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La Mente Humana: MÁS ALLÁ DEL CEREBRO

Algo Para Pensar

Los antiguos sabios hebreos creían que la mente residía en el corazón. Es por esto que cada vez que leas las escrituras bíblicas, cuando veas la palabra «corazón» la mayor parte de las veces se estará refiriendo a la mente.

Los griegos de la Antigüedad, estaban divididos respecto a los roles del corazón y de otras partes del cuerpo respecto a la mente. Muchos creían que ésta residía en el hígado, de ahí que sus guerreros devoraran los hígados de sus más hábiles enemigos caídos en batalla. Pero algunos filósofos, como Aristóteles, creían que el corazón era el asiento donde la inteligencia residía.

Esta idea prevaleció por muchos años. Tan tarde como en el siglo 17, Descartes sentía que el flujo del corazón hacia el cerebro servia para producir «espíritus animales» que animaban al cuerpo, y esto no era tan fuera de base dado que debido a las malas traducciones de la Biblia, muchos creían (y lo siguen creyendo) que el «espíritu» -nuestro ser esencial- y el «alma» -la que anima al cuerpo- son una misma cosa.

Fue hasta 1791, cuando Galvani demostró que la electricidad existía como una fuerza dentro del cuerpo, de hecho, lo hacía en las células del cerebro. Él mostró en una secuencia de experimentos de que era posible controlar los nervios motores de las ranas usando corrientes eléctricas. («Frankestein», la novela de María Shelley es prueba palpable del enorme interés popular que estos descubrimientos despertaron).

A partir de esto, el estudio de las tareas físicas del cerebro convencieron a científicos e investigadores de que era en este órgano donde la mente y la consciencia residían.

Pero los más recientes hallazgos científicos han demostrado que todos ellos se equivocaron: Verás, la mente no reside en el corazón, ni en el hígado ni en la sangre, como tampoco reside en el cerebro ni en ninguna otra parte del cuerpo físico.

 

Espíritu y la Mente: Más Allá del Cerebro
La mente reside en el espíritu. Y más aún: La mente es parte esencial del espíritu.

Es lo que podemos llamar «la mente humana» aquella que se interrelaciona con nuestra materia, sobre todo a través de nuestro cerebro y los nervios en nuestro cuerpo, aunque muchas otras partes de nuestra materia están también implicadas en los procesos de nuestra mente humana: todo tipo de energías y sustancias bioquímicas están constantemente fluyendo en nuestra materia.

 

Investigaciones Clínicas en Serio

El contínuo estudio científico en Holanda mencionado en el video de arriba, fue publicado originalmente en la revista británica «The Lancet», la cual está considerada como la más confiable y prestigiosa publicación científica en el mundo entero, y después, fue incluído en un serio documental de la BBC de Londres, que trata del asunto de ECM o Experiencias Cercanas a la Muerte.

El estudio fue iniciado en 1988, después de compilar datos de muchos pacientes con paro cardíaco que habían experimentado la muerte clínica para después, regresar de ella.

Después de analizar los sorprendentes hallazgos de ese estudio, y preocupado por las repercusiones que éstos podrían tener, sobre todo en los campos de la psicología y la psiquiatría, el Dr. Van Lommel, el jefe investigador, decidió efectuar el estudio de nueva cuenta, solo que ahora con auditores científicos independientes y con una metodología aún más estrica, y los resultados fueron exactamente iguales a los anteriores.

En cuanto fue publicado el estudio, los psicólogos tradicionales se lanzaron al ataque, y no era para menos: Muchas de sus teorías eran fuertemente desafiadas o refutadas por estos hallazgos científicos, y trataron de descalificar dicho estudio… con otras nuevas teorías. Recuerda que los psicólogos NO son médicos, aunque acaba de surgir una nueva rama que se llama psicología clínica con bases científicas mucho más sólidas.

Pero los neuropsiquiatras más avanzados, que tienen una formación clínica científica, están encontrando en este estudio respuesta a muchas interrogantes que han tenido desde hace décadas.

Bruce Greyson MD, un prominente investigador norteamericano y ex-estudiante del Dr. Ron Moody, así como Sam Parnia, MD, y Peter Fenwick, MD, ambos en el Reino Unido, reiteraron los hallazgos en el estudio prospectivo en pacientes de paro cardíaco.

Y esto definitivamente es algo para pensar.

 

La Creación – Explicación del Mundo Espiritual de Luz

Este artículo pertenece al tema de La Creación. Parte 6 de 6

Por la enseñanza del Maestro sabéis que antes de comenzar los tiempos, antes de que el Universo material existiera, los seres que habían brotado del seno de Dios circundaban al Padre en el Más Allá.

Muchos de esos espíritus, deslumbrados por las bellezas que el Señor puso en ellos, se dejaron dominar por la soberbia y el Señor, al contemplarlos débiles y escasos de elevación, en Su infinito amor hacia esas criaturas, creoles un Universo material donde aquellos hijos tuviesen la oportunidad, restituyendo y reconociendo sus faltas, de retornar limpios al seno de Dios.

He aquí el porqué de la creación del hombre.

Así, estos espíritus encarnaron en la Tierra y se deleitaron con toda la gracia y la belleza de la Naturaleza material.

Esta morada en que vivís, fue creada por nuestro Padre para dotar al hombre de un hogar y de todo lo necesario para la evolución y perfeccionamiento de su espíritu.

Se os ha dicho que la formación de los mundos y de todas las maravillas de la Creación, se desarrolló en siete grandes etapas, simbolizadas por siete días.

Esto, hermanos míos, es solamente una expresión, una metáfora para que comprendáis que lo que a vosotros os parece una eternidad, es tan sólo un instante para el Espíritu divino.

Todo estaba dispuesto y ordenado en una forma perfecta.

El hombre, dotado en su espíritu de inteligencia y voluntad, comenzó a dar sus primeros pasos en el camino de evolución, para alcanzar por esfuerzo propio su desenvolvimiento y elevación. En esta forma estaría capacitado para conocer y amar a su Señor, y retornar a Él con los méritos necesarios, después de una vida de lucha, para llamarse dignamente hijo de Dios, pues no es lo mismo un espíritu puro que un espíritu evolucionado.

Para el logro de esos fines divinos, dotó el Padre a la Creación material del hálito de vida, de ese impulso vital que llamáis alma.

El alma, hermanos míos, así como el espíritu y toda criatura en sus diferentes escalidades, precisa también de evolución para que, al final de los tiempos, el hombre pueda reinar plenamente sobre todo lo que el Padre ha creado para su beneficio y cumpla en esa forma sus mandatos divinos.

De ese hálito de vida que vibra en toda la Creación, formó Dios el alma humana.

Mas no confundáis al espíritu con el alma: el espíritu es esencia y el alma es sustancia.
El espíritu es parte del mismo Padre.

El alma es el elemento sutil por medio del cual el espíritu se manifiesta en el universo material.

Aun siendo tan etérea y diáfana el alma, ¿creéis que existía antes de la Creación material? No, hermanos. Es el espíritu el que ha existido desde antes de que fueran los mundos materiales y no necesita de más sustancia que el amor divino de donde brotó.

Y para que los hijos de Dios supieran valorizar sus propias obras, les concedió la conciencia, una chispa de Su Espíritu divino, que como guía y consejera les dictara lo que conviniese a su estado de desarrollo constante y en esa forma los encauzara al bien y les hiciera rechazar el mal.

El hombre, a través de los tiempos, ha tratado erróneamente de personificar al mal y lo ha designado con diferentes nombres, lo cual ha dado origen a mitos y cultos supersticiosos, que no están de acuerdo con la evolución espiritual que habéis alcanzado.

Vosotros sabéis, por la palabra del Padre, que no existe ningún ser creado por Dios cuya misión sea la de hacer el mal.

Así veréis, mis hermanos, que el Padre Creador dotó a Sus hijos de todo lo necesario para conocerlo, comprenderlo y amarlo, y en todo momento los iluminaba e instruía, para que estuvieran cerca de Él y no se sintieran extraños y ausentes, sino cercanos y amados con infinita ternura por su Señor.

En la parábola del Paraíso se os habla del fruto prohibido de la ciencia del mal, que el hombre nunca debió haber probado; de la serpiente, que es el símbolo de la tentación y de las bajas inclinaciones de la carne; y en esa parábola se os relata cómo la tentación se presentó con ese mal fruto ante el hombre, y éste, al probarlo, perdió ese paraíso que el Padre le había entregado para su recreo y evolución.

Sabéis, por las enseñanzas de este Tiempo, que «la carne reveló al hombre los secretos de la vida humana y el espíritu reveló a la carne la existencia del Padre Creador». Así principió el desarrollo y evolución del hombre.

Y para que aquellas criaturas, que vivían en un estado de inocencia, pudieran amar y comprender al Padre en toda Su grandeza, les permitió, en Su infinita sabiduría, que renunciaran por su libre albedrío a una vida de contemplación y de paz y principiara para ellos un mundo de lucha y de trabajo, pero al mismo tiempo de evolución y méritos.

En ésto podréis comprender que «el verdadero Paraíso no estaba fuera de aquellas criaturas, sino dentro de ellas mismas».

También debéis recordar, que la primitiva ley dada a Adán y Eva para la propagación de la especie humana fue: «Creced y multiplicaos y henchid la Tierra», y en el cumplimiento de ese mandato, no había maldad ni pecado. Ahora el Divino Maestro os ha dicho que debéis crecer en sabiduría y multiplicaros en obras de amor y caridad.

Y de la simiente de Adán y Eva brotaron Caín y Abel, simbolizando los dos caminos que desde el principio encontrara el espíritu: el camino del bien y el camino del mal.

El camino del bien, donde existen las virtudes, fue trazado por al amor de Dios y es simbolizado por Abel; el camino del mal, representado por Caín, es aquel que hacen los hombres al convertir las virtudes en pecado.

temas extraídos de las comunicaciones divinas de El Tercer Testamento

Alma y Espiritu. Una crucial diferencia

Prólogo

Desde las tempranas traducciones tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, ha prevalecido una confusión que ha desviado de su verdadero signicado a la noción o concepto de el ser interior dentro del ser humano, y ésto es debido al uso incorrecto de la palabra para denominar tal concepto.

Hablamos del espíritu.

La Septuaginta

El uso extendido de la palabra «alma» es totalmente inapropiada al referirse a la parte inmortal de nosotros la cual, de acuerdo con las religiones judeocristianas, sobrevive a la muerte y es eterna.

Y esta confusión tiene su origen en un error de siglos atrás, que data desde la misma primera versión traducida de los libros que componen la Biblia tal y como la conocemos ahora, es decir, la versión conocida como la Septuaginta.

Esta traducción hecha a partir de los textos originales del hebreo hacia el griego, fue ordenada por Tolomeo, gobernante de Egipto, unos tres siglos antes de Cristo.

La historia nos dice que, de acuerdo con su idea de la creación de lo que llegaría a ser la famosa Biblioteca de Alejandría, Tolomeo fue convencido por Demetrio de Falaro, su bibliotecario en jefe, de la necesidad de tener dentro de ella los libros sagrados de los israelitas debido a la relevancia e importancia de su contenido.

Y así, Tolomeo envió a Jerusalén algunos delegados, dentro de ellos Aristeo, un oficial de la guardia real, para solicitarle a Eleazar, el sumo sacerdote de los judíos, les proveyera una copia de la Ley así como a los sabios israelitas educados en el Templo de Jerusalén capaces de traducirla al griego.

La delegación fue exitosa: una copia ricamente ornamentada de la Ley fue enviada a Tolomeo junto con setenta y dos israelitas, seis de cada tribu, quienes fueron asignados para ir a Egipto y llevar a cabo el deseo del rey Tolomeo.

Fueron recibidos con grandes honores y durante siete dias asombraron a todos con la sabiduría que mostraron al responder setenta y dos preguntas que les fueron formuladas; después, fueron conducidos a la solitaria isla de Faros, donde comenzaron su trabajo de traducir la Ley, ayudándose mutuamente y comprando sus traducciones particulares conforme las iban completando.

Leyendas y mitos posteriores arguían que cada uno de ellos hizo su propia versión sin consultar a los demás y que cuando compararon los trabajos finales, éstos eran idénticos; esto, por supuesto, es falso.

De hecho, existen muchos testimonios históricos, incluyendo la carta de Aristeo a su hermano, Filócrato, que afirma lo contrario a esa leyenda. Y más aún, Jerónimo, el traductor de la Septuaginta a su versión latina (Vulgata), descartó esas leyendas como meras fábulas llenas de falsedad (Prefacio en Pentateuchum, Adv. Rufinum, II, XXV).

Como sea que hubiera sido, finalmente la traducción fue completada y el rey pareció muy satisfecho con el trabajo y lo colocó dentro de su nueva biblioteca.

Pero lo que verdaderamente sucedió es que, en ese entonces, las relaciones entre los sacerdotes judíos de Jerusalén y la comunidad judía en el exilio -que usaba cómunmente el griego como su idioma cotidiano- eran casi inexistentes y ahi surgió el primer problema: confiar la traducción a los sacerdotes judíos de Egipto, que aun cuando muy capaces de manejar las sutilezas del griego, estaban muy lejos de poseer la sabiduría de los ilustres sacerdotes educados a la sombra del Templo de Jerusalén, o depender de los expertos en la Ley hebrea residentes en Judea, cuya comprensión del griego era vaga.

Las Dificultades

Y para abundar, había otro problema adicional, como lo explica Brenton, el experto en versiones traducidas de la Septuaginta:

«Una dificultad que ellos tuvieron que sobrepasar fue la de introducir ideas teológicas, de las cuales ellos solo tenían los términos correctos en hebreo, al lenguage de los gentiles, el cual para ese entonces carecía de nociones religiosas más allá de las propias de los paganos. He ahí la necesidad de usar muchas palabras o frases tratando de darles un nuevo y apropiado sentido.»

«Estos señalamientos no tienen como intención quitarle valor a la versión Septuaginta; su objetivo es más bien el mostrar las dificultades que los traductores tuvieron que enfrentar y las razones por las cuales en algunos respectos fallaron; así como también el tratar de llegar al pensamiento que ocupaba la mente de algunos, que exaltaron esta versión como si poseyera algo que reflejara una autoridad alineada con el texto en hebreo mismo.»

Una Misma Palabra

Había dos palabras en hebreo que carecían de equivalente en griego (en aquella época, el Koinos era el dialecto en boga): rowah (espíritu y en género femenino) y nephesh (alma, masculino). Ambas fueron traducidas como psyche, la que asímismo fue usada para traducir del hebreo hacia el griego una tercera palabra, la palabra «mente», por lo cual psyche vinieron a significar, indistintamente, «mente», «espíritu» y «alma».

Rowah fue la palabra usada en los textos originales para describir algo que es inmortal y etéreo, contrariamente a nephesh que se refería a algo material, físico, que podía ser tocado, comido y ciertamente no inmortal.

En algunas versiones bíblicas modernas, muy debatidas dentro de sus respectivas comunidades, sus revisores han corregido a partir de 1960 estas discrepancias -cambiando el término alma por el de «persona» o «ser»- aunque han sobrevivido errores como sucede en las versiones revisadas de la traducción conocida como Casiodoro de Reyna y Cipriano de Valera, donde Pablo hace una cita bíblica (usando el término que venía en la Septuaginta) que si usted la sigue, no corresponde a la letra del versículo citado en esa misma Biblia.

Así, en las versiones revisadas posteriormente a 1960 en Corintios 1 15:45 Pablo afirma: «Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán, alma viviente»…

El texto citado (Génesis 2:7) dice: «…y fue el hombre un ser viviente»… Como puede apreciarse, este segundo texto fue ya corregido aun cuando el revisor tímidamente usa la palabra «ser» en lugar de la original del texto hebreo que es «espíritu». El texto de Pablo -no corregido aún probablemente por omisión o descuido- permanece apegado a la versión Septuaginta, con el uso inapropiado de la palabra «alma» en lugar del término «espíritu». Probablemente se percató Pablo de esto porque a continuación explica: «el postrer Adán, espíritu vivificante»; es decir, el que vivifica al cuerpo es el espíritu, no el alma.

Es por esto que muchos creyentes en las religiones cristianas acostumbran todavía hoy en día, seguir denominando al espíritu como alma.

Ejemplos

Abajo están algunos ejemplos de las discrepancias entre ambos conceptos que ilustran ésto:

DONDE EL «alma» ES MORTAL DONDE EL «alma» ES INMORTAL
Génesis 17:14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella alma será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto. Génesis 35:18 Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín.
Deuteronomio 12:20 Cuando Jehová tu Dios ensachare tu territorio, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás comer. Deuteronomio 6:5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Jueces 16:16 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. 1 Samuel 1:26 Y ella dijo: ¡Oh, Señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová
Job 33:20 Que le hace que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave Job 33:28 Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, y su vida se verá en luz.
Salmo 35:13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno. Salmo 16:10 Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción.