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Las Profecías de Juan – El Apocalipsis y su cumplimiento


Hoy vengo a hablar a vuestro espíritu y a revelaros el contenido
de los Siete Sellos, el Libro de vuestra historia, de la Profecía,
de la Revelación y la Justicia.

Soy Yo quien ha venido a deciros que hoy vivís en el tiempo perteneciente
al Sexto Sello.

El libro que estaba sellado en los Cielos, se ha abierto en el
sexto capítulo; es el Libro de los Siete Sellos -al que los hombres llaman Apocalipsis o Revelación- que encierra sabiduría y justicia y que fue desatado por mi amor a vosotros para revelaros
sus profundas lecciones.

Era necesario que el libro divino se abriese y los hombres contemplaran
su contenido, para poder salvarse de las tinieblas de la ignorancia
que son el origen de todos los males que existen en el mundo.

¿Quién podía abrir ese libro? ¿Por ventura el teólogo, el científico o el
filósofo? No, nadie; ni siquiera los espíritus justos os podían revelar
su contenido, porque lo que el libro guardaba, era la sabiduría de
Dios.

Sólo Cristo, el Verbo, sólo Él, el amor divino, podía hacerlo;
pero, aún así, era necesario esperar a que los hombres estuviesen
en condiciones de recibir la divina revelación sin que quedaran ciegos
con el esplendor de mi presencia espiritual.

Tuvo la Humanidad que vivir cinco etapas de pruebas, de lecciones,
de experiencia y evolución para alcanzar el justo desarrollo que le
permitiera conocer los misterios que el Arcano de Dios guardaba para
los hombres.

Ved que la luz del Sexto Sello desatado está iluminando a vuestro
espíritu. El libro está abierto, porque del Primero al Sexto, los
Sellos han sido desatados.

 

Los Siete Sellos

Y ví en la mano derecha del que estaba sentado
en el trono un libro escrito por dentro y por fuera
sellado con siete sellos…
Apocalipsis 5:1

A través de Roque Rojas os hice comprender que estabais presenciando
la apertura del Sexto Sello, que se abría para vosotros el libro en
su sexto capítulo, en su sexta parte.

El hombre ha vivido cinco etapas en la Tierra, alentado por el
soplo divino del espíritu, a pesar de lo cual no ha comprendido el
sentido espiritual de la vida, la finalidad de su existencia, su destino
y su esencia; todo era un arcano impenetrable tanto para su mente
como para su espíritu, un libro sellado, cuyo contenido no llegaba
a interpretar.

Vagamente presentía la vida espiritual, pero sin conocer verdaderamente
la escala de elevación que acerca a los seres a Dios; ignoraba su
misión más alta en la Tierra y las virtudes y dones que forman parte
de su espíritu, para poder vencer en las luchas, elevarse sobre las
miserias humanas y perfeccionarse espiritualmente para habitar en
la luz eterna.

Ese Libro de los Siete Sellos es la historia anticipada de la existencia
de la humanidad, porque solamente Dios podía escribir la historia
de los hombres antes de que ellos la vivieran, y estando ese libro
encerrado en el misterio, para ser revelado su contenido a la Humanidad,
solamente una mano podía abrirlo, una mano santa y pura, una mano
perfecta, y ésa fue la del Cordero, la del mismo Dios, que conocisteis
a través de su enseñanza y su sacrificio en el Segundo Tiempo, sacrificio
sublime de amor; era la única digna de abrir aquel libro, porque no
hubo en la Tierra, ni en el Cielo, ni en el espacio, ni en ningún
mundo, espíritu que fuera digno de abrir y revelar el libro y su contenido
a los espíritus.
Los Siete Sellos son vuestra vida, son vuestra historia, vuestras
luchas, vuestros triunfos y caídas, vuestros sufrimientos, combates
y, al final, vuestra redención, llena de gloria, llena de himnos,
llena de festín espiritual a la diestra de vuestro Señor, en su propio
seno; pero ha habido confusiones entre mi pueblo, y después de esas
confusiones no he encontrado la verdadera preparación en mis portavoces,
para que Yo como Maestro, como Espíritu Santo, os saque de ellas.

 

Elías en el Tercer Tiempo y los 144,000 marcados.

Vi también a otro ángel que subía
de donde sale el sol y tenía el sello del Dios vivo;
y clamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes
se les había dado el poder de hacer daño a la tierra
y al mar, diciendo: No hagais daño a la tierra,
ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos
sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Señor.
Y oí el numero de los sellados: 144,000.
Apocalipsis 7:2-4

Hice volver a Elías en el Tercer Tiempo y así lo había Yo anunciado
como Maestro en aquel Segundo Tiempo, diciendo: -En verdad, Elías
ha estado entre vosotros y no lo habéis sentido. Yo volveré al mundo,
pero en verdad os digo: Antes que Yo, vendrá Elías.

Y como toda palabra del Maestro se cumple, en el Tercer Tiempo Elías
ha sido antes que Yo para venir a despertar a los espíritus, a hacerles
presentir que la hora del Espíritu Santo abría sus puertas; para decir
a todo espíritu que abriera sus ojos, que preparara su calza para
traspasar el umbral de la Segunda Era hacia la Tercera y para que
fuese más palpable la manifestación de Elías en este Tercer Tiempo,
Yo le hice comunicarse a través de un varón recto: Roque Rojas.

Fue la luz de Elías quien preparó a Roque Rojas, quien le iluminó
y le dio certeza delante de los presentes, quien dio testimonio diciendo:
-Yo soy el profeta Elías, el de la transfiguración sobre el monte
Tabor-. Habló de justicia, de cargos y de muerte y se estremecieron
los presentes en verdad, y aquel estremecimiento fue de fe, de confianza
y de entrega para el Señor.

Mas después de que Elías hubo preparado ese camino de la nueva comunicación
para que fuese la presencia del Padre en el Tercer Tiempo, una vez
que hubo preparado esa senda para que el Señor llegara a este mundo
por el conducto humano, y preparó el oído, el corazón y todo el ser
del hombre para escuchar con atención al Verbo del Espíritu Santo,
Elías quedó presente espiritualmente entre la Humanidad, para despertar
a todos los dormidos, para purificar a todos los manchados, para envolver
en el fuego de su espíritu a todos los fríos, para trazar sendas,
veredas y caminos que atrajeran a todos los espíritus hacia el camino
de verdad.

Porque Elías no solamente trabaja en este pueblo; su espíritu en su
lucha abarca a toda la Humanidad; y cuando él se hubo manifestado
a través de Roque Rojas, se abrieron las puertas del Tercer Tiempo
para el mundo, porque es el tiempo en que comenzaron a llegar aquellos
espíritus de los 144,000 que habrían de encarnar.

Roque Rojas fue el primer marcado. De espíritu a espíritu le hablé
diciéndole: En verdad, en torno a mi palabra vendrán las grandes multitudes
a recrearse, mas como son pequeños todavía, tendré que manifestar
mi palabra y mis obras a través de los portavoces, quienes, por mi
mandato, señalarán en su frontal material un triángulo para hacerles
reconocer que son de los 144,000, que son de aquéllos que Yo anuncié
a través de otro profeta desde el Segundo Tiempo, para venir a cumplir
en este tiempo una delicada y gran misión entre la humanidad, misión
de redención, de espiritualidad y de elevación.

En el Segundo Tiempo fueron doce los discípulos que esparcieron
mi Doctrina por el mundo. En el Tercero doce mil de cada tribu serán
los que hagan conocer mi enseñanza de verdad y de amor a toda la Humanidad.

¿En dónde están esos ciento cuarenta y cuatro mil? Elías los está
reuniendo sin que sea obstáculo que unos se encuentren en espíritu
y otros encarnados. Todos estarán unidos espiritualmente en esta Obra
divina.

Grandes acontecimientos contemplaréis, muchos de ellos os sorprenderán,
mas Yo os daré la luz con mis lecciones, para que nunca os confundáis.
Estudiad mi palabra, que ella os inspirará amor a vuestro Padre y
a vuestros hermanos.

No es necesario formar parte de los ciento cuarenta
y cuatro mil, para poder servir al Padre o nombrarse discípulos del
Maestro. Los que forman parte de ese número, sólo son los que tienen
que abrir el camino y ser como guardianes de mi Obra.

A través de Roque Rojas os hice comprender que estabais presenciando
la apertura del Sexto Sello, que se abría para vosotros el libro en
su sexto capítulo, en su sexta parte.

Elías no desató los Siete Sellos, ni vino a implantarlos a vuestra
nación. Roque Rojas no desató los Siete Sellos.

El Libro de los Siete Sellos lo desaté Yo mismo. Solamente Dios podía revelar a sus hijos
las intimidades, los arcanos de El mismo; bien está que a través de
mis profetas y de mis apóstoles, el Espíritu Santo os reveló grandes
lecciones, pero solamente vuestro Señor es Aquél que puede abrir su
corazón para que vosotros contempléis su interior.

Los profetas os han hablado en sentido figurado y el Padre ha traído para vosotros
la realización y el cumplimiento de las profecías.

 

María, la mujer vestida de sol

Apareció en cielo una gran señal:
una mujer vestida del sol, con la luna
debajo de sus pies, y sobre su cabeza
una corona de doce estrellas

Apocalipsis 12:1

Cuando Juan, mi discípulo, se encontraba en su retiro solitario
en la isla de Patmos donde recibió las grandes revelaciones de los
tiempos venideros, donde penetró espiritualmente en el Más Allá, contemplando
los grandes misterios del Señor encerrados en símbolos, representados
por figuras, allí también contempló la figura de María.

En esa gran revelación confiada por el Padre a Juan para los hombres
de las eras venideras, ahí el profeta, después de una gran señal,
contempló a una mujer vestida de sol y la luna debajo de sus pies
y una corona formada sobre su sien por doce estrellas.

Aquella mujer sentía dolores de parto, y cuando aquel dolor era más intenso vio
Juan a la maldad en forma de dragón acechándola, esperando solamente
el nacimiento del hijo para devorarlo.

Y el Maestro os dice: Si esa revelación, dada por el Padre a Juan,
hablaba de los tiempos venideros, Yo os digo: Él vio a María en el
Tercer Tiempo próxima a dar a luz al pueblo mariano y a la maldad
acechando al pueblo del Señor.

Juan contempló también que en el instante del nacimiento se entablaba
una gran batalla de ángeles contra el dragón que simbolizaba la maldad
humana, una batalla que es la que ahora tenéis, porque el pueblo mariano
ha nacido, ya ha surgido sobre el haz de la Tierra y hoy se encuentra
recibiendo su escudo y su espada de amor para penetrar en la gran
batalla final.

Eso significa esta revelación, oh pueblo amado. Por eso el Padre
os ha dicho en este día: Los que dicen conocer a María, no la conocen
en su verdad, la miran solamente como mujer, la contemplan solamente
como madre humana y en torno a Ella han creado cultos, ritos, festines
y fanatismos. Por esa adoración idolátrica se han olvidado del cumplimiento
de las leyes del Señor, de la palabra del Maestro y de amarse losunos a los otros.
No es así como el Padre quiere que el mundo conozca a María, ni
es así como quiere que la amen. No es María solamente la mujer, ya
os lo he dicho: María es la esencia maternal que existe en lo divino
y que se manifiesta en todo lo creado.
Si la buscáis vosotros en la soledad de la noche, en el silencia
que nada perturba, allí en el Cosmos, su imagen encontraréis, y si
la buscáis en la fragancia de las flores también la encontraréis,
y si la buscáis en el corazón de vuestra madre, allí la tendréis.

Si vosotros la queréis encontrar en la pureza de la doncella, allí
la miraréis también, y así como en ella, en tantas y tantas obras
donde se refleja la imagen del eterno femenino que existe en Dios
y está en toda la Creación.
Cuando vosotros levantéis vuestra envoltura por los caminos del
cumplimiento, de la predicación de la enseñanza, tropezaréis con los
duros corazones, con aquéllos que han puesto una puerta hermética
para no dejar penetrar la esencia del amor de María ni su nombre;
para muchos, esa esencia no existe.

 

El Sexto Sello en que vivimos.

Miré cuando abrió el Sexto Sello
y he aquí que hubo un gran terremoto
y el sol se puso negro como tela de cilicio,
y la luna se volvió toda como de sangre…

Apocalipsis 6:12

Este tiempo, cuya aurora admiráis en el infinito, es la sexta etapa
que se inicia en la vida espiritual de la Humanidad, era de luz, de
revelaciones, de cumplimiento de antiguas profecías y olvidadas promesas.

Es el Sexto Sello que al desatarse desborda su contenido de sabiduría
en vuestro espíritu, en un mensaje lleno de justicia, de esclarecimiento
y de revelaciones.

Para vosotros es la sexta etapa, es el Tercer Tiempo en que os
he hablado más de cerca, como en aquel Primer Tiempo en que materialicé
en múltiples formas mi presencia y mi palabra, como aquel Segundo
Tiempo en que humanicé mi Verbo para hablaros al corazón.

Hoy me hago oir nuevamente, pero ya no es a los sentidos a quienes
me manifiesto, ni siquiera es a vuestro co razón a quien le hablo;
es vuestro espíritu con el que vengo a comunicarme para enseñarle
el camino de la elevación que conduce al Reino de la luz, al Reino
eterno y venturoso del Espíritu.

¿Qué guarda en su seno el Sexto Sello desatado del libro de Dios,
donde están escritos vuestros nombres y vuestros destinos? Encierra
enseñanzas, pruebas muy grandes, revelaciones de sabiduría.

¿Cuál es la misión de mis siervos dentro de esta etapa? Orar, meditar,
regenerarse, sembrar unión, paz y luz espiritual, desarrollar vuestras
facultades y potencias, luchar por vuestra elevación, destruyendo
la ignorancia, el vicio, el fanatismo: en una palabra, el mal que
en tantas formas se manifiesta entre la Humanidad.

El Séptimo Sello, la etapa final de la humanidad.

Cuando abrió (el Cordero) el séptimo sello
se hizo silencio en el cielo como por media hora

Apocalipsis 8:1

¿Cuáles señales os daré para que podáis mundialmente reconocer
que el Séptimo Sello se abre para el hombre? Cuando se haya hecho
un gran silencio en el Universo, ésa será mi señal.

Y ¿cómo será ese gran silencio, oh pueblo, con el cual podáis vosotros
testificar ante la Humanidad asombrada que es el final de una etapa
y el principio de otra?

Cuando hayan cesado por un momento las guerras, cuando los elementos
se hayan apaciguado, cuando la persecución de mis leyes y mi Doctrina
se haya detenido; entonces, habrá como un gran silencio entre la Humanidad
y ese silencio será el anuncio de que el Séptimo Sello se abre para
revelar sus misterios a esta Humanidad. Es la última parte del Libro
que habréis de conocer, que ha de poseer vuestro espíritu para que
conozca al Padre y se conozca a sí mismo.

A grandes pasos se acerca la Humanidad hacia el fin de ese mundo
creado por la ciencia del hombre, de ese mundo falso y superficial;
y será el hombre quien por propia mano destruya la obra que su orgullo
y su codicia construyeron. Luego vendrá el silencio, la meditación
y con ello la regeneración, los propósitos y los ideales elevados.

Ante los hombres se abrirá una nueva era, y en ella penetrará una
Humanidad purificada en el dolor y acrisolada en la experiencia. Un
nuevo mundo levantarán los hombres, pero será un mundo guiado por
el espíritu, iluminado por la conciencia, encauzado por el camino
de mi Ley.

Cuando los hombres hayan dejado de odiarse, de matarse y de traicionarse,
cuando el perdón y la caridad se hayan extendido de corazón en corazón,
de pueblo en pueblo, y la sangre y las lágrimas ya no corran, entonces
se hará el gran silencio que significa la comunicación de espíritu
a Espíritu; entonces Yo habré desatado el último sello, el Séptimo,
en cuya etapa los hombres se amarán como os enseñé cuando vine a la
Tierra.

Las transformaciones que la vida humana sufra serán grandes, tanto,
que os parecerá como si un mundo se acabara y otro naciera.

Esta Tierra que siempre ha enviado al Más Allá una cosecha de espíritus
enfermos, cansados, turbados, confundidos o con escaso adelanto, pronto
podrá ofrecerme frutos dignos de mi amor.

La enfermedad y el dolor se irán desterrando de vuestra vida al
llevar una existencia sana y elevada, y cuando llegue la muerte os
encontrará preparados para el viaje hacia la mansión espiritual.

Ahora os parece inalcanzable tanta paz y tanto bien, y es porque
miráis toda la confusión que reina en torno a vosotros, confusión
que sabéis irá aumentando en todos los órdenes de la vida humana.

Mas Yo os digo que confiéis en Mí, que veléis, oréis y seáis los sembradores
incansables, para que esta noche tempestuosa deje asomar la luz de
la nueva aurora y la Tierra sienta cómo sus nuevos moradores vienen
a sembrarla con obras nobles, restaurando y reconstruyendo cuanto
los insensatos y profanos destruyeron y mancharon.

Sobre las ruinas de un mundo creado y destruido por una Humanidad
materialista, se levantará un nuevo mundo cuyos cimientos serán la
experiencia y tendrá por finalidad el ideal de su elevación espiritual.

Pensad en el adelanto de una Humanidad cuya moral proceda de la
espiritualidad, imaginad una Humanidad sin límites ni fronteras, compartiendo
fraternalmente todos los medios de vida que la tierra ofrece a sus
hijos.

Tratad de imaginar lo que será la ciencia humana cuando ella tenga
por ideal el amor de los unos a los otros, cuando el hombre obtenga
a través de la oración los conocimientos que busca.

Pensad en lo grato que será para Mí recibir de los hombres el culto
del amor, de la fe, de la obediencia y la humildad a través de su
vida, sin que tengan que recurrir a ritos ni a cultos externos.

Ésa sí será vida para los hombres, porque dentro de ella respirarán
paz, gozarán de libertad y se sustentarán solamente con aquello que
encierre verdad.