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La Oración Espiritual


Existe un lazo entre el Padre y sus hijos que jamás se puede romper, y ese lazo es la causa de que exista la comunicación entre mi Espíritu divino y el de todos vosotros.
 

La oración es el medio espiritual que he inspirado al hombre para comunicarse con mi Divinidad, por eso ella se manifestó desde un principio en vosotros como un anhelo, como una necesidad del espíritu, como un refugio en las horas de prueba.

Pueblo: El tiempo en que debéis orar ha llegado entre vosotros. Hoy no vengo a deciros que os postréis en tierra; no vengo a enseñaros a que oréis con vuestros labios o que me claméis con palabras floridas en oraciones hermosas en lo material. Buscadme con el pensamiento, elevad vuestro espíritu y siempre os haré sentir mi presencia.

Si no sabéis hablar con vuestro Dios, me bastará el arrepentimiento, vuestro dolor, vuestro amor.

Este es el lenguaje que Yo escucho , el que Yo entiendo; el lenguaje sin palabras, el de la verdad y la sinceridad. Esa es la oración que he venido a enseñaros en este Tercer Tiempo.

El poder de la oración espiritual

La oración debe ser para vosotros algo más grande y poderoso que repetir las palabras aprendidas de memoria con las que nada alcanzáis si no tenéis elevación espiritual. No acostumbréis a orar únicamente con palabras, orad con el espíritu. También os digo: Bendecid con la oración, enviad pensamientos de luz a vuestros hermanos, no pidáis nada para vosotros, recordad que quien se ocupe de lo mio, siempre me tendrá velando por él.

Por la oración se logra la paz, se adquiere sabiduría , se obtiene salud, se comprende lo profundo, se ilumina la mente y se fortalece el espíritu.

Orar con el espíritu, no con la materia.

El que sabe orar de espíritu a Espíritu se siente acompañado en todas partes, no así el que busca formas e imágenes porque necesita ir a donde están ellas para percibir su presencia y sentirse seguro.

Todas las horas y todos los sitios pueden ser propicios para orar y meditar, nunca os dije en mis enseñanzas que hubiesen lugares o momentos destinados a ello.¿Por qué buscar en el mundo lugares determinados para orar siendo vuestro espíritu más grande que el mundo que habitáis?

¿Qué es la oración espiritual?

Me preguntáis en qué consiste la oración y Yo os digo: En permitir que vuestro espíritu se eleve libremente hacia el Padre, en entregaros con plena confianza y fe en aquel acto, en recibir en el corazón y en la mente las sensaciones recogidas por el espíritu, en aceptar con verdadera humildad la voluntad del Padre. El que ora de esta manera goza de mi presencia en cualquier instante de su vida y jamás se siente menesteroso.

Cuando al orar me interroguéis o me pidáis, no os esforcéis en tratar de explicarme con claridad las frases mejor construidas; a Mí me basta con que vuestro espíritu se desprenda del mundo en ese instante y que deje limpios el corazón y el entendimiento, para que ellos puedan recibir mi inspiración. ¿De qué os servirá decirme muy bellas palabras si no sois capaces de sentir mi presencia en vuestro interior?

Cuando la petición es elevada y verdadera, sobreviene la parte más importante de la oración: El éxtasis. Es en ese éxtasis donde se escucha la voz de la conciencia, en donde, se hace transparente lo impenetrable y se ilumina la obscuridad. Es cuando se logran despertar los sentidos superiores, surgen la intuición, la inspiración brilla y el futuro se presiente.

Es a través del éxtasis como el espíritu comprende su grandeza y percibe todo lo que aun le falta por conocer. Es en ese instante en el que los dones se agigantan y surgen las más grandes revelaciones, es cuando el espíritu regresa a su casa y está en los brazos de su Padre, entonces la oración se convierte en una verdadera comunión en la que el espíritu habla y escucha, pide y recibe. Es cuando el hombre en cumplimiento de las profecías, ha alcanzado la comunicación de espíritu a Espíritu.

Cuando el hombre logra la oración perfecta, cuando logra comunicarse espíritu a Espíritu con su Padre, comprende el por qué de su existencia, el motivo de las pruebas, comprende su misión como espíritu y se ilumina su entendimiento.

Cinco minutos para orar, toda una vida para cumplir

No os déis por satisfechos creyendo que con orar habéis cumplido vuestra misión. Yo sólo os pido cinco minutos de oración para que el resto del tiempo lo dediquéis a luchar por la vida material y cumplir dentro de ella con los deberes de vuestro espíritu, sembrando entre vuestros hermanos la simiente de amor y caridad con vuestras obras.

Orad más con el espíritu que con la carne. Para salvarse no basta un instante de oración o un día de amor, sino una vida de perseverancia, de paciencia, de obras elevadas, de acatamientos a mis mandatos.