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El Verdadero Culto


«La hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren».

«Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren».

Juan 4:23,24

El culto a la Divinidad en el principio

No estáis entonces más adelantados que los hombres primitivos, que supieron descubrir en cada elemento y en cada maravilla de la Naturaleza la obra de un Ser Divino, superior, sabio, justo y poderoso, al que atribuyeron todo bien, todo lo existente, y por eso lo adoraron.

A través de una inteligencia naciente trataban de comprender lo que sus sentidos corporales recibían. ¿Qué culto perfecto podían ofrecerme? ¿Qué comprensión plena podían tener de la verdad? Sin embargo, su asombro, su fe y su culto eran recibidos por Mí como las primicias de un extenso campo que mi Espíritu habría de cultivar a través de los tiempos.

Desde entonces hasta ahora, ¡cuántas revelaciones le ha confiado mi amor! Sin embargo, cuando estos hombres debieran haber alcanzado la cumbre de la comprensión y cuando su culto debiera ser perfecto, es cuando su ciencia egoísta, soberbia e inhumana, se ha levantado para negarme; y en cuanto a los cultos que existen, viven en el letargo de la rutina y de las tradiciones.

El culto verdadero es en el espíritu

Hoy vengo a derramar mi Espíritu entre vosotros, para que aprendáis a rendirme culto espiritual y sencillo, libre de materialismo, de tradiciones y fanatismo.

Vosotros, que habéis derribado los falsos dioses que en tiempos pasados adorasteis, sabréis penetrar en este santuario que ahora estoy cincelando con mi palabra en vuestro espíritu.

Respeto y tolerancia hacia las creencias ajenas

Hoy, si sabéis de alguno que no piensa ni practica su culto como lo hacen las mayorías, si bien os extrañáis y escandalizáis, ya no clamáis porque lo quemen vivo.

La Humanidad es esclava de sectas y cultos absurdos, de vicios y profanaciones; por eso os miráis los unos a los otros como enemigos, porque sois intolerantes con vuestros semejantes.

Pero vuelvo a deciros que ningún hombre tiene potestad para menospreciar o burlarse de las creencias espirituales de sus hermanos.

Un solo Dios, un solo culto

Entrad en el silencio y escuchadme, caminantes de muchos senderos que lleváis el polvo de diversos caminos, dejad que sea Yo la luz en vuestro destino.

Todas las religiones desaparecerán y sólo quedará brillando dentro y fuera del hombre la luz del Templo de Dios, en el cual rendiréis todos un solo culto de obediencia, de amor, de fe y buena voluntad.

He visto que vuestras religiones no tienen la fuerza necesaria para contener vuestras maldades, ni la suficiente luz para tocar las conciencias e iluminar vuestra razón. Es que se han alejado de la esencia de mi Doctrina que es sólo para el espíritu.

El culto perfecto

Mi camino queda trazado en vuestra conciencia. Pronto no tendréis pastor alguno sobre la Tierra, ni ministros que celebren ritos delante de vuestros ojos, ni recintos que simbolicen el templo universal de Dios.

Tendréis por templo al Universo, delante de vuestro espíritu al Señor, al Maestro, a vuestro dulce Cristo, lleno de sabiduría y de amor, presto siempre a escucharos. No tendréis otro altar que vuestro corazón, ni otro guía que vuestra propia conciencia.

Estas lecciones os han sido reveladas y han tomado forma en vuestro espíritu. Ya no podréis perderos del sendero, porque bien lo habéis mirado.

Cuando el mundo os contemple caminar sin dioses materiales, sin ritos y sin pastores, se asombrará, os juzgará, y lo que podrá a ellos dar testimonio de mi verdad, de que no vais solos, serán vuestras obras, vuestra virtud, vuestra vida; porque mi Obra no sólo la vais a extender con el instrumento de vuestros labios, debéis vivirla, porque un acto de vuestra vida vale más que mil de vuestras palabras, por convincentes que sean. Amor, mansedumbre, humildad, sacrificio, y de este modo el mundo me reconocerá en vosotros.

Así pueblo, así discípulos, quiero llevaros a la perfección; así quiero que lleguéis a esa gran ciudad que preparada se encuentra desde la eternidad, para que seáis los moradores, los habitantes eternos en esa paz y en esa perfección.