1 Cor 15:28 ). Esta restauración de todas las cosas propuesta por Orígenes ofendió a muchos en siglos posteriores. Pareció muy sensato a Orígenes el que todo aquéllo que desertó de Dios deba finalmente regresar a Él.
Como triunfalmente afirmara al final de su «De los Primeros Principios», los hombres son los «hermanos de sangre» del mismo Dios y no pueden permanecer apartados para siempre.
La fecha de nacimiento de Jesús el Cristo
Actualmente, los más serios estudiosos y eruditos de la Biblia coinciden en que Jesús no nació el 25 de Diciembre como la tradición cristiana nos dice.
¿Por qué? Es sencillo.
Porque los pastores tenían a sus rebaños fuera, en el campo[1] lo que implica que esto sucedió antes de Octubre.
Y asimismo hay que tener en cuenta de que la razón del peregrinaje de José y su esposa embarazada, María, fue para ser censado.
Ningún administrador romano que se respetara, hubiera requerido hacer un censo que implicara el viajar por Judea en la temporada en que ésta era intransitable.[2]
¿Quién decidió entonces que Diciembre 25 fuera la fecha de nacimiento oficial de Jesús?
Los cristianos primitivos no celebraban el nacimiento de Jesús -de hecho, solo los potentados y emperadores celebraban tales fechas-, y por lo mismo la fecha exacta no ha sido preservada en las festividades del cristianismo temprano.
La primera mención de Diciembre 25 registrada es la del Calendario de Filócalo (354 A.D.) quien asumió que el cumplimiento de Jesús fue el Viernes 25 de Diciembre del año primero de la Era Cristiana.
El 25 de Diciembre fue oficialmente proclamada por los padres de la iglesia en el año 440 DC, como un sincretismo entre la religión del entonces Imperio Romano y la tradición del día festivo de la Saturnalia, la que se observaba cerca del solsticio de invierno, que era una de las muchas tradiciones paganas heredadas del sacerdocio babilónico. [3]
Entonces, ¿cuándo es exactamente cuando nace Jesús? A pesar de que la Biblia no identifica específicamente la fecha de nacimiento de nuestro Señor, muchos eruditos han desarrollado diversas opiniones sobre cual es la más probable fecha del nacimiento de Jesús.
El Año del Nacimiento de Jesús
Por el otro lado, el año en que Jesús nació es ampliamente aceptado como válido en el año 4 A.C., debido a las conclusiones erróneas derivadas de la datación que Josefo diera a un eclipse que se supone tuvo lugar en Marzo 13 AC. «poco antes de la muerte de Herodes». Hay varios problemas con esta aseveración además de que este eclipse con toda probabilidad tuvo lugar en Diciembre 29, año 1 AC.
Esto es un considerable lapso de tiempo transcurrido entre el nacimiento de Jesús y la muerte de Herodes, dado que la familia escapó a Egipto huyendo del edicto de Herodes y no regresó sino después de la muerte de éste.[4] Lo que es más, Herodes murió en Enero 14 ANTES DE CRISTO. [5]
Hecho: Tertuliano, (nacido cerca del año 160 DC) declara que Augusto comenzó a gobernar 41 años antes del nacimiento de Jesús y que murió 15 años después de ese evento. [6]
Augusto murió el 19 de Agosto del año 14 DC, situándose entonces el nacimiento de Jesús en el año 2 AC.[7]
Hecho: Tertuliano hacer notar asímismo, que Jesús nació 28 años después de la muerte de Cleopatra, en el año 30 AC, lo que es coincidente con la fecha del año 2 AC.
Hecho: Irineo, nacido aproximadamente un siglo después de Jesús, también comenta que el Señor nació en el año 41 del reinado de Augusto. Como Augusto inició su reinado en el otoño del año 43 AC, esto también apoya al año 2 AC como la fecha del nacimiento de Jesús.
Hecho: Eusebio (264-340 DC), el «Padre de la Historia de la Iglesia», la describe en el año 24 del reinado de Augusto y el 28 a partir del sometimiento de Egipto a la muerte de Marco Antonio y Cleopatra. [8]
Para comprender esto, debemos tomar en cuenta que el año 42 del reinado de Augusto comienza a correr desde el otoño del año 2 AC hasta el otoño del año 1 AC. El sometimiento de Egipto por el Imperio Romano ocurrió en el otoño del año 30 DC. Así, si el 28avo año se extiende del otoño del año 3 al otoño del año 2 AC, la única fecha que se ajustaría a esto sería el otoño del año 2 AC.
Juan el Bautista
Hecho: Otra forma de determinar la fecha del nacimiento de Jesús es obtenerla de la información acerca de Juan el Bautista. Elizabet, la madre de Juan, era prima de María y la esposa de un sacerdote llamado Zacarías, quien era de la «clase» de Abías.[9] (Los sacerdotes eran divididos en 24 clases [10] y cada clase o turno, oficiaba en el Templo por una semana, de Sabbat -el Sábado judío- a Sabbat.)
Cuando el Templo fue destruido por Tito el 5 de Agosto del año 70 DC, la primera clase de sacerdotes acababa de comenzar su servicio. [11]
Dado que el curso de Abías era el 8avo, podemos rastrear hacia atrás y determinar que Zacarías terminó su servicio el 13 de Juio del año 3 AC.
Si el nacimiento de Juan se efectuó 280 días después, debió haber sucedido entre el 19 y el 20 de Abril del año 2 AC, precisamente para la Pascua de ese año. El nacimiento de Juan y el de Jesús estuvieron separados por 5 meses. Por lo tanto, de nuevo tenemos como resultado el otoño del año 2 DC como fecha probable del nacimiento del Divino Maestro.
Hecho: Juan inició su misión el año 15 de César Tiberio. [12] La edad mínima para un ministerio de este orden eran los 30 años. [13] Como sabemos que Augusto murió el 19 de Agosto del año 14 DC, entonces podemos aseverar que ese año ascendió al poder Tiberio.
Si Juan nació el 19 o 20 de Abril del año 2 AC, su trigésimo cumpleaños debió haber sido el 19 o 20 de Abril del año 29 DC, es decir, el año 15 de Tiberio. Esto parece confirmar por sí mismo, la fecha del 2 AC y como Juan era mayor a Jesús por 5 meses, esto confirma también a otoño como la época del nacimiento de éste último.
El que Juan presentara a Jesús repetidamente como el «Cordero de Dios» [14] resulta interesante dado que Juan fue nacido en la Pascua.
La fecha exacta
CONCLUSIÓN: Elizabet se recluyó por cinco meses y entonces el Angel Gabriel anuncia a María, tanto la condición de Elizabet así como que María daría a luz un hijo que se llamaría Jesús. Maria fue «de prisa» a visitar a Elizabet, quien se encontraba en ese momento en la primera semana de su 6o mes de embarazo, en la 4a semana de Diciembre del año 3 AC. Si Jesús nació 280 días después, esto sitúa Su nacimiento el 29 de Septiembre, 2 A.C.
Notas:
- Lucas 2:8.
- Mateo 24:20.
- Alexander Hislop, Las Dos Babilonias, Loizeaux, Neptune NJ, 1916.
- Mateo 2:15, 19-22.
- Magillath Ta’anith, un antiguo rollo judío contemporáneo a Jesús
- Tert. vs Judíos, c.8.
- No existe año 0 entre A.C. and D.C.
- Ecle. Hist., i.5. 9.
- Lucas 1:5, 8-13, 23-24.
- 1 Crónicas 24:7-19.
- Tanto el Talmud como Josefo confirman esto.
- Lucas 3:1.
- Números 4:3.
- Juan 1:29, 36.
La Ley es eterna
La Ley es el camino trazado por nuestro Padre para guiar a cada una de sus criaturas.
El camino recto es el más corto, está trazado con luz, con amor y virtud: es el camino de la Ley (E 72: 35).
Sin embargo, en estos días, no es raro escuchar decir que los Mandamientos entregados a Moisés son cosa del pasado, es decir, que dichos mandamientos no se ajustan a los tiempos que vivimos y que, por tanto, no es posible normar nuestra vida de acuerdo a ellos.
¿Es esto así? Veamos. Los Mandamientos entregados en el Primer Tiempo conforman la Ley y esta Ley es universal, infinita, inmutable y atemporal, esto es, la Ley es la misma para todos los espíritus –encarnados y desencarnados-, en cualquier tiempo y bajo cualquier circunstancia.
Por otra parte, también se piensa que la Ley es ajena a nuestra naturaleza, tan ajena que parecería imposible cumplirla, cuando, en realidad, la Ley es nuestra verdadera naturaleza. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que la Ley es nuestro retrato hablado, describe lo que somos verdaderamente, como fuimos creados, por lo tanto, la Ley no puede ser borrada, ni discutida, ni olvidada de nuestro corazón.
Sin embargo, debido al aletargamiento en el que nos hemos sumergido, hemos hecho oídos sordos a lo que somos, hemos desconocido nuestra verdadera naturaleza. Sí, así como si un león se olvidara de rugir, o un gato no supiera cómo maullar; como si el sol dejara de iluminar, así de absurdo, así de insólito, nosotros nos olvidamos de amar e hicimos necesario que esa naturaleza relegada al olvido se nos tuviera que dar en piedra como un recordatorio de lo que somos.
La Ley es una ley de amor, una ley que es nuestra esencia, la esencia que hemos hecho a un lado, de la que nos hemos apartado hasta desconocerla, hasta desconocernos. No obstante, hoy, la Ley, todavía, nos guía porque es brújula, mapa y camino de retorno al seno de nuestro Padre.
Mi Ley es el amor universal y se manifiesta en el aire que respiráis, en los mundos que giran en torno a vosotros y en toda la creación (E 195:16).
El mundo se transformará cuando escuche a su Redentor y conozca y cumpla sus leyes (E 215:55).
Por lo tanto, amarse los unos a los otros no es una frase imposible de cumplir, al contrario, amar es en nosotros lo natural porque es nuestra esencia. Como hijos de Dios, somos hijos de la luz, somos hijos del amor; nuestro origen y nuestro destino es el amor, es decir, fuimos creados por amor y fuimos creados para amar, siendo así, amar es nuestra verdadera naturaleza.
Amar fue el fin para el que fuisteis creados. Amar a vuestro Padre y en Él a todos vuestros hermanos, he ahí la Ley (E 37:52).
La Ley Universal de la Restitución Espiritual
¡Cuán importante es que esta humanidad llegue al conocimiento de lo que significa la restitución espiritual, para que así, pensando que el espíritu tiene un pasado que sólo Dios conoce, acepte con amor, paciencia, respeto y hasta alegría su caliz de amargura, sabiendo que con ello está lavando manchas pasadas o presentes, está saldando cuentas y está haciendo méritos ante la Ley!
Nunca como ahora, este mundo se había convulsionado con tanto dolor, manifestado en diferentes formas. Todo ésto origina muchas preguntas profundas en los seres humanos, en las naciones y en todas las culturas, preguntas que no podrán ser contestadas por la ciencia, ni por las religiones.
El dolor es intenso, por éso es necesario que la humanidad comprenda que este tiempo es de restitución, es decir, que se viene a este mundo a pagar errores que han sido cometidos en vidas pasadas. ¡Este es el sentido o significado de restitución!
El origen del dolor
Abolid el dolor. La vida creada por Dios no es dolorosa; el sufrimiento proviene de las desobediencias y faltas de los hijos de Dios.
Es necesario que toda mancha sea lavada, ya que ninguna falta escapa a la justicia divina. Podrá pasarse un año, un siglo, y hasta una era, mas el momento de juicio tenía que llegar, aunque este juicio en apariencia llega tarde o fuera de tiempo, siempre se manifiesta en forma perfecta e inexorable.
Los hombres no esperan la edad madura para empezar a sufrir. Cuántos niños ya conocen el dolor, el hambre, las pruebas; muchas veces el dolor empieza desde el seno de su madre, es decir antes de nacer.
Es tiempo de restitución, de dolor y de justicia, no es un día de 24 horas, es un tiempo que terminará cuando la humanidad se detenga unos instantes en su vida, y comprenda cuánto dolor ha causado. Las vidas que los hombres han segado y la sangre derramada, claman justicia.
Este tiempo de restitución terminará cuando toda deuda quede saldada. ¿Qué sabe la humanidad de su pasado, de su presente y de su porvenír?
Existen muchos que por intuición comprenden y aceptan que esta vida, es una oportunidad para pagar errores pasados, y lo toman como lo más natural; en cambio para quienes no tienen noción del concepto de restitución, ¡qué difícil es aceptarlo y comprenderlo y como no lo entienden, niegan lo que no comprenden y atribuyen todo a la injusticia divina! Su mente se confunde por falta de de estudio y de análisis, ya que toman la restitución como un castigo de Dios.
La humanidad es como un arbusto con ramas tan secas y enfermas, por eso es necesario el corte doloroso del mal.
¿Por qué los elementos se desatan? Terremotos. inundaciones, sequías, multitudes de seres que perecen en diferentes maneras, problemas familiares, guerras. ¿Comprendéis el momento en que vivis? La humanidad, no debe ser tan sólo resignada en estas pruebas, sino que es necesario que comprenda el origen de su dolor, para que este sufrimiento no sea estéril y entienda la lección que le deja.
Con verdadero amor se puede restituir también, no únicamente con dolor.
Toda falta será borrada del Libro de la Vida, y lo podéis hacer con verdadero amor, es decir: con conocimiento de causa, comprendiendo que muchas veces el dolor ha sido un gran maestro, porque él os hace deteneros a meditar, porque mientras el hombre o la mujer cree que se tiene todo en la vida, salud, bienestar, riqueza, familia, placeres, títulos, nombramientos, coronas, se ha olvidado en el fondo de su ser a su espíritu.
Nunca es tarde para que por medio del verdadero amor, restituyáis faltas de vidas pasadas y para ello es menester la comprensión, el arrepentimiento, el cumplimiento de la Ley, el mejorar vuestra vida en muchos órdenes, el practicar el verdadero perdón, apartándoos del materialismo, de la soberbia, del orgullo, de la vanidad y de tantos errores que ha formado parte de vuestra vida.
Ejerced la verdadera oración libre de prejuicios y tradiciones. Aprended a pensar fuera de vosotros mismos, tened buenos y nobles pensamientos sentimientos, de caridad, arrepentimiento de errores cometidos, en una palabra, haced un minuciosos examen de vuestra vida.
Se os ha dado una oportunidad tras otra a través de los tiempos para reparar errores, purificar y perfeccionar el espíritu, en vez de castigaros o condenaros eternamente como soliais pensar antes. Si bien es cierto que mi justicia concede a vuestro espíritu cuantas oportunidades sean necesarias a través de diversas vidas, en diferentes tiempos y lugares de este planeta, también es cierto que en cada oportunidad aumenta el número de pruebas y `por consiguiente, vuestra responsabilidad es aún mayor.
Cuántos seres humanos, tendrán que regresar a este planeta en busca de una ocasión de reparar los errores cometidos, para que a través de esta restitución, pueda devolver al pureza a su espíritu.
El dolor, ese gran maestro
Hoy muchos maldicen el dolor, pero mañana lo bendecirán como a un maestro que les enseñó grandes, bellas y elevadas lecciones.
Hasta ahora, la humanidad ha preferido que sea el dolor el que la enseñe, sin embargo, ya pasará de ese amargo maestro a recibir las lecciones del Divino Maestro que es quien os enseña con dulzura.
Justicia divina, no castigo.
La ciencia, las religiones, los teólogos, las diversas filosofía no pueden descubrir como opera la justicia divina: a veces en el corazón de un miserable se oculta el espíritu del que en otro tiempo llevó sobre su cabeza una corona, o en un presidiario se esconde el que en otra vida privó de la libertad a un pueblo.
La justicia divina, en cada caso, es perfecta e inexorable porque solamente Dios sabe juzgar qué espíritu se encuentra en cada ser y cuál es su deuda conmigo. ¿Quién si no Dios, puede deciros si la vida presente se os ha dado para saldar deudas pasadas, es decir, errores cometidos en otras vidas?
A veces juzgáis que es una injusticia tener que sufrir las consecuencias de los errores de quienes ya hace tiempo, pasaron por esta Tierra, sin embargo, preguntáos: ¿Quién puede asegurar no haber sido de aquellos que sembraron de espinos el sendero? ¿Sabéis quién sois, quién fuisteis y quién seréis? ¿Alguno cree que su presente existencia, es la primera que vive en esta Tierra? No, si así fue fuera, el Espíritu Santo no hubiese venido a hablaros con toda claridad,.en vez de castigaros o condenaros, como solíais pensar antes.
Las lecciones a través de la vida humana.
Una vida humana es insuficiente para que lleguéis a comprender tantas lecciones de ésta y de la otra vida, por eso son necesarias muchas oportunidades para venir a este mundo, oportunidades que se dan en diferente tiempo, en diversos lugares en este planeta, ya sea en cuerpo de hombre o de mujer, ya que el que tiene que restituir es el espíritu, por el que dí mi vida cuando estuve en Jesús y la seguiré dando mientras la humanidad no vuelva a Mi.
Vengo a ayudaros a reparar vuestros errores, a revelaros el secreto de reponer en un día un año perdido, y en un año, un siglo mal empleado.
¡Cuántas lecciones y oportunidades ha tenido la humanidad! Pero después de esta dolorosa experiencia, esta misma humanidad acabará por concluir que esta vida es una bella lección ilustrada a través de varias existencias en el transcurso de Eras, comprenderá la finalidad de las pruebas y entenderá que la lucha la ha forjado con el dolor que pulimenta, el trabajo que ennoblece, la Ley que conduce, el saber que ilumina y el amor que eleva.
La Libertad Verdadera
Análisis sobre la palabra divina
«Si permanecéis en mi palabra seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» dijo el Señor en el Segundo Tiempo.
Y en este Tercer Tiempo Él nos dijo: «Cuando améis la verdad, grande será la belleza de que gozaréis en vuestra existencia, y cuando logréis esa santa libertad que he venido a ofrecer a vuestro espíritu, viajaréis a través del pensamiento por los cielos, espacios y mundos.»
Y nos dijo algo más: «La verdadera espiritualidad es libertad para vuestro espíritu en su camino y para vuestra carne en su sendero; que vuestra materia no invada los caminos del espíritu ni vuestro espíritu se convierta al materialismo.»
Pero muchos todavía hasta el día de hoy se preguntan como se preguntara Pilatos ante Jesús: «¿Y qué es la verdad?» y dando la espalda, no esperan la respuesta. Pero nosotros tenemos ahora la respuesta.
El Señor nos dice: «La verdad tiene sus propias armas para defenderse, que están dentro de la misma verdad. Y cuando de los hombres surja esta pregunta: -¿Dónde está la verdad?- responderéis vosotros: -En el amor.»
Y en otra de sus cátedras, Él nos lo confirma con toda certeza: «Yo os digo que la única verdad es el amor. La verdad es el amor divino manifestado en el Universo. El que no conoce la verdad, no conoce a Dios.»
Si reflexionamos sobre esto, veremos que toda aquellas ideas que nos digan que podemos conquistar la libertad de esta u otra manera alejándonos del camino de la verdad, son ideas equivocadas, ideas de confusión, ideas que nos hacen perder aquello que tanto anhelamos todos y que es la libertad.
Y es aquí donde debemos hablar de este punto: En este mundo muchos solemos confundir el libre albedrío con la libertad. Pero ¿es cierto que libre albedrío equivale a libertad?
Veamos. Para comenzar, el libre albedrío es una prueba a la que el Padre somete al espíritu del hijo.
«El libre albedrío y la influencia de la materia son las pruebas a las que está sujeto vuestro espíritu…» nos dice el Señor en Su enseñanza de este tiempo.
Si el libre albedrío es una prueba, ¿la libertad entonces qué es, cómo la reconocemos?
Antes que nada, tenemos que estar conscientes de que en el mundo, se tergiversa el sentido de las palabras y de las lecciones divinas. El Señor nos dice: «Os han invertido el sentido de los valores esenciales hasta el grado de creer que la verdad está en lo opuesto a ella.»
La libertad es el estado natural al que todo espíritu aspira, pero para llegar a la libertad necesitamos conocer el camino ¿y cuál es éste?
El Señor no sólo dijo en Segundo Tiempo «Yo soy el camino, la verdad y la vida» sino que en este tiempo lo explica aún más cuando nos dice: «Quien cumple mis mandatos encuentra la verdadera felicidad, la paz, la sabiduría y la grandeza espiritual. Quien cumple con mi Ley, conquista la libertad.»
Es decir, quien no cumple con la Ley no puede conquistar la libertad; y cuando los hombres y mujeres en este mundo creemos estar siendo libres usando nuestro libre albedrío movidos por ideas e intereses humanos, no nos damos cuenta de que nos engañamos y de que en realidad nos estamos haciendo esclavos. El Señor nos advierte de ello cuando nos dice: «Los que se han entregado íntegros al materialismo, sin preocuparles más la voz de la conciencia, y, desentendiéndose de todo cuanto se refiere a su espíritu, ya no luchan, han sido derrotados en el combate. Creen haber triunfado, creen ser libres y no se dan cuenta de que están prisioneros y que será menester que las legiones de la luz vengan a las tinieblas, para que ellos sean puestos en libertad.»
¡Cuánto se ha engañado la Humanidad al pensar que el simple hecho de hacer uso de libre albedrío le está dando la libertad! Vemos todos los días cómo al creer estar actuando «libremente» caemos víctimas de bajas pasiones, de vicios, nos hacemos esclavos de ese Faraón absurdo que es el mundo.
Así lo dice claramente el Señor en una cátedra del Tercer Testamento: «Es muy amargo el cáliz que bebéis y muy pesadas las cadenas que arrastráis. Seguís siendo el pueblo cautivo del Faraón. Mientras más anheléis vuestra libertad, mayores son los trabajos que os impone y mayor es vuestro tributo. ¿Hasta dónde llegará vuestra amargura?. El ambiente en que vivís y que en este tiempo os envuelve, es el Faraón de esta Era; se encuentra saturado de egoísmo, de odio, de codicia y de todos los pecados de la Humanidad. Las cadenas son vuestras necesidades que os obligan a someteros al egoísmo reinante, a la injusticia y hasta la perversidad. Mi Ley, por el contrario, no esclaviza, por el contrario, mi Ley os libera.»
Y esta enseñanza de que la Ley divina nos lleva a la libertad no es nueva, hermanos, desde tiempos remotos los seres de espíritu elevado así lo sabían. Lo sabía David quien en un salmo escribió: «Guardaré tu Ley siempre, para siempre y eternamente, y andaré en libertad porque busqué tus mandamientos…»
David sabía como debíamos saber todos nosotros, que únicamente puede tener libertad aquel que cumple con los mandatos divinos; todas las otras nociones de ser libres son espejismos, son engaños…y esto es lógico porque quien no cumple con la Ley se aparta de Dios, y quien se aparta de Dios es débil y cae víctima ante las tentaciones, ante el pecado, ante el materialismo.
Y no es que Dios se aparte de nosotros, no. Bien sabemos que Dios jamás se aparta de nosotros, pero Él nos hace ver la diferencia cuando nos dice: «Meditad: Si Yo estoy en vosotros ¿adónde me lleváis cuando pecáis?»
Es en vano que hombres y mujeres queramos encontrar en este mundo y no en la Ley la libertad, porque el ambiente que nos rodea no nos lo permite. Dice el Padre: «Sed libres, no busquéis en el mundo vuestro reino ni vuestra gloria.»
Entonces, hermanos, ¿cuál es el sentido de que Dios nos haya dado el libre albedrío? Ciertamente no para que lo usáramos de tal manera de que cayéramos esclavos, sino por el contrario, para hacernos dueños de nosotros mismos.
-«Si he dado al espíritu libre albedrío, es para que posea voluntad propia y por esto se sienta dueño de su vida, de sus actos y semejante a Mí.» -nos dice el Padre.
No podemos ser semejantes a Dios si somos esclavos, si no somos dueños de nuestra vida, dueños de nuestras acciones…pero sabemos que la verdadera semejanza con Dios está en el espíritu, no en la materia. Y así nos lo explica claramente el Señor cuando nos dice:
«En vuestro espíritu hay inteligencia, hay sensibilidad, hay gracia; manifestad entonces estos atributos a través de la materia que el Señor os ha confiado, no digáis que vuestra materia es imperfecta, reacia o incomprensiva, que no sabe oír la voz de la conciencia y sólo quiere guiarse por el libre albedrío; no, vosotros sois el espíritu y la guía, y debéis cuidar a la materia y prepararla, para que sea instrumento dócil del espíritu, portavoz amable de los sentimientos y dones espirituales que hay en cada uno de vosotros.»
Este concepto lo ha repetido el Señor muchas veces en múltiples enseñanzas, el concepto de que es la conciencia en el espíritu quien debe guiar al hombre y a la mujer en su trayecto en esta vida. No es la materia a la que se la ha dado tal responsabilidad. Al morir la materia queda en la Tierra; es el espíritu quien tendrá que presentarse ante el Señor y dar cuenta de sus acciones, de sus hechos. Cuando el espíritu ha caído derrotado, esclavizado por la materia, ese espíritu pierde totalmente su libertad, no solo espiritual sino incluso la moral, porque se rehúsa a escuchar la voz de la conciencia, y ¿qué otra cosa puede dictar la conciencia que el cumplimiento de la Ley divina?
Para terminar, quisiera invitarles a reflexionar sobre esta contundente frase de una de las cátedras del Divino Maestro, que en su brevedad encierra toda una enseñanza cuyo seguimiento nos traería felicidad a hombres y mujeres aún aquí en esta Tierra:
«Someted vuestro libre albedrío a mi Ley y vuestra conciencia y no os sentiréis esclavos sino verdaderamente libres.»
La Mente Humana: MÁS ALLÁ DEL CEREBRO
Algo Para Pensar
Los antiguos sabios hebreos creían que la mente residía en el corazón. Es por esto que cada vez que leas las escrituras bíblicas, cuando veas la palabra «corazón» la mayor parte de las veces se estará refiriendo a la mente.
Los griegos de la Antigüedad, estaban divididos respecto a los roles del corazón y de otras partes del cuerpo respecto a la mente. Muchos creían que ésta residía en el hígado, de ahí que sus guerreros devoraran los hígados de sus más hábiles enemigos caídos en batalla. Pero algunos filósofos, como Aristóteles, creían que el corazón era el asiento donde la inteligencia residía.
Esta idea prevaleció por muchos años. Tan tarde como en el siglo 17, Descartes sentía que el flujo del corazón hacia el cerebro servia para producir «espíritus animales» que animaban al cuerpo, y esto no era tan fuera de base dado que debido a las malas traducciones de la Biblia, muchos creían (y lo siguen creyendo) que el «espíritu» -nuestro ser esencial- y el «alma» -la que anima al cuerpo- son una misma cosa.
Fue hasta 1791, cuando Galvani demostró que la electricidad existía como una fuerza dentro del cuerpo, de hecho, lo hacía en las células del cerebro. Él mostró en una secuencia de experimentos de que era posible controlar los nervios motores de las ranas usando corrientes eléctricas. («Frankestein», la novela de María Shelley es prueba palpable del enorme interés popular que estos descubrimientos despertaron).
A partir de esto, el estudio de las tareas físicas del cerebro convencieron a científicos e investigadores de que era en este órgano donde la mente y la consciencia residían.
Pero los más recientes hallazgos científicos han demostrado que todos ellos se equivocaron: Verás, la mente no reside en el corazón, ni en el hígado ni en la sangre, como tampoco reside en el cerebro ni en ninguna otra parte del cuerpo físico.
Espíritu y la Mente: Más Allá del Cerebro
La mente reside en el espíritu. Y más aún: La mente es parte esencial del espíritu.
Es lo que podemos llamar «la mente humana» aquella que se interrelaciona con nuestra materia, sobre todo a través de nuestro cerebro y los nervios en nuestro cuerpo, aunque muchas otras partes de nuestra materia están también implicadas en los procesos de nuestra mente humana: todo tipo de energías y sustancias bioquímicas están constantemente fluyendo en nuestra materia.
Investigaciones Clínicas en Serio
El contínuo estudio científico en Holanda mencionado en el video de arriba, fue publicado originalmente en la revista británica «The Lancet», la cual está considerada como la más confiable y prestigiosa publicación científica en el mundo entero, y después, fue incluído en un serio documental de la BBC de Londres, que trata del asunto de ECM o Experiencias Cercanas a la Muerte.
El estudio fue iniciado en 1988, después de compilar datos de muchos pacientes con paro cardíaco que habían experimentado la muerte clínica para después, regresar de ella.
Después de analizar los sorprendentes hallazgos de ese estudio, y preocupado por las repercusiones que éstos podrían tener, sobre todo en los campos de la psicología y la psiquiatría, el Dr. Van Lommel, el jefe investigador, decidió efectuar el estudio de nueva cuenta, solo que ahora con auditores científicos independientes y con una metodología aún más estrica, y los resultados fueron exactamente iguales a los anteriores.
En cuanto fue publicado el estudio, los psicólogos tradicionales se lanzaron al ataque, y no era para menos: Muchas de sus teorías eran fuertemente desafiadas o refutadas por estos hallazgos científicos, y trataron de descalificar dicho estudio… con otras nuevas teorías. Recuerda que los psicólogos NO son médicos, aunque acaba de surgir una nueva rama que se llama psicología clínica con bases científicas mucho más sólidas.
Pero los neuropsiquiatras más avanzados, que tienen una formación clínica científica, están encontrando en este estudio respuesta a muchas interrogantes que han tenido desde hace décadas.
Bruce Greyson MD, un prominente investigador norteamericano y ex-estudiante del Dr. Ron Moody, así como Sam Parnia, MD, y Peter Fenwick, MD, ambos en el Reino Unido, reiteraron los hallazgos en el estudio prospectivo en pacientes de paro cardíaco.
Y esto definitivamente es algo para pensar.
La Oración – Pedir y Esperar
Aprender a Pedir y Esperar
Benditos los que saben esperar, porque a sus manos llegará mi caridad en el instante oportuno.
Aprended a pedir y también a esperar, sabiendo que nada escapa a mi caridad; confiad en que mi voluntad se manifieste en cada una de vuestras necesidades y pruebas.
Aprended a acercaros a Mí, aprended a pedirme, a recibir y a esperar; veréis entonces cómo se hacen patentes los prodigios en vuestra vida.
El hijo tiene derecho a pedir a su Padre lo que esté dentro de Su ley de justicia y amor, y el Padre a su vez, tiene el deber de atender al hijo.
Os entrego mi caridad sin poneros condiciones, en tanto que vosotros sí me las ponéis para amarme si os concedo lo que me pedís.
En esta enseñanza aprenderéis a pedir, a recibir y a dar. También aprended a esperar la hora en que sea mi voluntad entregáros lo que sea más conveniente a vuestro espíritu. No desesperéis, no blasfeméis, ni faltéis a la fe; pensad que os amo, que soy justo con vosotros.
Yo sólo os concedo aquello que sea para vuestro bien. ¡Cuántas peticiones hacéis que si os fuesen concedidas, sólo os ocasionarían perjuicios o desgracias!
El hombre que en Dios confía y ante Él bendice su destino, jamás reniega ni exige lo que no le es concedido.
Ni uno solo de vuestros sollozos deja de escucharse en el Cielo, ninguna oración deja de hallar eco en Mí, ninguna de vuestras aflicciones o trances difíciles pasan desapercibidos para mi amor de Padre. Todo lo sé, lo escucho, lo veo y en todo estoy.
Discípulos amados: Mirad cuán cerca de vosotros me encuentro; y si sabéis ésto ¿por qué hay ocasiones en que me llamáis con desesperación, creyendo que no os escucho?
Cuántas veces os escucho, diciéndome: «Padre, ¿Por qué nos mandas tanta miseria? ¿Por qué no quieres oír nuestra oración? Padre, Tú no nos has oído.»
Yo escucho vuestra queja y os digo: Siempre he recibido vuestra oración, mas no siempre he de concederos lo que deseáis en el preciso instante en que lo pedís, ni tampoco será según vuestro deseo, sino según mi voluntad porque esta es perfecta y en ella está mi amor.
Ya no seáís de aquellos que decís: «Padre ¿Por qué me olvidáis en la prueba, por qué no me escucháis?» Ahora debéis ser los que sabéis orar en la prueba y después de orar, sabéis esperar con conformidad la llegada de mi paz; sabéis, con obediencia, dejar que el Maestro os pruebe.
Pedís a Dios casi siempre sin saber lo que pedís, mas vosotros nunca dais a Dios lo que El os pide para vosotros mismos.
A veces os atrevéis a decirme que nada de lo que me habéis pedido os he concedido, cuando os lo estoy entregando a cada instante y sólo falta que os preparéis para que podáis recibirlo.
Debéis comprender que cuando os digo: «Pedid que se os dará», debéis elevaros en oración para que pidáis lo que convenga a vuestro espíritu, porque algunos tan sólo piden para su vida terrestre: pero Yo os concedo según mi voluntad y no la vuestra.
¿Qué sería de vosotros si siempre os concediera según vuestros deseos?
¡Cuántas veces habéis pedido con insistencia algo creyéndolo para vuestro bien y habiéndolo esperado al anochecer y al amanecer, no lo habéis visto realizado! Mas cuando el tiempo ha pasado, os habéis dado cuenta de que estabais equivocado y de que el Padre tenia razón.
Sin embargo, al necio, al inconforme, al exigente, se le ha entregado lo que reclama, para que las consecuencias dolorosas y adversas lo dobleguen ante la verdad, mas a unos y a otros les he concedido pruebas para su propio bien, mientras unos aprenden por el amor, otros por el dolor.
Por medio de la oración tengo reservadas muchas revelaciones al espíritu para el futuro. Perfeccionaos en esta comunicación y lograréis alcanzar perfección en vuestras peticiones, es decir, aprenderéis a pedir.
Recordad la lección en la que os dije: «Pedid, pedid que se os dará». Ahora vengo a deciros: «aprended a pedir.»
Recordad que os dije: «Pedid que se os dará», y por eso venís con vuestra lista de peticiones. Mas ahora os digo que aprendáis a pedir y a recibir, a pedir con humildad y recibir con conformidad.
Orad en los momentos de prueba, con una oración breve pero limpia y sincera, y os sentiréis confortados, y cuando logréis estar en armonía con vuestro Señor, podré deciros que mi voluntad es la vuestra y vuestra voluntad es la mía.
María, vuestra Madre Celestial, es poseedora de dones y gracias; así, cuando vuestra elevación sea escasa, o vuestra falta de elevación os haga indignos de hablarme, orad ante Ella, buscad Su ayuda y Su intercesión, y en verdad os digo que por ese camino, presto llegarán a Mí vuestras peticiones.
No sólo oréis cuando os encontréis atravesando por alguna prueba dolorosa, orad también cuando estéis en paz, porque entonces será cuando vuestro corazón y pensamiento puedan ocuparse de los demás. Tampoco pidáis solamente por los que os han hecho bien o por aquéllos que no os hayan causado ningún daño, pues ello, siendo meritorio, no lo es tanto como si veláis por los que en alguna forma os hubiesen causado prejuicios.
Pensad que Yo, vuestro Maestro, he sido Cirineo y Salvador de los mismos que ante Pilatos gritaron ¡Crucificadle! ¡Crucificadle! También vosotros podéis ayudar a vuestros hermanos a llevar con resignación su cruz, con oraciones, pensamientos, palabras y aun en forma material; así podréis hacer más llevadera la restitución del que va agobiado bajo el peso de su dolor o de su lucha.
¿En Qué Consiste la Oración?
¿En qué consiste la oración? La oración es petición, intercesión, adoración y contemplación. Todas sus partes son necesarias y una brota de la otra, porque en verdad os digo que la petición consiste en que el hombre me ruega le conceda sus deseos, le satisfaga anhelos, lo que él cree más importante y sano en su vida, y en verdad os digo, mis hijos, que el Padre escucha la petición y da a cada uno lo que más necesita, siempre que sea para su bien. Mas cuidaos de pedir lo que esté en oposición para la salvación de vuestro espíritu, porque aquellos que solamente piden dones materiales, goces materiales, poder temporal, están pidiendo encadenar a su espíritu.
El afán desmedido por los goces materiales sólo trae sufrimiento, no solamente en este mundo, sino aun después de la transición al mundo espiritual, porque hasta allí puede llegar la influencia de esos deseos materiales, ya que al no poder librarse el espíritu de ellos, sigue atormentado por esos anhelos y desea regresar una y mil veces a la Tierra para reencarnar y seguir viviendo materialmente. Por eso, mis hijos, pedid solamente lo que en verdad necesitéis para el bien de vuestro espíritu.
La segunda parte de la oración, la intercesión, brota del amor al prójimo, del amor que os enseñé como Maestro cuando vine a este mundo. Rogad por vuestros hermanos cercanos y distantes, aquellos que en las naciones están sufriendo las consecuencias de la guerra, que están sufriendo la tiranía de los gobiernos temporales de este mundo.
Preparaos, oh mis hijos, rogad por vuestros hermanos, pero también en esta intercesión, debéis saber pedir, porque lo que importa es el espíritu. Si vosotros tenéis a un hermano, a vuestros padres o a vuestros hijos enfermos, rogad por ellos, pero no insistáis en que se queden en esta vida, si esto no es lo que el espíritu necesita. Pedid mejor que su espíritu sea libre, que se purifique en sus sufrimientos, que el dolor propicie la elevación espiritual. Por eso, el Maestro os ha enseñado desde el Segundo Tiempo a decir: «Padre, cúmplase Tu voluntad», porque es el Padre el que sabe mejor que cualquiera de Sus hijos, lo que el espíritu necesita.
La tercera parte de la oración, la adoración al Espíritu Divino, significa la adoración de todo lo que es perfecto, porque a través de esta forma de oración podéis uniros con la perfección, con el amor que abraza a todo el Universo. En la adoración podéis encontrar el estado perfecto que cada uno de vosotros debéis alcanzar, y por la adoración llegaréis a la contemplación que, unida a la oración, os llevará a la unificación con el Espíritu Divino, a la fuente de la vida eterna, a la fuente que os da fuerza día tras día para llegar al Reino del Padre.
Así debéis orar, empezando con la petición hasta llegar a la contemplación. Esto es lo que os dará fuerza.
Para que la Oración sea Efectiva
No olvidéis que para que la oración resulte efectiva, vuestra fe tiene que ser firme, grande, que la caridad sea la esencia de vuestra elevación hacia Mí.
Todos los que han alcanzado milagros, todos los que han dado pruebas de poder espiritual, así han orado.
Así oraron los patriarcas de los primeros tiempos, de espíritu a Espíritu; así oró Moisés en el desierto y Daniel en el foso de los leones.
Así vine Yo en Jesús, a fortalecer al hombre en el conocimiento de la oración verdadera, probando ante sus ojos el poder de la oración espiritual.
Jesús oró en el desierto ante la multitud y multiplicó los panes y los peces, maravillando a los hombres. Oró ante el sepulcro de Lázaro y dio pruebas de que la oración nacida de la fe y de la caridad, da la salud y la vida. Oró ante sus discípulos, revelándoles el poder que el hombre adquiere cuando sabe, ponerse en comunicación con su Padre.
¡Cuánto se ha alejado de mis enseñanzas esta humanidad! Todo en ella es superficial, falso, exterior, ostentoso. Por eso su poder espiritual es nulo y para suplir la falta de fuerza y desarrollo en su espíritu, se ha entregado en brazos de la ciencia material, intentando desarrollar su inteligencia humana.
Orad, mis hijos, con pensamientos de luz, de paz y de fraternidad y esas oraciones no se perderán en el espacio, sino que su esencia los conservará vibrando en lo espiritual y los conducirá al corazón de aquéllos por quienes hayáis orado.
Vuestra vida presente ha sido una continua lucha y es por eso que cuando miráis a otros gozando de placeres y satisfacciones, os preguntáis por qué es vuestro destino tan duro y severo, y la respuesta ha llegado a vuestro corazón, cuando habéis orado, ofreciéndome vuestras cuitas, trabajos y vicisitudes.
Ese ha sido el instante en que la luz de la intuición os ha dicho que debéis aceptar con paciencia vuestro cáliz, ya que cada espíritu tiene contraída conmigo una deuda que el corazón humano no conoce.
LA IMPORTANCIA DEL SILENCIO
Ha llegado el momento del silencio, el momento de vuestra comunicación Conmigo, para que así como se confunden en el mar las olas, vosotros os unáis a mi Espíritu divino; silencio no solamente en los labios, también en el templo interior del hombre, porque es vuestro espíritu el que me habla, y el momento es solemne.
Buscadme ahora dentro de vosotros mismos. Bienaventurado el que penetre en el silencio interior, porque sentirá mi presencia y alcanzará la paz de su espíritu.
El silencio es el reino del espíritu, reino que es invisible a los ojos materiales.
En vuestro silencio, aprended a elevaros mentalmente a Mí. En vuestro recogimiento, habladme con el Espíritu y tendréis mi respuesta.
Pedid lo que creáis justo para vosotros y para vuestros hermanos. En estos instantes en que pedís y en que tenéis la fe de que soy Yo el que está presente, guardad silencio, para que penetréis en comunión Conmigo.
Escucho a los espíritus, llego a los corazones, os hablo de Espíritu a espíritu. Aparto de vuestro corazón todos los dolores, todas las angustias, tristezas y sinsabores. No hay un solo corazón al que no haya visitado, no hay un solo pensamiento al que no haya iluminado, no hay un solo dolor del que no haya librado a mis hijos.
Es menester que desde un principio meditéis en los mensajes que vuestra oración recoja, para que lleguéis a conocer verdaderamente los que recibáis de vuestro Padre y nunca los confundáis con aquellas voces, ideas, pensamientos y hasta revelaciones de vuestro espíritu confundido. Sólo en el silencio y en la meditación podréis distinguir el camino por el cual llegue a vosotros cada mensaje.
44 Así quiero que oréis, así quiero que lleguéis siempre a recibirme.
Las Lecciones de la Vida
El destino tiene la piedad que Dios ha puesto en él, el destino de los hombres está lleno de la bondad divina.
Vosotros no encontráis muchas veces esa bondad porque no la sabéis buscar.
Si dentro del destino marcado por Mí a cada espíritu, vosotros trazáis un camino duro y amargo, Yo trato de endulzarlo, mas nunca de aumentar su amargura.
En el mundo los hombres se necesitan los unos a los otros, ninguno está de más y ninguno está de menos. Todas las vidas son necesarias las unas a las otras para el complemento y la armonía de su existencia.
Los pobres necesitan de los ricos y éstos de aquéllos. Los malos necesitan de los buenos y éstos de los primeros. Los ignorantes necesitan de los sabios y los que saben, de los que ignoran. Los pequeños necesitan de los mayores y éstos a su vez necesitan de los niños.
En este mundo, cada uno de vosotros está colocado por la sabiduría de Dios en su sitio y cerca de quien debe estar. A cada hombre le es asignado el círculo donde debe habitar, en el cual hay espíritus encarnados y desencarnados con los que debe convivir.
Así, cada quien en su camino, todos váis encontrando a los que os han de enseñar el amor que os eleva, otros, recibiréis el dolor que os purifica. Unos os harán sufrir porque así lo necesitáis, mientras otros os darán su amor para compensar vuestras amarguras, pero todos tienen un mensaje para vosotros, una enseñanza que debéis comprender y aprovechar.
Vuelvo a deciros que a pesar de encontraros ante mi Enseñanza, no habéis reconocido el mensaje que cada ser os brinda.
Buscad en cada uno de vuestros hermanos la parte buena que os presenta, para que aprendáis de él, así como la parte mala para que le ayudéis a elevarse y de esa manera iréis por el camino, ayudándoos los unos a los otros.
Detened vuestro paso y meditad, porque habéis dejado pasar a muchos que pudieron haceros bien. No dejéis pasar esas oportunidades, porque son lecciones que váis desaprovechando.
Cada ser humano es una lección, una esperanza de amor o desamor que al fin os da su verdad dulce o amarga; y así iréis de lección en lección, a veces aprendiendo y a veces enseñando, porque también debéis entregar a vuestros hermanos el mensaje que hayáis traído a la Tierra.
En verdad os digo que si esta humanidad entendiese estas enseñanzas, no lloraría tanto en la Tierra.
No olvidéis que todo espíritu encarnado o desencarnado que cruce en vuestra vida en alguna forma, viene a ayudaros en vuestro destino.
¡Cuántos espíritus de luz os he enviado al mundo y no os habéis detenido para bendecir mi amor por vosotros!
¡Muchos espíritus que os he enviado, les habéis desperdiciado sin daros cuenta de que ellos formaban parte de vuestro detino, pero que al no saber recibirlos, os quedásteis con las manos vacías y tuvísteis después que llorar!
Vuestro destino, humanidad, es armonizar con todo lo creado. Esa armonía de que os hablo, es la más grande de todas las leyes, porque en ella encontráis la comunicación perfecta con Dios y con sus obras.
Estudiad a los espíritus que os rodean y a los que cruzan por vuestras vidas, a fin de que estiméis sus virtudes, recibáis el mensaje que os traigan o les entreguéis lo que de vosotros deben recibir.
Cuando ya estéis bien preparados, lucharéis no sólo por vosotros sino por ayudar a vuestros hermanos a transitar en este camino, porque no podéis alcanzar la salvación tan solo para vosotros mismos, sino que debéis luchar para lograr la salvación de la Humanidad.
Los hombres exclaman: Si hay un Dios de misericordia y de amor, ¿por qué entonces tienen que sufrir los buenos por los malos, los rectos por los pecadores? En verdad os digo, mis hijos: Cada hombre viene a este mundo no sólo para alcanzar la salvación de sí mismo, no es un individuo aislado, sino que forma parte de un todo.
¿Acaso en un cuerpo humano, un órgano sano y perfecto no sufre cuando los demás órganos están enfermos? Esta es una comparación material para que comprendáis la relación que tiene cada uno de los hombres con los demás. Deben sufrir los buenos por los malos, pero los buenos no son completamente inocentes, si ellos no luchan por el adelanto espiritual de sus hermanos. Mas como individuos cada uno tiene su propia responsabilidad, y al ser parte de mi Espíritu y semejante a Él, posee voluntad e inteligencia para ayudar al progreso de todos.
Desde el Primer Tiempo os he hablado a través de mis profetas para guiaros, mas no para obligaros a cumplir mi Ley. Pero el tiempo ha pasado y el espíritu humano ha evolucionado, ha llegado a la madurez y ya puede comprender su misión como espíritu. La Humanidad, que se encuentra tan cerca del abismo, de la perdición, necesita la ayuda espiritual de vosotros.
La Lucha Final Contra la Tiniebla
¡Alerta, oh mi pueblo! Todos los espíritus en tinieblas están uniéndose, y todos los espíritus de luz tienen que hacer frente a ese poder.
Esa lucha, la última lucha, es la más terrible y más tremenda entre la oscuridad y la luz.
Más allá de vuestra vida humana existe un mundo de espíritus, hermanos vuestros, seres invisibles para el hombre, que luchan entre sí por conquistaros.
Aquella lucha entre ellos proviene de la diferencia de evolución en que unos y otros se encuentran. Mientras los seres de luz elevados por el ideal de amor, de la armonía, de la paz y el perfeccionamiento van regando de luz el camino de la humanidad, inspirándole siempre el bien y revelándole todo aquello que sea para bien de los hombres, los seres en tiniebla que aún que no han logrado despojarse de su egoísmo y de su amor al mundo o que alimentan por tiempo indefinido tendencias e inclinaciones humanas, son quienes siembran de confusiones el camino de la humanidad, ofuscando las mentes, cegando los corazones, esclavizando las voluntades para servirse de los seres humanos, convirtiéndoles en instrumentos para sus planes, o tomándoles como si fuesen sus propios cuerpos.
La mayoría de los hombres luchan entre las dos influencias, sin decidirse por una, sin entregarse totalmente al materialismo, pero sin esforzarse por librarse de él para espiritualizar su vida; es decir, para elevarla por el bien, por el saber y la fuerza espiritual. Estos están en plena lucha interior.
Los que se han entregado íntegros al materialismo, sin preocuparles más la voz de la conciencia y desentendiéndose de todo cuanto se refiere a su espíritu, ya no luchan, han sido derrotados en el combate. Creen haber triunfado, creen ser libres, y no se dan cuenta de que estan prisioneros y que será menester que las legiones de la luz vengan a las tinieblas, para que ellos sean puestos en libertad.
Vosotros que me habéis escuchado, que lleváis la luz del Espíritu Santo ¡despertad!, ya no perdáis el tiempo en placeres materiales, en ambiciones temporales. Luchad por la Humanidad, luchad para que venga el Reino del Padre a este mundo: es la misión que doy desde al más humilde hasta el más preparado. El Mundo Espiritual está con vosotros y sobre todos, el Padre lleno de amor, lleno de misericordia, el Padre que con infinito dolor ve el sufrimiento que los mismos hombres están causándose los unos a los otros.
Esa es la lucha de la luz contra la tiniebla, y cada uno de vosotros tiene que luchar hasta alcanzar la victoria. Orad, mis hijos, con toda sinceridad seguid el camino que el Padre os ha indicado al hablaros de la oración en esta alba. Esta es vuestra misión, así alcanzaréis la espiritualidad para vosotros y la salvación para aquellos por los que estéis orando.
Este es un tiempo propicio para que seáis caritativos, por lo tanto, orad, pedid y trabajad, los campos son fértiles y os esperan.
Pedid la paz para las naciones, atraedla con vuestras oraciones; enviad bálsamo a través de vuestros pensamientos y transmitid luz al entendimiento de vuestros hermanos. De cierto os digo que vuestras peticiones jamás dejarán de ser escuchadas y atendidas por vuestro Padre.
¡Mi Paz sea con vosotros!
La Oración Espiritual
Existe un lazo entre el Padre y sus hijos que jamás se puede romper, y ese lazo es la causa de que exista la comunicación entre mi Espíritu divino y el de todos vosotros. La oración es el medio espiritual que he inspirado al hombre para comunicarse con mi Divinidad, por eso ella se manifestó desde un principio en vosotros como un anhelo, como una necesidad del espíritu, como un refugio en las horas de prueba. Pueblo: El tiempo en que debéis orar ha llegado entre vosotros. Hoy no vengo a deciros que os postréis en tierra; no vengo a enseñaros a que oréis con vuestros labios o que me claméis con palabras floridas en oraciones hermosas en lo material. Buscadme con el pensamiento, elevad vuestro espíritu y siempre os haré sentir mi presencia. Si no sabéis hablar con vuestro Dios, me bastará el arrepentimiento, vuestro dolor, vuestro amor. Este es el lenguaje que Yo escucho , el que Yo entiendo; el lenguaje sin palabras, el de la verdad y la sinceridad. Esa es la oración que he venido a enseñaros en este Tercer Tiempo. |
El poder de la oración espiritual
La oración debe ser para vosotros algo más grande y poderoso que repetir las palabras aprendidas de memoria con las que nada alcanzáis si no tenéis elevación espiritual. No acostumbréis a orar únicamente con palabras, orad con el espíritu. También os digo: Bendecid con la oración, enviad pensamientos de luz a vuestros hermanos, no pidáis nada para vosotros, recordad que quien se ocupe de lo mio, siempre me tendrá velando por él.
Por la oración se logra la paz, se adquiere sabiduría , se obtiene salud, se comprende lo profundo, se ilumina la mente y se fortalece el espíritu.
Orar con el espíritu, no con la materia.
El que sabe orar de espíritu a Espíritu se siente acompañado en todas partes, no así el que busca formas e imágenes porque necesita ir a donde están ellas para percibir su presencia y sentirse seguro.
Todas las horas y todos los sitios pueden ser propicios para orar y meditar, nunca os dije en mis enseñanzas que hubiesen lugares o momentos destinados a ello.¿Por qué buscar en el mundo lugares determinados para orar siendo vuestro espíritu más grande que el mundo que habitáis?
¿Qué es la oración espiritual?
Me preguntáis en qué consiste la oración y Yo os digo: En permitir que vuestro espíritu se eleve libremente hacia el Padre, en entregaros con plena confianza y fe en aquel acto, en recibir en el corazón y en la mente las sensaciones recogidas por el espíritu, en aceptar con verdadera humildad la voluntad del Padre. El que ora de esta manera goza de mi presencia en cualquier instante de su vida y jamás se siente menesteroso.
Cuando al orar me interroguéis o me pidáis, no os esforcéis en tratar de explicarme con claridad las frases mejor construidas; a Mí me basta con que vuestro espíritu se desprenda del mundo en ese instante y que deje limpios el corazón y el entendimiento, para que ellos puedan recibir mi inspiración. ¿De qué os servirá decirme muy bellas palabras si no sois capaces de sentir mi presencia en vuestro interior?
Cuando la petición es elevada y verdadera, sobreviene la parte más importante de la oración: El éxtasis. Es en ese éxtasis donde se escucha la voz de la conciencia, en donde, se hace transparente lo impenetrable y se ilumina la obscuridad. Es cuando se logran despertar los sentidos superiores, surgen la intuición, la inspiración brilla y el futuro se presiente.
Es a través del éxtasis como el espíritu comprende su grandeza y percibe todo lo que aun le falta por conocer. Es en ese instante en el que los dones se agigantan y surgen las más grandes revelaciones, es cuando el espíritu regresa a su casa y está en los brazos de su Padre, entonces la oración se convierte en una verdadera comunión en la que el espíritu habla y escucha, pide y recibe. Es cuando el hombre en cumplimiento de las profecías, ha alcanzado la comunicación de espíritu a Espíritu.
Cuando el hombre logra la oración perfecta, cuando logra comunicarse espíritu a Espíritu con su Padre, comprende el por qué de su existencia, el motivo de las pruebas, comprende su misión como espíritu y se ilumina su entendimiento.
Cinco minutos para orar, toda una vida para cumplir
No os déis por satisfechos creyendo que con orar habéis cumplido vuestra misión. Yo sólo os pido cinco minutos de oración para que el resto del tiempo lo dediquéis a luchar por la vida material y cumplir dentro de ella con los deberes de vuestro espíritu, sembrando entre vuestros hermanos la simiente de amor y caridad con vuestras obras.
Orad más con el espíritu que con la carne. Para salvarse no basta un instante de oración o un día de amor, sino una vida de perseverancia, de paciencia, de obras elevadas, de acatamientos a mis mandatos.
La Oración Espiritual
¿QUÉ ES LA ORACIÓN?
Me preguntáis en qué consiste la oración y Yo os digo: En permitir que vuestro espíritu se eleve libremente hacia el Padre, en entregaros con plena confianza y fé en aquel acto, en recibir en el corazón y en la mente las sensaciones recogidas por el espíritu, en aceptar con verdadera humildad la voluntad del Padre. El que ora de esta manera goza de mi presencia en cualquier instante de su vida y jamás se siente menesteroso.
La oración es el medio espiritual que he inspirado al hombre para comunicarse con mi Divinidad, por eso ella se manifestó desde un principio en vosotros como un anhelo, como una necesidad del espíritu, como un refugio en las horas de prueba.
Es el principio de la comunicación de espíritu a Espíritu que florecerá y dará frutos entre esta humanidad; hoy le he revelado todo esto al pueblo que me escucha, para que sea el precursor del tiempo de la espiritualidad.
Es el medio revelado a vuestro espíritu para llegar hasta Mí con vuestras interrogaciones, con vuestras inquietudes y vuestros anhelos de luz; a través de esa comunicación podréis disipar vuestras dudas y descorrer el velo que oculte algún misterio.
¿CÓMO ORAR?
En todos los tiempos se os ha enseñado la oración.
En el Segundo Tiempo, Yo os enseñé la oración del Padre Nuestro para que, inspirados en ella, recurriéseis a vuestro Padre en vuestras necesidades y tuvieseis siempre presente la promesa de la venida de su Reino; para que a Él acudieseis en demanda de perdón, consultando con vuestra conciencia si antes ya habíais perdonado en la misma forma a vuestros deudores.
Ahora os enseño la oración espiritual, la que no brota de los labios, sino de lo más profundo de vuestro espíritu y que con humildad y confianza me dice: -Señor, hágase en nosotros vuestra voluntad.-
Éste es el lenguaje que Yo escucho, el que Yo entiendo; el lenguaje sin palabras, el de la verdad y la sinceridad.
Ésa es la oración que he venido a enseñaros en este Tercer Tiempo.
Penetrad en oración en el silencio de vuestra alcoba, elevad el pensamiento al Padre quien conoce toda cuita y conoce todo dolor en vuestro corazón, sin necesidad de pronunciar palabra alguna, y comunicaos con Él de espíritu a Espíritu, para sentir la vida, tanto en el espíritu como en el cuerpo y revestirles de este modo con fortaleza y luz.
No os pido la oración que dura largas horas, sino la oración breve y sentida, sencilla en la forma y profunda por su espiritualidad.
Esos instantes me bastarán para concederos mi caridad.
Orad con la oración sencilla que brota de lo más puro de vuestro espíritu, y con la ayuda de vuestra conciencia examinad vuestras obras. Entonces gozaréis de mi presencia.
Orad por todos y vuestra oración será luz y paz que se irá extendiendo minuto a minuto sobre el haz de la Tierra.
PRACTICAR LA ORACIÓN
Id practicando la oración espiritual, para que desde ahora comprobéis su bondad y su verdad; id acostumbrándoos a buscar la inspiración y el desarrollo de vuestra intuición por medio de esa forma de oración. Entonces experimentaréis en vuestro entendimiento un torrente de luz que pugna por convertirse en expresiones humanas y en palabras, en sentimientos nobles y en buenas obras.
No dejéis de practicar la oración aun cuando sea tan breve que sólo dure cinco minutos, pero que en ella sepáis hacer un buen examen con la luz de la conciencia, a fin de que observéis vuestras obras y sepáis lo que tenéis que corregiros.
LA ORACIÓN, MEDIO PARA COMUNICARNOS CON NUESTRO PADRE
El espíritu conserva la intuición de haber partido hace tiempo del seno del Creador, y sabiendo que tiene aún por delante un extenso camino qué recorrer para retornar al punto de partida, se entrega a la oración porque sabe que, al menos en ese instante, puede comunicarse con su Padre.
El espíritu sabe que en la oración encuentra un consuelo que lo acaricia, conforta y sana.
Yo bendigo a los que oran; mientras más espiritual es su oración, mayor es la paz que les hago sentir; esto os lo podéis explicar fácilmente, porque aquél que para hacer oración necesita postrarse delante de imágenes u objetos para sentir la presencia de lo divino, no podrá experimentar la sensación espiritual de la presencia del Padre en su corazón.
¿Hasta cuándo dejará esta Humanidad de privar a su espíritu del deleite de sentirme en su corazón, por medio de la oración directa o, lo que es lo mismo, por medio de la oración de espíritu a Espíritu? Hasta que sea mi luz la que ilumine la vida de los hombres, conozcan la verdad y comprendan sus errores.
Yo os he enseñado a orar, y en esa oración hemos conversado. Me habéis llamado en vuestros sufrimientos y en vuestras horas de paz; también cuando habéis pecado, habéis buscado mi presencia para llorar Conmigo vuestras faltas y tranquilizar así a vuestro espíritu. Mi amor y mi paciencia son infinitas y se manifiestan a cada instante entre vosotros.
Os he enseñado a elevar el espíritu por medio de la oración para consultar con humildad y respeto a vuestro Padre, porque entonces el Arcano se entreabriría para dejaros contemplar lo que esté reservado a vuestro conocimiento y sentiréis llegar a vuestro entendimiento la luz divina de la inspiración.
Éste es tiempo para orar y meditar, pero con oración libre de fanatismo y de idolatría y con meditación serena y profunda en mi divina palabra.
EL PADRE ESCUCHA TODAS LAS ORACIONES
Bienaventurados los que practican la oración espiritual, porque ellos sienten mi presencia; mas de cierto os digo que Yo recibo todas las oraciones, sea cual fuera la forma en que las elevéis a Mí.
Atiendo a todo llamado y a toda súplica sin juzgar la forma, atendiendo tan sólo a la necesidad con que me buscáis.
¿Por qué no había de oír a quienes oran de manera imperfecta, sabiendo que todos llegarán a practicar la oración verdadera? Ahora os escucho a través de las diversas formas en que me hacéis vuestras peticiones, porque lo esencial es que me busquéis. Y en verdad os digo que no existe una oración que no sea escuchada por Mí; Yo sólo recibo la intención de mis hijos.
De cierto os digo que es menester que todos conozcáis la verdad; y esa verdad es que el culto del hombre hacia Dios ha tenido una larga evolución y ha sufrido incesantes transformaciones. Dentro del culto está la oración y ella ha sufrido también transformaciones.
A lo largo de vuestra evolución siempre os he hecho sentir mi presencia, mi misericordia y mi luz.
Ahora tenéis ante vosotros un tiempo de espiritualidad al que podéis llamar el tiempo de la oración perfecta, porque he llegado para enseñaros a comunicaros Conmigo de espíritu a Espíritu.
LA ORACIÓN COMO HERRAMIENTA
Por la oración se logra la paz, se adquiere sabiduría, se obtiene salud, se comprende lo profundo, se ilumina la mente y se fortalece el espíritu.
¡Ah, si los hombres de este tiempo comprendiesen el poder de la oración, cuántas obras sobrehumanas realizarían! Pero viven una época de materialismo, en el que hasta lo divino tratan de materializarlo para tocarlo y poderlo ver.
¿Cómo podrá equivocarse el hombre, cuando antes de hacer su voluntad interrogue a su Padre a través de la oración? El hombre que sabe orar vive en contacto con Dios, sabe el valor de los beneficios que de su Padre recibe y a la vez comprende el sentido o la finalidad de las pruebas por las que atraviesa.
Mis siervos de los tiempos pasados, Noé, Abraham, Isaac y Jacob, José o Moisés, supieron de la fuerza de la oración y de ello dieron pruebas imborrables a la Humanidad, quedando su forma de orar como un ejemplo para todas las generaciones.
El que no conoce la verdadera oración, no conoce los deleites que ella encierra, no sabe la fuente de salud y de bienes que en ella se encuentran.
Orad, os dice el Maestro; la oración da lustre y brillo a las armas de amor con que debéis conquistar la paz para la Humanidad, hace que despierten las facultades, se sensibiliza el espíritu, la mirada se hace penetrante y el corazón sensitivo.
Sin la fuerza de la oración no podréis salir avante en la lucha, ni podréis resistir las pruebas, mucho menos podréis enseñar a vuestros hermanos la forma perfecta de orar.
Os he enseñado a orar para que os libréis de riesgos y tropiezos, de asechanzas y tinieblas; os he dicho que hasta los elementos escucharán vuestra oración cuando sean desatados por mi justicia; pasarán sobre vosotros sin tocaros, porque supisteis orar con fe y limpidez.
Y es menester que deis pruebas del poder de la oración espiritual, como en los tiempos pasados las dieron aquellos hombres a quienes recordáis como patriarcas, como guías y profetas.
temas extraídos de las comunicaciones divinas de El Tercer Testamento
La Palabra Divina
Yo vengo con mi nueva palabra a resucitar al mundo, porque la Humanidad, a través de eras y de siglos, ha visto reinar sólo a la muerte.
¿Cuál ha sido la causa de que la muerte haya imperado en vuestra existencia? La falta de amor.
Mi palabra es espada de luz que destruye las tinieblas. El libro de mi palabra es el libro del divino y verdadero amor, de la verdad inmutable.
Es mi palabra la voz que anima, es el grito de libertad, es el ancla salvadora.
Mi palabra se ha derramado abundantemente entre vosotros, a semejanza de una corriente de agua cristalina que a su paso todo lo limpia y vivifica.
Oíd mi palabra, oh pueblo, y saboread su dulzura; abrid vuestro corazón y sentiréis la visita de vuestro Padre. Confesaos espiritualmente delante de Mí y sentiréis una paz que os hará desear no perderla ya nunca más.
Mi palabra es de unificación y de paz para que, al inspiraros en ella, sepáis tender la mano a vuestros hermanos, sabiendo siempre respetar su fe como algo sagrado, porque su fe es un altar interior en el que Yo habito.
Entonces sabréis ver en vuestros hermanos el desarrollo que a través de su lucha, de su esfuerzo y sus vicisitudes han alcanzado.
No confundáis más mi palabra, que es el pan de vida, con los símbolos que tan sólo representan una imagen de ella.
LA PALABRA DIVINA ES SENCILLA
Mi palabra, que es sencilla y humilde en su forma, es profunda en su contenido, y así será hasta el último día. No me pidáis que os hable con palabras floridas porque no las necesita vuestro espíritu para comprender mi enseñanza.
Si alguno llegara a pensar que es demasiado simple mi palabra para venir de Dios, Yo le digo que tome en cuenta que son los sencillos y los rudos los que han venido a oírme y debo hablarles a ellos en forma que me entiendan; mas si queréis ideas y conceptos más profundos, os digo a todos los que han juzgado pobre mi manifestación, que se preparen y se comuniquen de espíritu a Espíritu con mi Divinidad, que es lo que estoy esperando de los hombres, y entonces a sus mentes vendrá una inspiración tan profunda, que tendrán que decirme que no les hable en esos términos que tan sólo Dios puede entender.
Mi palabra derramada sobre este pueblo ha sido sencilla y humilde en su forma, al alcance de vosotros, y su sentido, lleno de claridad, ha sido profundo para vuestro espíritu, porque Yo, aunque soy el Arcano, siempre me manifiesto y me expreso con sencillez y claridad. Yo no soy un secreto para nadie; el secreto y el misterio son hijos de vuestra ignorancia.
LA PALABRA DIVINA ES EL CAMINO
Mi palabra es el camino espiritual al que debéis penetrar con todos vuestros sentidos, con todo vuestro entendimiento y todo vuestro amor, si queréis saber de dónde habéis venido y hacia dónde camináis.
Yo os enseño con la palabra, porque ella lo contiene todo, puesto que procede de Mí que soy el Verbo. Vosotros aprended a hablar de lo espiritual en tal forma, que cada palabra que deis a los demás pase de vuestro corazón al corazón de vuestro hermano como si fuese una perla, una joya de infinito valor.
También mi palabra os enseña a leer en vuestro espíritu, a penetrar en él, a encontrar su esencia que es luz, verdad, amor, obediencia, limpidez.
A través de mi palabra presentís la armonía que existe entre el Padre y todo lo creado, comprendéis que Yo soy la esencia que alimenta todos los seres, y que vosotros sois parte de Mí mismo.
Almacenad mi palabra, oh pueblo bendito, mirad que ella tendrá que ser el cimiento firme de una nueva torre que los hombres habrán de levantar, mas no la torre que simbolice el orgullo humano, ni la que desafíe el poder y la justicia divinos, sino la torre inmaterial que simbolice la elevación espiritual, el amor, la caridad y la armonía entre los hombres.
LA PALABRA DIVINA EN TODOS LOS TIEMPOS
Esta palabra es la misma que escucharon los profetas, la misma luz que inspiró a Moisés para que reuniera al pueblo escogido y lo preparase para la comunicación con su Señor.
Mi palabra de este tiempo es la misma que os di en Jesús, es la misma corriente cristalina que bañó a vuestro espíritu cuando me seguisteis por las tierras de Palestina. Su esencia os es conocida, su sabor jamás podréis confundirlo, pues quedó impreso en vuestro espíritu su sello divino.
Y mi palabra volverá a incomodar a los hombres como en los tiempos pasados, mas les diré la verdad. Sin delatar a nadie, dije hipócrita al hipócrita, adúltero al adúltero e inicuo al inicuo. Había sido vejada la verdad y era menester que resplandeciera, tal como ahora en que la verdad ha sido ocultada y por ello tiene que surgir nuevamente ante los ojos de los hombres.
Pueblo: También en este tiempo será juzgada mal la forma de comunicación bajo la cual habéis tenido mi palabra, y también la Doctrina y las revelaciones que os he hecho serán negadas por quienes dicen conocer la forma en que deberá ser mi retorno.
Ellos no analizarán mi palabra, no buscarán su esencia, ni tomarán en cuenta los prodigios y señales que os he dado de mi venida y de mi verdad, sino que tomarán como razón para negarme las obras imperfectas que encuentren en este pueblo, sus profanaciones y sus desobediencias.
Yo soy el camino, la verdad y la vida, os digo una vez más.
Mi palabra es el pan que alimenta a vuestro espíritu, mi presencia os trae la paz anhelada. ¡Cuántas pruebas habéis vivido en el mundo! Buscáis la paz y el consuelo en placeres de la Tierra, y al no encontrarlos habéis vuelto a Mí para decirme: -Señor, sólo en Vos encontramos la paz y el consuelo para nuestro espíritu.
Discípulos: La palabra que en este tiempo os he dado, no debéis tomarla como el fundamento para una nueva religión, porque ella es sólo la explicación de la Ley que desde los primeros tiempos os revelé.
EL PODER DE LA PALABRA DIVINA
Me preguntáis: -¿Por ventura vuestra palabra no tiene el poder suficiente para persuadirnos de nuestros errores y salvarnos, evitándonos tener que pasar por el crisol del dolor?- Y Yo os digo: Mi palabra tiene más fuerza de la que pudierais llegar a suponer, mas si el que me escuchase quedara transformado al instante, sin esfuerzo, tan sólo por el hecho de haberla escuchado, ¿qué mérito tendría eso de vuestra parte?
Ved cómo Yo, en mi palabra, siembro sabiduría en vuestro entendimiento y luego espero el fruto de vuestro amor.
Oíd mi palabra con recogimiento, oh discípulos, y meditad profundamente en ella. Sólo mi Palabra puede conmover y hacer sensible al corazón endurecido por el dolor.
Mi palabra no os abandonará antes del tiempo señalado, y después, cuando os hayáis preparado, por vosotros y por mis enviados en distintas naciones se conocerá la Buena Nueva. Mi palabra será escudriñada y al fin será estudiada y comprendida.
ANALIZAR LA PALABRA DIVINA
Quiero que lleguéis a comprender la importancia que tiene el estudio y análisis de mi palabra, ya que cada frase encierra, cuando no una revelación, una profecía; cuando no un juicio, una lección para vuestro espíritu.
Ahora os digo, estudiad a fondo mi palabra para que no forméis un grupo aparte en la Tierra; llegad a un grado de comprensión y de preparación que os permita vivir espiritualmente con todos y no divididos. Mi Doctrina no viene a sembrar simiente de división.
Analizad mi palabra sílaba por sílaba, para que seáis fuertes de espíritu y podáis ser como un báculo entre la Humanidad.
Sea vuestro análisis sencillo como sencilla es mi palabra. No compliquéis lo que es diáfano, puro y natural. Analizad mi palabra, escudriñadla si queréis, desgranad las espigas y mirad la simiente.
Analizad mi palabra para que no os confundáis como muchos, ante los hechos de mi justicia divina, cuando Yo toco con fuerza a los que cometen tan sólo una leve falta y en cambio, aparentemente absuelvo a los que han cometido un grave error.
El análisis que hagáis de mi palabra y el cumplimiento que le deis, serán la mejor obra espiritual que dejéis a las generaciones venideras; ellas os lo agradecerán y Yo os bendeciré.
LA PALABRA DIVINA ES UNIVERSAL
Por labios de hombres, mujeres y niños habéis escuchado mi concierto divino, habéis penetrado por vuestro éxtasis en el deleite de oír la voz del Señor y de sus ángeles.
Mi palabra no es para un pueblo, es para todos los pueblos, para todas las creencias y religiones.
Yo soy la luz de éste y todos los mundos; quiero que os revistáis de esa luz. Mi palabra es bálsamo de curación, sanaos con ella escuchándola.
Mi manifestación es comprensible a todos. He hablado conforme a la capacidad de vuestro cerebro, porque no podríais comprender toda mi sabiduría.
A esta palabra sencilla con la que os he dado a conocer mis lecciones, no le añadáis nada de vuestra mente y al traducirla a otros idiomas, dejad que persista su esencia divina.
Mi palabra y mis revelaciones son para todos; unos llegarán primero a la comprensión, otros más tarde, pero todos llegarán y llegará pronto a otras naciones y detendrá a los hombres en su odio y afán de venganza.
Así, aquél que viene a escuchar mi palabra y ha sido sensible al llamado y se ha estremecido al oír mi lección, encontrará en ella la verdad que busca y ya no se apartará.
Mi palabra ha sido para todos, lo mismo para el culto que para el rudo.
A todos les he hablado en una sola forma, humilde y sencilla, porque ante la cátedra espiritual del Divino Maestro todos sois párvulos.
Pero dentro de esa palabra humilde, ¡cuánta vida, cuánta verdad y cuántas revelaciones habéis encontrado, no habiendo llegado aún a comprenderla y a analizarla completamente!
No tratéis de comprender mi palabra tan sólo con la inteligencia, desoyendo la voz de vuestra conciencia, en la cual se manifiesta la sabiduría del Arcano.
BIENAVENTURADOS LOS QUE ESCUCHAN LA PALABRA DIVINA
Vengo a depositar mi palabra, que es la Ley, la Doctrina y la simiente, en vuestro espíritu, no en vuestra materia; el espíritu es el depositario, el responsable; si allí guardáis esta palabra, no caerá en el vacío, no sufrirá alteración.
El que no sepa encontrar la esencia de esta palabra, podrá llegar a creer que mi Doctrina es un yugo que sujeta y esclaviza al hombre; mas quien sepa darle su justa interpretación, sentirá todo su ser inundado de luz y su gozo no tendrá límite. De su espíritu surgirá un cántico interior, llevándolo a una vida armoniosa, que será el mejor culto hacia Mí.
Bienaventurado el que se muestre ansioso por oír mi palabra y no quiera perder una sola de mis lecciones, porque él logrará formar en su espíritu el libro que ha de ser su mejor herencia en este tiempo.
Dejad que el sol de mi palabra penetre en vuestro ser, para que os purifique y os eleve, y presto os levantéis fecundando el corazón de vuestros hermanos.
Todo aquel que quiera ser en verdad hijo de la luz, penetre respetuosamente al fondo de mi palabra y ahí verá a su Maestro esperándole para enseñarle.
PRACTICAR LA PALABRA DIVINA
Si los hombres supiesen buscar la esencia en la palabra de Cristo, cada vez la encontrarían nueva, fresca, viva y palpitante; pero la conocen tan sólo superficialmente, y así no pueden ni podrán alimentarse con ella.
Yo envío a cada mundo un rayo de mi luz; a vosotros os he hecho llegar esta luz en forma de palabra humana, como a otras mansiones les llega por medio de inspiración.
A veces, escuchando mi palabra llena de ternura divina, llegáis a turbaros sin alcanzar a comprender por qué empleo esta forma de enseñanza con los pecadores, cuando debiera usar algún rigor para doblegarles.
No traigo látigo para haceros comprender mi palabra, traigo pan de vida para fortaleceros en el ideal de vuestra elevación.
Seguid preparándoos, penetrad más y más en el sentido de mi palabra. Por ahora haced lo que os corresponde como discípulos y dejad que Yo me manifieste en vosotros como Maestro, como Padre, como luz.
¿Cómo podríais hacer comprender mi palabra si no la ponéis en práctica? Si tanto tiempo os ha llevado comprender mi palabra, creer en ella y adiestrar vuestra rebelde materia para el cumplimiento de una misión, ¿cómo queréis que la transformación del mundo sea instantánea?
Por medio de mi palabra dividida en incontables lecciones o enseñanzas, os convertiré en discípulos de esta Doctrina, y una vez que vuestro ser se haya saturado de esta esencia, que hayáis dejado atrás tradiciones y errores y comencéis a vivir y sentir la espiritualidad, os inspiraré el tiempo y la hora en que debéis levantaros por los caminos en pos de comarcas, pueblos y naciones para llevar la Buena Nueva a las multitudes.
Los que me escuchan sin interés de comprender, no podrán ser los que analicen y expliquen esta Doctrina. Otros, en cambio, tratan de conocer el significado de mi palabra, la sienten, la aman, la llevan en su espíritu, en el corazón y en el cerebro. Estos cada día penetran más y más en el conocimiento de mi enseñanza.
UN NUEVO TIEMPO: LA COMUNICACIÓN DE ESPÍRITU A ESPÍRITU
No quiero que ahora volváis a confundiros; oid mi palabra que os dice la forma en que habré de comunicarme con los hombres de Espíritu a espíritu.
Apartad de vuestro corazón todo materialismo para que esperéis esa comunicación en la forma más elevada que podáis concebir, y así no sufriréis decepción ni confusión alguna ante la realidad.
Os estoy preparando para el tiempo en que ya no escuchéis mi palabra, porque para entonces los hombres van a nombraros el pueblo sin Dios, el pueblo sin templo, porque no tendréis regios recintos para rendirme culto, ni celebraréis ceremonias, ni me buscaréis en imágenes; pero os dejaré un libro como testamento que será vuestro baluarte en las pruebas y será el camino por donde guiéis vuestros pasos.
No se oirá mi palabra como la oyó Moisés en el Sinaí, materializada en el estruendo de la tempestad, ni humanizada como en el Segundo Tiempo en labios de Jesús, ni tampoco a través de portavoces humanos como la habéis escuchado del Espíritu Santo en este tiempo. Todo el que se prepare alcanzará la comunicación de espíritu a Espíritu, que no será privilegio sólo de algunos.
Comprended mi palabra; mucho os he hablado de mi ausencia y de mi partida, mas entended que os he hablado en sentido figurado.
Podré dejar de hablaros bajo esta forma, pero, ¿concebís que pueda apartarme de alguno de vosotros, si Yo soy la vida de vuestro espíritu y habito por siempre en él? ¿Podréis dejar de oír la voz de vuestro Padre en el interior de vuestro ser? Jamás, si sabéis prepararos.
LA PALABRA DIVINA NO ES UNA RELIGIÓN
Ved cómo mi palabra no es ni podrá ser una nueva religión; esta Obra es el camino luminoso donde habrán de unirse espiritualmente todas las ideas, los credos y religiones, para llegar ante las puertas de la Tierra Prometida al espíritu.
Vosotros que escucháis mi palabra, amadla, estudiadla y ponedla en práctica. ¡Cuántos, deseando escucharla, no podrán oírla porque no les fue dada esa gracia en este tiempo! Mas en verdad os digo que su eco llegará a todos y con más pureza, porque no será la voz del hombre la que a ellos llegue, sino la esencia de la Divinidad.
El eco de mi palabra y lo que estáis haciendo, ha sido conocido en muchas partes, más allá de lo que vosotros creéis; y aunque los hombres escépticos a quienes han llegado noticias de mi comunicación no pueden creer en una doctrina que transforme a este mundo de discordias en una familia fraternal, no os importe aquella incredulidad, ni cuántos años deban pasar para que se conviertan. Vosotros luchad, trabajad por esta Obra, porque así iréis formando poco a poco un mundo de armonía y la semilla se irá extendiendo.
Habrá un instante en que mi palabra dada en este tiempo, aparentemente quede borrada del haz de la Tierra. Entonces se levantarán los hombres inventando doctrinas espiritualistas, enseñando nuevas leyes y preceptos; se dirán maestros, apóstoles, profetas y enviados, y Yo, por un tiempo, les dejaré hablar y sembrar; les dejaré cultivar su simiente a fin de que al recoger el fruto, sepan qué fue lo que sembraron.
El tiempo y los elementos pasarán sobre sus siembras y su paso será como un juicio para cada uno de esos seres.
Discípulos: Venid ante mi cátedra y meditad en mis enseñanzas; veréis cómo por vuestra meditación llegaréis a encontrar la esencia que contiene esta palabra, la cual os descubrirá el verdadero sentido de vuestra vida.