La Reencarnación en la Biblia – Parte II
Juan el Bautista: El Dilema de los Teólogos Cristianos
- A pesar de la controversia y de los numerosos intentos por parte de las grandes religiones y sectas cristianas establecidas por negar las evidencias que atañen a la reencarnación del profeta Elías en Juan el Bautista, dichas evidencias son de tal magnitud que no pueden continuar siendo ocultadas…
La controversia comienza a partir de una profecía entregada por Malaquías durante el reinado de Darío, unos buenos 350 años antes del nacimiento de Jesús…y la profecía dice así:
He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres... Malaquías 4:5,6
Como desde hace tiempo ha sido ampliamente aceptado tanto por los teólogos judíos como por sus colegas cristianos, la profecía se refiere a que, previamente a la llegada del Mesías, habría de regresar Elías de Tesbe, el profeta que fuera arrebatado al cielo en un carro de fuego.
El problema aquí es que las religiones y sectas cristianas se niegan hoy, siguiendo las órdenes, no de un Papa sino las dadas por el Emperador romano Justiniano al Segundo Concilio de Constatinopla en el año 533 (ver Mandato Imperial) a aceptar que en Juan Bautista reencarnara el espíritu de Elías, basando su negación en un solo versículo:
Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres Tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú
el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que
demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo:
Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del
Señor, como dijo el profeta Isaías.
Juan 1:21,23
Esto parece ser contundente… y de hecho, así lo toman e interpretan los cristianos que no aceptan que pueda haber reencarnado Elías en Juan el Bautista, aunque curiosamente, omiten el explicar por qué Juan se autocalifica como «la voz de uno que clama en el desierto»… que es justamente la tarea que Elías habría de hacer. La explicación hacia esto viene más adelante en este documento.
Por el momento, comencemos revisando algunos puntos:
¿Por qué si Juan asegura no ser Elías, Jesús asevera exactamente lo contrario?
JUAN BAUTISTA DIJO: | JESUS DIJO: |
Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres Tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Juan 1:21-23 |
Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. Mateo 11:14 |
Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron,
sino que hicieron con él todo lo que quisieron
Mateo 17:12
Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que
quisieron, como ésta escrito de él.
Marcos 9:13
Número de citas con la refutación de que Juan el Bautista NO es Elías: 1 Número de citas donde Jesús afirma que Juan el Bautista SI fue Elías: 3
Y al rehusarse a aceptar que Elías pueda haber reencarnado en Juan el Bautista, los teólogos cristianos se meten directamente en un brete porque surgen de inmediato dos preguntas:
¿Miente alguno de los dos?
…porque si en un texto vinieran dos conceptos totalmente opuestos (e.g.: «la Tierra es redonda», «la Tierra NO es redonda») necesariamente uno de los dos es falso. El asunto sería, en este caso, dilucidar cuál de las dos afirmaciones es la correcta y verdadera… y cuál no lo es.
Si Elías nunca regresó (como anunciara Malaquías) ¿cómo pudo entonces haber sido Jesús el Mesías?
Resulta así, que si diéramos como buena la interpretación de que Elías NO fue Juan el Bautista, los teólogos judíos han tenido siempre la razón: Como Elías nunca llegó, tampoco lo hizo el Mesías… y por ello, lo continúan esperando.
Afortunadamente para nosotros, existen muchas cosas más que nos pueden ayudar a saber la verdad… y comprender que ni Juan el Bautista ni mucho menos Jesús dijeron mentira o inexactitud alguna…
Revisemos paso a paso todas las evidencias:
El Libro de Malaquías
Este libro, el último en el Antiguo Testamento, es sumamente importante porque contiene la profecía del regreso de Elías, que se llevará a cabo, como veremos de inmediato, con la reencarnación de el más grande profeta de Israel en Juan el Bautista. Nótese que las palabras del último párrafo son citadas textualmente en el pasaje de Mateo 3, cuando el ángel anuncia a Zacarías que en su hijo Juan (el Bautista) encarnaría el espíritu del profeta Elías.
He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible . Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres... Malaquías 4:5,6
A continuación, uno tras otro para su mejor comparación, las descripciones en el Libro 2 de Reyes de la personalidad de Elías tesbita y en el Evangelio de Mateo de la personalidad de Juan el Bautista.
Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. Mateo 3:4 Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñia sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías tesbita. 2 de Reyes 1:8
¿Simple coincidencia? Veamos. Cuando el mensajero de Dios se aparece ante Zacarías para anunciarle que su mujer va a tener un hijo en el cual encarnará un profeta, anuncia con total claridad que el espíritu que morará en esa criatura por nacer es nada menos que el de Elías, citando incluso a Malaquías:
E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver
los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de
los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
Lucas 1:17
Citemos ahora el versículo (el único) que usan incorrectamente las religiones occidentales que no pueden aceptar la ley de reencarnación porque naturalmente verían disminuido su poder moral y material sobre las consciencias de los hombres. Lo curioso es que al negar que Juan el Bautista fuera la reencarnación del espíritu de Elías, acaban por negar también las aseveraciones del mismo Divino Maestro, como se podrá ver claramente más adelante.
Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres Tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondío: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Juan 1:21,23
Y ciertamente, cuando le preguntan los doctores de la ley a Juan el Bautista si era Elías, éste contesta que efectivamente, no lo es: él es Juan, hijo de Zacarías y Elizabeth.
Pero ¿qué hubiera sucedido si la pregunta le es formulada correctamente? «¿Llevas en tí el espíritu de Elías?» La respuesta, por supuesto, hubiera sido otra, confirmando lo anunciado por el ángel a Zacarías.
Y todavía existe la otra posibilidad: de que como viene constatado en Eclesiastés, el recuerdo de vidas pasadas hubiera estado vedado también para Juan el Bautista, pero Jesús, siendo el Hijo del Hombre y el Verbo Encarnado, era conocedor de todas estas cosas ocultas al normal de los mortales.
De no haber llegado el espíritu de Elías a morar en la vida y cuerpo de Juan el Bautista, las profecías de Malaquías 4 y Lucas 1 no se hubieran cumplido y el Mesías, al no regresar Elías, ¡aún no hubiera llegado! Los teólogos cristianos le están dando, inadvertidamente, la razón a los teólogos ortodoxos judíos que continúan negando que Jesús haya sido el Mesías porque también continúan esperando a Elías.
Tan no es así y que sí se cumplieron las profecías que Juan mismo lo aclara cuando reconoce ser la voz de aquel que clama en el desierto para preparar los caminos del Señor. Si Juan el Bautista no hubiese llevado en sí el espíritu del profeta Elías, ¿por qué entonces Jesús de Nazaret, el Mesías esperado de Israel, y a quien reconocemos como el Cristo, afirmaría de una manera tan rotunda éso?
Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. Mateo 11:14 Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron Mateo 17:12 Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como ésta escrito de él. Marcos 9:13
Es aquí cuando los teólogos enmudecen. Y se meten en el brete de tachar de mentiroso, debido a su incorrecta interpretación, sea a Juan el Bautista ¡o al mismo Cristo! El hecho de que entre los judíos contemporáneos a Jesús existía ya la noción y el conocimiento aceptado de la ley de reencarnación del espíritu lo demuestra el siguiente versículo, totalmente innecesario si el caso contrario hubiese sido lo verdadero:
Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o alguno de los profetas. Marcos 6:14,15
Tan era normal la noción de la reencarnación entre el pueblo de Israel, que de otro modo no se podría explicar el que Jesús a veces fuera tomado como la reencarnación de alguno de los profetas. En Marcos 8:27, Jesús mismo es quien pregunta a Sus discípulos:
"¿Quién dicen los hombres que soy yo?" Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista, otros, Elías; y otros, alguno de los profetas. Marcos 8:27
El consenso de opinión general pareciera haber sido en ese momento de que Él era la reencarnación ya sea, de Juan el Bautista o de alguno de los profetas del Antiguo Testamento. El hecho de que muchos opinaran así demuestra que la reencarnación era un concepto ampliamente difundido y aceptado en el Israel contemporáneo de Jesús…incluyendo por lo que se puede ver, al mismo Divio Maestro, quien no corrige ni enmienda esa noción.
Una lectura del siguiente versículo arroja aún más luz sobre el conocimiento que los discípulos tenían ya de la reencarnación.
Al pasar Jesús vió a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres para que haya nacido ciego? Juan 9:1,2
¿Qué sentido hubiese tenido que los discípulos de Jesús hubieran formulado esta pregunta si no supieran que se puede pecar antes de nacer, es decir, en una existencia anterior? ¿O es que alguien puede ser «castigado» por Dios -desde su nacimiento- antes de haber cometido pecado alguno?
La resurrección de la carne es la reencarnación del espíritu.
Una de las maneras de ocultar la ley de la reencarnación del espíritu, es a través de inclinar la interpretación de numerosos pasajes de la Biblia que tratan de aquello, para hacerles parecer que se refieren a la materialista noción de la resurreción de los cuerpos de los muertos. Jesús refuta esta interpretación materialista, y explica que la resurreción de la materia es del espíritu (los ángeles en el cielo).
Jesús y la reencarnación.
Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurreccion, y le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano. Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.
Y en el versículo siguiente -por si todavía hubiera duda- Jesús desestima por completo la grosera interpretación de la resurrección de cadáveres cuando afirma: Dios es Dios de vivos, no de muertos.
Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿No habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Issac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Mateo 22:23,32
En el siguiente pasaje del Evangelio de Mateo, Jesús explica cuál es la razón por la cual un espíritu no vuelve a tomar un cuerpo «ya usado».
Nadie pone remiendo de paño nuevo en un vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente. Mateo 9: 16,17
Juan 3
En el Evangelio de Juan, el Divino Maestro habla de la resurrección no como el cuerpo de un hombre volviendo a la vida -de la carne- sino a través del nacimiento, la reencarnación del espíritu en un cuerpo nuevo.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto de cierto os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Juan 3:3,4
El versículo transcrito abajo ha sido interpretado por los teólogos cristianos, indebidamente, como referente al bautizo material.
Debemos aclarar que el cristianismo, al no aceptar los significados espirituales, continúa bautizando ritualmente a sus hijos con el bautismo de Juan, no con el bautismo sutil y espiritual del Mesías; después de todo, es más fácil ser literal con el bautismo de agua; la aplicación literal del bautizo de fuego resultaría en severos daños para el así bautizado.
Al responder Jesús a Nicodemo, le dice que no confunda lo material con lo espiritual, que es precisamente lo que los teólogos modernos -igual que Nicodemo- han hecho. La clave para una correcta interpretación está en el versículo de Lucas que hemos puesto inmediatamente después, donde Juan el Bautista (Elías) analiza por nosotros el significado del agua y el significado del fuego: arrepentimiento y espíritu, respectivamente.
De este modo sabemos que Dios concede una nueva vida a aquéllos espíritus que, debido al arrepentimiento, sabrán reconocer en cada nueva vida, una nueva oportunidad para enmendarse, pues ciertamente, quien no se enmienda no puede entrar al Reino. Y los espíritus que no se arrepienten de sus errores, permanecen en el valle espiritual en tinieblas sin reencarnar (véase I Pedro 3:18 al 20).
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Juan 3;5,6 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras de mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Mateo 3:11
A continuación, el Divino Maestro usa la metáfora del viento -la palabra griega significa tanto espíritu como viento- para hablar, una vez más, del espíritu que llega a posarse en el vientre de las madres, y que éstas ignoran de donde vino ese espíritu.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesus y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes ésto?. Juan 3:7-10
Y el concepto de no saber de quién es o de donde viene el espíritu que anima a un nuevo ser humano al nacer, se encuentra también en esta afirmación que el Maestro le hace a Sus discípulos:
Vosotros no sabéis de qué espíritu sois. Lucas 9:55
Pablo y la reencarnación del espíritu.
En las Cartas o Epístolas de Pablo de Tarso, el llamado apóstol de los gentiles, éste se refiere con amplitud al concepto de la renovación del hombre («viejo hombre» le llama Pablo en Romanos 6:6) a través de el sacrificio de Jesús, el Cristo, así como a la resurrección de la carne en el tiempo final, idea de la doxología farisea que llegó al cristianismo precisamente por Pablo. Pero existe un pasaje sumamente «misterioso» -incluso Pablo describe lo que explica como un misterio- y que habla de algo diferente: la reencarnación.
En la primera Epístola a los Corintios, después de tratar acerca de la resurreción de la carne en el sentido literal, es decir, la resucitación de los muertos (1 Corintios 15:12-29), Pablo entra en un terreno insospechado a partir del versículo 35. Comienza por desechar la idea de que se reencarne en el mismo cuerpo anterior («lo que siembras -el cadáver- no es cuerpo que ha de salir») sino en un cuerpo diferente, según la voluntad de Dios.
Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. 1 Corintios 15: 35-38
Por si fuera poco, Pablo continúa y aclara que, contrario a lo que creen algunas religiones orientales, el espíritu que antes habitó en un hombre no puede encarnar en otra criatura más que en otro ser humano y expone las razones para ello, reafirmando lo dicho por Jesús a este respecto. Ver el párrafo de los odres viejos.
No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. 1 Corintios 15: 39,40
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 1 Corintios 15:50
Y el que transcribimos a continuación es el pasaje cumbre de las explicaciones de Pablo respecto a la resurrección de la carne entendida como la reencarnación del espíritu. Nótese la diferencia que Pablo pone entre los que duermen, los que mueren y los que son transformados. Hay teólogos que pretenden interpretar el «dormir» de que habla Pablo como la muerte, pero si así fuera ¿por qué entonces dice Pablo que algunos no dormirán, incluyéndose él? (Pablo fue degollado cerca del año 70 DC)
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 1 Corintios 15: 51, 52
Y Pablo termina su explicación parafraseando a Oseas, negando también él la ineexorabilidad de la muerte.
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro,tu victoria? 1 Corintios 15: 55
Por cierto, en Efesios 1:4 viene claramente especificada la pre-existencia del espíritu, no sólo antes de esta vida sino antes de la creación material misma: Orígenes, Padre de la Iglesia, usaba precisamente este párrafo para demostrar la pre-existencia del espíritu previamente a la creación material.
...según nos escogió en él antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. Efesios 1:4
El Apóstol Pedro y los espíritus encarcelados.
Pedro (Cefas), el apóstol que atestiguara la transfiguración en el Monte Tabor, escribe sobre «los espíritus encarcelados» que quedaron retenidos después del Diluvio.
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios, en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. 1 Pedro 3: 18-20
Ésto hace surgir de inmediato numerosas interrogantes.
– ¿Únicamente los espíritus de los grandes pecadores quedaban encarcelados?
– ¿Dónde estaba o qué era -o es- esa «cárcel»?
– Y los espíritus de los hombres que no eran grandes pecadores -Jacob, David, Salomón, los profetas, etc.- ¿dónde estaban mientras tanto?
Sabemos, por ejemplo, de un «lugar» metafórico al que Jesús llama «el seno de Abraham» y en la parábola de Lázaro y el rico avaro (Lucas 16:20-25) se puede inferir que al menos existen dos «lugares» o situaciones en las cuales los espíritus habitan, una vez desencarnados.
Y aquí es donde, en vista de los análisis anteriores, entra la última gran interrogante: ¿No será la reencarnación -el retorno al mundo en una nueva vida humana para corregir errores- la otra opción propuesta por el infinito amor de Dios, opción a la que Pablo califica de misterio y que sin embargo el Espíritu de Verdad nos vino a explicar en este Tercer Tiempo? Ver La Reencarnación del Espíritu.
SINOPSIS El debatido tema de la reencarnación del espíritu. Desde la controversia de Jerónimo en contra de Orígenes, Justiniano el emperador romano, por cuestiones políticas, ordenó condenar la reencarnación como herejía en total contraposición al Papa Virgilio que en aquel entonces se suponía gobernaba la Iglesia cristiana; el poder imperial y militar de Justiniano prevaleció encima del poder moral del Papa y a partir de entonces todas las religiones cristianas, hasta el día de hoy, católicas o no, no aceptan la doctrina de la reencarnación del espíritu.
No obstante ésto, reencarnar es la única opción que tiene el espíritu de los pecadores para su salvación. El Espíritu Santo en este Tercer Tiempo, entregó El Tercer Testamento, las revelaciones divinas que contienen la explicación de la reencarnación. Reencarnación del espíritu significa la resurrección de la carne pero visto desde lo espiritual. Reencarnaremos todos, y al que no crea en ello, no hay problema… ya creerá.
Tal y como sucede con las leyes inexorables, no es necesario saber de ellas o creer en ellas para de todas maneras estar sujetos a las mismas tal y como sucede con la ley de la gravedad: Antes de Newton, ésta actuaba, lo supiéramos o no. El tema de la reencarnación está contenido en la Biblia, aunque no con ese nombre.
La reencarnación es algo más que una idea exótica, extraña o sobrenatural, es el amor divino llevado a su máxima expresión. La Doctrina del Espíritu Santo nos habla de ello, porque la reencarnación es la oportunidad de corregir errores pasados así como completar tareas incabadas en una nueva vida… o cuantas de éstas fueran necesarias.
La Reencarnación en la Biblia – Parte I
Aun cuando la palabra «reencarnación» no existe como tal en la Biblia -de hecho, esa palabra no existe en hebreo arcaico y el término usado en arameo ha sido traducido como «resurrección»-, el concepto sí se encuentra en los textos del Antiguo Testamento, y mucho más claramente en los del Nuevo Testamento. Aunque en la era actual las religiones cristianas no aceptan la reencarnación, ésta era ampliamente aceptada por los contemporáneos de Jesús y Sus apóstoles; fue hasta el Concilio de Constantinopla en el año 553 de la era cristiana cuando la definición de la reencarnación como herejía, inducida en mucho por un folleto ordenado por el Emperador Justiniano declarando anatema este concepto. Para una mayor comprensión de los antecedentes sobre la postura del cristianismo acerca de la reencarnación, léase La Reencarnación y las Iglesias Cristianas.A continuación, vienen algunos de los párrafos relativos a la reencarnación en la Biblia, con un pequeño análisissobre lo que estos textos realmente significan.Hemos separado estos textos y su análisis en dos partes; la primera atañe al Primer Tiempo, los tiempos de la Ley y los Profetas comprendidos en el Antiguo (el Primer) Testamento. La segunda cubre desde la llegada de Juan el Bautista, el precursor, y las enseñanzas de Jesús, el Divino Maestro contenidas en los Evangelios, hasta los escritos de Pedro y Pablo, ésto es, el Nuevo (Segundo) Testamento. |
El concepto de la reencarnación en la Biblia
Génesis 28: La Escala de Jacob.
Desde el libro de Génesis, que cubre el tiempo de los patriarcas, viene contenido el concepto de la reencarnación, del continuo ir y venir de los espíritus (ángeles de Dios) entre el valle espiritual y la tierra. Jacob, hijo de Isaac y nieto de Abraham fuen quien tuvo un sueño donde se entrega al hombre esta revelación.
Algunos creen equivocadamente que este pasaje se refiere sencillamente a la potestad divina de enviar mensajeros para comunicarse con los hombres, pero si ésto fuera así, el orden sería al revés: primero descenderían y luego subirían.
Al especificarse que los espíritus primero suben y luego vuelven a descender, implica algo mucho más profundo; la muerte (subir) y la reencarnación (descender).
Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en la tierra, y su extrem o tocabaen el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Génesis 28:12
El Libro de Job
Los libros sapienciales y proféticos de la Biblia están escritos en un lenguaje alegórico, con el uso abundante de metáforas (metáfora=empleo de una palabra con un sentido diferente al suyo y que identifican dos objetos distintos que guardan una relación de semejanza).
Así, en el Libro de Job vemos la alegoría del árbol cortado (muerto) que es renovado, y que el escritor bíblico usa para cuestionarse si ésto mismo no sucederá con el hombre. Nótese que cuando menciona «como planta nueva», la alegoría es mucho más cercana al concepto de reencarnación (en un cuerpo nuevo) que la resurrección como muchos la entienden (en el mismo cuerpo).
Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá y hará copa como planta nueva. Job 14:7-9 Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás y yo te responderé; tendrás afecto a lo que hiciste con tus manos. Job 14:14,15
El Libro de Salmos
Este libro atribuido a David, rey de Israel, contiene ciertos pasajes que se refieren a la vida después de la muerte y a la esperanza de que ésta sea derrotada. La numeración de los salmos corresponde a la versión bíblica de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera; las biblias católicas difieren en numeración aunque los textos son similares.
Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre. Salmo 16:10,11 Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura. Salmo 30:3,4 A ti, oh Jehová, clamaré, y al Señor suplicaré. ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? Salmo 30:8 He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que que esperan en su misericordia, para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre. Salmo 33:18,19 Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque él me tomará consigo. Salmo 49:15
Mas en este siguiente pasaje, el rey-profeta va más allá de la esperanza en una vida después de la muerte. Al referirse a un espíritu renovado, concuerda con Job 14:7-9 y con Job 14:14,15 y claramente habla de la reencarnación.del espíritu.
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de tí, y no quites de mí tu santo Espíritu, Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. Salmo 51:10,12
Más adelante, el salmista le pregunta a Dios si podrá dar éste vida de nuevo.
Así no nos apartaremos de ti; vida nos darás, e invocaremos tu nombre. !Oh Jehová. Dios de los ejércitos, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. Salmo 80:18,19 ¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti? Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia, y danos tu salvación. Salmo 85:6,7
El uso de la noción del cuerpo humano como vestimenta del espíritu se encuentra claramente en la siguiente metáfora:
Y todos ellos como una vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás y serán mudados. Salmo 102:26
En el siguiente versículo, la referencia al valle espiritual en tinieblas es muy clara y aquí habría que concordarlo con 1 Pedro 3:18 al 20, donde se habla de lo mismo, aunque David habla aquí de la reencarnación en el pasado.
Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros. Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones. Salmo 107:10,14
El Libro de Eclesiastés
En la siguiente alegoría que se encuentra a través de diversos versículos del Libro de Eclesiastés, también llamado El Predicador y cuya autoría se le atribuye al rey Salomón, hijo de David, se puede descubrir una clara referencia a la continua reencarnación de los espíritus, al incesante ir y venir de la vida humana. Incluso se refiere al velo que hace que no recordemos vidas anteriores. Y una vez más, se refiere a la reencarnación llamándole restauración.
Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. ¿Qué es lo que fué? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. Eclesiastés 1:7,9,11 Aquello que fué, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. Eclesiastés 3:15
El Libro de Isaías
Este libro, el cual para algunos teólogos es realmente obra de dos o quizás tres diferentes escritores escribiendo en diferentes épocas, contiene conceptos muy profundos acerca de la vida, la muerte…y la reencarnación. La primera referencia habla de que la muerte es evitable.
Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Isaías 25:8 Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. !Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. Isaías 26:19
El versículo que sigue pone muy en claro que la muerte no es creación divina sino humana; lo interesante es que niega la inexorabilidad de la muerte.
Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro convenio con el Seol no será firme; cuando pase el turbión del azote, seréis de él pisoteados. Isaías 28:18
Después, el escritor bíblico aclara que la «resurrección» será a través del nacimiento, cosa que Jesús reafirma en Juan 3.
Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios... ...Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos. Isaías 66:,9,14
El Libro de Jeremías
Este libro que unos atribuyen a Baruc, el escriba y otros al mismo Jeremías -de quien trata el libro- contiene el concepto básico, la razón fundamental de la ley de reencarnación espiritual: el perfeccionamiento del espíritu.
A través del uso de la metáfora de la vasija del alfarero, que representa las vidas humanas, se nos dice que éstas serán tantas como sean necesarias para lograr su objetivo: contener el espíritu en su jornada hacia la perfección.
Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oir mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvío y la hizo otra vasija, según le parecío mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. Jeremías 18:1,6
Y el versículo siguiente es contundente para aquellos que dudan del poder divino, capaz de dotar de múltiples vestiduras al espíritu.
He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea dificíl para mí? Jeremías 32:27
El Libro de las Lamentaciones
En esta continuación de las ideas anteriores, el escritor destruye la idea de la condenación eterna, obstáculo, según algunos, para que sea posible la reencarnación.
Porque el Señor no desecha para siempre; Lamentaciones 3:31
Y al igual que en Eclesiastés, la idea de la renovación parece ser contínua y cíclica.
Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como al principio. Lamentaciones 5:21
El Libro de Ezequiel
Este libro profético que ha sido objeto de detallados estudios y análisis por muchas razones, contiene detallados los elementos que son necesarias para la reencarnación del espíritu.
Es importante hacer notar que, hasta Aristóteles, los antiguos creían que las funciones mentales se efectuaban en el corazón; el conocimiento de que éstas se llevan a cabo en el cerebro es relativamente moderna. Por ello, cuando el profeta se refiere al corazón, de lo que está realmente hablando es de la mente.
Así vemos que al darse una nueva vida, viene con ella no sólo un nuevo espíritu sino una nueva mente. Esto va a ser de capital importancia cuando se analicen los pasajes acerca de la reencarnación de Elías en Juan el Bautista que viene descrita en el Nuevo Evangelio.
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne. Ezequiel 11:19 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?.
Una vez más, vemos que la muerte del hombre no es creación divina.
Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis. Ezequiel 18:31,32 Os daré un corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Ezequiel 36: 26,27
A continuación, viene transcrito el pasaje del valle de los huesos secos, el que ha sido tomado por algunos teólogos en su sentido más literal. La clave del asunto está en la expresión «huesos secos», la cual se repite para no dejar duda de lo que se quiso significar con ello: el polvo de la tierra.
Cuando el profeta, siguiendo las órdenes de Dios, le habla a los «huesos secos» les dice precisamente que de ahí brotará de nuevo la carne para finalmente, ser dotada de espíritu; los antiguos ignoraban lo que ahora conocemos como «la cadena de la vida», expresión moderna que describe el ciclo de recuperación de la materia orgánica para dar vida a nueva vida material. Nada se desperdicia y todo, finalmente, vuelve a la vida; la materia a la materia, y el espíritu a animar cuerpos.
La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobra la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y dí al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo. Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pareció nuestra esperanza, y somos del todo destruídos. Por tanto, profetiza y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová. Ezequiel 37:1,14
El Libro de Daniel
Este libro, incompleto en las versiones no católicas -en el canon católico se incluye el Libro II de Daniel- contiene la profecía del regreso de Daniel al final de los tiempos.
Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días. Daniel 12:13
El Libro de Oseas
En Oseas viene reafirmado el concepto de que Dios es enemigo de la muerte. Esto lo toma Pablo más adelante.
De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, Oh Seol; la compasión será escondida de mi vista. Oseas 13:14
El Libro de Amós
En esta profecía, se encuentra la contundente afirmación de que tanto los espíritus confundidos -los de abajo, en el Seol, el «infierno» hebreo- como los espíritus de los obedientes -los que subieron al valle espiritual- están sujetos a la ley de reencarnación del espíritu.
Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender. Amos 9:2
El Libro de Jonás
Una vez más encontramos en este libro el concepto del regreso a la vida. Nótese cómo el significado simbólico de «para siempre», al ser refutado en su forma literal en la línea siguiente, echa por tierra muchas interpretaciones que basan la creencia de un castigo eterno en incorrectas lecturas de los textos bíblicos.
Y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno de Seol clamé, Y mi voz oíste. Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas Tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Jonás 2:2,6
Los Protectores
Los Protectores, es aquél mundo espiritual de luz, las legiones blancas de la que habla la Biblia, las huestes divinas que en este Tercer Tiempo, siguiendo las órdenes del Señor, se manifestaran a la Humanidad. No debe ser confundida esta manifestación de esos espíritus obedientes y fieles con aquella que proviniendo de seres de diversa índole, es llevada a cabo por medios ajenos a la voluntad divina.
¿Qué es el mundo espiritual de luz?
Escrito estaba que al abrirse el Sexto de los Sellos, las luminarias del cielo caerian a la Tierra (Apocalipsis 6:13) y se abriria Ia puerta del Reino de los Cielos (Apocalipsis 4:1)simbolizando con esto el acercamiento de las potencias espirituales de luz hacia el hombre.
Profetizado también estaba que la Parusía del Señor, el retorno del Maestro amado, estaria significado porque Él vendria en la nube, símbolo de lo espiritual y elevado, rodeado de Sus mensajeros. (Daniel 7:13, Mateo 17:5. Judas:14)
Y en verdad todo esto se cumplió. pues siguiendo el mandato del Padre, Su mundo espiritual de luz llegó entre nosotros rodeando la manifestación del Padre a través del entendimiento humano, para iluminar la vida de su hermana Humanidad con su amor, su celo y su sabiduría.
Ese tiempo pleno en prodigios espirituales transcurrió de 1884 a 1950: sesenta y seis años que fueron de enseñanza, de preparación y de preludlo para la etapa de la comunicación de espiritu a Espiritu, etapa que no conocerá final. Y durante ese periodo. en el cual el Espiritu Santo se derramara por conducto de múltiples portavoces, hombres y mujeres de Ia más variada condición social, el mundo espiritual de luz, obediente y sumiso, explicó con acertada palabra y elevadas interpretaciones, todo cuanto el Señor entregara a través de Sus siervos espiritualistas.
El Pecado Original
El pecado original, tal y como lo enseñan las religiones cristianas, no es una doctrina divina, es una teoría humana.
De hecho, aunque suene escandaloso para muchas personas que fueron criadas de buena fe en la creencia de que este concepto deriva de una fuente divina, no hay una sola palabra en la Biblia que apoye esta teoría.
Los cristianos modernos creen que estas teorías son doctrinas emanadas de la Biblia debido a que los teólogos, predicadores y sacerdotes las enseñan como si fuesen doctrinas divinas tomadas directamente de la Biblia y tratan de darles un cierto semblante de credibilidad citando un par de versículos bíblicos totalmente fuera de contexto.
Sin embargo estas teorías no son doctrinas bíblicas y los primeros seguidores de Jesús jamás supieron de ellas.
El mismo Jesús nunca mencionó nada relativo a este asunto, simplemente no existe en los Evangelios.
Esta teoría o al menos la base de ella, fue inicialmente sostenida por Agustín, obispo de Hipo, en dos libros escritos en contra de Pelagius y Celestius, tan tardíamente como el año 418 de la era cristiana.
Más tarde, tres diferentes versiones de esta doctrina emergieron, cada una tachando de falsas a las otras y negándoles validez alguna.
Pero el principio básico en todas estas teorías es que la humanidad, a partir de Adán y Eva, tiene una naturaleza depravada y que todos nosotros, como descendientes de ellos, nacemos en pecado.
¿El Sexo, Pecado Original?
Por alguna extraña razón, la imaginación popular (y de muchos «estudiosos» antiguos de la Biblia), hizo girar los motivos del llamado original o caída, desviándolos de la desobediencia a los mandatos divinos hacia algo más terreno y mundano: el sexo.
Y sin darse cuenta de esa profanación, muchos hasta el día de hoy siguen atribuyendo a los placeres carnales la caída del ser humano.
Esto es totalmente equivocado: Una lectura cuidadosa de la parábola acerca del Jardín del Edén y de la caída de la gracia del género humano, contenida en los capítulos 2 y 3 de la Biblia, nos descubre algo de suma importancia: durante todo ese lapso ambos, Adán y su compañera, ¡son vírgenes!
Tan es así, que no es sino hasta el capítulo 4 donde Adán «conoce» (eufemismo del acto sexual en lenguaje bíblico) a su mujer y es también ahí donde por primera vez se le menciona con el nombre de Eva (madre, en hebreo arcaico).
Sí, así es. Desde la creación hasta la expulsión del Edén, a la mujer se le llama sencillamente mujer; por tanto, no es exacto decir que fueron creados Adán y Eva.
El único nombre mencionado es Adán, que no es nombre propio, sino que significa «hombre».
Las Escrituras
El concepto de pecado original no está basado en las Escrituras.
Si tomas tu Biblia y lees no tan solo al profeta Ezequiel sino también el libro de Exodo, encontrarás el concepto contrario: Cada hombre es responsable de sus actos y por tanto, no existe un pecado original que sea transmitido de generación en generación.
Deuteronomio 24:16 dice:
«Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.»
En Ezequiel 18:20 puedes leer:
«…el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.»
En 2 Reyes 14:6 y Jeremías 31:30 podrás encontrar que una persona no deberá pagar por los errores de sus ancestros. La evidencia en contra del pecado original en la forma que lo entiende la Cristiandad es abrumadora.
Más aún, el hecho de que el hombre es creado a imagen de Dios es evidente en las Escrituras y no tan sólo en el capítulo 1 de Génesis sino también se vuelve a afirmar esto en el capítulo 5, después de la caída.
Si el hombre (entendido como el género humano) es creado a imagen y semejanza de Dios, ¿cómo puede entonces nacer depravado debido a su propia naturaleza?
Las enseñanzas divinas del Tercer Tiempo explican esto muy claramente:
«El pecado original no viene de la unión del hombre y la mujer; Yo, el Creador, establecí esa unión diciéndoles a ambos: Creced y multiplicaos.
Esa fue la primera Ley. El pecado ha estado en el abuso que han hecho del don del libre albedrío.»
«Sabéis que Dios dijo a los hombres: Creced y multiplicaos y henchid la tierra.
Esa fue la primitiva ley que se os dio, oh pueblo; más tarde, el Padre no pedirá a los hombres que tan sólo se multipliquen y que la especie siga creciendo, sino que sus sentimientos sean cada vez más elevados y que su espíritu emprenda un franco desarrollo y desenvolvimiento.»
«Mas si la primera ley fue la propagación de la raza humana, ¿cómo concebís que el mismo Padre os aplicase una sanción por obedecer y cumplir con un mandato suyo? ¿Es posible, pueblo, que en vuestro Dios exista una contradicción semejante?»
«Mirad qué interpretación tan material dieron los hombres a una parábola en que tan sólo se os habla del despertar del espíritu en el hombre; por tanto, analizad mi enseñanza y no digáis más que estáis pagando la deuda que por su desobediencia contrajeron los primeros pobladores con vuestro Padre. Tened una idea más elevada de la justicia divina.»
«Yo os he dicho que hasta la última mancha será borrada del corazón del hombre; mas también os digo que cada quien deberá lavar sus propias manchas.»
Las citas del Tercer Testamento pertenecen al Libro de la Vida Verdadera. Las citas bíblicas están tomadas textualmente de la versión española de Casiodoro de Reina
y Cipriano de Valera
El Culto por el apóstol Pablo: Paulismo o Cristianismo
PRÓLOGO
Pudiera pensarse que la figura central del Cristianismo sería justamente Cristo.
Pero la realidad es otra.
En el Cristianismo hay una figura que desplaza, no solo a Jesús el Cristo como eje de las creencias cristianas, sino también a los doce discípulos de Jesús, incluyendo a Pedro, quien fuera nombrado por aquél como custodio de las congregaciones cristianas («..apacienta a mis ovejas» Juan 21:)
Todo parece quedar en el olvido cuando en el Cristianismo de hoy, quien goza de la mayor autoridad para los teólogos y líderes cristianos no es Jesús ni Pedro… ¡sino Pablo!
Saulo de Tarso, quien de ser perseguidor de Cristo y Sus seguidores, pasara a convertirse, por influjo de una visión, en Pablo el apóstol de los gentiles, dedicado a expander la Buena Nueva de la llegada del Mesías por todo el mundo conocido de entonces, es hoy en día probablemente, en muchas religiones y sectas, la figura capital del Cristianismo moderno.
¿O quizás debería llamársele Paulismo? Porque tal pareciera que hoy las palabras de Pablo pesan mucho más, para muchos cristianos, que las del mismo Divino Maestro; tan es así, que cada vez que se suscita alguna controversia o debate acerca de algún asunto espinoso o conflictivo, usualmente son tomados como argumentos plenos de autoridad, no las palabras de Jesús, ni los escritos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, sino lo que se supone escribió Pablo.
¿Se supone?
Sí, se supone…
EL CRISTIANISMO MODERNO, MUY LEJOS DEL CRISTIANISMO ORIGINAL.
El cristianismo actual como tal, es basado en todas sus versiones en el idioma griego hablado en la zona del Asia Menor, aún cuando Jesús hablaba en arameo, el lenguaje usado por las mayorías en la Judea y Galilea de entonces.
Toda discusión sobre el conocido como Nuevo Testamento en sus diversos cánones o catálogos de escritos considerados sagrados, tiene que ver entonces con términos griegos; para aumentar las confusiones, en aquella época estaban en uso varios modos del griego que diferían entre sí, tal y como sucede ahora entre el inglés usado en Gran Bretaña y varias de sus antiguas colonias (Hong Kong, Pakistán, la India, etc.) y el usado en los
Estados Unidos.
Y Pablo, Saulo de Tarso, ha desplazado a Jesús como el personaje más influyente y citado en las diversas religiones y sectas cristianas.
Curiosamente, la Iglesia Católica Apostólica y Romana ¡en su nombre no declara ser cristiana!
EL VERDADERO PABLO
En este pequeño trabajo, tomaremos la defensa de lo que realmente puede ser considerado como el legado verdadero de Pablo; para ello, es preciso marcar que no todo cuanto se le atribuye a este obediente siervo del Señor, es realmente obra suya.
Marcaremos aquí todos aquellos pasajes que contienen aseveraciones que van de lo absurdo a lo contradictorio, llegándose en algunos de ellos a afirmar cosas totalmente opuestas a las palabras del Divino Maestro que están contenidas en los Evangelios sinópticos… afirmamos que todo esto no puede ser solo obra de Pablo, sino que existen adiciones posteriores y cosas que pueden ser atribuidos a errores de copistas y/o traductores, o de personas desconocidas hasta ahora, que falsificaron documentos -llamados pseudopaulinos– para insertarlos en el Nuevo Testamento y firmándolos con el nombre de Pablo.
Por ejemplo: Si se remueven los versículos de Filipenses 2:6-11, 1 Corintos 11:23-26; 12:31; 14:1a y 15:3-11, podrás ver cómo la lectura de los versículos de arriba y de abajo fluye mucho más naturalmente que en la forma actual, lo cual hace sospechar que hubo interpolación -insertar textos en otro-…
Sabemos que ésto puede ser escandaloso para muchos cristianos de buena fe, quienes han sido educados con la idea de todo cuanto contienen las Epístolas de Pablo son palabra divina, equiparables a las de Jesús.
Por eso es de suma importancia separar lo falso de lo verdadero, la cizaña del trigo, lo humano de lo divino.
¿DE QUÉ EVANGELIO HABLA PABLO?
«…conforme a mi Evangelio»
Tanto en Romanos 2:16 y 16:25 así como en 2 Tim. 2:8, Pablo afirma que el evangelio que está diseminando entre los gentiles, es suyo, no el del Padre Celestial.
En ésto difiere totalmente de los otros escritores del Evangelio, quienes nunca se refieren a éste como si fuera suyo propio.
El mismo Divino Maestro no se refiere al Evangelio, la Buena Nueva, como si fuera Su propio mensaje. «Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla…» Juan 3:34
Y a diferencia de Pablo, el Maestro humildemente dice: «…nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo»… Juan 8:28
Pablo no menciona una sola parábola de Jesús, ni parece conocer el Sermón de la Montaña e ignora también el Padrenuestro, llegando a afirmar «…pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos…» (Romanos 8:26).
Las epístolas de Pablo no contienen una sola referencia a María o José ni al nacimiento virginal de Jesús. Nunca se refieren a lugares donde Jesús predicó o hizo milagros ni menciona el lugar de nacimiento de Jesús, sólo se refiere a Él como Jesús el Nazareno.
Tampoco hablan del juicio de Jesús ante un funcionario romano, ni menciona a Jerusalén como el lugar donde fue crucificado.
No mencionan tampoco la poderosa figura de Juan el Bautista ni a Judas Iscariote, el apóstol traidor. Menciona, claro, a Pedro, pero parece ignorar que Jesús le nombró el principal dentro de los apóstoles.
No solo eso, sino que en Romanos 1:4 dice que Jesús no fue reconocido como Hijo de Dios sino hasta después de la Resurrección, contradiciendo a los Evangelios donde Pedro dice saber que Jesús era Hijo de Dios, y ésto sucedió antes de la Crucifixión, y por supuesto, de la Resurrección.
Quizá lo más desconcertante de las epístolas paulinas es que no reconoce a Jesús como Maestro, sino más bien como una figura simbólica.
De hecho, Pablo presenta en ellas una gran cantidad de enseñanzas propias sin sugerir que Jesús haya enseñado nada al respecto:
«…en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.» Romanos 2:16, 16:25; 2 Tim. 2:8
«Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme.» 2 Corintios 11:16,17
Lo que es más, en Hebreos 3:1, dice que Cristo Jesús es ¡apóstol y sacerdote! y lo equipara a Moisés…
«Por tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús; El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fué Moisés sobre toda su casa.»
Se le atribuyen a Pablo 13 epístolas, cada una de las que comienza citando su propio nombre. Pablo usa los pronombres personales «yo», «mí», «mi», «mío» 949 veces, refiriéndose a él mismo. En el capítulo 12 de 2 Corintios, la primera persona en singular es usada 7 veces tan sólo en el versículo 6, y lo usa 60 veces en el mismo capítulo de escasos 21 versículos.
¿LAS EPISTOLAS, OBRAS DE PABLO?
En 1 TESALONICENSES 1:1, se explica que no es sólo Pablo el autor:
«Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.»
Es sabido que Pablo usualmente dictaba las cartas, las que eran tomadas a mano por sus jóvenes ayudantes.
Contrariamente a lo que los fanáticos seguidores del Paulismo suelen afirmar, no todo el contenido de dichas epístolas es sagrado ni mucho menos inspirado.
Pablo mismo así lo reconoce:
«No hablo como quien manda… y en esto os doy mi consejo». 2 Cor. 8:8-10
Cuando trata el asunto del matrimonio, aclara:
«Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido… y a lo demás, yo digo, no el Señor…» 1 Cor. 7:10-12
Y todavía más:
«En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas os doy mi parecer…» 1 Cor. 7:25
Pablo mismo desdice a quienes insisten en que todo el contenido de las epístolas es sagrado y perfecto. Difícilmente alguien podrá decir que «…trae cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos» (2 Timoteo 4:13) sea un escrito inspirado, cuando es obvio que es la carta de un amigo a otro.
LAS CONTRADICCIONES DE «PABLO»
AGRADAR O NO AGRADAR A TODOS
«Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.» Gálatas 1:10
«…como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.» 1 Corintios 10:33
¿LAS OBRAS EN LA LEY JUSTIFICAN O NO?
«…porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.» Romanos 2:13
«…sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.» Gálatas 2:16
¿ES VÁLIDO SER ASTUTO Y ENGAÑAR?
«Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por manifestación de la verdad…» 2 Cor. 4:2
«Pero admitiendo esto, que yo no os he sido carga, sino que como soy astuto, os prendí por engaño»… 2 Cor. 12:16
¿LA LEY FUE ANULADA?
«Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos…» Romanos 7:6
«De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.» Romanos 7:12
«…Porque sabemos que la ley es espiritual…» Romanos 7:14
¿QUÉ FUE PRIMERO?
«Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual» 1 Corintios 15:46
«…según nos escogió en él antes de la fundación del mundo» Efesios 1:4
«porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.» Juan 17:24
¿ES BUENO NO TOMAR CARNE NI TOMAR VINO?
«Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite.»
«Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo…» Colosenses 2:16
¿ES BUENO O NO QUE LAS VIUDAS SE CASEN?
«Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa» 1 Timoteo 5:14
«Ahora, la que en verdad es viuda y solitaria, espera en Dios, y es diligente en suplicaciones y oraciones noche y día.» 1 Tm:5:14
¿LA LEY ES MALDICIÓN O BENDICIÓN?
«Cristo nos redimió de la maldición de la ley»… Gálatas 3:13
«Pero sabemos que la ley es buena» 1 Timoteo 1:8
«De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.» Romanos 7:12
LA LEY ¿ABOLIDA?
«De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo» Gálatas 3:24,25
«Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga» Gálatas 3:17
¿AYUDAR O NO A LOS DEMÁS?
«Sobrellevad los unos las cargas de los otros..» Gálatas 6:2
«…llevará cada uno su propia carga.» Gálatas 6:5
LA CIRCUNCISIÓN
«…porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.» Gálatas 5:6
«…y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; 2 y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3 Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares;» Hechos 16:1-3
PABLO CONTRADICE A JESÚS
Pablo asegura:
«Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Gálagas 5:14
y también:
«…porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Romanos 13:8,9
Pero el Divino Maestro dice que el más importante mandamiento es otro, cosa que Pablo parece ignorar:
«Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.» Mateo 22:25-40
Pablo afirma:
«…para ser Señor así de los muertos como de los que viven» Romanos 14:9
El Divino Maestro enseña:
«Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.» Lucas 20:37
Pablo afirma:
«…aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas…» Efesios 2:15
El Divino Maestro enseña:
«No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.» Mateo 2:17-19
Pablo afirma:
«Airaos, pero no pequéis…»
El Divino Maestro enseña:
«…Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio» Mateo 5:22
Una de las aseveraciones de Pablo más difundidas dentro de las sectas cristianas modernas, es la idea de que el solo nombre de Jesús, salva:
«…porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.» Romanos 10:13
El Divino Maestro enseña algo muy diferente:
«No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.» Mateo 7:21
Pablo afirma:
«Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?» 2:2-5, 3:19
El Divino Maestro enseña:
«Porque el Padre a nadie juzga» Juan 5:22
Pablo dice:
«Mas ahora os he escrito, que no os envolváis, es á saber, que si alguno llamándose hermano fuere fornicario, ó avaro, ó idólatra, ó maldiciente, ó borracho, ó ladrón, con el tal ni aun comáis.» 1 Cor:5:11
El Divino Maestro, enseña algo totalmente opuesto:
«Y los escribas y los Fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron á sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores? Y oyéndolo Jesús, les dice: Los sanos no tienen necesidad de médico, mas los que tienen mal. No he venido á llamar á los justos, sino á los pecadores.» Marcos 2:16-17
CITAS ERRÓNEAS:
(Nota: Pablo confiesa que recibió lo que a continuación se cita, no afirma que le fué enseñado o que fue testigo de ello. Esto pone en duda todo aquello que el apóstol afirma haber recibido por inspiración.)
«Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.» 1 Corintios 11:23,24
Esto contradice a Juan y a otros escritores bíblicos:
«Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo.» Juan 19:36, Exódo 12:26, Salmos 34:20
En Lucas 22:19; Marcos 12:22, Mateo 22.26 se cita correctamente este pasaje sin la mención del cuerpo partido o quebrado:
«Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado…»
Pablo cita incorrectamente Números:
«…y cayeron en un día veintitrés mil» 1 Cor.10:8
La cita textual de Números es:
«..y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil» Números 25:9
Un error así es explicable en cualquiera de nosotros y más si ya se es anciano, como era el caso de Pablo para ese entonces. Pero es precisamente debido a este tipo de pequeños errores cuando podemos claramente ver que los escritos paulinos no son ni perfectos ni provienen todos de Dios, porque en la Divinidad no cabe la menor imperfección…
FALSAS AFIRMACIONES
«…vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.»
1 Cor. 14:34
Esto no es exacto. Nadie más que Pablo afirma esto; no existe ninguna otra mención en la Biblia acerca de esto ni mucho menos en la Ley divina.
«..y que apareció a Cefas, y después a los doce…» 1 Cor. 15:5
Judas había muerto para ese momento, y todavía no escogían los restante once apóstoles a Matías como su sucesor, cosa que sucede después de la Ascensión (Hechos 1:26).
Pablo erróneamente afirma que «…me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles)…» Gálatas 2:7,8
Esto es refutado por Pedro en los Hechos de los Apóstoles.
«…Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.» Hechos 15:7
Lo que instituyó en el Cristianismo el falso concepto del pecado original, fue esta cita atribuida a Pablo:
«De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó á todos los hombres, pues que todos pecaron.» Romanos 5:12
Como hemos comentando en nuestro documento acerca del pecado original, esta noción se opone totalmente a:
«…el hijo no llevará por el pecado del padre, ni el padre llevará por el pecado del hijo: la justicia del justo será sobre él, y la impiedad el impío será sobre él. Ez. 18:20
«Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.» Deut. 24:16
PABLO ATACA A PEDRO
«Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.» Gálatas 2:11
«Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?» Gálatas 2:14
Pablo parece ignorar o no importarle que fue Jesús personalmente quien nombrara a Pedro como cabeza de los apóstoles:
«Y a ti (Pedro) te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.» Mateo 16:18
En contraste con ésto, Pedro no ataca a la persona de Pablo, aunque sí dice que no todo cuanto dice Pablo es muy claro:
«…como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.» 2 Pedro 3:15,16
Pablo también desautoriza a Juan, Santiago y Barnabás.
«Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles.» 2 Corintios 11:4,5
¿CUAL ES EL PABLO VERDADERO?
Es de suma importancia hacer notar que en los primeros siglos del Cristianismo primitivo, era cosa muy común y aceptada el escribir cartas o documentos firmando con el nombre de otra persona a la que se respetaba o admiraba.
Eso, sin menoscabo de que circularan documentos pseudoepígrafes (con falsa firma) durante el mismo ministerio de Pablo, como se advierte en este misterioso versículo:
«Que no os mováis fácilmente de vuestro sentimiento, ni os conturbéis ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como nuestra, como que el día del Señor esté cerca.» 2 Tesalonicenses 2:2
Fr. Raymond E. Brown, miembro de la Comisión Bíblica Pontificia del Vaticano, descrito por la revista «Time» como «probablemente el más prominente estudioso de las escrituras…», ha expresado sus creencias respecto a la autoría de las epístolas atribuídas a Pablo.
En su opinión, los estudiosos bíblicos serios tanto protestantes como católicos, han llegado a un consenso de que efectivamente, de las 13 epístolas que se dice fueron escritas por Pablo, siete sí fueron escritas por éste:
– 1 Tesalonicenses
– Gálatas (salvo algunos pasajes aún discutibles)
– 1 y 2 de Corintios
– Filipenses
– Filemón
– Romanos
Una enorme mayoría de estos expertos y autorizados estudios bíblicos -incluyendo a varios de los llamados padres de la iglesia cristiana original así como Lutero y Calvino- coinciden en que Pablo NO escribió Timoteo (1 y 2), Tito, Efesios, Colosenses, 2 Tesalonicenses ni escribió Hebreos.
Fray Raymond hace notar que por ejemplo, el énfasis en Colosenses y Efesios es en lo que se ha dado llamar «eclesiología», que es la que trata sobre la Iglesia en sí misma, a diferencia de las auténticas epístolas paulinas que se enfocan primordialmente en la cristología, en Jesús. Bibliografía: Raymond E. Brown, «Respuestas a 101 Preguntas Sobre la Biblia,» Paulist Press, (1990), páginas 49 – 51.
LA GUIA PERFECTA
Afortunadamente nosotros, los seguidores de la Doctrina Espiritualista Trinitaria Mariana, contamos con un recurso invaluable: La guía perfecta de nuestro Padre Celestial.
En vista de lo que hemos comentado en este documento, todo lo que tenemos que hacer es analizar y comparar el contenido de las epístolas que se atribuyen a Pablo con las enseñanzas divinas del Tercer Tiempo, y así como sucede con las demás escrituras bíblicas, la verdad saldrá a relucir, brillante y sencilla.
Referencias Bíblicas de la Reencarnación
Existe un episodio en particular acerca de las curaciones milagrosas de Cristo que apunta hacia la reencarnación: «Al pasar Jesús, vió a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos: ‘Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?’ Respondió Jesús: ‘No es que pecó éste ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.» (Juan 9:1) Los discípulos le preguntan al Señor si ese hombre por sí mismo pudo haber cometido un pecado que lo llevó a su ceguera.
Dado el hecho de que ese hombre era ciego desde su nacimiento, nos enfrentamos aquí a una pregunta provocadora. ¿Cuándo pudo haber sucedido que hiciera tales transgresiones como para acarrearle como consecuencia la ceguera desde nacimiento? La única respuesta concebible se encuentra en algún tipo de estado prenatal.
El simple hecho de que los discípulos hicieran la pregunta presupone la creencia en una existencia antes del nacimiento.
Debe hacerse notar que Cristo no dice nada para corregir o contradecir esta suposición.
He aquí un argumento incontrovertible en apoyo de la doctrina de la preexistencia del ser humano.
Sumamente elocuente respecto a la reencarnación es el episodio en el cual Jesús personal e indiscutiblemente identifica a Juan el Bautista como Elías. «Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.
Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir». (Mateo 11:13-14) «Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ‘Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?’ Respondiendo Jesús les dijo: ‘A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.
Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.’ Entonces los discípulos entendieron que les había hablado de Juan el Bautista.» (Mateo 17:10-13)
He ahí entonces de nuevo una específica declaración de pre-existencia. A pesar del edicto del Emperador Justiniano y la contra reacción hacia Orígenes, existen firmes y explícitos testimonios de pre-existencia del espíritu tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Ciertamente y a pesar de la prohibición en contra de Orígenes, los teólogos cristianos contemporáneos reconocen la pre-existencia como uno de los elementos de la teología judeocristiana.
Ahora que, respecto al episodio citado de Juan el Bautista-Elías, queda muy poco margen para cuestionar las razones de la declaración de Jesús. Al identificar claramente al Bautista como Elías, Jesús se identifica a sí mismo como el Mesías.
Esto era necesario porque al haber en la narrativa de los Evangelios las señales específicas que habrían de preceder la llegada del Mesías, al negar que Juan el Bautista no era Elías, de hecho se negaba que Jesús pudiera haber sido el Mesías. ·He aquí yo os envío el profeta Elías, antes de que venga el día de Jehová, grande y terrible». (Malaquías 4:5) Esta es una de muchas promesas mesiánicas que se hallan en el Antiguo Testamento.
Una de las señales de que el verdadero mesías había llegado, de acuerdo con este pasaje de Malaquías, es que él sería precedido por un precursor, por Elías.
Jesús a veces era tomado como la reencarnación de alguno de los profetas. En Marcos 8:27, Jesús pregunta: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» La connotación es aquí clarísima porque el consenso de opinión que se deduce de esta pregunta pareciera haber sido de que Él bien podría ser la reencarnación ya sea, de Juan el Bautista o de alguno de los profetas del Antiguo Testamento.
El hecho de que muchos opinaran así demuestra que la reencarnación era un concepto ampliamente difundido y aceptado en el Israel contemporáneo de Jesús. Si ésto no fuera así, ¿qué sentido habría tenido entonces la pregunta de Jesús?
Y los reencarnacionistas pueden encontrar apoyo en las escrituras para la pre-existencia personal desencarnada. Orígenes tomó Efesios 1:4 como prueba para este aserto: «Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.» Jerónimo, tan incómodo como Justiniano acerca de la pre-existencia, interpreta este pasaje dándole el significado de nuestra pre-existencia no en forma desencarnada sino simplemente en la mente de Dios (Contra Rufino 1:22) y propone que por cadena de pensamientos Dios escogió a los elegidos antes de la creación del mundo.
La distinción entre una y otra forma de pre-existencia es demasiado indefinida, porque la tesis de Jeróninmo precisa de que distingamos entre lo que existe como espíritu y como lo que existe como idea.
Pero aun cuando esta forzada interpretación intente desviar el debate hacia zonas muy ambiguas, permanece el hecho del pasaje de Pablo como una clara indicación y testimonio de las escrituras hacia el concepto de pre-existencia del espíritu, sin el cual no podría explicarse la reencarnación.
La Doctrina de Orígenes
Revisando la secuencia de la creación desde su comienzo hasta su conclusión, se puede sumarizar el sistema de Orígenes de la siguiente manera: Originalmente todos los seres existieron como mente pura en un nivel ideacional o de pensamiento. Los seres humanos, los ángeles y los cuerpos celestiales carecían de existencia encarnada y sus propios seres eran sólo ideas.
Este era un punto de vista natural para alguien como Orígenes, versado tanto en el pensamiento cristiano como en el platónico.
Al no haber descripción alguna en las escrituras acerca de lo que precedió a la creación, parecía a Orígenes perfectamente natural recurrir a Platón para sus respuestas.
Dios, para el pensamiento platónico, es inteligencia pura y todas las cosas eran en Dios antes de la creación, una suposición no contradecida por las escrituras.
Entonces, al principar el proceso de la caída, seres individuales (espíritus) se aburrieron de su unión con Dios y escogieron desertar al enfriarse su ardor por lo divino.
A medida que la mente de estos espíritus se tornó fría hacia Dios, dió ésta el primer paso en su caída convirtiéndose en alma. Y el alma, ya apartada de su estado original, continuó en su deserción y caída hasta llegar al punto de tomar un cuerpo. Éste, de acuerdo con las ideas platónicas, es una degradación, ya que la manifestación más alta se da en el nivel espiritual y mental y la más baja en el nivel físico o material.
Esta noción de la caída del hombre no significa que Orígenes rechazara el Génesis, tan sólo significa que él estaba en favor de una interpretación alegórica de éste no literal; de este modo, no era necesario buscar un lugar físico para el Edén, sino que éste es un suceso cósmico y metafísico en el cual una idea pura y desencarnada se limitó en una materia física.
Lo que era esencial para el Cristianismo, según la percepción de Orígenes, es que la caída fue voluntaria y resultara en un grado de distanciamiento con Dios.
Donde hay una caída debe continuar el drama de la reconciliación.
El amor es una de las cualidades divinas, como el mismo Orígenes reconocía basándose en el Evangelio de Juan, y por ello es lógico y natural que Dios tome interés por la redención de Sus criaturas.
Para Orígenes esto significaba que después del drama de la encarnación, el alma de nuevo asume su identidad como mente espiritual y recupera su celo por lo divino.
Y para acelerar este proceso de evolución fue que en el tiempo debido Dios envió a Su Cristo.
El Cristo de Orígenes, como el de Juan, era el Verbo Encarnado, pues fue el único ser que no se enfrió en su celo hacia Dios, y por ello llegó tanto como mediador así como la imagen encarnada de la bondad de Dios.
Al permitir que la sabiduría y luz de Dios brille en la vida del hombre a través de la inspiración de Jesús el Cristo, el alma individual es capaz de recobrar rápidamente su celo hacia Dios, dejando atrás la carga del cuerpo y conquistando la completa reconciliación con Dios.
De hecho, asegura Orígenes, para desmayo de sus detractores y críticos, el poder y alcance del amor de Dios es tan grande que eventualmente todas las cosas regresarán al seno divino, Satánas y sus legiones incluidos.
Tomando en cuenta que la tenencia de un cuerpo dado por el alma es tan sólo uno de muchos episodios en su jornada de regreso a Dios, la doctrina de la reencarnación está implícita en ello.
Y hablando de la resurreción del cuerpo, Orígenes desató una tormenta de controversia al insistir de que el cuerpo físico es desechado y regresa al polvo de donde salió, algo ya indiscutible en la actualidad a la vista de los conocimientos modernos, mientras que la resurrección se lleva a cabo en un cuerpo espiritual, ideal y metafísico.
Esto, por supuesto, es totalmente creíble para los reencarnacionistas, puesto que un cuerpo así puede ser, ya sea la suma y el clímax de todos los cuerpos físicos que vinieron antes o no guardar ningún parecido con los muchos cuerpos físicos.
Llegará el tiempo en que la gran deserción a Dios que dió inicio a la creación física toque a su fin.
Todas las cosas, espíritus, cuerpos celestiales y almas humanas, serán tan puras y ardientes en su amor a Dios que la existencia física no será necesaria ya más. La cohesión entera de la creación física se derrumbará, pues la materia será superflua.
Entonces, para citar uno de los pasajes favoritos de Pablo citado por Orígenes, todas las cosas serán sujetas a Dios y para que Dios sea «todo en todos» ( 1 Cor 15:28 ). Esta restauración de todas las cosas propuesta por Orígenes ofendió a muchos en siglos posteriores. Pareció muy sensato a Orígenes el que todo aquéllo que desertó de Dios deba finalmente regresar a Él.
Como triunfalmente afirmara al final de su «De los Primeros Principios», los hombres son los «hermanos de sangre» del mismo Dios y no pueden permanecer apartados para siempre.
La Controversia
Durante el periodo de 250 a 553 de la Era Cristiana una controversia se inflamó, al menos intermitentemente, alrededor del nombre de Orígenes, y es a partir de esta controversia cuando emergen las más importantes objeciones que el Cristianismo ortodoxo eleva en contra de la reencarnación.
Orígenes de Alejandría, uno de los más grandes y sistemáticos teólogos de la Cristiandad, creía en la reencarnación.
Orígenes fue un hombre creyente en la autoridad de las escrituras, un azote de los enemigos de la iglesia y un mártir de la fe.
Él fue el maestro espiritual de una gran y agradecida posteridad y aun así, sus enseñanzas fueron declaradas como herejías en 553. Los debates y controversias que se encendieron debido a sus enseñanzas son, de hecho, los que forman el precedente del tema de la reencarnación en la iglesia.
El juicio en contra de Orígenes fue creciendo a trancos y comienza aproximadamente por el año 300, cincuenta años después de su muerte, y llega hasta el año 553. Dentro de sus críticos se encuentran escritores de gran preeminencia así como algunos eclesiásticos más bien mediocres y oscuros. Dentro de aquéllos se incluyen Metodio de Olimpo, Epifamio de Salónica, Teófilo Obispo de Jerusalén y el mismo Emperador Justiniano.
El primero de ellos, Metodio de Olimpo, era un obispo en Grecia y murió como mártir en el año 311. Él y Pedro de Alejandría, cuyos trabajos están perdidos casi por completo, representan la primera oleada de anti-origenismo.
Su preocupación principal era la preexistencia de las «almas» y los conceptos de Origenes respecto a la resurreción de los muertos, piedra angular de las creencias actuales del Cristianismo. Otra corriente de pensamiento aún más poderosa en contra de Orígenes floreció casi un siglo después.
Y quienes fueron sus voceros principales fueron Epifanio de Salónica, Teófilo de Alejandría y Jerónimo. Desde el año 395 hasta el 403 Orígenes fue el centro de un encendido debate al interior de la Cristiandad. Estos tres eclesiásticos aplicaron mucha energía y pensamiento a buscar objeciones y cuestionamientos hacia la doctrina de Orígenes.
Y en 535, de nuevo la controversia se avivó y al calor de ella el Emperador Justiniano, por razones más polìticas que espirituales, publicó un folleto en contra de Orígenes en 543, proponiendo nueve anatemas en contra de ·De Los Primeros Principios», la mayor obra de Orígenes.
Orígenes fue finalmente condenado en el Segundo Concilio de Constantinopla en 553, cuando fueron levantados quince anatemas en contra de él.
Pero los críticos de Orígenes lo atacaron en puntos individuales, y así no llegaron a formular una teología sistemática en oposición a las ideas de éste, organizadas en un sistema de pensamiento totalmente coherente.
Sin embargo se pueden detectar cinco puntos capitales individuales que el Cristianimo ha elevado en contra de la reencarnación.
1. Parece minimizar el concepto de salvación tan caro a los cristianos.
2. Entra en conflicto con la resurrección del cuerpo.
3. Crea una separación no natural entre cuerpo y «alma».
4. Se apoya en un uso demasiado especulativo de las escrituras cristianas.
5. No hay recuerdos de vidas pasadas.
Cualquier discusión sobre estos puntos sería más clara si se da un vistazo preliminar al sistema de Orígenes para estudiar este concepto.
Aunque es imposible hacer justicia en unas cuantas páginas a un pensador tan sutil y profundo como Orígenes, algunos aspectos definitorios de su pensamiento pueden ser sumarizados.
La Oración Espiritual
Existe un lazo entre el Padre y sus hijos que jamás se puede romper, y ese lazo es la causa de que exista la comunicación entre mi Espíritu divino y el de todos vosotros. La oración es el medio espiritual que he inspirado al hombre para comunicarse con mi Divinidad, por eso ella se manifestó desde un principio en vosotros como un anhelo, como una necesidad del espíritu, como un refugio en las horas de prueba. Pueblo: El tiempo en que debéis orar ha llegado entre vosotros. Hoy no vengo a deciros que os postréis en tierra; no vengo a enseñaros a que oréis con vuestros labios o que me claméis con palabras floridas en oraciones hermosas en lo material. Buscadme con el pensamiento, elevad vuestro espíritu y siempre os haré sentir mi presencia. Si no sabéis hablar con vuestro Dios, me bastará el arrepentimiento, vuestro dolor, vuestro amor. Este es el lenguaje que Yo escucho , el que Yo entiendo; el lenguaje sin palabras, el de la verdad y la sinceridad. Esa es la oración que he venido a enseñaros en este Tercer Tiempo. |
El poder de la oración espiritual
La oración debe ser para vosotros algo más grande y poderoso que repetir las palabras aprendidas de memoria con las que nada alcanzáis si no tenéis elevación espiritual. No acostumbréis a orar únicamente con palabras, orad con el espíritu. También os digo: Bendecid con la oración, enviad pensamientos de luz a vuestros hermanos, no pidáis nada para vosotros, recordad que quien se ocupe de lo mio, siempre me tendrá velando por él.
Por la oración se logra la paz, se adquiere sabiduría , se obtiene salud, se comprende lo profundo, se ilumina la mente y se fortalece el espíritu.
Orar con el espíritu, no con la materia.
El que sabe orar de espíritu a Espíritu se siente acompañado en todas partes, no así el que busca formas e imágenes porque necesita ir a donde están ellas para percibir su presencia y sentirse seguro.
Todas las horas y todos los sitios pueden ser propicios para orar y meditar, nunca os dije en mis enseñanzas que hubiesen lugares o momentos destinados a ello.¿Por qué buscar en el mundo lugares determinados para orar siendo vuestro espíritu más grande que el mundo que habitáis?
¿Qué es la oración espiritual?
Me preguntáis en qué consiste la oración y Yo os digo: En permitir que vuestro espíritu se eleve libremente hacia el Padre, en entregaros con plena confianza y fe en aquel acto, en recibir en el corazón y en la mente las sensaciones recogidas por el espíritu, en aceptar con verdadera humildad la voluntad del Padre. El que ora de esta manera goza de mi presencia en cualquier instante de su vida y jamás se siente menesteroso.
Cuando al orar me interroguéis o me pidáis, no os esforcéis en tratar de explicarme con claridad las frases mejor construidas; a Mí me basta con que vuestro espíritu se desprenda del mundo en ese instante y que deje limpios el corazón y el entendimiento, para que ellos puedan recibir mi inspiración. ¿De qué os servirá decirme muy bellas palabras si no sois capaces de sentir mi presencia en vuestro interior?
Cuando la petición es elevada y verdadera, sobreviene la parte más importante de la oración: El éxtasis. Es en ese éxtasis donde se escucha la voz de la conciencia, en donde, se hace transparente lo impenetrable y se ilumina la obscuridad. Es cuando se logran despertar los sentidos superiores, surgen la intuición, la inspiración brilla y el futuro se presiente.
Es a través del éxtasis como el espíritu comprende su grandeza y percibe todo lo que aun le falta por conocer. Es en ese instante en el que los dones se agigantan y surgen las más grandes revelaciones, es cuando el espíritu regresa a su casa y está en los brazos de su Padre, entonces la oración se convierte en una verdadera comunión en la que el espíritu habla y escucha, pide y recibe. Es cuando el hombre en cumplimiento de las profecías, ha alcanzado la comunicación de espíritu a Espíritu.
Cuando el hombre logra la oración perfecta, cuando logra comunicarse espíritu a Espíritu con su Padre, comprende el por qué de su existencia, el motivo de las pruebas, comprende su misión como espíritu y se ilumina su entendimiento.
Cinco minutos para orar, toda una vida para cumplir
No os déis por satisfechos creyendo que con orar habéis cumplido vuestra misión. Yo sólo os pido cinco minutos de oración para que el resto del tiempo lo dediquéis a luchar por la vida material y cumplir dentro de ella con los deberes de vuestro espíritu, sembrando entre vuestros hermanos la simiente de amor y caridad con vuestras obras.
Orad más con el espíritu que con la carne. Para salvarse no basta un instante de oración o un día de amor, sino una vida de perseverancia, de paciencia, de obras elevadas, de acatamientos a mis mandatos.
La fecha de nacimiento de Jesús el Cristo
Actualmente, los más serios estudiosos y eruditos de la Biblia coinciden en que Jesús no nació el 25 de Diciembre como la tradición cristiana nos dice.
¿Por qué? Es sencillo.
Porque los pastores tenían a sus rebaños fuera, en el campo[1] lo que implica que esto sucedió antes de Octubre.
Y asimismo hay que tener en cuenta de que la razón del peregrinaje de José y su esposa embarazada, María, fue para ser censado.
Ningún administrador romano que se respetara, hubiera requerido hacer un censo que implicara el viajar por Judea en la temporada en que ésta era intransitable.[2]
¿Quién decidió entonces que Diciembre 25 fuera la fecha de nacimiento oficial de Jesús?
Los cristianos primitivos no celebraban el nacimiento de Jesús -de hecho, solo los potentados y emperadores celebraban tales fechas-, y por lo mismo la fecha exacta no ha sido preservada en las festividades del cristianismo temprano.
La primera mención de Diciembre 25 registrada es la del Calendario de Filócalo (354 A.D.) quien asumió que el cumplimiento de Jesús fue el Viernes 25 de Diciembre del año primero de la Era Cristiana.
El 25 de Diciembre fue oficialmente proclamada por los padres de la iglesia en el año 440 DC, como un sincretismo entre la religión del entonces Imperio Romano y la tradición del día festivo de la Saturnalia, la que se observaba cerca del solsticio de invierno, que era una de las muchas tradiciones paganas heredadas del sacerdocio babilónico. [3]
Entonces, ¿cuándo es exactamente cuando nace Jesús? A pesar de que la Biblia no identifica específicamente la fecha de nacimiento de nuestro Señor, muchos eruditos han desarrollado diversas opiniones sobre cual es la más probable fecha del nacimiento de Jesús.
El Año del Nacimiento de Jesús
Por el otro lado, el año en que Jesús nació es ampliamente aceptado como válido en el año 4 A.C., debido a las conclusiones erróneas derivadas de la datación que Josefo diera a un eclipse que se supone tuvo lugar en Marzo 13 AC. «poco antes de la muerte de Herodes». Hay varios problemas con esta aseveración además de que este eclipse con toda probabilidad tuvo lugar en Diciembre 29, año 1 AC.
Esto es un considerable lapso de tiempo transcurrido entre el nacimiento de Jesús y la muerte de Herodes, dado que la familia escapó a Egipto huyendo del edicto de Herodes y no regresó sino después de la muerte de éste.[4] Lo que es más, Herodes murió en Enero 14 ANTES DE CRISTO. [5]
Hecho: Tertuliano, (nacido cerca del año 160 DC) declara que Augusto comenzó a gobernar 41 años antes del nacimiento de Jesús y que murió 15 años después de ese evento. [6]
Augusto murió el 19 de Agosto del año 14 DC, situándose entonces el nacimiento de Jesús en el año 2 AC.[7]
Hecho: Tertuliano hacer notar asímismo, que Jesús nació 28 años después de la muerte de Cleopatra, en el año 30 AC, lo que es coincidente con la fecha del año 2 AC.
Hecho: Irineo, nacido aproximadamente un siglo después de Jesús, también comenta que el Señor nació en el año 41 del reinado de Augusto. Como Augusto inició su reinado en el otoño del año 43 AC, esto también apoya al año 2 AC como la fecha del nacimiento de Jesús.
Hecho: Eusebio (264-340 DC), el «Padre de la Historia de la Iglesia», la describe en el año 24 del reinado de Augusto y el 28 a partir del sometimiento de Egipto a la muerte de Marco Antonio y Cleopatra. [8]
Para comprender esto, debemos tomar en cuenta que el año 42 del reinado de Augusto comienza a correr desde el otoño del año 2 AC hasta el otoño del año 1 AC. El sometimiento de Egipto por el Imperio Romano ocurrió en el otoño del año 30 DC. Así, si el 28avo año se extiende del otoño del año 3 al otoño del año 2 AC, la única fecha que se ajustaría a esto sería el otoño del año 2 AC.
Juan el Bautista
Hecho: Otra forma de determinar la fecha del nacimiento de Jesús es obtenerla de la información acerca de Juan el Bautista. Elizabet, la madre de Juan, era prima de María y la esposa de un sacerdote llamado Zacarías, quien era de la «clase» de Abías.[9] (Los sacerdotes eran divididos en 24 clases [10] y cada clase o turno, oficiaba en el Templo por una semana, de Sabbat -el Sábado judío- a Sabbat.)
Cuando el Templo fue destruido por Tito el 5 de Agosto del año 70 DC, la primera clase de sacerdotes acababa de comenzar su servicio. [11]
Dado que el curso de Abías era el 8avo, podemos rastrear hacia atrás y determinar que Zacarías terminó su servicio el 13 de Juio del año 3 AC.
Si el nacimiento de Juan se efectuó 280 días después, debió haber sucedido entre el 19 y el 20 de Abril del año 2 AC, precisamente para la Pascua de ese año. El nacimiento de Juan y el de Jesús estuvieron separados por 5 meses. Por lo tanto, de nuevo tenemos como resultado el otoño del año 2 DC como fecha probable del nacimiento del Divino Maestro.
Hecho: Juan inició su misión el año 15 de César Tiberio. [12] La edad mínima para un ministerio de este orden eran los 30 años. [13] Como sabemos que Augusto murió el 19 de Agosto del año 14 DC, entonces podemos aseverar que ese año ascendió al poder Tiberio.
Si Juan nació el 19 o 20 de Abril del año 2 AC, su trigésimo cumpleaños debió haber sido el 19 o 20 de Abril del año 29 DC, es decir, el año 15 de Tiberio. Esto parece confirmar por sí mismo, la fecha del 2 AC y como Juan era mayor a Jesús por 5 meses, esto confirma también a otoño como la época del nacimiento de éste último.
El que Juan presentara a Jesús repetidamente como el «Cordero de Dios» [14] resulta interesante dado que Juan fue nacido en la Pascua.
La fecha exacta
CONCLUSIÓN: Elizabet se recluyó por cinco meses y entonces el Angel Gabriel anuncia a María, tanto la condición de Elizabet así como que María daría a luz un hijo que se llamaría Jesús. Maria fue «de prisa» a visitar a Elizabet, quien se encontraba en ese momento en la primera semana de su 6o mes de embarazo, en la 4a semana de Diciembre del año 3 AC. Si Jesús nació 280 días después, esto sitúa Su nacimiento el 29 de Septiembre, 2 A.C.
Notas:
- Lucas 2:8.
- Mateo 24:20.
- Alexander Hislop, Las Dos Babilonias, Loizeaux, Neptune NJ, 1916.
- Mateo 2:15, 19-22.
- Magillath Ta’anith, un antiguo rollo judío contemporáneo a Jesús
- Tert. vs Judíos, c.8.
- No existe año 0 entre A.C. and D.C.
- Ecle. Hist., i.5. 9.
- Lucas 1:5, 8-13, 23-24.
- 1 Crónicas 24:7-19.
- Tanto el Talmud como Josefo confirman esto.
- Lucas 3:1.
- Números 4:3.
- Juan 1:29, 36.