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El Libre Albedrío
En este mundo muchos solemos comfundir el libre albedrío con la libertad. Pero ¿es cierto que libre albedrío equivale a libertad?
Veamos. Para comenzar, el libre albedrío es una prueba a la que el Padre somete al espíritu del hijo.
«El libre albedrío y la influencia de la materia son las pruebas a las que está sujeto vuestro espíritu.» Nos dice el Señor en Su enseñanza de este tiempo.
¿Cuál es el sentido de que Dios nos haya dado el libre albedrío? Ciertamente no para que lo usáramos de tal manera que cayéramos esclavos, sino por el contrario, para hacernos dueños de nosotros mismos.
-«Si he dado al espíritu libre albedrío, es para que posea voluntad propia y por esto se sienta dueño de su vida, de sus actos y semejante a Mí.» -nos dice el Padre.
No podemos ser semejantes a Dios si somos esclavos, si no somos dueños de nuestra vida, dueños de nuestras acciones…pero sabemos que la verdadera semejanza con Dios está en el espíritu, no en la materia. Y así nos lo explica claramente el Señor cuando nos dice:
-«En vuestro espíritu hay inteligencia, hay sensibilidad, hay gracia; manifestad entonces estos atributos a través de la materia que el Señor os ha confiado, no digáis que vuestra materia es imperfecta, reacia o incomprensiva, que no sabe oír la voz de la conciencia y sólo quiere guiarse por el libre albedrío; no, vosotros sois el espíritu y la guía, y debéis cuidar a la materia y prepararla para que sea instrumento dócil del espíritu, portavoz amable de los sentimientos y dones espirituales que hay en cada uno de vosotros.»
Este concepto lo ha repetido el Señor muchas veces en múltiples enseñanzas, el concepto de que es la conciencia en el espíritu quien debe guiar al hombre y la mujer en su trayecto en esta vida. No es la materia a la que se le ha dado tal responsabilidad.
Al morir la materia queda en la Tierra; es el espíritu quien tendrá que presentarse ante el Señor y dar cuenta de sus acciones, de sus hechos.
Cuando el espíritu ha caído derrotado, esclavizado por la materia, ese espíritu pierde totalmente su libertad, no solo espiritual sino incluso la moral, porque se rehusa a escuchar la voz de la conciencia, y ¿qué otra cosa puede dictar la conciencia que el cumplimiento de la Ley divina?
Nos dice el Señor: -«Como sobre todos los dones, sobre el libre albedrío puse también la conciencia para que esta, al iluminaros, os guiara en el desarrollo de dichos dones para llevaros a la perfección.»-
«El uso indiscriminado del libre albedrío en vez de acercaros a la libertad os aleja de ella.»
«Por el mal uso del libre albedrío los hombres han caído víctimas de los vicios; por el abuso del libre albedrío han caído en los pecados más abyectos; pues bien, por virtud de ese mismo libre albedrío, solo que ahora iluminado bajo la luz de la conciencia, habrán de desandar, paso a paso, ese camino ancho y florido que los ha conducido hacia el abismo»
Para terminar, quisiera invitarles a reflexionar sobre esta contundente frase de una de las cátedras del Divino Maestro, que en su brevedad encierra toda una enseñanza cuyo
seguimiento nos traería felicidad a hombres y mujeres aún aquí en esta Tierra:
-«Someted vuestro libre albedrío a mi Ley y vuestra conciencia, y no os sentiréis esclavos sino verdaderamente libres.»