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El Secreto de la Paz Espiritual


A todos los hombres les he señalado el camino para que encuentren la paz, les he señalado la senda para que me encuentren en toda mi verdad.

¡Ah, humanidad! que me tenéis tan cerca y no me sentís.

Os he dado el secreto de la paz que es el amor de los unos a los otros.

El tesoro de la paz espiritual

Llegará la hora en que la paz sea tan grandemente deseada por los hombres, que la buscarán por todos los medios: en las religiones, en la ciencia y en las doctrinas, los creyentes y los que se dicen ateos y librepensadores, todos irán a un mismo punto en busca de esa paz, y cuando la encuentren, será porque se hallarán frente a Mí.

Quien logra cumplir sus pruebas con elevación, experimenta paz en ese cumplimiento.

Aquél que camina con la vista puesta en el Cielo, no tropieza ni se lastima con los cardos del sendero de la restitución espiritual.

Convertíos en ángeles de la paz ; dejad caer como un rocío de vuestro espíritu la paz, que es fruto del amor, sobre todo el Universo.

Los tres pasos para obtener la paz espiritual.

1 Sed sencillos como palomas.

Si los hombres desde un principio y a través de todas las edades hubiesen reconocido que el perfeccionamiento del espíritu constituiría su finalidad, otra hubiese sido su existencia y otras sus obras.

Si el espíritu no desarrolla sus potencias ni emplea las virtudes que en él existen, no podrá haber paz en su vida, ni amor ni sentimientos de verdadera caridad.

Si vuestra existencia en la Tierra fuera más sencilla, también la lucha sería menor.

2 Sed hombres de buena voluntad.

¿Recordáis aquellas palabras:»Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad»? Pues Yo os digo que con un poco de buena voluntad lograréis alcanzar la paz, aun en los momentos más difíciles.

3 No dejéis de practicar la oración

Aun cuando sea tan breve que sólo dure cinco minutos, para que en ella sepáis hacer un buen examen con la luz de la conciencia, a fin de que observéis vuestras obras y sepáis lo que tenéis que corregiros.

El que diariamente se examina, tendrá que mejorar su manera de pensar, de vivir, de hablar y de sentir.

¡Oh, amados! Id por los caminos, penetrad en los hogares y haced la paz por doquiera. Llevad la sonrisa en los labios, la alegría en el corazón y la paz en el espíritu.