El Espíritu de Verdad prometido

1 Humanidad, os prometí volver entre vosotros y no podía dejar de asistir a la cita con vuestro espíritu. Recordad que como Cristo en Jesús, en el Segundo Tiempo dije a mis discípulos: "Aún tengo muchas cosas que deciros y que ahora no podéis sobrellevar, pero cuando viniere el Espíritu de verdad, Él os guiará á toda verdad".

2 Heme aquí de nuevo entre vosotros, irradiando mi Verbo y mi luz a través del entendimiento de Damiana Oviedo, en cumplimiento a mi palabra entregada en los tiempos pasados.

3 Os anuncié mi llegada, la cual sería como un relámpago que surge del Oriente para llegar al Occidente, en un tiempo en que las grandes guerras fraticidas se desatarían y en el que la perversidad de los hombres llegaría a su mayor altura.

4 Por ello, a través de esta manifestación, estoy preparando la simiente que habéis de llevar, ¡oh, Israel amado!, a los hogares destruídos y en donde la virtud será pisoteada y la Ley en su totalidad adulterada.

5 He aquí al Espíritu de Verdad, explicando lo que en otros tiempos se os dijo y que no supisteis interpretar. Y en verdad os digo: Ha llegado el tiempo en que todo lo ignorado será conocido, lo oculto saldrá a la luz y todo misterio quedará aclarado, porque el Espíritu de Verdad se está derramando sobre todo espíritu y sobre toda carne.

6 El mundo se ha confundido tanto en sus ciencias, que hoy no puede por sí solo volver al principio de su camino de evolución, porque no sabría distinguir la verdad de la mentira, por carecer de fe, de amor, e ignorar la finalidad de su existencia; por eso he venido nuevamente al mundo.

7 Mirad que de nuevo he venido entre los humildes y mansos de corazón, entre los pobres e ignorantes, y he aquí que contemplo que la Humanidad duerme en su letargo.

8 Al igual que ayer, vuestro Padre no será comprendido por todos: los exégetas y los teólogos, a pesar de que vean el cumplimiento de cada una de mis señales reveladas, no querrán reconocerme, se habrán olvidado que el ayer les anuncié que cuando volviera para entregar mi Verbo al mundo, no sería en la forma de hombre para enseñaros nuevamente el camino, sino intangible, semejante al relámpago que ilumina los cielos.

En el principio. El Primer Tiempo, la Ley.

9 Desde el principio de vuestros tiempos Yo, como Padre inspiré al hombre, varón y varona, la práctica del bien. Mas los hombres se apartaban de los mandatos divinos cayendo en idolatría y en actos abominables ante Mí. Vencían los fuertes, caían los débiles y el varón tomaba a la varona como esclava. Fue necesario entregar a Moisés en el Monte Sinaí los mandamientos de la Ley divina para su promulgación. En esa Ley estaban las normas y preceptos que deberían regir al pueblo de Israel.

Moisés: La llamada ley del Talión es de origen humano, no divino.

10 A esos mandamientos divinos, Moisés añadió las ordenanzas y reglas que juzgó necesarias para apartar a Israel de los malos hábitos y pecados adquiridos en el tiempo de su esclavitud en Egipto, y en esas ordenanzas se les decía: El que diere muerte, lleve sobre sí la misma sentencia; el que hurtare, restituya a su hermano, el que hiciere mal, ojo por ojo y diente por diente pagará.

11 Moisés sabía que los libertinos y disolutos de ese Primer Tiempo no hubieran entendido de otra manera la importancia de la obediencia a los mandatos y preceptos divinos.

Cristo en Jesús. El Segundo Tiempo, el amor.

12 Llegó el Segundo Tiempo y por mi amor vine como Cristo en Jesús a morar con vosotros y en mi palabra os dije: "Aquel a quien hirieren en la mejilla derecha, muestre la izquierda. Perdonad a vuestros enemigos y amaos los unos a los otros".

13 Mas en verdad os digo que Cristo no nació en vuestro mundo, porque Él, el Verbo divino, fue antes de la formación de todos los mundos, puesto que es Uno con el Padre.

14 Quien nació en vuestro mundo y tomó carne del seno de una mujer pura y plena de gracia fue Jesús, el hombre, el cuerpo bendito que fue mi instrumento y mi intérprete para que la Humanidad me viese y me escuchase.

María, la Madre universal, el eterno femenino en Dios.

15 Yo, el Verbo Divino, soy eterno y por ello no creáis ni digáis que María, esa mujer purísima en quien encarnara la ternura divina es la Madre de Dios, aunque ciertamente como mujer fue la madre de Jesús, mas siendo plasmación en forma humana del eterno femenino en la divinidad, ha sido, es y será Madre vuestra y universal por todos los tiempos.

La manifestacion de Cristo en todos los mundos.

16 No penséis que Jesús fue la primera ni la única manifestación del Cristo; no es así, aun cuando en verdad Jesús fue para este mundo la manifestación del amor de Dios y fue un destello del mismo Cristo para vosotros los humanos, mas no entendáis con esto que el resto del Universo se quedó sin Cristo para venir éste a vosotros solamente.

Hay muchos mundos que han recibido y reciben la presencia amorosa de Cristo, y en la gran mayoría mi manifestación ha sido elevada, espiritual. En otros he debido tomar forma corpórea y aún así me han escuchado, creído y reconocido sin necesidad de llegar Yo hasta el sacrificio y entregar mi sangre como en vuestro mundo.

En todos los mundos, planos y latitudes hay diversidad de grados de vida, y en todos ellos vibran y palpitan espíritus, y os he explicado que no hay dos espíritus idénticos, sean éstos con o sin forma corpórea. La historia de cada espíritu en el espacio o en la carne es diferente. Hay similitudes y hasta grandes parecidos, pero no hay identidad absoluta.

En la Tierra, tres fases distintas del mismo Espíritu Divino.

17 Jehová, con Su voz de justicia hablando al pueblo en el Primer Tiempo, Cristo después con Su palabra redentora a través de Jesús, y hoy el Espíritu de Verdad que os está hablando, son el mismo Espíritu Divino que ha vibrado sobre esta Humanidad en todos los tiempos.

El Apocalipsis: El Libro de los Siete Sellos.

18 Y en el Tercer Tiempo, en el que os encontráis, he regresado para deciros: Si el asesino de vuestro padre perseguido por la justicia humana, llamare a vuestra puerta implorando ayuda, ¿qué haríais? Protegerle, interceder por él. Si así lo hiciereis, demostraréis haber alcanzado la evolución espiritual, que os permite cumplir con la Ley Divina de vuestro Padre Celestial que os manda: Amaos los unos a los otros; resucitad a los espíritus que han muerto a la vida de la gracia, porque todo espíritu será salvo.

El Libro de los Siete Sellos: La Revelación de Juan.

19 Todo estaba escrito en el libro de los Siete Sellos que se encuentra en Dios, y cuya existencia fue revelada a la Humanidad por medio de Juan, apóstol y profeta; el contenido de ese libro sólo el Cordero Divino os lo ha revelado, porque no ha existido en la Tierra ni en los cielos un espíritu justo que os pudiera esclarecer los profundos misterios del amor, de la vida y de la justicia de Dios; mas el Cordero Divino, que es Cristo, desató los sellos que cerraban el Libro de la Vida para revelar su contenido a Sus hijos.

20 He ahí a los hombres esperándome, sin sentir que estoy entre ellos. Estoy delante de sus ojos y no me ven; les hablo y no oyen mi voz, y cuando por un instante llegan a mirarme, me niegan, mas Yo sigo dando testimonio de Mí y a los que me esperan los sigo esperando.

21 Y en verdad que las señales de mi manifestación en esta era han sido grandes; la misma sangre de los hombres derramada a torrentes, empapando la tierra, ha marcado el tiempo de mi presencia entre vosotros como Espíritu de Verdad.

La profecía de Juan cumplida: Todo ojo verá al Señor en este tiempo.

22 La Humanidad naufraga en medio de una tempestad de pecados y de vicios. No sólo el hombre, cuando llega a ser adulto, contamina a su espíritu al permitir el desarrollo de sus pasiones; también el niño en su tierna infancia, ve zozobrar la barquilla donde navega. Mi palabra llena de revelaciones se levanta en medio de esta Humanidad, como un inmenso faro que descubre a los náufragos la verdadera ruta y alienta la esperanza en los que estaban perdiendo la fe.

23 Escrito está que todo ojo me verá, porque espiritualmente todos conocerán mi verdad y también os dije que toda carne me sentirá; los ciegos abrirán sus ojos a la luz y contemplarán a Elías que conduce muchedumbres hasta mi presencia. El mundo increyente se verá abrumado por esta clase de testimonios, de sorpresas y pruebas, y mientras unos me nieguen, esgrimiendo como pruebas las Escrituras, otros se regocijarán, porque verán llegada la hora del cumplimiento de muchas profecías que anuncié por boca de mis profetas y por labios de Jesús.

La Presencia divina en el Tercer Tiempo: Como el relámpago que nace en el Oriente y se pierde en el Occidente.

24 Los que en el seno de sus iglesias esperan mi llegada, ni siquiera presienten en qué forma y en dónde me estoy comunicando, a pesar de que mi manifestación se hizo sentir por medio de numerosos acontecimientos. Como el relámpago que nace en el Oriente y se pierde en el Occidente, así ha sido mi llegada; mas la vibración y el reflejo de mi espíritu han quedado entre vosotros, transformados en palabra humana, para que podáis entender quién fue el que llamó a la puerta del corazón de los hombres y por qué fueron dadas las señales.

25 He querido comunicarme por medio de cerebros humildes, porque ellos, estando libres de prejuicios, limpios de torcidas interpretaciones a mi Ley, eran los indicados para trasmitir con mayor pureza mi palabra. Esta palabra será discutida con calor por la Humanidad, aun cuando se quisiese correr sobre ella un velo de indiferencia, porque será en este tiempo la única que dé luz sobre muchos misterios y sobre muchas confusiones.

26 Hoy vengo a hablar a vuestro espíritu y a revelaros el contenido de los Siete Sellos, el Libro de vuestra historia, de la Profecía, de la Revelación y la Justicia.

27 Soy Yo quien ha venido a deciros que hoy vivís en el tiempo perteneciente al Sexto Sello.

28 ¿Por ventura ha sido una sorpresa para la Humanidad el caos de este tiempo? No, estaba anunciado para que lo pudieseis evitar. Yo dí a Juan, mi discípulo, la revelación de estos tiempos, que si la hubieseis sabido interpretar, si le hubieseis dado el valor que encierra, en vez de apartarla con indiferencia, habríais sabido que este tiempo pertenece al Sexto Sello del Libro de la Revelación, que es el Libro de los Siete Sellos; habríais velado y orado y os hubieseis librado de grandes males.

Tercer Tiempo, el retorno del Mesías y la apertura del Sexto Sello: El tiempo del Espíritu de Verdad.

29 ¿Quiénes de los que moran hoy la Tierra, saben que una nueva era se ha abierto ante la Humanidad? Con certeza, sólo quienes han escuchado esta palabra saben que en 1866 nació un nuevo tiempo: el del Espíritu de Verdad.

30 He venido en este tiempo sobre la nube, o sea, espiritual e invisiblemente para los ojos humanos. Esa nube es el símbolo del Más Allá, desde donde envío un rayo de luz que ilumina estos entendimientos por los cuales me comunico. Así ha sido mi voluntad y por eso es obra perfecta. Conozco al hombre y lo amo porque es mi hijo; puedo servirme de él porque Yo lo he creado, porque para eso lo hice; puedo manifestarme en el hombre, porque precisamente lo formé para glorificarme en él.

31 El espíritu del hombre es mi única y verdadera imagen, porque tiene vida, inteligencia, voluntad y potencias como su Dios.

Elías: El Precursor del Sexto Sello.

32 Y ahora Elías fue enviado como representante de la Tercera Era, y como precursor de mi comunicación entre los hombres, a preparar vuestro espíritu para comprender esta revelación. Él fue quien puso la primera piedra del templo del Espíritu de Verdad y quien os reveló que os encontrabais en la época del Sexto Sello, y que todos los que escucharen y contemplaren estas manifestaciones quedarían como testigos ante la Humanidad, a la que deberían entregar mi verdad, testificando con sus obras la realidad de mi manifestación.

Elías: Su misión de reunir a los 144000 marcados.

33 Elías, que es el Pastor Espiritual del Tercer Tiempo, es en la profecía de Juan el ángel que se levanta del Oriente, y es a quien se le han encomendado los espíritus como ovejas del aprisco del Señor. Él es quien reunirá a los 144,000 que he señalado con la marca de mi Divinidad, y cuando todos hayan sido reunidos, se desatará mi justicia en la Tierra. Hoy Elías está encendiendo una lámpara en cada uno de esosespíritus, con el fin de que nadie se pierda en la hora de la prueba.

1866, el principio de la era de la luz. Elías, el Precursor.

34 El año 1866 marca el principio de este tiempo de luz. Yo envié a Elías para que descorriese el velo del misterio e iniciase el tiempo de mi comunicación como Espíritu de Verdad entre la Humanidad.

35 Elías iluminó a un varón destinado por Mí para que fuese el precursor.

Roque Rojas, el portavoz y el escogido del Tercer Tiempo.

36 Aquel escogido, llamado Roque Rojas, fue quien escuchó de espíritu a espíritu la voz del Profeta que le ordenaba en mi nombre llamar y reunir a sus hermanos, porque una revelación divina estaba a punto de iluminar los destinos de la Humanidad. Roque Rojas, manso y humilde como un cordero, obedeció la voz espiritual, respondiendo: "Hágase en mí la voluntad de mi Señor".

37 Por el entendimiento de Roque Rojas habló el espíritu de Elías, el precursor, quien se comunicó en esta forma para preparar el camino del Señor.

38 Por medio de aquel varón justo, abrí el libro de mis enseñanzas, de mis nuevas revelaciones ante la Humanidad, invitándola a dar un paso más en el camino.

39 Roque Rojas reunió a un grupo de hombres y mujeres de fe y buena voluntad, y allí, en el seno de sus primeras reuniones, Elías se manifestó a través del entendimiento del Enviado, diciendo: -Yo soy Elías el Profeta, el de la transfiguración en el Monte Tabor-, y dio las primeras instrucciones a los primeros discípulos, al mismo tiempo que les anunciaba la Era de la Espiritualidad y les profetizaba que pronto llegaría el Rayo del Divino Maestro a comunicarse con Su pueblo.

40 Un día en que el humilde recinto de Roque Rojas se encontraba pletórico de adeptos que confiaban en la palabra de aquel varón, descendió Elías a iluminar la mente de su portavoz, e inspirado por Mí, ungió a siete de aquellos creyentes a quienes les dio la representación o el simbolismo de los Siete Sellos.

Damiana Oviedo: Primera portavoz de la palabra divina.

41 Más tarde, cuando llegó el instante prometido de mi comunicación, encontré que de aquellos siete escogidos, sólo uno velaba en espera de la llegada del Casto Esposo y ese corazón era el de Damiana Oviedo, la doncella cuyo entendimiento fue el primero en recibir la luz del Rayo divino como premio a su perseverancia y a su preparación.

42 Damiana Oviedo fue quien Elías ungiera como representiva del Sexto Sello. Fue una prueba más de que la luz del Sexto Sello es la que ilumina esta Era.

43 Los primeros cerebros por los que se manifestó esta luz estaban preparados por mi caridad; mas para ser dignos de mi manifestación, oraron y perseveraron en la fe, en el respeto y en la elevación; os hablo de mi hijo Roque y mi sierva Damiana, portavoces en los cuales, primero Elías en él y después el Verbo Divino en ella, anunciaron a la Humanidad la llegada del Tercer Tiempo. Por su conducto comencé a llamar a los hijos de Israel y a señalar a los escogidos de cada tribu.

44 Desde entonces algunos de mis hijos han tratado de apagar esta luz, mas en verdad os digo que nadie podrá hacerlo, porque la luz del Sexto candelero viene de Dios; antes bien, los que han querido luchar contra esa luz han avivado su flama.

El importante papel de la mujer en el apostolado del Tercer Tiempo.

45 Roque Rojas y Damiana Oviedo fueron mis primeros portavoces para mi comunicación espiritual en este tiempo, el varón recibiendo en su entendimiento el rayo de luz de Elías, la doncella recibiendo la luz del Maestro. Con esto he querido demostraros que en mi apostolado, lo mismo se sienta a mi mesa el hombre que la mujer. Es igual el espíritu en ambos, ¿por qué había de distinguirles en este Tercer Tiempo, si es la era en que vengo buscando a los espíritus?

46 En el Segundo Tiempo encontré regazo de mujer, regazo materno, y en este tiempo también descansé en el corazón limpio y puro de Damiana Oviedo. Su regazo de doncella fue maternal para el pueblo de Israel, y por su conducto preparé a los guías, a los portavoces y a los labriegos. La dejé llegar a los umbrales de la ancianidad y le dije: "Vos, que os habéis levantado como fuente de amor y habéis dejado encendida en los corazones una antorcha de fe, descansad". Ella me pidió venir en espíritu a trabajar porque fue celosa de mi Ley, y no quiso que ésta fuese mancillada, y Yo se lo concedí.

Damiana Oviedo: Guía y ejemplo.

47 Una misión más le entregué en ese instante diciéndole: "Damiana, no es mi voluntad que las aguas turbias se mezclen con las aguas cristalinas. Sed a la diestra de los guías, para que la antorcha de fe sea mayor cada día en ellos. Regocíjaos y, desde el lugar en que os encontráis, recreaos con este pueblo. Mirad las multitudes que os aman y me han reconocido. Van pisando la huella que vos les dejasteis. Mirad que la antorcha aún se encuentra encendida. El Maestro ha dicho: El que siembra amor, recoge amor; el que siembra luz, recoge luz. Vos, Damiana, habéis luchado, preparando el entendimiento de los portavoces y limpiando los caminos de mis escogidos, he ahí vuestra simiente".

48 En verdad os digo, pueblo: Es Damiana la casta doncella que, en representación de María, ha venido en el Tercer Tiempo a entregaros ternura y caricia. Bienaventuradas las doncellas que caminen por esta huella, porque en ellas derramaré mi gracia. Y en todos vosotros que sois mis hijos, mi anhelo divino es convertiros en discípulos, porque el momento de mi partida se acerca y quiero dejaros como maestros entre la Humanidad.

Las lecciones divinas de los tiempos pasados.

49 Lo que en los tiempos pasados conocisteis solamente a través de símbolos, hoy lo conoceréis profundamente con la claridad del dia.

50 Yo os hablé como Maestro en sentido figurado; tomé para mis parábolas las cosas familiares, las cosas que diariamente vuestros ojos contemplan, pues como todas las cosas llevan en sí esencia y significan cosas espirituales, me era fácil tomarlas para hablaros de lo eterno.

51 Tomando las cosas pasajeras os hablaba de lo que nunca muere; tomando como ejemplo lo material os hablaba de las cosas del espíritu.

52 Si en un principio no fui bien comprendido, si solamente algunos de los que muy cerca de Mí se encontraban podían interpretar mis palabras y mis enseñanzas, después la Humanidad, cuando despertó para mi enseñanza, cuando abrazó mi Doctrina, llena de fe supo leer, supo comprender y sentir las enseñanzas de Cristo a través de Jesús.

El misterio y el secreto, fruto de la ignorancia. El sentido figurado en los símbolos.

53 Pero algunas cosas se encontraban veladas por un misterio, siendo que Yo no soy un secreto para nadie; el secreto y el misterio son hijos de vuestra ignorancia. Ni los mismos teólogos, ni los grandes filósofos acertaban a penetrar hasta la profunda verdad de aquellas cosas, mas los tiempos pasaron, y es llegado para vosotros el tiempo del esclarecimiento, el tiempo en que los velos se descorren y los misterios se aclaran, en que el sentido figurado se torna en real y comprensible.

54 De cierto os digo que muchas cosas que dije a través de mis profetas y de mis apóstoles, ni ellos mismos conocieron su sentido, porque no era su boca la que hablaba sino el Verbo divino.

55 Los profetas vieron tronos semejantes a los de los reyes de la Tierra, libros, seres con forma humana; palacios con cortinajes, candelabros, el cordero y muchas figuras más. Pero ahora debéis comprender que todo ello sólo encerraba un significado, un símbolo, un sentido figurado de lo divino, una revelación que tuvo que ser expresada a vosotros bajo una forma alegórica, ya que no os encontrabais capacitados para comprender otra más elevada.

Juan, el profeta en Patmos. El Alfa y la Omega. El Apocalipsis o Libro de la Revelación.

56 Todo cuanto os enseño en este tiempo y cuanto acontece en el mundo, es la explicación y el cumplimiento de la revelación que por conducto de mi apóstol Juan hice a la Humanidad, cuando habitando mi discípulo en la Isla de Patmos le llevé en espíritu a las alturas, al plano divino, a lo insondable, para mostrarle por medio de símbolos el principio y el final, el Alfa y la Omega, y vio los acontecimientos que fueron, los que eran y los que habrían de ser.

57 Para que Juan pudiese revelar la existencia de tales cosas a los hombres, fue menester que el Padre hiciese el llamado al espíritu del profeta hacia el Más Allá para manifestar delante de aquellos ojos atónitos, absortos, el contenido del libro misterioso, el Gran Libro de la Vida.

58 Fue necesario también que el Padre limitase las profundas cosas espirituales, las grandes cosas de la Divinidad en figura simbólicas, en figuras alegóricas de gran contenido, de profunda significación, para que el profeta, volviendo de su éxtasis a la Tierra, escribiese y diese testimonio a los hombres de lo que había visto y oído en el Más Allá, y Juan, como discípulo obediente, así lo hizo y así testificó entre la Humanidad.

La Humanidad no ha comprendido el contenido del Apocalipsis, la revelación de Juan.

59 Nada comprendió por el momento, mas mi voz le dijo: "Lo que vieres y oyeres, escríbelo" y él escribió, y su testimonio no ha sido interpretado bien por los hombres: la esencia de su contenido no ha sido encontrada todavía por la Humanidad, y en verdad el Padre os dice: Los hombres no han descubierto el significado de aquella profecía y, sin embargo, su sentido real lo están viviendo día a día.

60 Aquella revelación que le confié a Juan, mi apóstol, vidente del Segundo Tiempo, no le habéis dado toda la importancia que tiene. La Humanidad ha posado sus ojos sobre aquel testimonio y de él nada ha entendido.

61 Cierto es que la Humanidad conoce aquella profecía mas no la siente en su espíritu. Hay quienes solamente aciertan a sentir temor sin alcanzar a comprender todo el contenido de la gran revelación concedida por Dios al profeta, y aquella gran revelación es una gracia que el Padre quiso que los hijos alcanzaran por el infinito amor que les tiene, para que las cosas que eran solamente del conocimiento de Dios, pasaran a ser también del conocimiento de los hombres.

El Libro de los Siete Sellos: La historia y la jornada del espíritu.

62 Por eso, a través de aquel profeta os revelé la existencia del Libro de los Siete Sellos, libro que no fue desatado en esta nación mexicana como muchos de vosotros creéis, porque ese libro no pertenece a una nación ni a determinado número de escogidos, ni está sujeto a un tiempo. Es la misma eternidad, es el destino de todos los espíritus encarnados en humanos, es la historia, el trayecto del espíritu del hombre de principio a fin, con su lucha, sus goces, sus pruebas y sufrimientos, sus aciertos y sus yerros, su pecado y su arrepentimiento, su tiniebla y su luz y su redención final.

63 Vuestro espíritu ha escrito su historia y su jornada en ese libro de los Siete Sellos, ahí están anotados por Mí todos vuestros actos, cada uno de vuestros pasos, pensamientos y palabras. Los grandes hechos de vuestro espíritu, las grandes vicisitudes y jornadas, sus grandes pruebas, sus cálices de amargura, todo está escrito ahí en verdad.

64 Y en esa visión, se encuentran la peste, la guerra, la hambruna y la enfermedad que han asolado a la Humanidad desde eras atrás, simbolizadas en cuatro jinetes los cuales erróneamente vuestros teólogos han interpretado por desastres que vendrán en el futuro. Decidme ¿en qué epoca de la historia del hombre no han cabalgado por toda la tierra tales infortunios?

65 Mucho ha vivido vuestro espíritu, pero vuestra carne no lo sabe. Si vuestra materia ha olvidado los primeros pasos de vuestra infancia, ¿cómo ha de conocer la evolución de vuestro espíritu a través de su larga jornada? ¡Cuán poco ha podido revelar el espíritu a su materia! y no os lo he concedido por vuestra falta de evolución.

El hombre ya se encuentra en el Apocalipsis (la revelación de Juan)

66 Hoy de lleno el hombre está viviendo la profecía de aquella revelación que vosotros conocéis por Apocalipsis o Revelación de Juan; en verdad, tiempos vendrán en que la Humanidad, interesada en las grandes revelaciones, analice, comprenda y sienta en verdad todo cuanto Yo allí os revelo, os descubro y os digo.

67 Por eso Juan contempló, a similitud de Daniel mi profeta en Babilonia, a un hombre con aspecto de anciano sentado en un trono, que no era otra cosa que vuestro propio Señor y Su poder, lo cual fue una alegoría porque Dios no es un anciano porque está fuera del tiempo, ni tiene forma de hombre, ni está en un trono como los reyes de la Tierra.

Las siete esencias inmanentes de Dios. La alegoría de las siete lámparas.

68 Juan contempló enfrente de Él siete espíritus, y no os confundáis si os digo que significaban siete esencias inmanentes de Dios, porque Dios es el Increado, la fuente suprema e infinita de virtudes y atributos; toda virtud, toda potencia y atributo del Señor es vida y es espíritu y con esas potencias, atributos o virtudes le he dado vida a todo. De ello todo lo he infundido y saturado de mi propia vida, y llenos de mi propio Espíritu el Universo y toda la Creación están.

69 Y esos siete espíritus son siete de las grandes virtudes con que he revestido y engalanado a todos los espíritus, para que en el trayecto de su vida se comportasen como seres semejantes al que les creó.

70 Mi profeta vio también siete lámparas con la flama que alumbra en verdad los Siete Sellos del gran Libro, porque son también la alegoría de esos mismos siete espíritus simbólicos de Dios, las siete virtudes que han iluminado la senda de todos los espíritus al través del tiempo.

María, la mujer vestida de sol. El eterno femenino de Dios. El pueblo mariano.

71 Juan, en su retiro solitario penetró espiritualmente en el Más Allá, y al contemplar los grandes misterios del Señor encerrados en símbolos, allí contempló también la figura de María.

72 En esa gran revelación confiada por el Padre a Juan para los hombres de las eras venideras, él, después de una gran señal, contempló a una mujer vestida de sol y la luna debajo de sus pies, y una corona formada sobre su sien por doce estrellas.

73 Aquella mujer sentía dolores de parto y cuando aquel dolor era más intenso, vio Juan a la maldad en forma de dragón acechándola, esperando solamente el nacimiento del hijo para devorarlo.

74 Y el Maestro os dice: Si esa revelación, dada por el Padre a Juan, hablaba de los tiempos venideros, Yo os digo: Mi profeta vio a María en el Tercer Tiempo, próxima a dar a luz al pueblo mariano y a la maldad acechando al pueblo del Señor.

El dragón y la bestia: La fuerza colectiva de la maldad y la del egoísmo individual. La gran batalla entre el bien y el mal.

75 Juan contempló también que en el instante del nacimiento, se entablaba una gran batalla de ángeles contra el dragón, el cual simbolizaba la fuerza del mal, una batalla que es la que ahora tenéis, porque el pueblo mariano ha nacido, ya ha surgido sobre el haz de la Tierra y hoy se encuentra recibiendo su escudo y su espada de amor para penetrar en la gran batalla final.

76 Mas es necesario que veáis que el enemigo más poderoso lo lleváis en vosotros mismos. Cuando lo hayáis vencido, triunfando sobre la fuerza de la maldad que os inspira el egoísmo, veréis bajo vuestros pies al dragón de siete cabezas del que os habló Juan. Eso significa esta revelación, ¡oh pueblo amado!

77 Y el profeta contempló además, en verdad os digo, que después de ser atada y arrojada al fuego la fuerza del mal, resurgía el espíritu de tentación en forma de bestia.

La morada de la bestia.

78 Y el Padre os dice: ¿Cuál es la morada de la bestia?

79 Es el abismo de donde surge para apartar de mi senda a mis hijos, para empañar las virtudes que son las luces con que Yo he iluminado a vuestro propio espíritu, y atraerlo hacia él y retardar vuestra llegada.

80 Pero ese abismo, os digo, no está en la Tierra ni está en el Más Allá: ese abismo está en el corazón de los hombres; allí ha encontrado su propio abismo la bestia del mal, allí ha encontrado su antro, su guarida; desde lo profundo del corazón de los hombres surge, se manifiesta para hacer que los unos se devoren a los otros, para despertar sed de sangre y de odio entre los hermanos, para hacer que pueblos devoren pueblos.

81 Es, como el dragón de maldad que le dio origen, bestia insaciable de vidas, de sangre, de paz, de armonía, de fraternidad y de espíritualidad y es quien ha inspirado a los hombres siete armas que se oponen a las siete virtudes, siete pecados que son los que han hecho caer a los hombres en los profundos abismos de la degeneración.

82 Comprended entonces que el dragón de la revelación simboliza la fuerza del mal colectivo, creado por el mal de siglos y siglos de faltas y desobediencias de todas las generaciones humanas a la Ley divina.

83 La bestia de la parábola simboliza la tentación y el mal individual que vienen de ese egoísmo que se esconde en el corazón de cada ser humano. Y el poder de ambos, del dragón y la bestia, esas fuerzas del mal que invisibles flotan sobre la Humanidad, sólo será vencido cuando os améis los unos a los otros.

La conciencia, la chispa divina que no se pierde jamás.

84 Desde el principio de los tiempos de la Humanidad han sido las vibraciones del mal hasta vuestros días, pero mi presencia nunca le ha faltado a ningún espíritu; la luz de Mi espada le ha iluminado y le ha libertado.

85 Nunca he permitido que el último átomo de conciencia se pierda en ninguna criatura, para que por ese átomo pugne por su salvación, pero en este tiempo de pasiones desencadenadas, de perversidad, de materialidad, de lujuria, de egoísmo y desenfreno de todos los pecados, la bestia, en verdad os digo, se ha enseñoreado y ha hecho trono en el corazón de los hombres.

86 Mas no os equivoquéis; la conciencia de la que os hablo, es esa chispa divina que en cada uno de los espíritus siempre le indica de manera sabia y perfecta dónde están el bien y el mal; no la confundáis con esa otra voz engañosa e impostora que proviene de los sentidos de la carne o de las pasiones del corazón, la cual no siempre os induce al buen sendero.

Sodoma y Gomorra han resurgido. Ezequiel y la hipocresía de esta humanidad.

87 La ciudad de Sodoma y la ciudad de Gomorra, las primeras grandes ciudades pecadoras entre la Humanidad, inhóspitas y egoístas, hoy resurgen, hoy las contemplan mis ojos justicieros nuevamente asentadas entre los hombres y su civilización materialista, y contemplo a hombres y mujeres entregarse a todos los bajos placeres y a todos los vicios, rindiéndoles culto como sólo puede rendírsele culto a un dios.

88 Recordad que Ezequiel, mi profeta, os advirtió sobre cuáles fueron los grandes pecados de esas ciudades plenas de materialismo: la soberbia, el exceso de lujos, la ociosidad, la falta de caridad y el culto a los falsos dioses.

89 Mas en verdad sus moradores no eran hipócritas, pues pecaban a la luz del día, pero esta humanidad de ahora se oculta en las sombras para dejar desbordar sus bajas inclinaciones y pasiones, mientras aparenta rectitud y limpidez, y por ello tendrá un juicio más severo que Sodoma.

90 Ciertamente, la Humanidad se ha multiplicado como también lo han hecho su pecado y su materialismo.

91 Sí, el fuego, en verdad, fue el que exterminó a aquellas ciudades paganas y pecadoras. Ahora será nuevamente el fuego el que purifique, mas ese fuego lo encenderá la propia mano del hombre, guiada por mi justicia perfecta. De estas nuevas Sodoma y Gomorra no quedará ni ceniza, os dice el Maestro, no quedarán vestigios.

La gran lucha contra el pecado.

92 Yo estoy penetrando por medio de los espíritus enviados por Mí entre los hombres, portadores de mis virtudes y mi protestad, de mi luz, hasta lo más profundo de las consciencias para que la Humanidad despierte.

93 Los unos, los seguidores de mi Doctrina, despertarán antes de la gran batalla y lucharán en su propio interior contra sí mismos, expulsando de su propio corazón a la bestia que duerme, la que se ha enseñoreado porque ya no necesita estar despierta para gobernar a los hombres, porque éstos son sus súbditos; pero ahí el espíritu de mis discípulos despertará para expulsarle, para levantarse y entonces decir: "¿En dónde están mis armas, en dónde mis potencias y virtudes con las cuales poder regenerarme, volver al camino y restituirme a la vida de la gracia?"

94 Y entonces, la conciencia que es luz del Espíritu Divino le dirá a aquel que ha despertado: "Las armas están en tu mano, las virtudes están contigo, porque tu propio espíritu es virtud de Dios, es milagro, es parte de Él mismo."

95 Vendrá la grande lucha contra el pecado, porque el fuego que ha de envolver en este tiempo a Sodoma y Gomorra, exterminándolo todo, una sola cosa dejará patente: La conciencia en el hombre; esa no podrá perecer, no morirá, y por esa conciencia los espíritus se levantarán, los espíritus despertarán a la verdad y comprenderán mi justicia.

El cáliz de amargura será bebido hasta la heces.

96 Es menester que ese cáliz de amargura sea bebido hasta las heces, porque así se lo ha preparado para sí mismo el hombre al debilitar, al doblegarse delante de la tentación, al ceder su fuerza y su puesto a aquella otra fuerza maligna que le ha envenenado, a aquella que le ha seducido y engañado.

97 ¿Por qué ha permitido todo eso el Padre? Para que vuestro espíritu tuviese desarrollo, tuviese evolución y me comprendiese por sí mismo, para que nunca pudiera reclamar al Padre la falta del libre albedrío, para que nunca se sintiera como un ser sujeto siempre a Su voluntad superior, incapaz de moverse por sí mismo, de pensar libremente, de moverse por sí solo o de crear.

98 Largo ha sido el tiempo de la caída del hombre, largo ha sido el tiempo enmedio de la eternidad, de las tinieblas que han envuelto a muchos espíritus. Mas ¿qué significa éste que os parece largo tiempo comparado con la eternidad que no termina jamás?

99 Cuando este tiempo de luchas, de pasiones, de pecado, de incomprensión, de desobediencia y alejamiento del espíritu de las leyes divinas haya pasado, cuando distante quede, entonces todos elevaréis vuestra mirada al Padre dándole gracias por el don bendito de la libertad verdadera que el Padre os confió y que, si por un momento, por el mismo albedrío, llegasteis a ofender al Padre y hacer cosas ilícitas, por ese mismo libre albedrío pudisteis comprender y arrepentiros de vuestras faltas, regeneraros y hacer grandes obras meritorias para agradar al Padre y retornar al fin hacia Él, con el espíritu limpio y acrisolado por la virtud.

Juan y el triunfo del bien. Los ancianos en el Libro de los Siete Sellos.

100 Mas si aquel vidente del Segundo Tiempo vio vuestras luchas, vuestras caídas, vuestras tribulaciones, vuestras ofensas, si él contempló en sentido figurado vuestras guerras, las grandes señales del Cosmos, las caídas de las grandes religiones, también él contempló el triunfo del bien, de las virtudes, el triunfo de Dios y de todos los espíritus.

101 Sabed que Juan testificó de los ancianos que en espíritu rodeaban al Padre y ¿quiénes son y qué representan esos ancianos? Son grandes espíritus, son siervos del Señor, son aquellos por quienes el Padre, desde el principio de los tiempos, lo gobierna, lo rige y lo mueve todo.

El orden en la Creacion divina, en la cual no existe el vacío. La Segunda Jerusalén, señal espiritual, no material.

102 Si vosotros por las noches eleváis vuestra mirada cuando el cielo está limpio, descubrís en el firmamento millares y millares de astros que sumisamente, ordenadamente, ocupan su lugar.

103 Si os profundizáis verdaderamente en esa ciencia, descubriréis que todos y cada uno de esos astros giran en torno de uno superior, de uno que lo rige todo con su fuerza, con su atracción, con su calor y su vida, y comprenderéis que después de ése hay, a su vez, unos más grandes y otros más pequeños pero todos tienen vida y todos tienen luz, y unos dan vida y dan orden a otros, porque en la Creación divina no existe el vacío, y así como es en el orden material es también en el orden espíritual.

104 Las grandes legiones blancas de aquella profecía de Juan son los ejércitos de espíritus diseminados en todos los orbes para llevar a cabo las obras y mandatos del Señor. Unos son instrumentos de mi amor, otros son instrumentos de mi justicia, otros son mis siervos por quienes pruebo a los hombres; todos ellos son siervos celosos y obedientes a mi causa.

105 La Segunda Jerusalén que Juan contemplara simbolizada por la blanca ciudad, es en verdad, el Padre os dice, la redención del pueblo escogido del Señor, este pueblo que estoy reuniendo, este mi pueblo por el espíritu y no por la carne, que estoy puliendo, que estoy regenerando con mi palabra a través del entendimiento humano en el Tercer Tiempo,

106 Este mi pueblo, el verdadero Israel, a pesar de su letargo me esperaba y esperaba, porque en su espíritu conservaba la impresión, el recuerdo de mi promesa, no porque existiesen en el mundo hombres que os estuviesen despertando de tiempo en tiempo, porque aquella profecía, en vez de ser puesta delante de los ojos de la Humanidad día tras día para que los hombres no cayesen en el profundo sueño, fue ocultada en el confin de la tierra, fue apartada del corazón del hombre y solamente vuestra intuición fue, Israel, la que os hizo esperar por su cumplimiento.

La gran misión de la nación mexicana.

107 Este jirón de tierra, esta nación mexicana, tiene grande misión espíritual que cumplir entre la Humanidad, mas no por lo que ella es en sí, sino por lo que alberga en sus moradores, en quienes he depositado espíritus de luz que forman parte de aquella legión de los 144,000 marcados, porque en su seno habitan espíritus de Israel, del pueblo espiritul que en tres tiempos me ha sabido recibir y sentir y que ahora, en este Tercer Tiempo, sabrá levantarse para reconocer a sus hermanos, para borrar fronteras con su amor, para no mirar linajes ni castas, porque sus ojos mirarán con el amor universal con que Yo os estoy amando y os estoy doctrinando.

108 Sus doce puertas no serán puertas materiales como las de la primera Jerusalén; serán las puertas del mismo espíritu israelita, serán las puertas de las doce tribus que ahora me encuentro congregando para la redención de la Humanidad: esas puertas son las que Yo abro y son puertas de amor, puertas de paz.

Israel en México: El pueblo con las puertas de la paz abiertas.

109 La hospitalidad de vosotros, Israel, será espiritual y también material, y la buena voluntad de mi pueblo hará que la naturaleza sea pródiga y responda con abundancia y con bendiciones.

110 Y por un momento los hombres de los distintos confines de la Tierra, proscritos los unos de sus pueblos, los otros menesterosos, huérfanos muchos, otros sin esperanza ya, escucharán el nombre de este suelo como se escucha algo de fantasía; escucharán este nombre y de la existencia de sus moradores como algo inalcanzable, y se levantarán con paso vacilante, pero con el corazón y el espíritu llenos de firmeza y de confianza en pos de los discípulos del Espíritu de Verdad, como cuando vosotros salisteis de Egipto en aquel Primer Tiempo, llenos de esperanza en la Tierra de Promisión.

111 Así muchos se levantarán, pero es cuando el Maestro os pregunta: Si váis a estar preparados vosotros como moradores, ¿cúando váis a hacer que vuestra morada se encuentre engalanada y dispuesta para ese gran destino que Yo os he confiado?

112 ¿Cuándo váis a hacer vosotros que vuestras puertas de paz y de amor se abran plenamente, sin que vuestro corazón juzgue ni distinga entre nacionalidades, ni doctrinas, ni religiones, ni clases o razas? ¿Cúando vosotros váis a aprender a compartir de vuestro pan, de vuestros dones, de vuestra luz?

113 Y os digo aún más: ¿Quién de vosotros conoce su hora? ¿Quién de vosotros sabe el momento en que le he de llamar? ¿Existe acaso determinada edad o determinado momento conocido por el hombre para que la muerte de él llegue? No existen edades para ello, lo mismo puede ser un instante que otro.

Vivir en paz con Dios y el mundo. Vivir la vida con intensidad, con sus goces y deberes.

114 Por eso, vivid en paz con Dios y con el mundo, vivid en paz con vuestra carne y con vuestro espíritu. Tened siempre ordenadas todas vuestras cosas, para que cuando Yo os llame no dejéis nada pendiente en este mundo, no llevéis pesadumbres ni llevéis congojas hacia el Más Allá. Que vuestra partida sea plácida, que vuestros ultimos instantes sean una bendición para los vuestros y una entrega espiritual hacia vuestro Padre.

115 Mas no porque os aconseje esto quiero que vayáis por la vida llevando la idea de la muerte. ¡Vivid la vida, vividla intensamente, no fríamente! ¡Sabed vivir sus goces y entregaos también a vuestros deberes, cumplid con vuestras obligaciones! Vivid en armonía con vuestras fuerzas materiales y espirituales, haced que existan el balance y el equilibrio en vuestra vida. ¡Amaos los unos a los otros!

116 Os dice el Maestro: Dad al César lo que es del César cumpliendo con vuestros gobernantes, respetando a vuestros mayores, honrando a vuestros padres, dando buen ejemplo a vuestros hijos y amándose los hermanos por la sangre y hermanos por el espíritu, respetando y amando a los demás pueblos de la Tierra, impartiendo la caridad en lo material y en lo espiritual, ayudándoos y siendo báculo de los unos para los otros en las distintas vicisitudes y dificultades de vuestra vida terrestre, multiplicando vuestra especie, pero multiplicándola también en amor, en buenos hábitos y en buen cumplimiento de todos vuestros deberes.

El bálsamo del arrepentimiento. El verdadero origen de la enfermedad.

117 Habéis descubierto que no hay mejor bálsamo que el del arrepentimiento. ¿Qué es lo que ese bálsamo cura? El dolor, la enfermedad.

118 ¿Qué origina la enfermedad? La falta de cumplimiento de las leyes. La falta de cumplimiento quiere decir desobediencia, y la consecuencia lógica de esa desobediencia es el dolor, pero entonces viene el arrepentimiento que lava la desobediencia, que impide nuevamente faltar y entonces la regeneración por el arrepentimiento trae consigo de nuevo la salud.

119 Sed médicos de vosotros mismos y de los demás, que vuestro corazón amor al prójimo; sanad a los enfermos en mi Nombre, derramad consejo en los necesitados, volveos todo consuelo y bálsamo entre la Humanidad doliente. Sed bendición, sed vida.

120 Y estas cosas espirituales llevadlas y enseñadlas a todos con vuestra palabra y vuestro ejemplo, porque vosotros no sois más que nadie; todos tenéis los mismos dones, todos podéis escalar por la misma escala de perfección hacia Mí.

121 ¡Velad y orad, pueblo! Abrid vuestros ojos para que plenamente os deis cuenta del tiempo y del sitio en que moráis. Mirad que sois también moradores de la Sodoma y la Gomorra, de esas ciudades pecadoras que han invadido a todo el orbe; pero en medio de tanto pecado y de tanta prostitución, elevad vuestro espíritu sobre tanta miseria, y perdonaos los unos a los otros.

122 No dejéis que el pecado os contamine, luchad contra él incesantemente.

La expulsión de la bestia.

123 Sed vosotros, si queréis, de los primeros que expulséis o rechacéis a la bestia que ha invadido al corazón de toda la Humanidad, de esa bestia del mal, devoradora de hombres, de paz, de virtudes y de bien.

124 Rechazadla, dadle fin, en verdad, os dice el Padre, para que así vuestra simiente vaya penetrando de corazón en corazón, para que este pueblo se vaya multiplicando en la paz y en el bien y después, como ejemplo, se levante entre los demás pueblos de la Tierra para que a su vez se levanten a la regeneración, a la paz y a la restauración y ellos, descubriendo que poseen armas con qué luchar, con qué combatir y derrotar a la bestia, se alcen contra ella y la venzan al fin, como contemplara el profeta en la videncia, cuando vió que la bestia era simbólicamente primero atada y era muerta y arrojada en su propio abismo, en espíritu y en verdad.

El himno universal. Lo divino y lo espiritual no debe serle extraño al hombre.

125 Y entonces escucharéis el himno universal, el himno del amor y de la armonía, el himno que recreó el espíritu, el corazón y el oído de aquel buen profeta, de Juan, mi apóstol del Segundo Tiempo.

126 Cuando estéis vosotros cantando y oyendo ese gran himno, todos vosotros formaréis parte de las grandes legiones de espíritus limpios como el ampo de la nieve, seréis los moradores de la verdadera Jerusalén, símbolo de aquella ciudad que vio morir al Maestro en cuanto hombre, pero que después, por su virtud, por su regeneración le atrajo a sí misma, para que ese Maestro viniese a vivir en el corazón de Sus hijos por toda una eternidad.

127 Si pensáis que os he hablado de cosas extrañas, de cosas grandes, de cosas incomprensibles para vosotros, Yo os digo: Yo no soy un ser extraño, y si así erróneamente he sido visto por la Humanidad, quiero dejar de serlo para el hombre. Lo divino y lo espiritual no son cosas extrañas para el hombre, puesto que el hombre alberga un espíritu que ha sido antes morador del Más Allá.

128 Quiero que las cosas divinas y espirituales dejen también de ser cosas extrañas para los hombres, no para que os familiarecéis con ellas, no para que las profanéis ni la toméis como cosas triviales, sino para que las miréis con naturalidad, como cosas que existen, que han sido siempre y que os esperan para convivir con ellas en la vida eterna.

El misterio de la resurrección de la carne.

129 El misterio de la resurrección de la carne lo ha esclarecido la revelación de la reencarnación del espíritu. Hoy sabéis que la finalidad de esta Ley de amor y de justicia, es la de que el espíritu se perfeccione, de que no se pierda jamás, porque siempre encontrará una puerta abierta como oportunidad que le da el Padre para su salvación.

130 Mi juicio en cada espíritu, por medio de esta Ley, es perfecto e inexorable. Sólo Yo sé juzgaros, porque cada destino es incomprensible para los hombres. Así, nadie es descubierto ni delatado ante los demás.

131 Y después de perderse en los pecados, de tantas luchas y vicisitudes y de tanto caminar, llegarán los espíritus ante Mí, llenos de sabiduría por la experiencia, purificados por el dolor, elevados por los méritos, fatigados por su largo peregrinaje, pero sencillos y gozosos como niños.

132 Pueblo, mirad el tiempo que tenéis delante y escuchad mi palabra, porque ella es el camino. Comprended y cumplid vuestra misión y llevad con paciencia vuestras penas, que no hay un sendero que se encuentre limpio de abrojos para alcanzar la cumbre de la perfección.

El misterio de la Trinidad develado. Un solo Dios, un solo Padre.

133 La luz de mi palabra unirá a los hombres en este Tercer Tiempo. Mi verdad brillará en todo entendimiento, haciendo desaparecer diferencias de credos y de cultos.

134 Hoy, mientras unos me aman en Jehová y desconocen a Cristo, otros me aman en Cristo, ignorando a Jehová; mientras unos reconocen mi existencia como Espíritu de Verdad, otros por mi Trinidad discuten y se dividen.

135 Ahora bien, Yo pregunto a esta Humanidad y a quienes la conducen espiritualmente: ¿Por qué distanciaros los unos de los otros, cuando todos estáis reconociendo al Dios verdadero?

136 Si me amáis en Jehová, estáis en la verdad. Si me amáis a través de Cristo, Él es el camino, la verdad y la vida. Si me amáis como Espíritu de Verdad, os acercáis a la luz. Un solo Dios tenéis, un solo Padre.

137 Cuando los hombres entiendan y acepten esta verdad, les pesará haber vivido desconociéndose por causa de un error que con un poco de amor hubiesen evitado.

138 Conoced la Ley, amad el bien, practicad el amor y la caridad; conceded a vuestro espíritu la santa libertad de elevarse hacia su morada y me estaréis amando.

Cristo en Jesús, el modelo pefecto.

139 ¿Queréis un modelo perfecto de cuanto deberéis hacer y de lo que debéis ser para llegar a Mí? Imitad a Cristo, amadme en Él, buscadme a través de Él, venid a Mí por Su divina huella, más no me améis en Su forma corpórea o en Su imagen, ni cambiéis por ritos o formas la práctica de Sus enseñanzas, porque os eternizaréis en vuestras diferencias, en vuestra enemistad y en vuestro fanatismo.

140 Amadme en Cristo, pero en Su espíritu, en Su Doctrina, y estaréis cumpliendo con la Ley eterna, porque en Cristo está resumida la justicia, el amor y la sabiduría con que he manifestado a la Humanidad la existencia y la omnipotencia de mi Espíritu.

141 Si Cristo es el amor ¿podéis creer que Él sea independiente de Jehová, si Yo soy el amor? Si el Espíritu de Verdad es la sabiduría, ¿creéis que ese Espíritu sea independiente a Cristo si Yo soy la sabiduría? No penséis que el Verbo y el Espíritu de Verdad sean distintos entre sí.

142 Basta conocer algo de la palabra que Cristo enseñó en Jesús a la Humanidad, para que comprendáis que un solo Dios ha existido y será uno solo por siempre. Por eso os dije a través de Él: "Quien conoce al Hijo conoce al Padre, porque Él está en Mí y Yo estoy en Él". Luego, anunciando que en otro tiempo volvería entre los hombres, Cristo no sólo dijo "Volveré", sino que prometió enviar al Espíritu de Consolación, al Espíritu de Verdad.

143 ¿Por qué habría de venir Cristo separadamente del Espíritu de Verdad? ¿Por ventura Él no podría traer en Su Espíritu la verdad, la luz y la consolación?

144 ¡Cuán poco han penetrado los hombres en mi verdad! y en ese poco que han penetrado, ¡cuánto se han confundido! Creen haber llegado al fondo de la verdad, pero mientras vivan empleando la verdad para mentir, para matar, para destruir la paz y para desconocerse los unos a los otros, que es lo contrario de lo que mi palabra enseña, no podrán decir los hombres que andan por el camino de la verdad.

145 Caminad con paso firme en la verdad para que lleguéis al final del sendero y seáis los fuertes de la Tierra, por medio de la humildad y la caridad.

El sabio consejo: No juzgar a los hermanos.

146 Los hombres materializados en este tiempo, también me han invocado. En ellos mi voz ha resonado espiritualmente y el Maestro ha entregado la paz a raudales, mas estando con ellos, no me han querido tener y distinta simiente han querido sembrar.

147 Os recibo y entrego mi esencia y mi luz que tanto habéis esperado. No juzguéis a vuestros hermanos que se encuentran fuera del camino de la verdad, porque no sabéis si mañana también vosotros os confundáis en otros senderos. Pedid, por tanto, por los perdidos, por aquellos que han caído.

La comunión: El significado del símbolo de pan y vino.

148 Hoy vengo a repetiros mi palabra, recordándoos las enseñanzas de los tiempos pasados. Mas no vengo a recordaros la comunión en la forma en que Jesús la simbolizó en el Segundo Tiempo, con el pan y el vino de la tierra. El tiempo en que os ofrecían el pan material en representación de mi palabra, ha pasado. Hoy el pan es mi palabra, y el vino sagrado es la esencia divina que os entrego espiritualmente a cada momento.

Las pruebas: Bendición y crisol del espíritu.

149 Cuando os habéis creído solos en la hora de la prueba, os he hecho sentir mi presencia para alentar vuestra fe.

150 Entonces han callado vuestros labios que ya empezaban a blasfemar, diciéndome: "Señor, si decís que soy vuestro escogido ¿por qué permitís que mis propios hermanos me hieran?"

151 ¡Ah, pequeños! que aún no os resolvéis a ser mis discípulos cuando Yo he dicho: -¡Bienaventurado el que sea tocado y sepa ser fuerte en la prueba, y en ella perdone a su hermano y bendiga mi nombre, porque de su ser brotará luz, la que convertirá a mi Doctrina a aquél que le ha desconocido!

La recompensa: Gloria del espíritu en el Más Allá.

152 Toda buena acción tendrá su recompensa, la que no será recibida en la Tierra, sino en el Más Allá. Mas cuántos quisierais gozar de esa gloria aquí en el mundo, sin saber que el que nada labra para su vida espiritual, al penetrar en ella, se encontrará sin méritos y grande será su arrepentimiento.

Amor y perdón: La esencia de la vida.

153 Poco a poco mi Doctrina irá haciendo comprender a los hombres la esencia de la vida, y entonces este breve paso por la Tierra será aprovechado en bien del espíritu, mas para ello es necesario que os perdonéis los unos a los otros para que brote luz y paz entre la Humanidad.

154 Mas si vosotros que sois mis discípulos en este tiempo, no dais un ejemplo de estas virtudes, ¿de quién podrá esperarlo la Humanidad?

155 Comprended que esto os lo dice quien en aquel tiempo os dio su sangre y su vida, amando y perdonando a una multitud que le juzgó, le sentenció y le dio muerte.

La palabra divina: Espada de luz que destruye las tinieblas.

156 Mas la verdad que es la vida, que es el amor, es inmortal y hela aquí de nuevo entre vosotros, al comunicarse mi Espíritu a través del entendimiento humano.

157 Mi palabra de este tiempo vino a repetiros aquella lección de "Amaos los unos a los otros, así como el Maestro ama a sus discípulos". Vengo también a explicarla, para que todo misterio quede esclarecido y aquel libro que os legara y después los hombres ocultaron, sea de nuevo abierto delante de vosotros.

La palabra divina: Los velos rotos.

158 Muchos velos quedarán rotos. Mi palabra es espada de luz que destruye las tinieblas.

159 Lecciones ocultas saldrán a la luz y enseñanzas desconocidas os serán reveladas. Muchos misterios se disiparán, mas estas revelaciones no las hallaréis en los libros del mundo sino en esta palabra.

160 Todo aquel que quiera ser en verdad hijo de la luz, penetre respetuosamente al fondo de mi palabra y ahí verá a su Maestro esperándolo para enseñarle.

161 En verdad, en verdad, no serán las doctrinas de los hombres las que hagan la paz en el mundo y salven de su abismo a esta Humanidad.

162 He ahí a las religiones desconociéndose las unas a las otras, diciendo estar enseñando mi Doctrina.

163 Por eso todos los que en este tiempo estén destinados a ser mis emisarios, mis nuevos discípulos, están siendo purificados, para que puedan ser dignos de llevar esta buena nueva a sus hermanos.

Los 144000 marcados: Emisarios y guardianes de la obra divina.

164 En el Segundo Tiempo fueron doce los discípulos que esparcieron mi Doctrina por el mundo. En el Tercero, doce mil de cada tribu serán los que hagan conocer mi enseñanza de verdad y de amor a toda la Humanidad.

165 ¿En dónde están esos ciento cuarenta y cuatro mil? Elías los está reuniendo sin que sea obstáculo que unos se encuentren en espíritu y otros encarnados. Todos estarán unidos espiritualmente en esta Obra divina.

166 Grandes acontecimientos contemplaréis; muchos de ellos os sorprenderán, mas Yo os daré la luz con mis lecciones, para que nunca os confundáis. Estudiad mi palabra, que ella os inspirará amor a vuestro Padre y a vuestros hermanos.

167 No es necesario formar parte de los ciento cuarenta y cuatro mil, para poder servir al Padre o nombrarse discípulos del Maestro. Los que forman parte de ese número, sólo son los que tienen que abrir el camino y ser como guardianes de mi Obra.

Jesús: La parte humana de Cristo.

168 Hoy vengo en Espíritu. En el Segundo Tiempo fui visible a los ojos de los hombres porque como Verbo del amor divino me hice hombre.

169 Muchos al verme se preguntaron: "¿Quién es ése que habla en nombre de Dios?" Y otros les decían: "Es el hijo de María y de José el carpintero, es el Galileo". Entonces se burlaban de Jesús.

170 Mas el hijo del carpintero hacía que los ciegos de nacimiento contemplaran la luz, y en medio de ella, veían la faz de Jesús, quien les había sanado. Estos, al sentir el milagro de la caricia del Maestro, caían a sus pies gritando a voz en cuello que le reconocían como el Salvador prometido.

171 Asombrados, los incrédulos se preguntaban cómo era posible que aquel hombre humilde, a quien conocían como uno de tantos, hiciera tales maravillas.

María: La encarnación del amor divino.

172 Hoy vengo en Espíritu y no podrá la Humanidad llamarme el hijo del carpintero, mas en verdad os digo que ni en aquel tiempo hubo justicia para llamarme así. Escrito estaba que una virgen concebiría y en su seno tomaría carne el Verbo. José el patriarca, fue en la senda de la virgen y del niño sólo un ángel guardián, visible a los ojos de los hombres; en cambio, María fue la encarnación del amor maternal divino y Madre de Jesús, que es la parte humana de Cristo.

La oración: Su evolución a través de los tiempos.

173 Con sencillas lecciones, os iré haciendo comprender revelaciones que llamáis misterios y que no lo son. Os enseñaré a orar, para que elevéis el pensamiento hacia vuestro Padre en las horas de prueba.

174 En todos los tiempos se os ha enseñado la oración.

175 Moisés os hizo orar la última noche que pasasteis en Egipto y a lo largo de vuestro paso por el desierto.

176 En el Segundo Tiempo, Yo os enseñé la oración que llamáis el Padre Nuestro para que, inspirados en ella, recurrieseis a vuestro Padre en vuestras necesidades, y tuvieseis siempre presente la promesa de la llegada de Su Reino, para que a Él acudieseis en demanda de perdón, consultando con vuestra conciencia si antes ya habíais perdonado en la misma forma a vuestros deudores.

177 Ahora os enseño la oración espiritual, la que no brota de los labios, sino de lo más profundo de vuestro espíritu y que con humildad y confianza me dice: "Señor, hágase en nosotros vuestra voluntad".

¿Qué sabéis del poder de la oración y de la fuerza del pensamiento? El corazón y la

mente, unidos al orar, crean en el hombre un poder superior a toda fuerza humana. La

oración os hará fuertes e insensibles al dolor.

Se acerca el tiempo en que sabréis dar al espíritu el lugar que le corresponde, porque

vendrá a vosotros una Era de verdadera oración, de culto libre de misticismo en el que

sabréis velar por la limpidez de mi Doctrina. El discípulo ya no podrá equivocarse,

porque antes de emprender una obra interrogará al Maestro para hacer sólo la

voluntad divina. Así podrá descubrir dentro y fuera de él, mundos desconocidos, luces

y verdades que rodean su existencia.

Hoy sólo escucha las voces de la naturaleza y del mundo, mañana podrá percibir

mensajes del Reino Espiritual; más tarde oirá la voz de su Señor en una comunicación

sin límites, de Espíritu a espíritu.

He visto que para orar buscáis la soledad, y hacéis bien en ello cuando tratéis de

lograr la inspiración; mas también os digo que podéis elevaros en cualquier situación

en que os encontréis. Invocad mi ayuda en los trances difíciles, sin perder la serenidad

y la confianza en vosotros; tened Fe en que mi presencia os acompañará.

Practicad la oración, aun cuando ésta dure solamente cinco minutos; pero no sólo os

concretéis a orar, sino salid de vuestro santuario interior y dejad en vuestros hermanos

una prenda de verdadera fraternidad, un beneficio o un mensaje.

Yo soy poder, por lo tanto, una de vuestras oraciones, uno de vuestros pensamientos,

puedo transformarlo en algo tangible y visible ante vuestros hermanos.

De cierto os digo que si ya estuvieseis unidos en espíritu, bastaría vuestra oración para

detener a las naciones que se preparan para lanzarse unas contra otras; destruiríais los

odios, seríais como espada invisible venciendo a los fuertes y como poderoso escudo

defendiendo a los débiles.

La oración de cada día.

Cuando abráis vuestros ojos a la luz de un nuevo día, aproximaos a Mí a través del

pensamiento; inspiraos en mi Doctrina para formular vuestros propósitos y levantaos

a luchar llenos de fortaleza y de fe.

La oración verdadera es aquélla que nace espontánea del corazón. Ése es el lenguaje

que Yo entiendo: el de la verdad y la sinceridad.

Os estoy enseñando que la oración debe ser breve y sentida, sencilla en la forma y

profunda en su fondo: aquélla que brota de lo más puro de vuestro espíritu. En ella

hallaréis consuelo, inspiración y fuerza. Yo os daré la dulce satisfacción de hablar

íntimamente conmigo, sin testigos ni mediadores: Dios y vuestro espíritu, reunidos en

ese momento de confidencias y comunión espiritual.

Todos aquellos que han alcanzado prodigios y han dado pruebas de poder espiritual,

así han orado. Así lo hizo Jesús en el Huerto de los Olivos y ante el sepulcro de

Lázaro. Ahora os digo: orad en el huerto de la espiritualidad, para que os saturéis de

mi fuerza y podáis resistir el peso de vuestra cruz. Entonces comprenderéis la oración

de Jesús en sus horas de agonía y cómo venció a la muerte.

Cuando penetréis espiritualmente en el silencio de vuestro santuario interior, ahí me

encontraréis y en ese estado de elevación el espíritu se saturará de conocimientos. A

ese santuario sólo tendréis acceso cuando os hayáis preparado.

La curación: El milagro del amor y la caridad.

178 Os enseñé a curar. Jesús era el bálsamo, Él era salud, Su palabra sanaba al que la escuchaba, Su mano entregaba la salud al que tocaba, Su mirada impartía consuelo infinito al que la recibía; aun Su túnica, cuando era tocada por la fe de los que a Él llegaban, cargados de amarguras y dolencias, les devolvía la paz, y hasta Su sangre, cayendo sobre el rostro de Longinos, el centurión, le devolvió a sus ojos la luz perdida.

179 Esos milagros sólo el amor y la caridad, que es hija de ese amor, los pueden realizar. Con ellos podréis curar.

La morada del Padre: El corazón de Sus hijos.

180 Sentidme muy cerca de vosotros, pruebas de ello os doy en los instantes difíciles de vuestra vida. He querido que hagáis de vuestro corazón mi morada, para que en ella sintáis mi presencia.

181 ¿Cómo es que estando Yo en vosotros, no sabéis sentirme? Unos me buscan en la Naturaleza, otros sólo me sienten más allá de todo lo material, mas de cierto os digo que en todo y en todas partes estoy. ¿Por qué habéis de buscarme siempre fuera de vosotros, cuando también en vuestro ser me encuentro?

182 Diciéndoos quién soy no habéis oído ni entendido la voz que os habla, y cuando me habéis visto, no sabéis a quién habéis contemplado. Esto ha sido prueba de vuestra falta de sensibilidad espiritual.

183 Mas vais llegando ante Mí, para que os enseñe y no señale tan sólo vuestras imperfecciones, venís trayendo en vuestro espíritu vuestro pasado, como un fardo de restitución. Yo aparto entonces vuestra carga y os hago descansar, alejo vuestra tristeza, os ofrezco un manjar encendiendo en vuestro corazón la luz de la esperanza.

La palabra divina: Torrente de amor para todos los hijos.

184 ¡Cuántos corazones, endurecidos por las pruebas de la vida, se han sentido dominados por la dulzura de mi palabra! Han sentido que se confortan, que sanan, que resucitan. Así es como aquellos que han de seguirme, atribuyen a mi poder y a mi amor cuanto recibieron, y sus espíritus ya no pueden apartarse de Mí porque su corazón está lleno de gratitud y amor, y no cambiarían la blancura de su vestidura espiritual por la regia vestidura del más opulento monarca.

185 Mas hay quienes se quedan Conmigo y a pesar de recibir mi palabra como torrente de aguas cristalinas, insisten en sus malas inclinaciones. Pero no arrojo de Mí a estos párvulos duros de entendimiento y corazón, los someto a grandes pruebas y les hago sentir profundamente mi palabra. Si se doblegan, han triunfado; si se rebelan, tendrán que errar de nuevo y esperar otro tiempo.

186 De todo esto os hablo para que os convirtáis en mis buenos discípulos y lleguéis a poseer la verdadera sabiduría.

La humildad: La llave de la sabiduría.

187 Nunca hagáis alarde del saber, porque he ahí que el Arcano del Padre sólo se abre para el que llama a su puerta con humildad.

188 Si los hombres de la ciencia humana, que mueven y transforman vuestro mundo, estuviesen inspirados en el amor y en el bien, ya habrían descubierto cuánto tengo reservado de luz a la ciencia para este tiempo, y no esa mínima parte con la que tanto se han envanecido.

189 Salomón fue llamado sabio, porque sus juicios, consejos y sentencias estaban revestidos de sabiduría, y su fama cruzó las fronteras de su reino llegando a otros países.

190 Mas ese varón, siendo rey, se postraba humilde ante su Señor pidiendo sabiduría, poder y protección, reconociendo que sólo era mi siervo y ante Mí depositaba su cetro y su corona. Si así hiciesen todos los sabios, todos los científicos ¡cuán grande sería su sabiduría, cuántas enseñanzas aún desconocidas les revelaría mi Arcano!

191 Vosotros, que sois humildes, habéis recibido muchas lecciones que no os han revelado los sabios, ni los científicos.

La verdad: El lazo que unirá a la Humanidad.

192 La luz de mi palabra unirá a los hombres en este Tercer Tiempo. Mi verdad brillará en todo entendimiento, haciendo desaparecer diferencias de credos y de cultos.

193 Hoy, mientras unos me aman en Jehová y desconocen a Cristo, otros me aman en Cristo, ignorando a Jehová; mientras unos reconocen mi existencia como Espíritu de Verdad, otros por mi Trinidad discuten y se dividen.

194 Ahora bien, Yo pregunto a esta Humanidad y a quienes la conducen espiritualmente: ¿Por qué distanciaros los unos de los otros, cuando todos estáis reconociendo al Dios verdadero?

195 Si me amáis en Jehová, estáis en la verdad. Si me amáis a través de Cristo, Él es el camino, la verdad y la vida. Si me amáis como Espíritu de Verdad, os acercáis a la luz. Un solo Dios tenéis, un solo Padre.

196 Cuando los hombres entiendan y acepten esta verdad, les pesará haber vivido desconociéndose por causa de un error que con un poco de amor hubiesen evitado.

197 Conoced la Ley, amad el bien, practicad el amor y la caridad; conceded a vuestro espíritu la santa libertad de elevarse hacia su morada y me estaréis amando.

198 A todos os envío mi mensaje en este tiempo, mensaje prometido a la Humanidad por labios de Jesús cuando estuve entre los hombres.

199 Sé que al principio será menospreciada esta enseñanza por haber sido entregada a través de criaturas humildes y pecadoras, como lo son mis portavoces, mas la verdad que esta revelación contiene se impondrá y la enseñanza será escuchada, porque en su esencia está presente el Espíritu de Verdad, el Consolador, y la Verdad prometida.

200 ¡Mi Paz quede con vosotros!